Los costes energéticos de las imágenes -Ghibli- en tendencia
Tras el “boom” de las imágenes estilo Estudio Ghibli generadas por la inteligencia artificial de OpenAI “ChatGPT”, se han erguido opiniones tanto positivas como negativas, yendo desde la fascinación por el salto cualitativo en generación de imagen por I.A hasta denuncias por plagio y uso excesivo de recursos como la electricidad y el agua en el proceso de elaboración de las imágenes.
La novedad, o bien el salto que logró la empresa, no yace en haber conseguido una mejoría significativa en la calidad de imágenes que es capaz de generar, sino en la facilidad con la que estas pueden ser creadas. Antes debias de especificar cada detalle deseado en la imagen que fueras a crear con la I.A a través de lo que se conoce como “Prompt”, creando así incluso carreras académicas como la ingeniería en prompts, ya que elaborar estos mensajes de forma correcta era la única manera de obtener buenos resultados con la I.A en general. Hoy, basta con que promptees “hace una imagen en la que aparezca Donald Trump tomando mate al estilo estudios ghibli” para que la respuesta sea más que satisfactoria.
El dilema aparece si nos sumergimos un poco más en ¿Cuál es el costo energético de hacer una imagen? Si bien es posible crearlas de forma gratuita, se debe aclarar que crear una imagen a través de estos sistemas requiere inmensas cantidades de cómputos complejos, pues recordemos que, en última instancia, todo lo informático son “ceros y unos” o “encendidos y apagados de millones de circuitos a la vez”. Se estima que para generar una imagen de I.A son necesarios al menos tres kilovatios/hora de electricidad, lo que equivale a encender un foco led durante tres horas o cargar un teléfono celular al 50%. Así mismo, debido al calentamiento de las placas al procesar tantos parámetros, se requiere de refrigeración, la cual es llevada a cabo mediante el uso de agua potable, exactamente entre 5 y 50 litros por imagen generada.
Sam Altman, CEO de OpenAI, tuiteó lo siguiente en respuesta a las críticas por el derroche energético de su empresa: “Me encanta especialmente cuando el grupo anti-IA inventa cosas sobre nuestro uso de agua mientras come una hamburguesa”. Entonces ¿Cuánto cuesta hacer una hamburguesa de 150g? Pues se estima que, en términos de electricidad equivale a unas 6.000 imágenes generadas por I.A, mientras que, en términos de agua, equivale a no menos de 60.000 imágenes “estudio ghibli”. Pero eso no es todo, veamos qué pasa si escalamos el uso de la herramienta de OpenAI de forma anual, teniendo en cuenta que actualmente se pueden generar 3 imágenes por día en la versión gratuita.
Generar tres imágenes diarias con inteligencia artificial (1.095 al año) consume entre 5.475 y 54.750 litros de agua y unos 3 kWh de electricidad anuales. En comparación, una hamburguesa diaria requiere aproximadamente 876.000 litros de agua al año, entre 16 y 160 veces más que el agua necesaria para generar esas imágenes, y hasta 7.300 kWh, casi dos millones de veces más energía. Un jean, considerando su uso durante dos años, consume anualmente entre 1.900 y 5.000 litros de agua, entre 0,3 y 0,9 veces lo que implican las imágenes, y hasta 12,5 kWh, es decir, hasta 4.000 veces más. Una remera anual requiere unos 2.700 litros, aproximadamente entre 0,05 y 0,5 veces el consumo anual de las imágenes, y unos 2,1 kWh, alrededor de 700 veces más energía. Un smartphone con vida útil de tres años implica anualmente 333 litros, entre 0,006 y 0,06 veces lo que requiere generar imágenes, y 23 kWh, hasta unas 7.600 veces más. Finalmente, producir un kilo de chocolate demanda 17.000 litros, entre 0,3 y 3 veces el consumo anual de imágenes, y 30 kWh, unas 10.000 veces más energía. Aunque generar imágenes con IA conlleva impactos ambientales, estos resultan considerablemente menores que los asociados a muchos productos cotidianos físicos.
Estos datos no Justifican a OpenAI, en última instancia es más importante comer y vestirse que ver a Donald Trump tomando mate, pero si nos hablan de que el problema del consumo excesivo de recursos vitales para uso “lúdico” es un problema serio. Más allá de eso, estos datos nos hablan, no de la creación de bienes esenciales, sino de productos que se volvieron de consumo habitual debido a la industrialización de necesidades básicas y mediante el impulso de la propaganda. Es decir, no necesitamos comer chocolate ni hamburguesas para no pasar hambre, no necesitamos vestir de jeans para estar abrigados, no necesitamos de los smartphones para ser seres sociales funcionales y no necesitamos de las colmenas de cemento para tener un refugio.
Es clave entender que vivimos en un sistema que hace caro comer sano, vestirnos de forma digna y vivir en paz. Entonces, si bien Sam Altman intenta eximirse comparando su industria, él sabe que no es ningún santo.
En resumen, si bien no está mal criticar el derroche energético de OpenAI, es responsabilidad de dicho crítico entender al sistema en su conjunto como un derroche injusto de bienes como el agua o la energía. Asimismo, una postura como la decrecentista nos haría entender que debemos usar la tecnología que poseemos para combatir de manera equivalente al sistema que hoy lleva a la extinción del ser humano. En última instancia, la portada de este artículo costó quizás 50 litros de agua potable, por tanto espero haya valido lo que dicho artículo intenta comunicar.


