BIOINSUMOS

Histórica cosecha de tabaco Burley

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Por primera vez se cosecha en una chacra misionera un lote de tabaco burley en el mes de octubre. Se destaca la calidad del producto debido a la utilización de bionsumos.


En un hecho histórico, la cosecha de tabaco burley comenzó un mes antes de lo previsto y se llevó adelante en una chacra misionera del municipio de Salto Encantado. Cabe señalar que se trata de una chacra que ha aplicado productos de la empresa Agrosustentable a sus cultivos.

El Ministerio del Agro trabaja de manera permanente junto a los productores y productoras de la provincia con capacitaciones en el uso y aprovechamiento de bioinsumos, llevando tecnologías a las chacras para que sean aplicadas a la producción. De esta manera, se sigue impulsando la incorporación de insumos que cuidan el ambiente a la producción misionera, y el crecimiento del campo de una manera más orgánica.

En este sentido, el subsecretario de Tabaco, Carlos Pereira señaló que “por primera vez estamos cosechando un lote de tabaco un mes antes de la fecha en que realizamos cada año. Es fundamental cuidar a nuestros productores, a nuestra familia tabacalera que hace muchos años están produciendo a través de un sistema cooperativo, que representa las demandas de los productores misioneros”.


Al mismo tiempo agregó que “es importante resaltar que estos productores han incorporado bioinsumos a su producción y desde nuestro lugar seguiremos acompañándolos en este camino, para que puedan incrementar la producción de las chacras misioneras, además fortalecer a todos los sectores productivos y seguir cuidando nuestro ambiente”.


Misiones es una provincia cada vez más sustentable, y esto se debe a la implementación de políticas públicas que además de cuidar el ambiente, cuida a los productores y la salud de quienes consumen. En este desafío de los nuevos paradigmas y formas de producir, el gobierno de la provincia acompaña a los productores y productoras en la transición hacia un modelo productivo más sustentable, equilibrado y sostenible en el  tiempo.

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SENASA actualiza la regulación de fitosanitarios: simplificación, control científico y transparencia

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SENASA actualiza el marco regulatorio para productos fitosanitarios: más control científico, menos burocracia y un nuevo registro para la “Línea Jardín”

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) aprobó la Resolución 843/2025, publicada en el Boletín Oficial el 4 de noviembre de 2025, que introduce una profunda actualización del Manual de Procedimientos y Criterios para la autorización, registro, importación y fiscalización de productos fitosanitarios. La medida redefine el régimen de control de insumos agroquímicos, bioinsumos y coadyuvantes, incorpora una Guía Pública de Procedimientos y establece que los productos de “Línea Jardín” deberán inscribirse en el Registro Nacional de Productos Fitosanitarios.

La norma entra en vigencia el 5 de enero de 2026 y complementa la Resolución 458/2025, en el marco del proceso de simplificación y desregulación administrativa impulsado por el Gobierno nacional.

Modernización regulatoria: un SENASA más ágil y transparente

La Resolución 843/2025 actualiza los artículos centrales del régimen aprobado en junio, ajustando criterios técnicos y administrativos para mejorar la trazabilidad, el control y la eficiencia en el uso de los recursos públicos.

En línea con la Ley 27.233, que declara de interés nacional la sanidad vegetal y animal, y con el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, que promueve la libre concurrencia y la simplificación del aparato estatal, SENASA establece nuevos procedimientos automáticos de autorización para establecimientos y personas físicas o jurídicas vinculadas a la producción, elaboración o comercialización de fitosanitarios.

“La presentación de la Declaración Jurada otorgará automáticamente la autorización para iniciar las actividades, quedando sujetos a la fiscalización posterior del SENASA”, precisa el nuevo texto del Artículo 2°.

El organismo también dispone que se aceptarán resultados de ensayos provenientes de laboratorios nacionales o extranjeros, siempre que acrediten el cumplimiento de Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL o GLP), alineando la regulación argentina con estándares internacionales.

Otro punto clave es la incorporación del Artículo 14 bis, que aprueba una Guía de Procedimientos para la Gestión de Productos Fitosanitarios, disponible públicamente en el sitio oficial del SENASA. Este documento busca dar transparencia y previsibilidad a los procesos técnicos y administrativos del sector.

Importación, reevaluación y control de riesgos

La resolución redefine el esquema de importación de productos fitosanitarios, diferenciando entre países con “convergencia normativa” —detallados en el nuevo Anexo IV— y aquellos que no integran ese grupo.

Los productos ya comercializados en Argentina podrán ingresar mediante una Declaración Jurada, mientras que los que no tengan antecedentes en el país deberán presentar un registro transitorio de hasta dos años, durante el cual deberán realizar ensayos de eficacia agronómica y toxicidad.

El SENASA podrá denegar o cancelar el registro de un producto si surgen evidencias científicas de riesgo para la salud humana, animal o ambiental, o si el fitosanitario deja de estar autorizado en su país de origen.

Asimismo, se crea un procedimiento formal de “Reevaluación de Productos Fitosanitarios Registrados” (Anexo VII), que se activará ante nueva información científica o cambios en la normativa internacional.

En materia de bioseguridad, la resolución establece que los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y las Nuevas Técnicas de Mejoramiento (NBT) sin antecedentes en el país quedarán excluidos del régimen simplificado, y su análisis quedará sujeto a aprobación de la CONABIA (Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria).

Inclusión de la “Línea Jardín” y adecuación toxicológica

Uno de los cambios más significativos es la incorporación de los productos de la “Línea Jardín” —utilizados en ámbitos domésticos o de jardinería— al Registro Nacional de Productos Fitosanitarios. Hasta ahora, estos productos estaban regulados por la Resolución 871/2010 en el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal, pero a partir de esta modificación deberán ajustarse a los nuevos criterios técnicos y de seguridad establecidos por el SENASA.

Por otra parte, las empresas dispondrán de tres años para adecuar el etiquetado de sus productos al Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA), adoptado por las Naciones Unidas. Esta transición busca homogeneizar la información toxicológica y facilitar la interpretación de riesgos en toda la cadena productiva.

La actualización incluye además ocho anexos técnicos, que van desde los formularios de autorización y registro hasta los protocolos de ensayo, clasificación toxicológica y límites máximos de residuos.

Impacto y proyección: hacia un mercado agroquímico más competitivo y seguro

La reforma consolida una estrategia de armonización regulatoria con estándares internacionales, particularmente con países de alta vigilancia epidemiológica, lo que facilitará las operaciones de importación y exportación del sector agroquímico argentino.

Desde el punto de vista operativo, la adopción de autorizaciones automáticas, gestión digital y guías públicas de procedimientos permitirá reducir tiempos administrativos y dar previsibilidad a los actores privados, sin comprometer los estándares de seguridad ambiental ni sanitaria.

Con esta medida, el SENASA avanza hacia un modelo de “Estado regulador inteligente”, que combina simplificación administrativa, control científico y trazabilidad digital, en sintonía con la política de desburocratización y eficiencia promovida por el Ejecutivo nacional.

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Mariangela Hungria: la científica que revoluciona la chacra con bioinsumos

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En el corazón agrícola del estado de Paraná, a pocos kilómetros de la frontera con Misiones, la científica Mariangela Hungria lleva más de cuatro décadas desafiando los paradigmas de la agricultura moderna. Ingeniera agrónoma e investigadora de Embrapa Soja, logró algo que parecía imposible: reducir drásticamente el uso de fertilizantes químicos sin afectar la productividad, una búsqueda idéntica ala que inició Misiones con el objetivo de eliminar el uso de agrotóxicos en las chacras.

El trabajo de Hungría, con bacterias fijadoras de nitrógeno cambió la forma de producir soja en Brasil y se convirtió en un modelo para toda Sudamérica. Este año, esa trayectoria fue reconocida con el World Food Prize, el máximo galardón mundial en materia de seguridad alimentaria, otorgado en Estados Unidos.

La vocación de Hungria nació temprano. A los ocho años, su abuela le regaló el libro Cazadores de microbios. “Desde entonces supe que quería ser microbióloga”, recuerda.
Más tarde se inspiró en la biografía de Marie Curie, la doble Nobel que rompió moldes en un mundo dominado por hombres.

Pero el camino no fue fácil. Escuchó muchos “no”: por ser mujer, por cuestionar los métodos tradicionales, por apostar a los biológicos cuando el mundo confiaba ciegamente en los químicos. “También me decían que no podría hacer carrera siendo madre y con una hija con discapacidad. Pero eso nunca me detuvo”, contó alguna vez.

Desde su base en Londrina, norte del estado de Paraná, a unos 800 kilómetros de Misiones -una región que comparte ecosistema con el Alto Paraná misionero-, Hungria desarrolló una política agraria de base científica que apunta a reemplazar fertilizantes nitrogenados por bioinsumos de origen natural.

Su apuesta fue pragmática: demostrar en el campo que los resultados podían ser iguales o mejores que los logrados con fertilizantes industriales. Lo consiguió.
La reinoculación anual y la coinoculación con bacterias específicas se extendieron a más del 85% de la superficie sojera de Brasil, unas 40 millones de hectáreas, y hoy forman parte del manejo habitual de los productores del sur brasileño.

El impacto económico y ambiental es enorme: ahorros anuales de hasta 25.000 millones de dólares y una reducción de 230 millones de toneladas de CO₂ equivalente. Un cambio estructural en la matriz agrícola que el propio gobierno de Paraná adoptó como línea estratégica para una agricultura de bajo carbono.

Hungria se unió a Embrapa Soja en 1991 y, desde entonces, convirtió la interacción entre ciencia y campo en su sello distintivo.  “Solo recomendaba un inoculante cuando igualaba o superaba los rendimientos de las alternativas químicas”, cuenta.
Esa exigencia le permitió ganarse la confianza de los productores medianos y grandes, y consolidar un puente entre laboratorio y chacra.

Su trabajo es una demostración de que la sustentabilidad no está reñida con la productividad. Y su modelo, basado en datos y resultados concretos, se estudia hoy en toda la región del Mercosur, donde Argentina, Paraguay y Uruguay comienzan a replicar experiencias similares.

Mentoras, legado y nuevas generaciones

Hungria reconoce como su gran mentora a la también pionera Joana Doberainer, quien descubrió especies de bacterias esenciales para la fijación del nitrógeno.  De ella heredó la convicción de que la ciencia debe servir al desarrollo rural, no solo al laboratorio.

Datos clave del reconocimiento

Indicador Dato
PremioWorld Food Prize 2025
País del reconocimientoEstados Unidos (Des Moines, Iowa)
Dotación económica500.000 dólares
Adopción tecnológica40 millones de hectáreas en Brasil
Ahorro anual estimado25.000 millones de dólares
Emisiones evitadas230 millones de toneladas de CO₂ equivalente

Hoy, con más de 500 publicaciones científicas y decenas de discípulos formados, Hungria impulsa la creación del Instituto H3, una fundación que llevará su apellido y el de sus dos hijas, con el objetivo de apoyar a mujeres investigadoras, comunicadoras y madres de niños con discapacidad.
“Me dijeron muchas veces que no llegaría lejos. Hoy sé que la mejor respuesta fue seguir creyendo en la ciencia y en el poder transformador de la biología”, afirma.

El caso de Mariangela Hungria demuestra que las fronteras no detienen la innovación. Su trabajo en el sur de Brasil, tan próximo a Misiones, marca el rumbo de una nueva generación de políticas agrarias que priorizan los bioinsumos, la eficiencia y la reducción de emisiones.

En un contexto de crisis climática y alza global de los fertilizantes, su legado se proyecta como una hoja de ruta para la región. La “revolución microbiana” que comenzó en Paraná ya inspira a técnicos, investigadores y productores argentinos que buscan un equilibrio entre rentabilidad y sustentabilidad.

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Diplomatura en Bioinsumos Agrícolas: nuevo módulo sobre control biológico de plagas

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Este viernes se desarrollará un nuevo encuentro de la Diplomatura Superior en Bioinsumos Agrícolas, que en esta edición incorpora un cuerpo docente ampliado con especialistas invitados. En esta oportunidad, el módulo estará a cargo de la ingeniera agrónoma Belén Camoletto, asesora de la firma Brometan y docente de la UNNE, quien abordará el Control Biológico de plagas.

El temario incluye: Fenología de cultivos de interés para la región y sus plagas asociadas; Depredadores naturales: tipos, ciclo de vida, ecología y cría en cautiverio; Directivas generales para la crianza de insectos: nutrición, mantenimiento, multiplicación y usos; Uso masivo de insectos en cultivos bajo cubierta: liberación, plantas refugio, nutritivas, atrayentes, repelentes y corredores biológicos.

Sobre los conceptos de este módulo, Camoletto destacó: “La capacitación del viernes es sobre el control biológico de plagas y su uso actual en la región. El beneficio de poder aplicar este tipo de estrategias es que forman parte del manejo integrado de plagas. La idea es dejar de depender de los fitosanitarios, es decir, del control químico puro, y utilizar otras herramientas. El control biológico busca manejar las plagas a través de sus controladores naturales: insectos que se alimentan o parasitan a las plagas y que nosotros llamamos insectos benéficos. Vamos a hablar de los nativos, que aparecen espontáneamente en los cultivos, y de aquellos que se liberan de manera masiva. Actualmente en la Argentina se comercializan y liberan tres artrópodos —Amblyseius swirskii, Orius insidiosus y Tupiocoris— que cumplen un rol clave en el control de plagas en tomate y pimiento, aunque también pueden usarse en otros cultivos”.

En este sentido, el objetivo del módulo es brindar conocimientos sobre estas herramientas para dejar de depender exclusivamente de productos químicos y obtener frutos de mejor calidad, reduciendo los riesgos de contaminación para el consumidor, para los trabajadores que aplican y para el ambiente.

La Diplomatura

La Diplomatura, de carácter gratuito y con certificación nacional, se desarrolla en el Aula Taller Móvil de Biofábrica Misiones con el objetivo de acercar las innovadoras tecnologías de bioinsumos a productores y estudiantes de distintos municipios. La iniciativa es posible gracias a un convenio de colaboración entre el Ministerio del Agro y la Producción y la Subsecretaría de Educación Técnica del Ministerio de Educación de Misiones, además del apoyo de la empresa Agrosustentable.

“La Diplomatura no solo busca capacitar en el uso de bioinsumos, sino también generar un puente directo entre la investigación, la producción, las y los productores. Estamos compartiendo con la provincia las herramientas más innovadoras y sostenibles disponibles hoy para el agro, que en muchos casos se están desarrollando por primera vez en la Biofábrica”, destacó Ana Múnevar, responsable del área de Investigación y Desarrollo de Biofábrica y coordinadora de la Diplomatura.

El bioterio de Biofábrica Misiones

En el marco de este proceso de desarrollo y transferencia tecnológica, Biofábrica Misiones avanza con la puesta en marcha de un bioterio, un nuevo laboratorio destinado a la cría y reproducción de insectos modelo como Tenebrio molitor. Allí se investiga el uso de hongos entomopatógenos para la producción de bioinsumos destinados al control de plagas agrícolas.

La implementación de este espacio representa un paso significativo hacia métodos alternativos de protección de cultivos, reduciendo la dependencia de agroquímicos y promoviendo prácticas sustentables y amigables con el medioambiente.

Esta tecnología de biocontrol ya se incorporó por primera vez en Misiones a través de la Biofábrica, con la liberación de depredadores naturales como Orius insidiosus y Ambriseius swirskii en cultivos de cannabis, tanto en condiciones de indoor como en invernadero. Ahora estas herramientas se encuentran disponibles para productores de toda la provincia.

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Crece el consumo de fertilizantes de la mano de más de 6,6 millones de hectáreas de trigo sembradas

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La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación informa que el consumo de fertilizantes se incrementó en 12.500 toneladas en el primer semestre de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior, impulsado por la campaña de trigo, que al momento presenta un área sembrada de 6.600.000 ha, de acuerdo a los datos proporcionados por la Dirección Nacional de Agricultura (DNA), el INDEC y la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA).

En el mismo sentido, la importación de fertilizantes registró un incremento, ya que a junio de este año se importaron 770 mil toneladas de fertilizantes nitrogenados, fosfatados y de otros nutrientes y mezclas. Esta cifra representa un aumento del 17,5% respecto al mismo período del año 2024.

Por su parte, vale mencionar que dentro del conjunto de los fertilizantes fosfatados se encuentra la roca fosfórica, materia prima básica para la elaboración de mezclas a partir de ese nutriente. Varias de esas mezclas se elaboran en el país, como el Super Fosfato Triple (SPT). Este producto también mostró un incremento del 21,2% respecto al 2024, con 23,3 mil toneladas.

De acuerdo con la información de la DNA, en las últimas semanas se están realizando fertilizaciones en varias delegaciones de la zona triguera, aprovechando las lluvias ocurridas, que otorgan buena humedad. De esta manera, se prevé que el incremento en la demanda de fertilizantes para la cosecha gruesa alcance el 8% hacia el final de 2025.

La Argentina importa fertilizantes principalmente de Marruecos, China, Rusia, Estados Unidos, Arabia Saudita y Túnez, en el caso de los fosfatados, y de Nigeria, Argelia, Turkmenistán, Estados Unidos, Egipto y Rusia, en el caso de nitrogenados. La producción nacional aporta fundamentalmente urea por un total aproximado de 1,3 millones de toneladas anuales.

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