Un mate amargo

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El rey Felipe VI estiró su mano y lo saludó, escuchando atentamente las palabras de Mauricio Macri: “Él es un representante del campo argentino”. Fue al único al que dispensó un trato familiar en medio de la fanfarria real.

Después, ya en la cena oficial, el representante del campo se mostró como uno más. Con un elegante frac se inclinó ante su majestad, heredero de aquel Rey ante quien se declaró la Independencia en 1816. El Momo Venegas, representante del campo y ya no de sus trabajadores, no se quedó corto en la admiración: “Argentina tiene muchas cosas que España necesita, y España es un país del cual debemos aprender. No tengo duda que este encuentro será muy bueno”, aseguró el secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE).

Lejos del glamour real, en Misiones, los tareferos tomaban a la fuerza la sede de la Uatre local y pedían la cabeza de su delegado por quien no se sienten representados. Venegas, tal como fue presentado por Macri ante el Rey, se pasea como representante del campo, pero está cada vez más alejado de las penas de sus trabajadores y dentro de un esquema en el cuál el libre mercado es el gran ordenador, aunque quede gente afuera.

La pelea de la yerba mate expresa muy bien la cadena económica y qué sucede cuando el Estado mira hacia un costado. La ley de Adam Smith no equilibra a los actores, sino que profundiza la fragilidad de los peones cuando el “mercado” decide que el precio de la materia prima debe echarse abajo porque hay una sobreoferta de materia prima.

Venegas se codea con la realeza, alejado de los avatares de sus representados. Forma parte de un ensamble ideológico que desprecia el rol del Estado y que, en buena parte, desconoce la realidad de las distintas economías regionales. Por eso no sorprendió demasiado cuando el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile deslizó que la protesta que desde hace varios días llevan adelante productores y tareferos, tiene motivaciones políticas. “Acá hay responsabilidades y queremos escuchar qué van a hacer las provincias y cuánto tiene que ver con la realidad y cuánto tiene que ver con un año electoral”, destacó Buryaile.

El ministro se despegó del problema al advertir que Nación tiene solo “un integrante” en el directorio del INYM, por lo que poco puede hacer para cambiar la realidad yerbatera.

Parece desconocer el ministro cuánto puede hacer por la yerba mate. Es Agricultura, ante la falla de origen del INYM, la que define el precio.  Es Nación la que puede dar transparencia al mercado con los controles de AFIP, Trabajo, Renatre o el aval tardío al Centro de Transacciones, impulsado por Misiones. Después, en una reunión de más de tres horas con el ministro del Agro de Misiones, José Luis Garay, se mostró más comprensivo.

Buryaile ni Macri son pioneros en esto de mirar con desdén la situación de los productores. El secretario de Comercio de Cristina, Guillermo Moreno, siempre elegía definir a la baja el precio de la yerba y se burlaba de las patas sucias de los colonos misioneros.

Sin embargo, es el Estado el que puede inclinar la balanza. Lo fue siempre.  Temprano, en 1935 se conformó la Comisión Reguladora de la Yerba Mate con poderes para prohibir plantaciones y establecer cupos de cosecha. Un año después se creó el Mercado Consignatario para garantizar un precio mínimo. El Estado buscó mantener siempre un delicado equilibrio en la distribución de la renta agraria, exceptuando la dictadura cívico militar que persiguió, encarceló y asesinó a los dirigentes chacreros. Fue así hasta 1991, cuando Domingo Cavallo, durante el menemato, desreguló el mercado. La concentración de la renta en un puñado de empresas, fue inmediata, al mismo tiempo que los productores se sumían en la pobreza y eran empujados a malvender sus chacras provocando un interminable éxodo rural. Según cita el actual rector de la Universidad Nacional de Misiones, Javier Gortari, en 1998, ocho empresas concentraban el 70 por ciento de la renta y las tres primeras, acaparaban el 50. Los hipermercados hicieron –hacen- el resto en la feroz competencia por vender a precio de oferta lo que cuesta más caro producir.

El tractorazo de 2001 obligó al Estado a volver a inmiscuirse en la distribución de la renta, cuando la hoja verde de yerba valía 0,20 centavos  el kilo. Pero fue a instancias del Gobierno de Misiones y no de la Nación, ocupada por ese entonces en su propia crisis de gobernabilidad.

La Secretaría de Agricultura de la Nación y los tecnócratas de la fundación Mediterránea alentaban como solución la erradicación de 60 mil hectáreas de yerbales degradados para reducir la oferta.

El INYM surgió como herramienta para equilibrar la cadena productiva y fijar los precios. Pero salvo en las primeras oportunidades, cuando cualquier aumento era una fortuna en comparación, nunca cumplió cabalmente su cometido. Generalmente no hubo acuerdo y cuando si, los precios fueron fijados a la baja. Fue siempre el Gobierno provincial el que bregó por aumentar los precios de la materia prima no solo por la rentabilidad del productor, sino por el inmediato derrame en la economía. Ese es un elemento determinante para Misiones. Aunque en volumen la producción de pasta celulósica tiene un valor económico mucho mayor, las ganancias están concentradas en un puñado de firmas. Las de la yerba, se distribuyen a lo largo y ancho de la provincia.

Lo admiten incluso los representantes del sector industrial: no se trata únicamente de un problema de oferta y demanda, sino que también hay un problema de consumo. Y el año pasado cayó. Entonces, más allá del control de la inflación, interés que compartían kirchneristas y macristas, una nueva suba del producto en góndola podría generar mayor retracción. ¿Excusa perfecta para no hacer nada? Es allí cuando debe intervenir el Estado. Ese rol, en los últimos años lo ocupó el Gobierno provincial, mientras que la Nación buscó siempre achatar los valores para que no haya impacto en las góndolas de los supermercados porteños.

La Renovación, antes aliada al kirchnerismo, supo enfrentársele para reclamar subas mayores a las autorizadas.

Fue el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, el que marcó un nuevo piso a la discusión de precios. Consideró que la hoja verde debe valer, como mínimo, 50 centavos de dólar, esto es, a valores de hoy, unos ocho pesos, tres pesos y monedas más de lo que está fijado ahora como precio oficial y no se cumple. Por supuesto, eso estiraría los valores hacia arriba, pero el beneficio sería enorme para productores e incluso el sector industrial.

No son pocos los que advierten que el mercado yerbatero debe definirse y regularse en Misiones, como provincia productora por excelencia.

Quienes hoy están en el Gobierno nacional, fueron durante la última década, oposición, aunque el radicalismo estuvo en los orígenes del INYM, como partido principal de la Alianza que encumbró al fugaz Fernando De la Rúa. El radicalismo –Buryaile es radical y el presidente del INYM, Juan Ré, es un radical apadrinado por Ricardo Barrios Arrechea- se jactó siempre de tener la receta para solucionar la problemática yerbatera. Ahora, nuevamente en el Gobierno como socio menor de Cambiemos, no atina a dar respuestas concretas ni se anima a cuestionar a intermediarios y sector industrial que incumplen los precios fijados por el organismo valiéndose de la ley más poderosa, la del mercado.

La Provincia es la que impulsa un Centro de Transacciones para dar transparencia a la cadena y el aval de Buryaile demuestra que el INYM no está cumpliendo con su rol. Es el Gobierno provincial el que logró descomprimir la protesta de productores y tareferos con recursos propios para mejorar la situación social a la espera de que el INYM tome alguna decisión de fondo.

Claro que la protesta es política. Como debe ser la respuesta. Aunque esa respuesta se da de bruces con el rumbo elegido por la Nación, de “transparentar” los mercados a través de subas de tarifas y poca presencia del Estado.

Esa misma línea se repite en otros sectores de la economía. La industria forestal, agobiada por la dificultad de sacar exportaciones con un dólar demasiado bajo en paralelo a la apertura de importaciones, está soportando una crisis silenciosa que no se hace visible por los esfuerzos del Gobierno provincial en asistir a algunas empresas. Los Repro, herramienta que utilizó el kirchnerismo para sostener el empleo, prácticamente dejaron de ser utilizados durante el año pasado y son ingentes los esfuerzos del ministerio de Trabajo local para lograr que la problemática sea atendida.

La decisión política, en Misiones, es sostener el empleo y evitar que el ajuste sea soportado por los trabajadores. Fue la primera provincia en lograr un acuerdo salarial inicial con los docentes, pero las clases no se iniciarán en la fecha prevista por el paro nacional convocado por CTERA ante la negativa de la Nación de abrir las paritarias federales y planchar los aumentos en un 18 por ciento, cuando la inflación del año pasado superó el 40 por ciento.

Misiones puede sostener esta postura por la férrea administración de los recursos que posicionan a la provincia como una de las pocas sin necesidad de endeudarse.

El país marcha a contramano. La economía confirmó una caída del 2,3 por ciento en el primer año del gobierno de Macri. Hay 43.603 trabajadores menos en el sector privado que a diciembre de 2015, pero, dato llamativo, aumentaron 0,9% las contrataciones de empleados públicos. El Estado sumó 28.862 trabajadores, y también creció el número de cuentapropistas, que sumaron a sus filas 68.010 trabajadores (entre monotributistas, trabajadores de casas particulares y autónomos).

Los despidos, una economía que no arranca y los sucesivos “errores” del Gobierno se conjugan para deteriorar su propia imagen y abrir un enorme interrogante de cara a las legislativas. Como hace unos días el consultor Gustavo Córdoba, ahora Ricardo Rouvier revela que la imagen presidencial sigue cayendo y que el 65,2% de los encuestados en su última muestra nacional, considera que el Gobierno actuó mal respecto a la controversia del Correo Argentino.

Las expectativas en relación a la economía, continúan disminuyendo. Este mes se registra el valor negativo más alto. El 40,6 por ciento cree que empeorará.

El gobernador Hugo Passalacqua acaba de finalizar una gira por Estados Unidos donde fue el único en no tomar deuda: los otros cuatro gobernadores que acompañaron al ministro del Interior, Rogelio Frigerio y al de Finanzas, Luis Caputo, suscribieron un acuerdo por 120 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo.

Passalacqua  expuso en Washington sobre la potencialidad económica de Misiones con el objetivo de atraer inversiones. Con el BID se abrieron puertas para eventuales programas de financiamiento como un paso a futuro en virtud del orden de las cuentas públicas. Las ofertas de crédito son muchas. Misiones es una de las pocas provincias que califica bien para emitir, aunque la decisión es no hacerlo, salvo que sea estrictamente necesario y para obras de infraestructura.

La idea de la Renovación es fortalecer las raíces del misionerismo como concepto político. Es un modelo que muestra resultados concretos en Misiones y que se sostiene más allá del cambio de color político nacional.

Passalacqua aporta a la gobernabilidad nacional, al igual que los legisladores renovadores, que, sin embargo, marcan diferencias con algunas políticas tomadas por Macri.

En el terreno electoral, la Renovación tiene que ratificar el modelo, mientras que la oposición todavía se mueve en arenas movedizas.

La necesidad de Cambiemos de mostrarse “unido” choca con el creciente malestar del radicalismo por el poco espacio dentro del Gobierno. La cumbre radical de Córdoba, que tuvo a varios misioneros como protagonistas, cerró con un pedido de “evitar errores” como el perdón de la deuda del Correo o la baja de las jubilaciones.  “Somos la fuerza política que tiene necesidad de devolverle la política al Gobierno nacional”, dijo el gobernador jujeño, Gerardo Morales, en el discurso inicial del conclave marcando lo que a su juicio es un déficit en la alianza de gobierno. Ricardito Alfonsín marcó distancias y sostuvo que no se debe perder de vista que Cambiemos “ganó por la Unión Cívica Radical”. 

El misionero Luis Pastori, coordinador de la mesa de debate económico, pidió “practicar más el dialogo” antes de tomar decisiones”. “Es  implica que los radicales tengamos los canales asegurados para influir “ex ante” y no “ex post” en las soluciones que demanda el país.  Es prioritario y urgente, a fin de que Cambiemos concurra a las urnas con la mayor fuerza y representatividad posible, dos grandes garantías para obtener el mejor resultado electoral. Si logramos dar este paso, el peligro y el fracaso de regresar al populismo será nada más que un lejano recuerdo”, insistió.

Los reclamos no sólo tienen que ver con cargos, como reiteraron los referentes boinas blancas, sino que dejan en evidencia que no hay diálogo en el Gobierno y que las decisiones son tomadas por la mesa chica de Macri. Apenas un tridente.

En la cumbre cordobesa no pasó desapercibida la presencia de Alfonso Prat Gay, el ex ministro de Economía, eyectado hace poco del Gobierno, víctima de la mesa chica presidencial. Prat Gay no es precisamente radical. Pero el economista que celebró sacarse de encima la “grasa militante” de los empleados públicos, podría convertirse en el candidato presidencial del radicalismo en una eventual interna de Cambiemos. Su promotor, aseguran, es el operador en las sombras Enrique “Coti” Nosiglia, el misionero que maneja los hilos del partido desde el gobierno de Raúl Alfonsín.

Nosiglia es un misionero nacido en Apóstoles, al igual que Ramón Puerta, el ahora embajador en España y anfitrión de Macri y el Momo Venegas durante la gira que concluyó el viernes. Como el ex gobernador, también tiene plantaciones de yerba, aunque desde hace años su vida pasa por la política en Buenos Aires. Es, como el Momo Venegas, parte de Cambiemos. Pero como él, mira de lejos la problemática de la producción.  El mate, sin embargo, siempre está. Hasta el Rey Felipe VI fue fotografiado con un mate en la mano, con el sonriente embajador al lado.

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Closs: “Debemos darle prioridad a lo local y Misiones tiene ese norte”

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En medio del debate por la reforma de la ley de ART, se disparó una tumultuosa revuelta de la oposición recién enterada de la decisión de la Anses de modificar la forma de cálculo de las jubilaciones, pensiones y Asignación Universal por Hijo. A la baja, claro. Aunque lejos de las cámaras y del escándalo desatado, fue el protagonista que encendió la mecha: Maurice Closs le mostró su teléfono a Sergio Massa con los datos frescos publicados en la página web de un medio porteño. Después, historia conocida. Massa habló con Diego Bossio y ambos con Héctor Recalde, uno de los más empapados en la reforma de las ART, para paralizar la sesión. Fue Recalde el que logró convencerlos de seguir adelante, pero la movida neutralizó el ajuste sobre los jubilados.

Esa anécdota, contada casi al pasar por Closs, le da sustento a lo que para el diputado nacional debe ser el lei motiv de la oposición en estas elecciones: sumar bancas para “controlar, porque esos errores, aun cuando los enmienden, si pasan desapercibidos, un día puede ser tarde y causar enormes perjuicios”.

Closs recibe a Economis en su oficina en el centro de Posadas. Distendido, se toma su tiempo para hablar de política, pero también de economía, su otra obsesión. Asegura que en el año político, la oposición debe dar gobernabilidad, pero también que llegó el tiempo de empezar a frenar “errores”.  

 

“Es el principio de un tiempo distinto para el Gobierno nacional y la política. Argentina votó un cambio y a ese cambio le dio un crédito muy grande. Al presidente Mauricio Macri le dio un permiso muy grande. Transcurrido un año y un par de meses, si bien tuvo algunos aciertos, también tiene muchas cosas sin resolver, con la economía sin arrancar, con pérdida del poder adquisitivo. Se le suman cuatro o cinco errores de los últimos días, que hacen que a partir de ahora ese crédito está casi empate y el Gobierno va a tener que tener aciertos si quiere mantener la confianza y el acompañamiento de por lo menos la mitad de los argentinos. Tiene un año mucho más difícil”, analiza.

 

El año pasado se decía que el crecimiento iba a llegar en el segundo semestre… ahora no hay fechas. ¿Cree que se puede creer?

Crecer es probable, pero implica simplemente una recuperación de lo que fue la caída del 2016. Es fácil crecer cuando te comparás con un año malo. No soy muy optimista, aunque soy de los que creen que la economía viene amesetada desde hace cinco años en niveles altos, no es una economía deprimida, sino que perdió el volumen de crecimiento, pero se mantiene en niveles interesantes. El Gobierno nacional afectó el consumo interno, con la suba de tarifas fenomenales, con la suba de peajes, con la inflación que no controló, logró que a fin de mes, especialmente la clase media y en eso hay que tener cuidado, porque es su base electoral, esté afectada. Hoy no le sobra para mantener el ritmo de vida que tenía y eso resiente el consumo, son menos electrodomésticos, ropa que se compra, menos paseos. Las inversiones no llegaron porque, el problema es central y no lo resolvió el Gobierno, por más que el nuevo ministro haya dado señales, y es que la economía ha perdido competitividad y rentabilidad para el sector privado. Las inversiones jamás van a venir a un país que no tiene competitividad externa, que no tiene buen ritmo de consumo interno y que no tiene rentabilidad para el capital.

 

Usted siempre hace hincapié en el valor del dólar y su impacto en Misiones. Nicolás Dujovne parece estar conforme con el dólar a 16 pesos. ¿Qué significa eso para la economía?

Es malísimo para la Argentina, pero mucho peor para Misiones. Lo lamentable de esto es que es un error que se repite en la historia. Quiero que me cuenten en los ciclos históricos de la Argentina y de Misiones cuando nos fue bien con un tipo de cambio atrasado. El tipo de cambio atrasado hace que el costo argentino sea caro y que la moneda sea fuerte para gastarla en el exterior. Es más barata la misma hamburguesa Mc Donald en cualquier lugar del mundo que en Argentina. Los salarios son caros, pero con lo que gana el asalariado, no le alcanza para vivir. Hiciste un país caro. Las cosas que te costaban mil dólares hace un año, siguen costando mil dólares. Esos mil dólares eran 15 mil pesos y hoy son 15.800, pero lo que costaba 15 mil pesos en la Argentina hace un año, hoy cuesta 20 mil. Y esa es la pérdida de competitividad. Sumado a eso la presión tributaria de Nación, Provincias y municipios y costos logísticos y de impuestos al trabajo, hacen que Argentina no sea competitiva.

 

Hablando del dólar… ¿Cómo ve a Trump y su política proteccionista sobre la economía de Estados Unidos? ¿Qué impacto puede tener?

Poco en Argentina y el Mercosur, porque no tenemos una fuerte relación comercial. Exportamos limones, carnes y alguna otra cosa. Sí influye en un cambio de paradigma internacional, donde lo que era el fenómeno de la globalización y multilateralidad, ya no no le gustan a Trump. Va a intentar cerrar su economía y hacer acuerdos bilaterales. Pero primero debe producir impactos en su país. Es una gran oportunidad para muchos países de generar acuerdos más allá de este error transitorio que está cometiendo Estados Unidos. Ha puesto a administrar la cosa pública a alguien que no tiene conocimiento de la cosa pública, no entiende cómo funcionan las instituciones y tiene problemas de tratos y de cultura.

 

¿Es una oportunidad para relanzar el Mercosur?

O generar acuerdos del Mercosur con otras realidades económicas, como Europa como está haciendo Macri ahora.  O potenciar los vínculos con México, que si va a sufrir el impacto Trump. Volver a mejorar relaciones con Brasil y ser cuidadoso con China, no entregarnos de pies y manos a un régimen que no da nada.

 

¿Cómo debe posicionarse Misiones en este nuevo escenario?

Nosotros siempre darle prioridad a lo regional. Misiones debe tener ese norte, es una cuña metida entre dos países, hay que aprovechar esta situación, con las ventajas y desventajas. Hoy tiene la desventaja del tipo de cambio, pero gracias a Dios el Real se fue apreciando en los últimos tiempos. Entonces las asimetrías siguen fuertes con Paraguay, pero no tanto con Brasil. Pero siempre la dinámica de frontera da oportunidades y debemos estar atentos y vinculados para sacar ventajas de la situación fronteriza.

Closs se entusiasma con los datos de la economía que conoce al dedillo pese a que asegura que ya no vive pendiente de la información que circula en los medios. Mucho más se entusiasma cuando se le pregunta de política.

 

¿Cuál debe ser el rol de la oposición?

El rol de la oposición y lo que el pueblo tiene que votar y resolver es exactamente lo que estamos haciendo los renovadores de Misiones. Los últimos acontecimientos, la baja de las jubilaciones, el Correo, los vuelos low cost, varios temas que sabemos, que la sociedad sabe, ¿qué demuestran? Por sobre todas las cosas, que este Gobierno que tiene mandato hasta 2019 y va a terminar en 2019, necesita control. Es fundamental controlar al Gobierno Macri, porque también carece de experiencia en la administración de la cosa pública. Esos errores, aun cuando los enmienden, si pasan desapercibidos, un día puede ser tarde y causar enormes perjuicios. Hay que encontrar un delicado equilibrio en dar gobernabilidad para que el Gobierno avance, porque Argentina necesita avanzar. Aquel que quiera que al Gobierno le vaya mal se equivoca, porque nos irá mal a todos. Hay que estar a la hora de acompañar con herramientas, pero mucho más atento a la hora de controlar para que los abusos, los errores, las inexperiencias, tengan en frente a una oposición seria y responsable que diga: “Hasta acá Macri, hasta acá tridente que maneja la economía desde la jefatura”. No hagan esto, porque si para ustedes, 20 pesos es poco, para un jubilado es mucho. En todo caso, no hay que ajustarle un peso a los jubilados. Empezar a decirles, ustedes mintieron. Macri prometió el 82 por ciento móvil para los jubilados, que nosotros no lo hablábamos, porque sabíamos que era imposible. Cuando presenté, siendo gobernador, la ventana jubilatoria y la moratoria previsional, me preguntaron porque no el 82 por ciento y dije que no se puede. Pensamos en los trabajadores con los salarios atrasados, que se puedan  jubilar con el 75 por ciento, pero nunca hablamos del 82. Macri sí les dio la ilusión del 82 y que tienen, que intentó bajarles la jubilación y les sacó los remedios. Entonces ¿qué necesita? Una oposición que sepa controlar, y ayudar al país.

 

En la oposición aparece Cristina y con aparentes posibilidades de ser candidata ¿Cree que le puede ir bien?

La madre de las batallas es Buenos Aires. Y lo que diga yo no importa, aunque tengo contactos y buenas relaciones. En lo personal creo que 2017 va a significar el posicionamiento de algunas candidaturas con proyección a 2019. Cristina tiene enormes posibilidades de hacer una buena elección, aunque no creo que se fortalezca un camino presidencial. Si digo que me gustaría que Florencio Randazzo, Massa, Diego Bossio, Julián Dominguez, estén en un mismo colectivo. Es difícil. Pero hay tiempo.

 

¿Y cómo debe jugar la Renovación?

Nosotros cada vez más misioneristas. Cada vez menos partido enrolándose detrás de una figura nacional, que nos permita por muchos años, controlar al Gobierno, pero también ayudar a gobernar desde una posición misionera.

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Cartas marcadas

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El acuerdo de condonación de deudas entre el Gobierno y el grupo Macri, concesionario del Correo Argentino, debería ser considerado un escándalo. No sólo por el monto en juego, estimado por la fiscal que desnudó la maniobra en 70 mil millones de pesos, sino por las partes intervinientes. El Correo Argentino en manos de Franco Macri desde 1997, quebró en 2003 y le debía más de mil millones al Estado. Sucesivamente fue dilatando el arreglo, que llegó con su hijo Presidente. Las negociaciones avaladas por el Gobierno resultaron ser sumamente gravosas para el Estado por la deuda incobrable y por una nueva maniobra que recién se conoció en las últimas horas. No sólo se le perdonó prácticamente toda la deuda, sino que la misma familia Macri reclama un resarcimiento económico de 1850 millones más intereses y no renuncia a más reclamos.

Cuando la familia recibió el Correo de manos de Carlos Menem, la empresa estatal contaba con 20.400 empleados y no tenía deuda. El grupo debía pagarle al Estado un canon semestral de 51,6 millones de pesos.

En la despedida del riojano del poder, el Correo le debía al Estado 408 millones de pesos y otros 60 millones en préstamos al Banco Nación. Nada alcanzaba. En 2001 entró en concurso preventivo y despidió a 12.800 trabajadores. La Afip le reclamó después más de 500 millones de pesos por falta de pago de los aportes patronales, lo que hace una deuda acumulada de más de mil millones de pesos.

Nada extraordinario. Fue más o menos el mismo esquema que se repitió en otras empresas privatizadas. Aerolíneas, YPF, las AFJP, tuvieron el mismo final. Quebrados, sin activos y con millones de dólares fugados. Empresas fundidas, ejecutivos millonarios. En realidad, es una historia que encuentra sus orígenes en las postrimerías de la última dictadura militar, cuando el siempre presente Domingo Cavallo estatizó la deuda privada. El grupo Socma, del entonces joven Mauricio, fue una de las empresas beneficiadas con la licuación y estatización de una deuda de 170 millones de dólares-

La nueva operación, sin embargo, pasa casi desapercibida en los grandes medios y en los principales debates políticos. Por ahora es apenas un vocerío lateral, que indigna a un sector de la oposición, mientras que los indignados con los bolsos del señor López, distraídos, callan o justifican. “No hay que pensar que Mauricio sabía”, dijo la vicepresidenta Gabriela Michetti.

Es poco probable que el tema no se haya colado en alguna cena familiar. Socma, la controladora del Correo, fue transferida en 2007 al ahora Presidente. Ahora está en manos de los hermanos y de tres hijos de Mauricio. Todo se reduce, en última instancia, en un beneficio familiar.

El enorme volumen de dinero en nada se asemeja a los bolsos tirados en el convento. Pero refleja lo mismo. La diferencia es que la condonación de deudas es abstracta. Los bolsos de López fueron fotografiados por doquier y las imágenes ocuparon horas de televisión. Por eso, el grado de indignación es distinto.

Sin embargo, la promesa de “transparencia”, quedó licuada en un gris pantanoso. Hasta los socios de Cambiemos, tímidamente, intentan desmarcarse. Algunos. “No entiendo de derecho pero sí de ética y no hay explicación que valga ni justifique que el hijo Presidente le resuelva un problema al papá empresario en conflicto con el Estado”, aseguró el ex gobernador Ricardo Barrios Arrechea.

En cambio, el diputado Luis Pastori minimizó la situación y culpó a la fiscal Gabriela Boquín de moverse como “un elefante en un bazar”. Para el contador, “la señora hizo mal las cuentas o no supo verificar la que le informaron. No supo qué fórmula usar. Usó la fórmula del interés compuesto cuando tenía que usar la del interés simple. Y así llega a los supuestos 70.000 millones”.

Obvia el legislador en su intento de preservar la “cristalería” del Gobierno, es que más allá del dinero en juego, lo que está en discusión es el uso del Estado al servicio de la familia presidencial. La ética, como define el veterano Barrios Arrechea.

La ética y la transparencia fueron pilares en la campaña de Cambiemos y una piedra en el zapato del kirchnerismo. ¿Por qué era grave antes lo que ahora no lo es?

Los asesores del Gobierno estiman que el escándalo del Correo no pasará a mayores ya que no está en la agenda de los grandes medios ni hace a la realidad del ciudadano común. Y tal vez acierten. Sin embargo, la realidad cotidiana no tiene demasiados elementos alentadores para el que paga los impuestos.

La economía no muestra signos de una enorme reacción, sino apenas retoños que asoman producto de un efecto rebote tras una caída profunda el año pasado. El desempleo se acentúa, con más de 250 mil despidos. La inflación que parece estar contenida en niveles bajos por la caída del consumo, tiene como contrapeso la pérdida del poder adquisitivo del año anterior.

El propio Gobierno es el que puede llegar a minar sus chances políticas en las elecciones legislativas con sendos conflictos generados por la negativa a avalar incrementos salariales que estén por encima del 17 por ciento de inflación estimada para este año.

Los empleados bancarios fueron los primeros en ponerse en estado de alerta. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que apuesta a las pasantías para “generar empleo”, frenó un acuerdo ya cerrado con los bancos y los trabajadores con un aumento del 24 por ciento.

El otro frente que está creciendo en temperatura es el docente. El inicio de clases está en riesgo por la negativa del ministro de Educación, Esteban Bullrich de abrir las paritarias federales y ponerle un techo a las negociaciones. Los gobiernos del interior quedan así librados a su suerte y el salario docente volverá a estar desequilibrado entre provincias ricas y pobres. La ministra de Educación de Misiones, Ivonne Aquino, puso sobre el tapete esas diferencias: sin los recursos federales, será casi imposible sostener los salarios de los educadores.

En el primer encuentro de la paritaria “misionera”, los gremios se mostraron comprensivos con la posición en la que está el Gobierno y reconocieron que una de las prioridades es mantener el empleo. Signo de los tiempos. De todos modos, es probable que haya un acuerdo en Misiones –mañana hay un nuevo encuentro, en el que se conocerá la propuesta oficial-, aunque los sindicalistas quieren bastante más que la oferta oficial y estén presionados por los gremios nacionales para sostener una postura unificada.

A la postura de la Ctera se sumaron en las últimas horas las centrales obreras agrupadas en la CGT, que ya anunció una movilización y un paro nacional sin fecha. Si hay unidad de las centrales sindicales, el foco de conflicto puede agrandar el descontento y provocar efectos inesperados de cara a las elecciones.

Para las provincias el panorama es bastante claro. Más allá del rumbo de la nacional, que arrastra a todos, cada uno de los gobernadores tendrá que hacerse fuerte desde la gestión si quiere obtener resultados políticos favorables.

El gobernador Hugo Passalacqua mantiene aceitadas relaciones con el Gobierno nacional. Esta semana acompañó a Macri a Brasil, donde mantuvo una cumbre bilateral con el presidente Michael Temer.

(Brasília – DF, 07/02/2017) Visita Oficial do Presidente da Argentina, Maurício Macri.
Fotos: Marcos Corrêa/PR

Passalacqua es una de las figuras políticas de mayor exposición en las giras de Macri. Viajó con él a Europa y posiblemente sea parte de un encuentro con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que Cancillería apura a la brevedad posible.

En Brasilia los planteos misioneros fueron precisos: mejorar la conectividad en las fronteras, a través de conexiones físicas y también el flujo del comercio para potenciar la economía local, atascada con un problema intrínseco de la política nacional: el atraso cambiario. Con el precio del dólar planchado como está –esta semana tuvo una caída llamativa-, el problema de las asimetrías seguirá latente, más allá del comercio fronterizo. Las empresas exportadoras no pueden competir con los precios de Paraguay y Brasil y eso ya está afectando al empleo en la zona del Alto Paraná, dedicado esencialmente a la forestoindustria.

Los paliativos con el ITC diferenciado para Posadas apenas ayudaron a mitigar la enorme sangría de recursos hacia Encarnación. Las estaciones de servicio de la capital provincial aumentaron levemente sus ventas –en un promedio del diez por ciento en relación a diciembre-, pero, en cambio, las de Candelaria y Garupá, sufrieron una caída del 40 por ciento.

Las gestiones por mayores beneficios son permanentes, pero los tiempos porteños no coinciden con las necesidades locales.

Esta semana visitó Misiones por unas pocas horas el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Aunque es el funcionario de Nación más cercano a la Provincia, esta vez estuvo parco a la hora de enfrentar los reclamos políticos y empresarios. “Nosotros avanzamos con la diferenciación del ITC para Posadas y para todas las ciudades que tengan un mecanismo o interrelación con el Paraguay cercana o fluida, son los que más sufrían las diferencias de precio de las naftas locales y del otro lado de la frontera, no ocurría lo mismo con Brasil, hicimos los cálculos y no ameritaba”, dijo Frigerio, poniéndole un techo a los comerciantes y a los funcionarios misioneros, quienes reclamaron la medida para toda la provincia.

Después agregó: “Estamos trabajando para mejorar la competitividad de nuestra economía, hablando con los distintos sectores de la producción, representantes de los trabajadores, empresas y el Estado en todos los niveles del Gobierno para vender nuestros productos de manera más barata”. La toma de decisiones, va muy atrás de las demandas.

El titular de la cartera del Interior sí ocupó varias horas en reuniones con referentes del PRO en Misiones. La salvedad no es antojadiza. Los socios radicales de Cambiemos fueron simples espectadores durante las reuniones políticas y después en los actos oficiales.

La idea del PRO es que las elecciones legislativas sirvan para potenciar su propia fuerza. El presidente del partido, el misionero Humberto Schiavoni, insistió en que “no habrá problemas para alcanzar una lista de consenso”. La lista que importa es la naciona y, pretenden, debe ser encabezada por un PRO puro y no por un socio. La discusión local estará abierta a internas y a danza de nombres. El de Alex Ziegler se filtró como posible postulante a la Cámara de Diputados provincial.

La estrategia del Gobierno provincial es clara. Aprovechar cada beneficio que se pueda obtener de la Nación, pero enfocar las energías en las herramientas propias que se puedan utilizar. La puesta en marcha del Fondo de Crédito de Misiones promete convertirse en un potente motor para la economía local, con una capital de 500 millones de pesos disponible para préstamos a pequeños empresarios y productores que tienen dificultades para acceder a la banca financiera tradicional. Los requisitos de acceso son casi tan exigentes como los de los bancos, pero la decisión es impulsar aquellos emprendimientos que puedan generar empleo, generar valor agregado a la producción local y sustituir importaciones. El círculo virtuoso está a la vuelta de la esquina. Si aumenta la producción y se sustituyen importaciones, es dinero que circulará inmediatamente en la economía local.

En paralelo, se abre la discusión por una nueva ley de coparticipación federal. El Gobierno tiene un borrador de proyecto que deberá ser consensuado con las provincias. La iniciativa oficial parte de la base de que ninguna provincia recibirá menos dinero que en la actualidad. Pero, como es de esperar, la disputa se planteará en cuánto debe recibir la provincia de Buenos Aires, gobernada por Maria Eugenia Vidal, la mimada de Macri. El ministerio del Interior calcula que no menos del 35 por ciento más.

La visión del Estado en retroceso del actual Gobierno puede ser fundamental a la hora de las negociaciones, ya que la Nación será la que deba ceder mayores recursos para repartir. A cambio, el Estado nacional se sacaría varias de sus obligaciones actuales, como el caso de los recursos para el salario docente.

Pero los gobernadores advierten que no se trata sólo de no perder dinero, sino que la ecuación debe cubrir además otras desigualdades internas. Misiones, por caso, reveló el secretario de Hacienda, Adolfo Safrán, en una entrevista concedida a Economis, en 1980 era la novena provincia en el reparto de recursos. Después de las cesiones del radicalismo primero y de Ramón Puerta después, ocupa los últimos puestos, pese a ser la provincia del NEA con mayor cantidad de habitantes, una economía más potente y al mismo tiempo, elevados indicadores de NBI y pobreza. “No debemos recibir menos de 30 por ciento más de los recursos actuales”, advierte Safrán.

Esos recursos son claves para el futuro de la Provincia, ya que quedarían fijos y no dependerían del humor político de turno. De todos modos, la balanza no se inclinaría para un lado, sino que nuevamente haría equilibrio con los recursos federales que dejarían de venir por otras vías.  Pero con más recursos propios, será la Provincia la que determine cómo y en qué distribuye.

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Calificadora de riesgo destaca la solvencia financiera de Misiones

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La solvencia financiera de Misiones recibió un espaldarazo de una de las principales consultoras de riesgo crediticio del mundo, pese a que no salió a buscar financiamiento externo. La agencia Moody’s Latin America Agente de Calificación de Riesgo asignó inicialmente las calificaciones de emisor B3 (Escala Global, moneda local) y Baa3.ar (en la Escala Nacional de Argentina, moneda local) a Misiones. En la misma acción de calificación otorgó las calificaciones B3 y Baa3.ar – moderado riesgo de crédito- en las escalas Global/Nacional para obligaciones en moneda local respectivamente a los Títulos de Deuda Senior No-garantizados por ARS1,015.1 millones a ser emitidos por esta Provincia. La perspectiva de las calificaciones de emisor es estable, en línea con la perspectiva estable del Gobierno de Argentina dadas las fuertes interrelaciones macroeconómicas y financieras en las entidades soberanas y sub-soberanas.

La calificación de la deuda es un reconocimiento a la política económica y fiscal que se mantuvo firme durante más de una década y que permitieron que Misiones sea una de las pocas provincias que no ha tomado nuevo endeudamiento en el último año.

Las calificaciones B3/Baa3.ar de emisor y de deuda otorgadas reflejan como fortalezas una adecuada base económica, el bajo nivel de endeudamiento actual y proyectado, -con una muy baja exposición a obligaciones en moneda extranjera—y la historia de sostenidos superávits operativos.

En primer lugar, Misiones presenta relativamente sólidos fundamentos económicos al ser la provincia más rica de la región Noreste de Argentina –con un PBG per capital al mismo nivel que el del promedio nacional para el año 2014—y una adecuada diversificación de sus actividades económicas.

En segundo lugar, el total de deuda de Misiones descendió del 51% de los ingresos totales a un nivel del 16% proyectado, el cual es un nivel muy bajo en comparación con sus emisores comparables. Este perfil de endeudamiento está además favorecido por la limitada exposición a obligaciones en moneda extranjera por apenas el 8% de su deuda total. Finalmente, el resultado operativo bruto adoptó un valor promedio de 13% durante los últimos cinco ejercicios –el cual es un nivel aún relativamente alto-, habiendo descendido a un 6.8% durante el ejercicio 2015 desde el 18% registrado en 2010.

Entre los desafíos crediticios, Moody’s señala principalmente los sostenidos déficits financieros totales los cuales han sido muy especialmente elevados durante los ejercicios fiscales 2013 y 2015 –representando el 10 y el 13.5% de los ingresos totales respectivamente-. Adicionalmente, y al igual que en el caso de otras provincias en Argentina, las fortalezas crediticias propias o intrínsecas de Misiones se hallan limitadas por la falta de consistencia y predictibilidad de las políticas a nivel nacional las cuales afectan el marco institucional dentro del cual operan y, en opinión de Moody’s, anclan su calidad crediticia a la del Soberano.

Comentando sobre la asignación de las calificaciones de los Títulos de Deuda emitidos por Misiones por ARS1,015.1 millones –para cumplir con el acuerdo con Anses de reconocimiento de deuda nacional- está alineada con la calificación de esta provincia como emisora en B3/Baa3.ar porque estos títulos no cuentan con ninguna característica crediticia especial que los haga diferenciarse de la solvencia general de la provincia lo cual se refleja en su calificación como emisora.

Los servicios proyectados de estos títulos no representan una carga significativa para esta provincia especialmente debido al período de gracia para el comienzo de la amortización del capital a partir del mes 25 a contar desde la emisión. Estos nuevos Títulos fueron autorizados por Decreto del Gobernador Nº1.183 del año 2016, tendrán un vencimiento de 15 años y amortizarán en 156 cuotas mensuales desde el final del mes número 25. Misiones se propone canjear estos nuevos Títulos por los títulos vigentes denominados TMPS y TMPJ los cuales se encuentran en default desde el mes de Junio de 2003. En este canje de deuda propuesto, Moody’s espera la adhesión de los inversores con mayor tenencia del capital residual de dichos bonos.

Finalmente, Moody’s señala que la aún pendiente resolución del estado de incumplimiento de otros ciertos bonos provinciales (denominados “CEMIS” Series 1, 2 y 3) es una consideración crediticia negativa pero que no ejerce un impacto desfavorable en el perfil crediticio provincial hacia futuro ya que representan el 7% de la deuda total provincial al 30 de junio de 2016 y menos del 1% de los ingresos totales presupuestados para el año 2016.

Las calificaciones asignadas se basaron en documentación preliminar recibida por Moody’s hasta la fecha de asignación de las mismas. Moody’s no espera cambios en la documentación analizada durante este período ni en las principales condiciones que presentarán los Títulos calificados. Si las condiciones de las emisiones y/o la documentación final y/o la ejecución y la efectiva emisión del canje de Títulos mencionado anteriormente se diferenciara de los términos recibidos y analizados originalmente por esta agencia de calificación o no llegara a producir un canje efectivamente de los Bonos TMPS y TMPJ, entonces Moody’s evaluará el impacto que dichas diferencias puedan tener sobre las calificaciones otorgadas y actuará en consecuencia.

QUE PODRÍA HACER SUBIR/BAJAS LAS CALIFICACIONES

Dadas las fuertes interrelaciones macroeconómicas y financieras entre los gobiernos soberanos y sub-soberanos, una suba o un cambio de perspectiva en las calificaciones de los bonos soberanos de Argentina podrían motivar una suba o cambio de perspectiva en las calificaciones de la Provincia de Misiones. Contrariamente, una baja en las calificaciones de los bonos de Argentina y/o un cambio de perspectiva a negativa y/o un deterioro en los riesgos idiosincráticos de esta provincia podrían ejercer una presión bajista en las calificaciones asignadas.

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