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Hoy Cocino Yo, la receta del restaurante que se nutre en las Ferias Francas

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“Hoy Cocino Yo” es un restaurante sustentable con gastronomía misionera. Se forjó a prueba y error a fuerza de la necesidad de comprender la idiosincrasia misionera. Los platos de este restaurante contienen productos de la chacra y de la huerta de sus dueños Saul y Ángeles de Muro. Todo “Made in Misiones”.  
 
Tienen un blog donde relatan sus descubrimientos, una marca de conservas, una fábrica de dulces; hacen eventos (Crisol de Culturas) donde fusionan la alta cocina con los productos de origen regional. Y por si fuera poco, colaboran con un merendero de Villa Lanús donde cocinan y brindan talleres.

Esta es la historia del nacimiento y crecimiento de un restaurante de gastronomía misionera con productos de las ferias francas.
 
Hace nueve años , Saúl Lencina y Ángeles se instalaron en Posadas. Ella, una nativa que retornaba a sus orígenes luego de varios años afuera; él, un ‘foráneo’ que rápidamente se enamoró del río, la selva y la tierra colorada. Chef de profesión, instaló con Ángeles un local de viandas. “Hacíamos cocina misionera reversionada”, cuenta Saúl.
Los clientes comenzaron a ser cada vez más. Pero los problemas se repetían a la hora de los proveedores. “Estaba mal acostumbrado a quejarme mucho; cambiaba de distribuidora, hasta que volvía al primero”, cuenta.
 
La gota que llenó el vaso fue un asunto de morrones. El cajón tenía morrones verdes y él pidió y pagó por rojos. El proveedor, sólo respondió que a los morrones, les faltaban maduración, pero que eran rojos”, se ríe Saúl. Eso pasó hace muchos años. “Ahí dijimos, basta”.
 
Entonces, alguien les habló de las Ferias Francas.
 
“Andá a la feria, nos decían”, cuenta Saúl en tono posadeño. Así fueron descubriendo a los productores. “Al principio me chocaba todo. La espinaca me parecía lo peor, era dura, las hojas tenían como pelitos… hasta que me di cuenta que yo no sabía nada, era un ignorante”.
 
Ese cambio de mentalidad, hizo el ‘click’ en Saúl.
“Hasta que hicimos al revés, cambiamos la carta”. Adaptaron el menú a lo que encontraban en la feria y ese fue el inicio de la cocina misionera en el restaurante “Hoy Cocino Yo”.
 

Del menú diario, al menú estacional

 
Cada día tenía un menú diferente y era oral, nada escrito. “Sonaba hermoso, pero no funcionaba. Se arma tipo secta y un grupo te sigue, pero con eso no pagás las cuentas”, señala Saúl.
 
Sin carta no se podía, pero si tus proveedores son los productores de la feria franca, nada es fijo, menos un menú; porque la chacra da siempre alimentos diferentes… ¿Cómo lo resolvieron?
 
Cuatro años estuvieron sin carta. Finalmente, le encontraron la vuelta. “Investigamos, hicimos un blog, buscábamos frutas: arrancamos por la pitanga, yabuticaba, los hongos, fue al principio… me fascinaban los hongos, siempre me parecieron fantásticos…”

“Fueron cuatro años de feria en los que conocimos a la gente, cómo relacionarnos, preguntábamos mucho, cuando terminaba la cosecha de tal o cual producto. Al principio nos miraban raro, nos preguntaban de qué partido éramos”, recuerda Saúl.
 
Aprendieron a comunicarse con los productores, a entender su cultura y ese fue el otro gran salto: “Aprendimos cómo funcionan las ferias para hacer nuestra carta”.
 
Hoy tienen una carta para cada época del año. “La carta cambia cada tres meses. Ahora tenemos la carta Arapoty que significa primavera”, explica.
 
Saul y Ángeles van todos los sábados a la Feria de Villa Cabello y realizan ahí las mayoría de las compras. Al mediar la semana van al Mercado Concentrador de Posadas, donde compran quesos y “lo que falte”.
 
La base de ‘Hoy Cocino Yo’ está en la chacra y tal vez la definición más fuerte que brinda Saúl sobre Misiones y su gastronomía es:
Si tenés productores fuertes, tenés regionalidad, si no tenés productores no hay regionalidad. Las provincias o países que perdieron sus productores por grandes empresas, comen mal y no tienen auto-reconocimiento. Misiones es biodiversidad. Es mucha vida junta y la vida muta, cambia”

La cocina misionera “se está autoreconociendo. Creció mucho. Es una cocina guaraní, brasileña, paraguaya, polaca, alemana, ucraniana, asiática, italiana, todo junto”, argumenta.
 
“La característica principal es la biodiversidad. Tenés un montón de culturas y de productos que cambian cada tres meses. No es normal en el mundo que te digan ‘tengo ocho clases de frutas recolectadas en la heladera para darle uso’. Eso no pasa en el mundo”, compara.
 
“No es normal que quien produce, planta y cosecha, sea también el que te vende los tomates”, dice Saúl, remarcando la anormalidad, como una excepcionalidad distintiva, meritoria, que necesita más valoración y reconocimiento.
 
“Las ferias francas son lo mejor que le puede pasar a Misiones”, insiste, como para despejar cualquier duda.
 

Los clientes

 
“Hoy en día tenemos de todo. Está el que no es de acá y quiere probar todo. Y el nostálgico, que es de acá, pero hace diez años no come pitanga”.
 
“Vamos aprendiendo con el público. Descubrimos, por ejemplo el poroto manteca rosado y lo probamos junto a los clientes. Eso genera un crecimiento”, revela.

¿Cuál es la filosofía de Hoy Cocino Yo?: “La gastronomía misionera tiene el concepto de: ‘Tengo que cocinar lo que se produce acá (en la provincia) y lo que se recolecta”.
 

Proyecciones

 
“Más que planificar, nos contamos a nosotros mismos lo que vamos haciendo”.
 
“Fuimos aprendiendo. De los inmigrantes, las conservas, si hay mucha remolacha enfrascamos como los alemanes. Si hay frutas recolectamos todo y secamos, freezamos y enfrascamos. Hicimos una huerta que va creciendo: ya tenemos frutales, diferentes clases de maíz, mandioca, batata. Usamos todo. La idea es poder autoabastecernos al 50 por ciento, por lo menos. En diez años, nos gustaría tener una huerta más grande de frutales”.
 
-¿El modelo sustentable, es un buen negocio?
 
Hace ocho años comemos de esto. No es un hobbie. Estamos todo el día con esto, damos clases, vamos a ferias, todo el tiempo planificamos cosas nuevas y esperamos que otras pasen.
 

El desafío

Para Saúl se vuelve una cruzada personal que el misionero valore la riqueza que tiene. Lo hace por ejemplo, cuando habla con un colega de otro país que le pide un cajón de yabuticaba, a lo que él contesta: “Vení a Misiones y comé yabuticaba. Si todo se puede vender, para qué vas a venir. Primero vení y aprendé que la yabuticaba se come en Misiones. Te puedo mandar la fruta, pero primero vení, tranqui y relajá”.
 
Y se conmueve al recordar a quienes producen azúcar en el Alto Uruguay o tienen pitanga en su chacra. “No es normal hacer azúcar, sin manual, a leña, revolviendo con 500 grados y saber cuándo es el punto. Eso no es normal”, destaca otra vez Saúl, remarcando lo anormal como un valor.  
“Nuestro mayor aporte es comprar, y valorar lo que hace ese hombre, y si podemos contar que lo que hace él vale un montón, mejor todavía, agradecerle”.
Así es la cocina misionera, agradecida.
 
Detalles:

  • Huerta propia.
  • Recolectan frutas nativas (jabuticaba, pitanga, acerola, guabiroba, etc) y yuyos comestibles de monte.
  • Recolectan hongos comestibles de pino (y de monte).
  • Uno de los salones del restaurante tiene una biblioteca publica, para lectura (sin obligación de consumir) o para intercambiar.
  • Tienen su propia marca (Mamboreta, sabor misionero) de conservas artesanales, saladas, dulces, agridulces…
  • Lua es el nombre de la “fabrica” de chocolate artesanal de Hoy cocino yo. Utiliza productos como madera comestible, mburucuya, rosella, cedrón, yerba mate, jabuticaba, pitanga, guayaba…
  • Atienden un merendero en Villa Lanús, donde brindan además cursos de cocina.

 

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Argentina está entre los tres países de la región donde más aumentó el hambre, según la FAO

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En conjunto con Venezuela y Bolivia, experimentó una suba en las personas subalimentadas, según el nuevo documento de FAO, OPS, Unicef y WPF. Alertó que en Latinoamérica se suman cada año 3,6 millones de obesos.
Argentina, junto con Venezuela y Bolivia, son los tres países de Latinoamérica en los que más creció el número de personas con hambre, según un nuevo informe de Naciones Unidas que también alertó que la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad son problemas frecuentes en la región.
El Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018, se centra en el estrecho vínculo entre la desigualdad económica y social y los mayores niveles de hambre, obesidad y malnutrición de las poblaciones más vulnerables, entre ellas las personas de menores ingresos, las mujeres, los indígenas, los afro-descendientes y las familias rurales.
Según el informe, en América Latina el 8,4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres, mientras que las poblaciones indígenas sufren por lo general mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas. En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20 % más rico.
El texto indica que una de las principales causas del alza de la malnutrición en los grupos de población especialmente vulnerables son los cambios que sufrieron los sistemas alimentarios de la región -el ciclo de los alimentos desde su producción hasta su consumo. Estas modificaciones han afectado a toda la población, pero sus efectos más adversos los sufren los sectores más excluidos de la sociedad, los cuales, si bien han aumentado su consumo de alimentos saludables como leche y carne, muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, ya que tienen menor costo.
Por ello, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), llaman a los países a aplicar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.
Un problema que crece
La obesidad se convirtió en la mayor amenaza nutricional de la región. Casi uno de cada cuatro adultos es obeso. El sobrepeso afecta al 7,3 % (3,9 millones) de los niños y niñas menores de 5 años, una cifra que supera el promedio mundial de 5,6 %, indica el informe.
“La obesidad está creciendo descontroladamente. Cada año estamos sumando 3,6 millones de obesos a esta región. 250 millones de personas viven con sobrepeso, el 60 % de la población regional. La situación es espantosa”, dijo el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
Por tercer año consecutivo, crece número de personas con hambre
Según el Panorama, el hambre afecta a 39,3 millones de personas, el 6,1 % de la población regional. Entre 2015 y 2016, el número de individuos subalimentados creció en 200 mil personas. Entre 2016 y 2017, el incremento fue de 400 mil; esto muestra que la velocidad del deterioro está aumentando.
Desde 2014, Argentina, Bolivia y Venezuela vieron incrementos en su número de personas subalimentadas. El mayor aumento ocurrió en Venezuela: 600 mil personas más sólo entre 2014-2016 y 2015-2017.
Venezuela es hoy uno de los países con mayor número de personas subalimentadas en la región (3,7 millones, el 11,7 % de su población), junto con Haití (5 millones, el 45,7% de su población) y México (4,8 millones, 3,8% de su población). Cabe destacar que en Haití y México el hambre se redujo en los últimos tres años, así como en Colombia y República Dominicana. Son los únicos cuatro países que han logrado esta reducción desde 2014.
Once países mantienen sin cambios su cantidad de personas subalimentadas: Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú. Por su lado, Brasil, Cuba y Uruguay son los tres países de la región con porcentajes de hambre inferiores al 2,5 % de su población.

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Elaboran vinagres a partir de frutos de la selva misionera

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Lorena, contesta tímidamente la requisitoria de Portal Misiones, cuando decidimos consultarle para saber un poco más de la Cooperativa Nueva Esperanza, que ella integra, y eso fue, hasta que con orgullo comenzó a relatar que desde el año 2006 decidieron poner en marcha la cooperativa, para aplicar lo que les enseño un ingeniero de apellido Perticalari y un médico checoslovaco de apellido Gelabert de los que no se acordaba su nombre, pero sí que fueron los que les enseñaron las formas y recetas para elaborar vinagres desde la frutas y elementos que hay en la Selva Misionera.
Lorena Mielcnizuk es secretaria de la Cooperativa Nueva Esperanza, que está instalada en San Pedro, Misiones, en una zona rural conocida como “Paraje Gentil” en el km 1348, la cooperativa es presidida por Nélida Richard. Lorena relata que, “somos 12 mujeres y más o menos vivimos cerca entre nosotras, la que mas lejos vive esta a unos tres kilómetros, así que nos resulta cómodo para trabajar, no solo en la búsqueda, cosecha y elaboración de los vinagres”.
La cooperativa nació en el año 2006, y que en ese momento les brindaron las receta para elaborar vinagres, en ese encuentro surgió la idea de elaborarlos masivamente aprovechando los frutos de la casa, con el tiempo fueron experimentando nuevos sabores con frutos del monte misionero, destacando que “ así nació la importancia de cuidar el bosque del cual obtenemos la materia prima”.
La selva Misionera nos brinda doce especies de plantas nativas que son utilizada para la elaboración de los vinagres entre ellas encontramos la Jabuticaba, Pitanga, Jaracatia, Sete Capote, Guabirá, Guaporoti, Ubajay, Araticú, Maracuyá, Ananá Silvestre, Yerba Mate y Caraguata. Además se producen sabores de frutos de la casa como: Limón, mandarina, Naranja, Guayaba, Granada, Guambe, Oveña, Embutía, Níspero, Frambuesa, Mora, Pera, Durazno, mora silvestre, Chuchu y Uva.
Productos naturales
Las características de estos productos es que son naturales y sin conservantes cuya relación con el medio ambiente es de mucha importancia porque de los montes se obtienen los frutos libres de químicos y frescos, como así también se protegen los arboles de las talas y las fuentes de agua.
Cambio cultural
Lorena, destaca en entre otras cosas y temas que “La importancia de la mujer productora en este emprendimiento se debe a que le permite tener un trabajo y, de esta forma, generar un ingreso más en su familia. Esto significa un cambio cultural porque la mujer trasmite a sus hijos la importancia de cuidar el medio ambiente y de consumir productos naturales, convirtiéndolas en protectoras del monte misionero y su biodiversidad”.
Reconocimiento
Los productos que elaboran, comienzan a tener mucha repercusión, nos dice Lorena, habida cuenta que Chefs de importancia como es el caso del conocido cocinero German Matitegui del programa “MasterChef” que se emitía en el canal Telefe, o el caso del cocinero Saul Lencina que utilizan sus productos que ya tienen reconocimiento provincial y nacional como aptos para el consumo.


Para contactarse con la cooperativa: Celular: (03751-15342961) – Facebook: Cooperativa Nueva Esperanza – Instagram: Cooperativa Nueva Esperanza – Correo: ventascoopnuevaesperanza@gmail.com

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Toda la carne al asador

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Mendieta no es un restaurante común. Se convirtió en una marca registrada de la gastronomía misionera y dio un salto de calidad en la atención con la apertura de un nuevo local que tiene un confort y elegancia desacostumbrados para una parrilla.
Mendieta, ese entrañable perro compañero de reflexiones de Inodoro Pereyra, el personaje creado por Fontanarrosa, es la imagen del restaurante creado por Andrés Pérez, quien, como el dibujante, es rosarino y en esa ciudad encontró la inspiración.
Pérez llegó a mediados de los 90 a Misiones, como empleado de una empresa de servicios que aprovechó el boom de las privatizaciones. Se quedó, tentado por ofertas laborales y de a poco se fue asentando. Después vinieron esposa e hijos misioneros, pero antes hubo empleos varios –fue kiosquero, fue fletero-. La crisis de 2001 trastocó todos los planes y se convirtió en ayudante de una parrilla en la que terminó como gerente: fue el primer contacto con el asado como negocio.
Sin embargo, el primer emprendimiento que lo tuvo al frente fue Pan y Manteca, uno de los pocos boliches “sobrevivientes” en la noche posadeña, con casi quince años de vigencia. Empezó como un bar intimista y se transformó en un complejo nocturno con vigencia a prueba de juventudes. Como toda Pyme, tuvo momentos buenos y malos, pero fue la experiencia piloto que le permitió dar el salto hacia el restaurante que ya cumplió siete años, aunque ahora haya cambiado de dirección. El nuevo local tiene mucho más espacio para los comensales, salón VIP, espacio kids y próximamente un salón de fiestas para 200 invitados. No hay muchos restaurantes pensados con un concepto tan amplio. El Mendieta original ocupó el espacio dejado por Llao Llao, la parrilla original en la intersección de las avenidas Corrientes y Centenario. Pero de aquel solo conserva el nombre. El restaurante es ahora un complejo de varias salas y hasta estacionamiento propio en la avenida López y Planes, paradójicamente lejos del centro.

Pérez se define como “un empleado de su propia empresa”. De familia humilde, asegura que aprendió a trabajar “con lo que hay”. De cada trabajo sacó sus enseñanzas y por eso sigue al frente de todos los detalles del restaurante, desde las compras, la elección de los proveedores hasta la atención personalizada de los clientes.
“Era bueno manejando al personal, no en la cocina y nada de eso, el paso por el restaurante era de gerencia, era el encargado. La primera idea de ser dueño de algo como esto fue ahí. En ese momento en la ciudad había un hueco, de los que eran clientes del lugar y no tenían donde ir a comer, y ahí me metí, alquilé esa esquina para poner el Mendieta original”.
¿Te quedaste con el personal original o contrataste nuevos?
La primera parte que armé fue la cocina, era con gente que era ex de otros restaurantes, que estaban sin trabajo. Yo por costumbre no tomo gente que está trabajando en otro lado. Por más que me pidan, hasta que no estás afuera yo no te tomo, me parece desleal llamar a alguien que está trabajando en otro negocio, porque es como que desarticulas la competencia. La gente que se tomó, era toda gente que estaba sin empleo, uno trabajaba en una casa de celulares, otro había trabajado conmigo en Pan y Manteca, otro cobraba planes de ahorro con una motito, todos eran excelentes en la parrilla, pero estaban sin trabajo. Armé un grupo, las piezas que después se consiguieron fue la cocina y por último los mozos. Pero la parrilla que era el eje de este restaurant eran los que sabían, por eso se llamaba “asadores con historia”. Los que asaban tenían una historia atrás. No sabíamos que expectativa íbamos a tener, el día que inauguramos eran las 10 de la noche y no había nadie, después a las 10:30 de la noche estaba lleno y así fue durante todo este ciclo. El 25 de julio cumplimos siete años.

¿Cómo se te ocurrió ampliar el local?
Nos quedó chico el local anterior. Se puso en juego decir ¿ahora qué hacemos? Yo tenía un compromiso con la dueña del lugar, que era sacar la chimenea del asador, pero ya era un local que estaba armado en esa esquina. Venían, porque todos conocían. Ya teníamos una marca armada en la esquina. Entonces empezamos a buscar lugares donde trasladarnos. Empezamos a buscar ideas, porque si buscaba una inversión, buscaba algo mejor, para más cantidad de personas, mejor cocina, mejor todo. Empezamos a averiguar y los alquileres eran muy caros y hablamos de galpones, en las afueras, nada había que nos convenciera. Además había una inversión que hacer, para poner en números de dos millones de pesos, invertir para dejarlo más o menos como un restaurante, así que dije: “Eso lo ponemos en mi propiedad”, que era este terreno. Empezó como algo chiquitito, lo agrandamos un poquito más y terminó en lo que hoy es Mendieta, creo que exageramos un poco, pero quedó una cosa muy buena, que está teniendo una aceptación buenísima, tenemos hasta cochera porque la gente lo pide muchísimo.
¿Lo diseñaste así originalmente? 
No, fue una situación de progreso diario, empezamos con un proyecto. Yo hablé con unos amigos míos, un arquitecto y un maestro mayor de obras. Eran chicos que trabajaron conmigo en Pan y Manteca. Uno estaba recibido, el otro era amigo. Empezamos diciendo “qué es lo que yo necesitaba”, una cocina más grande, etc. y con qué plata nos manejábamos. Empezamos a ver una obra y un día yo empiezo a caminar acá adentro y me doy cuenta que no me servía para nada, y digo vamos a estirarle para atrás. Arriba siempre se pensó en un salón de fiestas, así que en eso se iba a transformar. Y eso nos fue llevando. Llegamos atrás, la loza tiene una estructura de hierro que es para un boliche bailable, entonces ocupar esa loza que salió una tonelada de plata, para poner una freidora y un horno, no daba. Entonces seguimos más para atrás, hicimos una loza más alivianada e hicimos dos módulos que son cocina y la parrilla. Ya estábamos atrás, e hicimos una, dos pasarelas y comunicamos una terraza más, abajo se creó el salón Vip. Así que ahí llegamos al fondo del terreno. Toda obra se genera de atrás para adelante, nosotros hicimos todo lo contrario.
¿Cuál es la clave para que una noche a mitad de semana esté lleno?
Más de una vez nos preguntamos eso. Yo creo que los negocios se evalúan en dos, o tres puntos: la calidad, la estructura del negocio y la suerte. Vos podés tener un muy buen producto, un buen edificio y no funciona, alguno sabrá porqué y otros no. Hoy somos unos agradecidos, porque nos fuimos de una esquina que era tres veces más chico, pero hoy los domingos no tenemos capacidad, los sábados estamos trabajando casi con reserva, triplicamos en capacidad y seguimos llenos. Así que consideramos que la marca es buena, el producto que desarrollamos es bueno, la ciudad aceptó que hacía falta, para el turista que viene a visitar la ciudad a comer, somos una opción importante.
¿Qué opinas de la plaza Posadas?
Es una ciudad de tránsito. Tenemos turismo, pero de tránsito. La gente pasa por acá, esta una noche, consume restaurantes, consume Costanera, y se va, no usa para vacacionar la ciudad de Posadas. No tenemos una ciudad turística para ofrecer. Tenemos una playa, tenemos hoteles, pero la gente lo usa de paso, se van a Brasil. Tenemos turismo, pero de una noche y creo que lo que más consumen es gastronomía. Consumen en la Costanera, hotel, pero una noche. La gente que está de paso no se va a ir al cine, a la playa si se van a Brasil al otro día. Son muy pocos los que están dos o tres días. Ahora estamos teniendo turismo brasileño, vienen a hacer shopping. Vienen, hacen 2 o 3 días de hotel, consumen, compran lo que quieren, se van a Paraguay y vuelven a sus casas. Pero la ciudad no tiene tantas opciones para decir “me voy de vacaciones a Posadas”. Pasas sí, para un día tenés muchas opciones, pero de paso.
¿Cuál es la clave? Porque hay locales en la Costanera que mencionás, y están semivacíos…
Tuve una charla privada con el dueño de un local de acá, que también decidió modificar su local y le está yendo muy bien. Porque el cambió la estructura. Lo mismo acá. El que entra acá se sorprende, si le hubiera cambiado el nombre hubiera pasado lo mismo. La ciudad necesita el cambio. Para que sea un lugar turístico, necesitamos un cambio, está a la vista, dos comerciantes invirtieron e hicieron un cambio y a los dos nos va bien. Hoy hay gente que ha quedado en el pasado. Hay que entender que hay una situación económica complicada y a veces no te da para decir voy a hacer un corte y voy a modificar. Nosotros lo necesitábamos y la gente respondió muy bien. Lo que todos necesitan es un cambio de mente, la Costanera necesita un ajuste, no puede ser que yo que estoy a 20 cuadras de otros negocios y este lleno y allá hay locales que están trabajando a media máquina. Nosotros tenemos un buen producto, tuvimos miedo al desarraigo de irnos lejos, porque en vez de irnos más cerca de la Costanera, nos fuimos más lejos, pero modifiqué, mejoré y me está dando buenos resultados.
La clave tiene que ser lo que uno ofrece.
Si vos te parás en la vereda y ves que tu negocio no está funcionando y el de al lado está que revienta de gente, algo estás haciendo mal. En la escuela funciona así, vos te sacas un 8 y el de al lado un 10, ¿qué decís? El que sacó un 10 estudió y yo estudié más o menos, entonces algo tenés que hacer para mejorar. Yo no me considero un 10 en la ciudad, me considero una buena opción, hay locales que son hermosos, pero nosotros somos nuevos, eso nos dio un toque de suerte con la marca que ya estaba armada. Pero no tenía esta cantidad de gente en el otro, trabajábamos bien, pero no imaginábamos lo que pasa acá, que un sábado esté todo reservado, que vos vengas con tu mujer, una pareja, pidas una mesita para cuatro y te digamos que no hay más lugar.

El restaurante es el primer lugar que se resiente con la crisis y acá no está pasando…
Por eso nosotros necesitábamos un cambio, nos avivamos un poco antes de esto, en la otra esquina con Mendieta estábamos entrando en la crisis. Así que pusimos las cartas sobre la mesa, necesitábamos mejores cosas, esto lo analizamos. Esto tiene capacidad para 300 personas, no hay en la ciudad en pleno centro, otro salón con la capacidad, con la vista, con estacionamiento, con terraza, con un servicio como este.
¿Qué opinás del momento del país?
En la parte comercial, veo que todos los rubros están muy golpeados. Estamos hablando de un caso puntual como el mío que nos está yendo bien en este momento. Pero nosotros en la otra esquina, no veníamos tan bien como acá. Hay gente del mismo rubro que la está pasando muy mal, por las cargas sociales y un montón de cosas que se dan todos los días. Está muy complicada la parte gastronómica, la parte textil, los talleres, los lugares de venta de autos. El país está pasando, según mi punto de vista, por una situación económica muy complicada. Todos necesitamos que esto mejore, que esto cambie, no hay banderas políticas, no me gusta la oposición de decir, “que a este le vaya mal para que venga otro”. Hoy esto es lo que hay,  yo necesito que a este le vaya bien, no que venga otro, para que sea mejor. Si esta persona no sirve, no sé, yo no soy quien para decir que no saben hacer las cosas, pero sí necesito que la cosa cambie, no podemos estar con un dólar tan alto, con una crisis económica generalizada. Lo mío nunca fue la política, no sé ni los nombres. Pero si voy a mi bolsillo y la cosa está complicada. Sacando la palabra Mendieta, viendo como están las cosas en todos lados del país, está complicado.
¿Y a Misiones como lo ves este escenario?
Misiones es como que son varias ciudades, están las que trabajan muy bien y tienen más posibilidades. Y las ciudades más chicas, pareciera que son las más golpeadas por las crisis. A mí lo que me gusta de la provincia es la seguridad. Yo viví mucho tiempo en Rosario, tenés estacionado el auto en el hotel, cuando volves no está el auto. Acá todavía no tenemos eso. Es una ciudad que el que tiene ganas de trabajar, todavía se puede rebuscar. Está mal, hay crisis, pero es una provincia que podría estar mucho peor. Si en crisis no estamos tan mal, en tiempos mejores tendríamos una ciudad, que se plantea como de las primeras a nivel nacional.
Es miércoles a la noche y el restaurante está, literalmente, lleno. No es casual. Por semana un promedio de quince reses se sirven a un público con buen apetito.

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Los argentinos consumen tres veces más carne de la recomendada

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No es noticia que la carne es una gran parte de la dieta de nuestro país, pero recientes estudios determinaron que en Argentina se consume tres veces más carne de la recomendada por las Naciones Unidas. En total, el consumo per cápita por año supera los 57 kg de carnes rojas, mientras que el recomendado por la organización internacional es de 20 kg por persona por año.
En cuestiones médicas, se trata de un gran problema si se considera que las carnes están vinculadas por diversos estudios a un notorio incremento en las chances de sufrir cáncer de colon, hipertensión y sobrepeso así como obesidad, entre muchos otros padecimientos. Este riesgo se agrava si hablamos de productos a base de carne procesada, ya que la industrialización suele sumarle químicos y conservantes artificiales, que incrementan todavía más los riesgos, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por otra parte, además señalan que el consumo de carnes rojas está vinculado a un incremento del 48% de las posibilidades de padecer diabetes. El método de cocción también influye mucho en las posibilidades de enfermarse, por ejemplo el uso de carbón mal prendido puede tornar muy tóxica a la carne, así como quemarla durante la cocción.
La cantidad de grasas saturadas de las proteínas animales son un ticket de ida al aumento de peso y la obesidad, dos de las enfermedades crónicas vinculadas directamente a la posibilidad de contraer diabetes tipo 2. Es todavía más grave si se entiende que alrededor del 40% de las muertes por enfermedades no transmisibles (relacionadas al comportamiento y a la dieta), resultan un subproducto del aumento desmedido de peso.
Medioambiente
El problema de la carne escapa a la salud, es además una grave amenaza para nuestro ecosistema, ya que la producción de ganado representa un notable incremento de las emisiones de dióxido de carbono. El valor es tan elevado que supera a todas las emisiones que realizan los diversos medios de transporte del mundo combinados. Esto se podría evitar, sólo reduciendo nuestro consumo de productos animales.
Por otra parte, la producción masiva de ganado causó que se deforesten grandes extensiones de bosques y vegetación nativa, una de las mejores formas que tienen los ecosistemas para combatir el exceso de dióxido de carbono y evitar inundaciones. Esto puede ser un gran problema a futuro si se tiene en cuenta que la mayoría de los científicos advierten sobre el exceso de ese gas en nuestra atmósfera y sus consecuencias en el clima.
Cambio de óptica
Claro que comer carne de vez en cuando no está mal, es el abuso lo que puede causar problemas. Una buena forma de incorporar más vegetales a nuestra dieta es imitar a los japoneses, que al menos un día a la semana comen sólo vegetales. Por otra parte, podemos optar por hamburguesas y milanesas preparadas con legumbres. En la actualidad es cada vez más fácil pedir una comida vegetariana, ya que cada vez más restaurantes las están incorporando en sus menús, incluso para pedir a domicilio.
Es cuestión de poner en la balanza los posibles problemas de salud que podemos padecer por el consumo excesivo de carne y deslizarse de a poco a una dieta más saludable. Claro que no es tarea fácil, sobre todo viviendo en un país con una cultura carnívora muy arraigada, pero con algo de voluntad, nuestra salud y el ecosistema en mente, será más fácil incorporar vegetales a nuestra dieta.

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