El boom del litio está agotando el agua de los Andes, entre modelos erróneos y la minería que cada vez consume más. El futuro verde podría costarnos demasiado.
Un estudio nuevo tiró abajo todo lo que se creía sobre el agua en el Triángulo del Litio: hay diez veces menos de lo que decían los modelos anteriores. Mientras el mundo se desespera por baterías “verdes”, en los Andes se nos están secando los humedales, las lagunas y hasta la esperanza de un desarrollo justo.Le erraron por goleada: hay mucha menos agua en los Andes de la que decían
Durante años, todos (científicos, empresas y gobiernos) se guiaban por modelos globales que, se suponían, mediaban bien la cantidad de agua dulce que entra a los salares del Triángulo del Litio. Pero ahora, un grupo de investigadores de universidades estadounidenses metió mano, armó su propio modelo y descubrió que esos datos muy errados.
Mientras los modelos anteriores decían que las cuencas andinas recibían entre 90 y 230 mm de agua por año, el nuevo modelo (LiCBWA, para los que les gustan las siglas) mostró que en realidad la mayoría recibe entre 2 y 33 mm. Es decir, un promedio de apenas 11 mm, razón por la cual se están secando los humedales a tamaña velocidad.
Encima estamos hablando de zonas altísimas, áridas, y casi sin sensores o estaciones meteorológicas. Es decir, ahora que se estudió bien, se confirma lo que muchos sospechaban: el agua es muchísimo más escasa de lo que las minerales querían admitir.Litio: el oro blanco que se está chupando todo
El litio es el mineral para la transición energética que aparece en todos. Lo tenemos en el celular, en la computadora, en el auto eléctrico, en todo. Pero sacarlo del suelo no es tan “verde” como lo venden. En el norte argentino, por ejemplo, se lo extrae de salares como el del Hombre Muerto o el de Olaroz, donde hay lagunas saladas llenas de vida… que hoy están en peligro.
¿Cómo se saca el litio? Tradicionalmente se hacía por evaporación: se saca la salmuera, la ponés a secar al sol, y listo. Lento, pero no tan voraz con el agua. El tema es que ahora llegó la “novedad”: el Direct Lithium Extraction (DLE), que usa hasta 10 veces más agua que el método anterior. Un dato que mete miedo: de los sitios con DLE en el Triángulo del Litio, más de la mitad ya consume más agua que los métodos viejos , y un 31% de ellos gastan diez veces más. O sea, no sólo hay poca agua, sino que estamos usando la poca que hay como si sobrara.
Y mientras tanto, los ecosistemas locales —con flamencos, vicuñas, especies únicas— están cada vez más frágiles. Y ni hablar de las comunidades originarias que viven de esa agua, la cuidan hace generaciones y ahora ven cómo se les escurre entre los dedos.
Los investigadores son claritos: el litio es necesario, sí. Pero si no planeamos cómo usar el agua de manera responsable, esto va a terminar muy mal. Hay que medir mejor, monitorear todo el año, y sobre todo dejar de tomar decisiones con planillas que no reflejan la realidad del territorio. Porque una cosa es querer un mundo más limpio, y otra muy distinta es secar los Andes para enchufar la bicicleta eléctrica. ¿Queremos un futuro verde? Que no sea con el norte argentino hecho polvo.
Escribe Mario Osava / Inter Press Service – La escasez de agua acabó, surgieron o se hicieron perennes las nacientes, se formaron pequeñas lagunas con peces y los pastizales se hicieron más verdes y permanentes, todo gracias a las “barraginhas”, el nombre en portugués con que se llaman en Brasil a las micropresas que retienen el agua de la lluvia y la infiltran en el suelo.
El testimonio es común entre los muchos hacendados que asumieron la técnica desarrollada y difundida por Luciano Cordoval, un agrónomo e investigador de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), entidad pública compuesta por 43 centros de estudio distribuidos por el país.
Cordoval trabaja desde 1983 en la unidad Embrapa Maíz y Sorgo, con sede en Sete Lagoas (Siete Lagunas, en portugués), un municipio de 227 397 habitantes en el sureño estado de Minas Gerais, donde profundizó su especialización en irrigación y conservación del suelo.
Su Proyecto Barraginhas despegó en 1997 con inversiones gubernamentales. Pero el especialista disemina desde antes las micropresas como forma de “captar el agua de las torrentes y promover su almacenaje en el suelo, evitando la erosión, la sedimentación y la contaminación ambiental, con incremento del volumen en los manantiales”, según su currículo.
Cien micropresas crean una laguna
Antonio Alvarenga, un precursor de la iniciativa, construyó en 1995, con el proyecto y elapoyo de Cordoval, 28 micropresas en su finca de unas 400 hectáreas en Sete Lagoas. “Eran tierras degradadas y secas, afectadas por mucha erosión”, recordó.
En poco tiempo las barraginhas se llenaron y vaciaron varias veces y empezó a manar agua en la parte baja de la hacienda, antes totalmente seca. El ingeniero de profesión que se hizo ganadero a medio tiempo, pudo entonces tener allí su soñada laguna, que tras ampliaciones ya ocupa 42 000 metros cuadrados de su tierra.
Con las otras micropresas construidas ya llegó a “más de 100” y tiene planes para otras 40. El efecto se ve en las nacientes recuperadas y la abundancia hídrica que le permite irrigar los pastizales en el estiaje y así duplicar la productividad ganadera.
“Antes criaba solo un vacuno en dos hectáreas, hoy son dos animales en cada hectárea”, dijo a IPS en Sete Lagoas, para destacar los buenos resultados de la innovación.
“Me convertí en productor de aguas, que llenan mi laguna ‘artificial’. El agua es todo”, alabó. Los beneficios visibles a simple vista alentaron a sus vecinos a construir sus propias micropresas, con ayuda de la alcaldía. Además, un reportaje televisivo sobre su iniciativa ayudó a difundir esta “tecnología social”, como se denomina.
También en la Amazonia
En la Floresta do Araguaia, a 1800 kilómetros de Sete Lagoas y en el sudeste del amazónico y norteño estado de Pará, otro ganadero, con cerca de 6000 hectáreas y 2000 cabezas de ganado vacuno, destaca datos también impresionantes.
“Esta parte de Pará no es rica en agua”, al contrario de la creencia general de que llueve mucho en toda la Región Amazónica, aclaró Pedro de Carvalho, un veterinario oriundo de Minas Gerais, estado del sudeste brasileño, pero que vive en la Amazonia oriental desde 1974.
“Llueve mucho en el último bimestre del año, pero no en el resto del año”, es un área de Cerrado, especie de sabana brasileña, no de bosques amazónicos, acotó a IPS en entrevista telefónica desde su hacienda.
“Antes no tenía agua suficiente, tenía que comprarla de camiones cisterna y perdí muchos vacunos muertos de sed”, recordó.
Pero como era amigo de Cordoval desde joven, conocía sus ideas y fue construyendo sus barraginhas. En total cree que en la actualidad cuenta con 168, sin estar seguro de la cifra exacta. Compró una máquina excavadora para construirlas y mejorarlas, “porque todo se puede mejorar”.
Algunos escépticos sobre esa innovación en la región le recomendaron pozos artesianos. “Pura ignorancia. Donde uno saca el agua y no la repone, suele acabarse. Las barraginhas abastecen la napa freática. El resultado no aparece en el primer año, pero sí en el tercero”, observó.
Puso como ejemplo el de una ciudad, Unai, en Minais Gerais, que perforó muchos pozos artesianos y luego tuvo que desactivar 70 % de ellos, “porque se secaron”.
En su caso, ya no necesita comprar agua, la tiene acumulada en lagunas donde hay peces. Animales como la capibara (Hydrochoerus hydrochaeris, un gran roedor nativo de Sudamérica, que vive en torno al agua y también se conoce como chigüiro), el caititu (Dicotyles tajacu, un cerdo salvaje americano), aves variadas y hasta abejas, avispas y hormigas pasaron a proliferar en su hacienda.
Carvalho, veterinario especializado en reproducción, fue uno de los pioneros de la “colonización amazónica” en los años 70. Primero se instaló cerca de Araguaína, un municipio de 171 000 habitantes en el norte del estado de Tocantins, donde tiene una hacienda de “entre 3000 y 4000 hectáreas”.
Pero se dedica, actualmente, más al predio de Floresta do Araguaia, un municipio de solo 18 000 habitantes, pero al que anticipa un futuro prometedor por la expansión de la soja.
La multiplicación del agua
Las barraginhas se diseminaron por todas las regiones de Brasil y en todo tipo de predios rurales, desde grandes haciendas a pequeñas fincas. Cordoval y la Embrapa participaron directamente en la construcción de unas 300 000, pero él estima que ya puede haber dos millones de esas micropresas en todo el país.
El primer proyecto, patrocinado por la Secretaría de Recursos Hídricos del gobierno federal a partir de 1997, tuvo como objetivo construir 960 unidades cerca de Sete Lagoas, recordó Cordoval durante una entrevista a IPS en su oficina en Embrapa en este municipio.
Entre 2005 y 2008 se construyeron 3600 en el estado nororiental de Piauí, en un proyecto impulsado por el entonces diputado Wellington Dias, luego gobernador del estado y ahora ministro de Desarrollo Social.
Desde el inicio la capacitación de propagadores fue una prioridad, un factor de la rápida diseminación. “Los resultados suelen convertir los beneficiados en mis ‘clones’, que incorporan el DNA de las barraginhas y las diseminan por pasión, sin pensar en el dinero”, sostuvo Cordoval.
En 2011, un grupo de 23 ingenieros de diferentes partes de África estuvo en Sete Lagoas conociendo la experiencia local con las micropresas.
Se trata de una tecnología social reconocida por varios premios nacionales que impulsa otras que también tienen como fin producir agua o protegerla.
Es el caso de fosas sépticas y biodigestores que evitan la contaminación de la napa freática, pequeñas lagunas de múltiplo uso con el piso de lona impermeable para evitar pérdidas hídricas y un sistema de irrigación para agricultores familiares.
Una alternativa para terrenos de declive superior a 10 %, límite aconsejable para las establecer barraginhas, es un foso lineal que sigue la curva de nivel y aguanta torrentes en pendientes de hasta 25 %.
Las barraginhas y sus anexos son un factor de salud, al mejorar la disponibilidad de agua de buena calidad, lo que reduce gastos médicos y mejora el ingreso familiar. Además contienen la erosión, por ende la sedimentación de los cursos de agua, realzó Cordoval.
Una variante de esa tecnología se construye en los bordes de las carreteras, justamente para evitar su deterioro a causa de la erosión.
Manantiales y pozos recuperados
Para João Roberto Moreira, alias Betinho, pequeño ganadero con un hato de unas 50 vacas de leche, el gran beneficio de las 11 barraginhas construidas en 1998 en el cerro de su hacienda fue intensificar y perennizar los manantiales que abastecen las tres familias que comparten el predio de 200 hectáreas.
“Fue una bendición. Antes las nacientes secaban, el agua no escurría hasta las casas y fracasaron los intentos de bombearla”, recordó. “Ahora hay agua todo el año, nunca he visto tanta agua que nos llega por gravedad”, a través de cuatro mangueras desde arriba del cerro, detalló.
Además sobra agua para tres lagunas, donde crían peces.
En Cáceres, un municipio de 90 000 habitantes en el centro-oeste de Brasil, Samuel Laudelino Silva, químico y profesor jubilado de la Universidad del Estado de Mato Grosso (Unemat), construyó 43 barraginhas de distintos tamaños y un kilómetro del foso en curva de nivel en su finca con creciente escasez hídrica.
Un pozo de 208 metros de profundidad, que no produjo agua incluso porque un derrumbe lo redujo a 135 metros, actualmente aporta 2640 litros diarios, suficiente para las necesidades esenciales en la finca. Tiene agua a partir de 48 metros de profundidad.
“Los gobiernos deberían promover la instalación e gran escala de esa tecnología, incluso como forma de mitigar las sequías y los consecuentes incendios que están azotando el Pantanal, una gran área húmeda de la frontera de Brasil con Bolivia y Paraguay, en los últimos años”, defendió Silva a IPS en un diálogo por correo electrónico.
Cáceres queda en la parte alta del Pantanal, dentro del estado de Mato Grosso.
Mario Osava es corresponsal de IPS desde 1978 y encargado de la corresponsalía en Brasil desde 1980
Aguas Misioneras S.E., en colaboración con el Ministerio de Salud Pública de Misiones, lleva a cabo un exhaustivo programa de análisis de la calidad del agua en la provincia. Este esfuerzo conjunto es esencial para asegurar que el agua, tanto de fuentes subterráneas como superficiales, sea apta para el consumo humano y la producción de alimentos.
Gracias a un convenio entre ambos organismos, se realizan diversos estudios de laboratorio en las instalaciones de LACEPMI (Laboratorio Central de la Provincia de Misiones), ubicado en el Parque Industrial y de la Innovación desde su inauguración en 2019. Este laboratorio es un ejemplo de articulación público-privada en la región NEA, equipado para realizar análisis de baja, media y alta complejidad.
Además, es clave resaltar que el mismo está regido por normativas estrictas, incluyendo el Código Alimentario Argentino (CAA), Normas IRAM, el Reglamento Técnico Mercosur, Buenas Prácticas de Manufactura, certificaciones SENASA, Normas FDA de Estados Unidos E.UU., y normas ISO 9001 y 17025, así como normativas provinciales y municipales.
Visitamos las instalaciones del laboratorio para dialogar con algunos de los profesionales que conforman al equipo del Ministerio de Salud. Allí, el bioquímico Federico Payes destacó la importancia de verificar las condiciones del agua subterránea mediante estudios de laboratorio y la vigilancia de establecimientos que producen agua y hielo en la provincia.
El proceso de toma de muestras, explicó la bioquímica Sandra Melnik, incluye obtener agua tanto subterránea como superficial en condiciones estériles para análisis microbiológicos y físico-químicos.
En lo que refiere a análisis microbiológicos, se incluyen indicadores como E. coli, coliformes totales, pseudomonas y aerobios mesófilos totales. Mientras que las determinaciones físico-químicas abordan el pH, cloruros, conductividad, nitratos, nitritos, sodio, calcio y metales pesados: “Estos estudios ofrecen un panorama general de la calidad del agua en las diferentes napas de la provincia, cuyos resultados se integran al banco de captaciones hídricas y económicas de Misiones”, añadió el bioquímico Sergio Parafienieuk.
Misiones se distingue como una provincia líder en la promoción de prácticas sostenibles en el manejo del agua. La creación de Aguas Misioneras S.E. (AMSE) en 2009, mediante la Ley Nº 149, refleja el compromiso de la administración provincial con la protección y valorización de este recurso vital. Además de la gestión estratégica del agua, AMSE realiza investigaciones continuas sobre su calidad y promueve la capacitación en prácticas responsables del uso del agua, fomentando una cultura de conservación y preservación.
Frente al desafío mundial del cuidado del agua, es crucial que cada individuo asuma su responsabilidad. Desde los hogares hasta los sectores comerciales e industriales, es fundamental adoptar prácticas que minimicen la huella ecológica y generen un impacto positivo en el medio ambiente.
Jóvenes argentinos brillan en concurso de la NASA con soluciones innovadoras para el cambio climático y la crisis hídrica
El cambio climático y la inseguridad hídrica y alimentaria representan desafíos urgentes a nivel global. En este contexto, el concurso Pale Blue Dot: Visualization Challenge, una iniciativa de la NASA, surge como una plataforma para que innovadores de diversas disciplinas aporten soluciones. Este certamen, que convocó a casi 1.600 participantes de 100 países, destacó el trabajo de cinco jóvenes argentinos menores de 30 años.
Enfrentando la crisis del agua potable: nace Viva Aqua
Francisco Furey y Malena García Vildoza, integrantes del equipo Viva Aqua, uno de los cinco grupos ganadores, centraron su trabajo en la crisis de acceso al agua potable a nivel mundial. Su propuesta: mapas de alta resolución del nivel de agua subterránea utilizando tecnología de aprendizaje automático y datos de diversas fuentes.
Esta herramienta, alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 6) de la ONU, emplea modelos de aprendizaje automático entrenados con conjuntos de datos que incluyen imágenes satelitales, variables climáticas y características geológicas. Su potencial radica en ayudar a comunidades a enfrentar la escasez de agua, monitorear el agua subterránea y localizar fuentes de agua limpia de manera eficiente.
El equipo Viva Aqua obtuvo datos piezométricos de 36 pozos en Gambia entre 2015 y 2022, sumado a información climática y geológica, para predecir el nivel del agua subterránea, un recurso crucial para comunidades en crisis hídrica.
Un proyecto de código abierto y colaborativo:
Datos abiertos: El conjunto de datos de entrenamiento del equipo se compiló a partir de una exhaustiva revisión de estudios previos y conceptos clave, recopilando y procesando información de diversas fuentes como el Sistema Global de Información sobre Aguas Subterráneas (GGIS/IGRAC), el British Geological Survey (BGS) y herramientas como AρρEEARS y ClimateSERV.
Colaboración global: El proyecto es de código abierto y gratuito, invitando a colaboradores a mejorar y expandir su trabajo.
Un equipo multidisciplinario:
Francisco Furey: Científico de datos apasionado por la programación en Python, la naturaleza, las imágenes satelitales y el pilotaje de drones.
Malena Vildoza: Estudiante de Antropología Social y Cultural interesada en investigaciones interdisciplinarias que promuevan la justicia social y ambiental.
Adam Zheng: Estudiante norteamericano de ingeniería aeroespacial especializado en matemáticas y filosofía.
El Hadji Malick DIEYE (Jay): Poseedor de un título asociado en Geomática y una licenciatura en Topografía y Planificación Territorial.
Innovación en la gestión de recursos hídricos: el proyecto de Schvartzman, Barbero y Aguilera
María Azul Schvartzman, Iván Barbero y Alfonso Aguilera, los otros tres jóvenes argentinos reconocidos por la NASA, enfocaron su trabajo en la mitigación de riesgos climáticos. Su proyecto, distinguido entre 1.591 trabajos a nivel global, destaca por su excelencia e impacto.
Objetivo: Desarrollar una herramienta que identifique correlaciones y vínculos causales entre los factores de uso del suelo y su impacto en el suministro de agua potable urbana.
Funcionalidades:
Predicción de incidentes relacionados con el agua: Permite tomar decisiones informadas en materia de infraestructura y planificación.
Escalabilidad a otras ciudades: Aumenta su relevancia y aplicabilidad.
Metodología:
Imágenes de satélites y Google Earth Engine: Creación de un modelo teórico para mitigar riesgos hídricos.
Modelo Digital de Elevación (DEM) del Shuttle Radar Topography Mission (SRTM): Delineación de las cuencas de abastecimiento de agua.
Imágenes de Landsat 8: Corrección atmosférica y ajuste de parámetros visuales para optimizar la representación en el mapa.
Personalización de rangos de fechas y exploración de diferentes colecciones de imágenes: Adaptación a necesidades específicas de análisis.
Resultados:
Identificación de áreas con desafíos en el suministro de agua: Un recurso práctico para el monitoreo continuo y el análisis.
Combinación de datos de campo, imágenes satelitales y tecnologías geoespaciales: Comprensión holística de los problemas de suministro de agua en ciudades sudamericanas.
Toma de decisiones informadas y gestión sostenible de los recursos hídricos: Avance hacia el cumplimiento de los ODS relacionados con agua limpia y saneamiento.
La herramienta desarrollada identifica áreas con desafíos en el suministro de agua y también proporciona un recurso práctico para el monitoreo continuo y el análisis. Al combinar datos de campo, imágenes satelitales y tecnologías geoespaciales, el estudio contribuye a una comprensión holística de los problemas de suministro de agua en ciudades sudamericanas. Esto allana el camino para la toma de decisiones informadas y la gestión sostenible de los recursos hídricos, lo que facilita el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas relacionados con agua limpia y saneamiento.
Este miércoles 15 de mayo se conmemora el Día del Trabajador Sanitarista. Durante la jornada toda la actividad sanitarista se desarrolla normalmente y se adhiere al feriado del día viernes 17 para las actividades administrativas y de atención al
cliente, manteniéndose normales las tareas técnicas para la correcta prestación del servicio y atención telefónica mediante el 0800-888-9980 y 4428000.
El Día del Trabajador Sanitarista es propicio para reconocer y valorar el importante aporte en conocimiento, esfuerzo, tiempo y trabajo que hacen los hombres y mujeres para brindar los
servicios de agua potable y cloacas. Esto representa el servicio público fundamental para hacer posible una mejor salud pública.
Se eligió el 15 de mayo, ya que en esa fecha se recuerda la colocación de la piedra fundamental de la Planta Potabilizadora de Recoleta, Buenos Aires, en 1874. Esta fue la primera obra de salubridad de Argentina.
Desde Samsa se expresa el merecido reconocimiento a los trabajadores sanitaristas en su día, al Sindicato del Personal de Obras Sanitarias Misiones, a todos los Organismos Provinciales y Nacionales relacionados al saneamiento, y en especial a todo el personal de la empresa Samsa por su profesionalidad, compromiso y esfuerzo diario en la mejora continua de los servicios a las comunidades de Posadas y Garupá
La labor de los trabajadores sanitaristas posibilita contar con un servicio de agua potable y desagües cloacales de excelente calidad para el desarrollo de las actividades cotidianas, por lo que hoy es un día para reconocer y agradecer su invaluable contribución a la comunidad.