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Hallan residuos de medicamentos en dorados, sábalos y bogas del río Uruguay

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En trabajos previos, científicos del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM, CONICET-UNLP) ya habían reportado la presencia de ciertas drogas farmacéuticas en líquidos cloacales y cuerpos de agua receptores de esos desechos, así que el paso siguiente de la investigación era buscarlas en los organismos que viven en esos ambientes, particularmente en el río Uruguay, que nace en el sur de Brasil y desemboca en el Río de La Plata. Las especies elegidas para el estudio fueron tres peces de consumo humano: dorado, sábalo y boga. Los resultados mostraron que en los tejidos analizados se detectaron 16 fármacos. La novedad se acaba de publicar en la revista Enviromental Pollution.

Los compuestos hallados con mayor frecuencia fueron dos: carbamazepina, una droga anticonvulsiva utilizada especialmente contra la epilepsia y el trastorno bipolar; y atenolol, indicado para tratar la hipertensión arterial y controlar el riesgo cardíaco. “Esto fue una sorpresa, ya que nuestra hipótesis inicial era que principalmente encontraríamos rastros de fármacos más comúnmente prescriptos como los antiinflamatorios diclofenac e ibuprofeno. Por el contrario, de hecho, estos casi no aparecieron”, relata Pedro Carriquiriborde, investigador del CONICET en el CIM y uno de los autores del artículo.

Un aspecto positivo de los resultados es que las drogas más frecuentes –algunas estaban presentes casi en el 100 por ciento de los ejemplares estudiados– aparecieron en concentraciones bajas mientras que, a la inversa, aquellas halladas en mayor densidad (entre ellas un diurético, un analgésico y un medicamento psiquiátrico) se encontraron en menos de la mitad de los peces. “Es decir que afortunadamente no encontramos la combinación más riesgosa de todas, que era la de tener cantidades grandes en la mayoría de las muestras. De hecho, en ninguno de los casos vimos superados los niveles de ingesta diaria admisible (IDA) de acuerdo a recomendaciones internacionales”, agrega el experto.

Macarena Rojo y Pedro Carriquiriborde en el CIM. FOTO: CCT La Plata
Macarena Rojo y Pedro Carriquiriborde en el CIM. FOTO: CCT La Plata

Los análisis estuvieron a cargo de Macarena Rojo, becaria del CONICET en el CIM que pasó tres meses en el Instituto Catalán de Investigación del Agua, en Barcelona, España (ICRA, por su sigla en catalán) gracias a una beca otorgada por la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU). “Allí aprendí la metodología para procesar las muestras y analizar los resultados, llamada Extracción Líquida Presurizada, más sofisticada que la que podía realizar aquí porque no contamos con tal equipamiento. Además, la experiencia fue fabulosa para conocer cómo se trabaja en otras partes del mundo”, cuenta entusiasmada.

La investigación se propuso también responder a otros interrogantes, entre ellos si los fármacos desataban el proceso de biomagnificación, esto es el aumento sucesivo de acumulación de las sustancias a través de la cadena alimentaria. En este sentido, se eligieron tres especies con hábitos alimenticios muy diferentes, y que por lo tanto ocupan distintos eslabones en dicha relación: mientras que el sábalo es detritívoro, es decir que se alimenta exclusivamente de materia orgánica en descomposición, la boga es omnívora y el dorado come principalmente peces pequeños.

“Por lo que observamos, la vía trófica no sería tan relevante para los fármacos como lo es en el caso de otros contaminantes como el mercurio, en el que el último predador es el que concentra mayor cantidad de toxicidad”, apunta Carriquiriborde, y continúa: “Lo que sí comprobamos es que los hábitos de cada especie influyen en cuanto a la droga que más acumulan, porque si bien las más frecuentes aparecieron en las tres especies, algunas estaban presentes muy marcadamente sólo en una y no en las otras dos”.

En este sentido, los científicos comentan que, si bien no se encontraron diferencias estacionales, sí las hubo en cuanto a la geografía, dado que las concentraciones fueron mayores en los sábalos y las bogas capturados en los sitios próximos a su desembocadura en el Río de La Plata, probablemente por la mayor influencia del área metropolitana de Buenos Aires.

Desde la CARU, organismo encargado de la toma de muestras, el asesor de pesca Alejandro Dománico señala que esas dos especies de peces representan las más abundantes en ese curso de agua, mientras que el dorado ocupa el cuarto o quinto lugar dependiendo del sitio y la estación climática en que sea capturado. El experto, que también es profesional de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA), asegura que en líneas generales el río “no presenta signos de contaminación alarmantes respecto a otros compuestos orgánicos e inorgánicos”.

Cabe mencionar que esta investigación es una de las primeras en indagar qué pasa con estos medicamentos una vez eliminados y desechados en el medio acuático, y el objetivo de los profesionales es conocer con certeza cuál es el impacto sobre el ecosistema. Por eso, los próximos pasos de esta línea de trabajo consistirán en realizar ensayos en el laboratorio y en el campo para saber en qué medida la presencia de estas sustancias podría estar afectando la salud de los animales.

 

Por Mercedes Benialgo

Sobre investigación:

Macarena Rojo. Becaria doctoral. CIM.
Diana Álvarez Muñoz. ICRA. IDAEA-CSIC, España.
Alejandro Dománico. CARU, Argentina.
Rosanna Foti. CARU, Uruguay.
Sara Rodriguez-Mozaz. ICRA, España.
Damia Barceló. ICRA. IDAEA-CSIC, España.
Pedro Carriquiriborde. Investigador independiente. CIM.

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Esclarecen los mecanismos que la planta de yerba mate emplea para mitigar la sequía

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Una línea de investigación que demandó 14 años de estudio aportó información inédita sobre los mecanismos bioquímicos y fisiológicos que despliega un cultivar de yerba mate para hacerse más resistente a la sequía.

Los resultados de este trabajo fueron publicados recientemente en la revista científica internacional “Planta”, de la Editorial Springer, con repercusiones en el área de la actividad agropecuaria. La importancia de los resultados obtenidos en la investigación es tal que permitirá mejorar las plantas de yerba mate en su faz productiva.

“Luego de un análisis fisiológico de cultivares de yerba mate seleccionados por rendimiento, iniciamos un seguimiento para ver cómo se comportaban estos genotipos ante situaciones productivas adversas tales como la sequía”.

Así describe el trabajo el doctor Pedro Sansberro, investigador de CONICET (IBONE), docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y responsable del Laboratorio de Biotecnología Aplicada y Genómica Funcional.

Una de las características buscadas en esos clones de yerba mate es la “eficiencia en el uso del agua”. Este término es de valor para el mejoramiento genético de la planta. Tiene su explicación en el proceso de fotosíntesis, ya que se manifiesta en el equilibrio entre la cantidad de carbono que la planta toma para su crecimiento y el agua que elimina para realizar ese trabajo.

“Ahora bien, en la yerba mate la eficiencia en el uso del agua tiene correlación con la caída de las hojas. Cuando se empieza a deshidratar la planta, sobre todo en los clones que no poseen un manejo adecuado del agua, lo primero que hace es tirar sus hojas para reducir transpiración. Cuando eso sucede hay una pérdida económica para el productor”, expresó el doctor Sansberro.

El investigador explicó además el mecanismo que tiene el cultivar tolerante objeto del estudio para hacer frente a situaciones climáticas adversas. En ese sentido indicó que, como todo ser vivo, tienen “mecanismos de defensa” que pueden ser activados o no como parte de su interacción con el medio ambiente. La planta censa todo lo que tiene a su alrededor porque no puede moverse y despliega sus receptores de señales, que conforman un mecanismo bioquímico de transducción bien aceitado.

“En un evento de sequía se origina un proceso de deshidratación. En ese contexto la primera en enterarse es la raíz, quien mediante señales bioquímicas interactúa con las hojas para cerrar los estomas (microporos en el envés de las hojas por donde se produce el intercambio gaseoso con el ambiente) y disminuir la pérdida de agua por transpiración”.

La yerba mate posee varias líneas de defensas en situación de sequía. En primer lugar, gasta menos agua y eso quedó demostrado en el trabajo. Posteriormente, invierte lo poco que tiene para revertir la situación adversa. ¿De qué manera? Incorpora compuestos a nivel celular, que si bien aún no se puede confirmar se tratan de “azúcares” que actúan como si fueran sales. Al liberar las células estos compuestos cumplen con la función de retener la poca agua que queda. De esta manera aseguran que las membranas celulares “no pierdan su función”, porque de ocurrir esto, se desnaturalizan y la planta se muere. A este mecanismo se lo denomina ajuste osmótico. Simultáneamente, en esta fase la planta comienza a invertir energía en el crecimiento de sus raíces en búsqueda de agua.

La tercer y última línea de defensa que la yerba mate presenta ante la sequía, es la protección del aparato fotosintético presente en sus hojas. De esta forma asegura una rápida restauración de la producción de carbohidratos que requiere para estimular el crecimiento (producción de hojas) una vez que la sequía pase.

El estudio inició mediante la determinación del perfil productivo de genotipos o clones de yerba mate implantados en el Establecimiento Las Marías, Corrientes. “Utilizamos investigación básica de primer nivel, pero siempre con un fin aplicado. Nos enfocamos en problemas que el productor debe hacer frente a diario”, expresó el doctor Sansberro.

El trabajo publicado en la prestigiosa revista internacional lleva el título “Transcript and metabolic adjustments triggered by drought in Ilex paraguariensis leaves” (Ajustes transcriptómicos y metabólicos en hojas de I. paraguariensis desencadenados por sequía). Allí se desarrolla cómo se modifica la expresión de los genes y metabolitos a causa del fenómeno climático y se presenta un análisis fisiológico integral de la respuesta de la planta para mitigar los efectos deletéreos producidos por la situación adversa.

“Nosotros abordamos el problema empleando distintos niveles de estudios que incluyen el análisis de la variación de la expresión de los genes (transcriptoma) y la modificación del metaboloma (comprende todas moléculas pequeñas o metabolitos que se encuentran en un organismo), como consecuencia de la expresión génica, y relacionamos con los cambios fisiológicos que determinan una respuesta”.

Un estudio tan detallado y minucioso fue posible a través de la colaboración de numerosos profesionales de distintos centros de investigación: Maximiliano Acevedo y Hernán Avico (Laboratorio de Biotecnología Aplicada y Genómica Funcional – UNNE), Norma Paniego, Máximo Rivarola y Sergio González (Instituto de Biotecnología CICVyA-INTA), Adriano Nunes Nesi y Acácio Rodriguez Salvador (Departamento de Biología Vegetal, Universidad Federal de Viçosa, Brasil), Oscar Ruiz (II-B INTECh). Asimismo, el profesor Sansberro destacó la valiosa participación de la Dra. Silvina Pessino (Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario), posibilitando el aislamiento de los primeros genes de yerba mate.

Pedro Sansberro, investigador de CONICET (IBONE), docente de la UNNE
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¿Quién quiere ser millonario? Sobre ciencia, tecnología y política

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Hace un par de días, la presencia de una investigadora de CONICET en un programa televisivo causó un revuelo, porque puso de manifiesto el desfinanciamiento que viene sufriendo la ciencia argentina en los últimos años.
El pasado 12 y 13 de abril tuvo lugar en la Ciudad de Córdoba el Primer Plenario Nacional de Directoras y Directores de Institutos del CONICET. Participaron más de 130 Directoras/es y se recibieron numerosas adhesiones de directores que no pudieron asistir. Se elaboró un documento donde se manifiesta el desfinanciamiento que viene sufriendo la ciencia argentina en los últimos años.
Ahora bien, ¿Por qué habría de financiarse a “la ciencia” habiendo sectores de la población que sufren carencias?; ¿Qué importancia puede tener “la ciencia” cuando faltan tantas otras cosas?
Sin intentar poner a los organismos de ciencia y tecnología por encima de cualquier otro, ni arrogarme la potestad de ser la persona indicada para emitir juicio al respecto, expongo aquí mi idea personal acerca de porqué para un país, en este caso nuestro país, es importante valorar el desarrollo científico-tecnológico propio. Para ello me baso en algunas ideas principales.

  1. El desarrollo del país no va a lograrse poniendo en competencia a la producción de materias primas con la producción industrial.

Nuestro país es rico en materias primas, pero hoy en día eso no alcanza. Las condiciones climáticas, sumadas a la globalización, pueden afectar seriamente las ganancias económicas que pueden generar. Aprovechar nuestra riqueza para generar productos con alto valor agregado puede hacer la diferencia. Para ello es importante que seamos capaces de aportar ese valor mediante el desarrollo industrial. Sin menospreciar el aporte económico de las industrias extranjeras, existe en nuestro país potencial suficiente para el desarrollo de una industria propia.
 

  • La dependencia científica y tecnológica nos empobrece y enferma.

 
Hace unos años sufrimos el cierre de las importaciones. Seguramente existía un motivo económico que lo justificara, que no soy quien para discutir. Sin embargo, lo que se puso en evidencia en esa oportunidad, es que la industria de todo tipo requirió realizar eternos trámites para poder importar los insumos necesarios para fabricar de todo, inclusive medicamentos. Muchas empresas sufrieron graves crisis y hubo gente que enfermó gravemente. De haber contado con insumos propios, fabricados en el país, eso no hubiera sucedido. Ahora bien, para fabricar determinados insumos se requiere el desarrollo de una industria propia. Pero no cualquier industria, sino una industria moderna y eficiente.

  1. El país cuenta con los recursos humanos.

Argentina siempre se ha destacado por ser “exportadora de cerebros”. La gente capacitada está aquí, deseosa de poder hacer lo que mejor sabe hacer. Sin embargo, a lo largo de mis casi 40 años de carrera y con pocas excepciones, he visto como diferentes gobiernos han vaciado las universidades e instituciones tecnológicas del país, utilizado políticamente a los organismos, menospreciando a docentes e investigadores. Ahora bien, para el desarrollo de una industria propia, moderna y eficiente se necesita el desarrollo de tecnología, que debe apoyarse en el desarrollo de la ciencia. Eso no puede lograrse sin investigadores.

  1. La investigación requiere insumos y equipamiento.

El modelo de investigador que solo y con un microscopio lograba importantes descubrimientos científicos, ya no existe. Actualmente se requiere equipamiento de alta complejidad y muchos insumos que no se producen en el país. Los largos procedimientos de licitación de los organismos estatales y las continuas e históricas devaluaciones hacen que se haga prácticamente imposible comprar equipos. A veces el problema no es la falta de equipos sino la falta de lugar donde ponerlos. Otro rasgo clásico es la deficiente infraestructura edilicia, con hacinamiento de investigadores y becarios.

  1. El centralismo nos empobrece.

El desarrollo focalizado de una sola parte del país genera pobreza. La migración a los grandes centros urbanos de las personas que viven en las provincias periféricas produce una concentración poblacional que es origen de graves deficiencias habitacionales, de salud y educación. Para lograr un desarrollo equilibrado es importante que cada provincia genere su propia riqueza. Esa riqueza puede estar basada en la producción primaria, en la industria o en los recursos naturales, pero en todos los casos requiere el aporte de la ciencia y la tecnología para su buen desarrollo, implementación, optimización, protección. Es fundamental que ese aporte se dé localmente y regionalmente, debido al interés y conocimientos especializados de los investigadores en cada lugar. Por eso es importante que la inversión en ciencia y tecnología sea distribuida con criterio federal.

  1. Más que nunca, la investigación debe ser multidisciplinaria.

La evaluación global sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas recientemente dada a conocer por la ONU señala que un 25 por ciento de las especies del planeta está amenazado y un millón se encuentra al borde de la extinción debido a la influencia directa del ser humano, con serias implicaciones económicas para todos los países, pero marcadamente en países no desarrollados o en desarrollo, como el nuestro. Ya no es posible el desarrollo industrial con una mera meta económica. Es imprescindible que el desarrollo económico sea acompañado de un equilibrio social y ambiental. Entre otras cosas, hay que producir en equilibrio con la naturaleza, hay que conocer la historia que nos trajo hasta este lugar, hay conocer y valorar la función de todas las especies que habitan la tierra. Para ello es necesario el aporte de todas las ciencias.
Nuestros dirigentes, en todas las épocas, manifiestan la intención de colocar a Argentina en el mapa. Sin embargo, esto podrá lograrse solamente con una visión moderna, integradora y de vanguardia. Si admiramos la educación finlandesa, no debemos omitir que Finlandia no pone en duda lo que valen sus educadores. Si admiramos el desarrollo de Canadá, no debemos omitir que los canadienses cuentan con extensos territorios gestionado por pueblos originarios, que además tienen voz en el parlamento. Y así podría seguir. De nada valen los discursos si no se traducen en hechos.
Y muy importante, lo que acabo de exponer es transversal a todos los gobiernos. No tiene que ver con partidos políticos, sino con una concepción de cómo debiera ser la política de ciencia y tecnología para que realmente redunde en beneficio de la población de nuestro país en particular.
Para finalizar, respondiendo las preguntas iniciales, el desfinanciamiento de los organismos de ciencia y tecnología terminará generando más dependencia, mientras que la inversión en ciencia y tecnología puede generar riqueza, salud y bienestar para la población. El problema es que no es inmediato. Muchas veces los resultados no se obtienen en 4 años y no pueden mostrarse como logro de un gobierno. La definición de políticas de estado a largo plazo es lo que ha caracterizado a todos los países desarrollados que hoy vemos con admiración. Se requiere tiempo, paciencia e inversión. Pero el resultado, finalmente valdrá la pena.

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La crisis científica en Misiones

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Uno de los ejemplos más claros de precarización laboral en investigadoras/es en la provincia fue el caso de los ex becarios/as CONICET- CEDIT. Este último organismo (llamado Comité Ejecutivo de Desarrollo e Innovación Tecnológica), durante años no solo no cumplía con los pagos de estipendios de sus becarios/as en tiempo y forma, sino que además, la comunicación entre las autoridades y los responsables de los trámites correspondientes al pago no eran claros, no reconocían a sus profesionales como trabajadores de la ciencia e inclusive se burlaban comentando en voz alta ante los reclamos que “esto (por los pagos atrasados) les sirve como ahorro”.
Entre las tareas directamente afectadas y en peligro se encontraba principalmente el desarrollo de la formación de  posgrado, la dedicación exclusiva del trabajo científico, los traslados a los lugares de trabajo, el financiamiento de viajes para el cursado de materias, cursos de perfeccionamiento, pasantías, gastos de publicaciones, viajes de campo, entre otras actividades. A su vez, dada la crítica situación inflacionaria, se tornaba cada vez más difícil afrontar los gastos diarios (canasta familiar, servicios, manutención de la familia, alquileres, entre otros gastos indispensables), cuando los ingresos eran parciales e irregulares. En síntesis el incumplimiento por parte del CEDIT en el correcto pago de las becas, condicionaba fuertemente el normal desarrollo de los planes de trabajo y actividades diarias de nuestros investigadores misioneros/as.
Finalmente y como consecuencia de padecer largos periodos con problemas y situaciones conflictivas con el cobro del 50% de los estipendios por parte del CEDIT, realizando múltiples pedidos y reclamos, movilizaciones y actividades, y llevando esta problemática a la Mesa Nacional de Becarios que se reúne periódicamente en la sede central del organismo en Buenos Aires, el Consejo Nacional de Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) por Resolución RESOL-2018-754-APN-DIR#CONICET resolvió modificar esta convocatoria y llevar las becas cofinanciadas a las categorías de BECA INTERNA DOCTORAL a partir del 01/06/2018, es decir, que el CONICET asumía el 100% del financiamiento de becas.
En cuanto al panorama de ciencia en Misiones, las personas que trabajan en investigación y docencia en la Universidad Nacional de Misiones apuntan a que la provincia se transforme en un lugar científico de excelencia y con potencial desde las perspectivas sociales de estudio; es por esto que en la actualidad  nos encontramos en el deber de luchar y defender estos espacios, a la educación pública y de calidad y a la ciencia argentina.
Llamamos a la sociedad misionera a acompañar el reclamo del sector de la Ciencia y la Educación para que conozcan la situación actual en la ciencia argentina, en un momento que la investigación y su desarrollo local se encuentran en fuerte peligro.

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¿Quién quiere ser millonario? Cinco razones para hablar del Conicet

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1 – El muro de los lamentos
 
El mes pasado ocurrió un hecho inédito en la historia del Conicet: se realizó la primera asamblea de directores de institutos e investigadores autoconvocados en Córdoba. El debate culminó con la producción de un documento que sintetiza la dramática situación financiera del organismo, critica duramente la política implementada por el Gobierno que puede resumirse en una sola palabra: vaciamiento.
La porción del presupuesto que el Estado destina a Ciencia y Técnica cayó al 0,25% del Producto Bruto Interno (PBI) el año pasado, menos que durante el período 2010-2015 y muy lejos de la promesa de campaña de elevarla a 1,5%. Pero ya lo sabemos, pasaron cosas.
Cosas como estas: el presupuesto del funcionamiento del Conicet -destinado a gastos de funcionamiento, infraestructura y ejecución de proyectos- bajó a menos del 5%. Pero incluso este porcentaje es irreal, porque el Estado sub-ejecuta el presupuesto, es decir no termina de enviar las partidas en tiempo y forma. Esto también es lo que sucede con los fondos para proyectos de investigación. Algunos, concursados hace dos o tres años, siguen sin percibir los depósitos. Muchos institutos ni siquiera han recibido partidas de 2019.  El pago de los fondos para proyectos de unidades ejecutoras se ha suspendido. Y se ha decidido dejar de financiar reuniones científicas.
Claro que esto no es novedad, pero se agrava cuando el presupuesto se calcula en términos nominales, es decir sin considerar la inflación real que el año pasado alcanzó casi el 48% y en lo que va de este, parece seguir la misma tendencia. La suba del dólar es realmente un calvario para aquellos investigadores que dependen de la importación de insumos.
Los salarios siguen la misma suerte que los de la mayoría de los trabajadores. Los sueldos de los científicos argentinos, afirma el documento, son los peores de toda América Latina.
Las paritarias de 2018 lograron un triste 15% frente a una inflación que triplicó esa cifra con creces. Los becarios y los investigadores más jóvenes ganan por debajo de la línea de pobreza en la mayoría de los distritos.
La brutal disminución de los ingresos a la carrera de investigador (CIC) es otro claro ejemplo del ajuste y desguace de una de las instituciones científicas mejor posicionadas en el ámbito internacional. Esto afecta sensiblemente a zonas como la nuestra que padece los efectos de años de centralización de la inversión en ciencia y tecnología. El resultado es el atraso y el relegamiento de la producción científica regional que es la única que puede estudiar y comprender nuestros problemas y necesidades, para pensar posibles soluciones. Porque eso hacemos: estudiamos problemas para ayudar a resolverlos.

 

2 – Inútiles, vagos… sinvergüenzas
 
El mes pasado también hubo otra noticia que puso en escena al Conicet. Me refiero a los comentarios del periodista y provocador Eduardo Feinmann, quien agredió e insultó a un investigador por su identidad sexual y en el mismo acto desacreditó su actividad científica. Es claro que no se trató solo de un ataque individual, fue un gesto de homofobia que azuzó los odios que viven en nuestra sociedad. Un recorrido por los comentarios que despertó la nota basta para ejemplo. Por la gravedad de los dichos no voy a reproducirlos. Hay límites que respetar en la comunicación pública si es que aún buscamos un ideal democrático y abogamos por la convivencia pacífica.
La brutalidad del gesto de Feinmann no es aislada. En 2016, cuando todavía el gobierno de Macri disfrutaba de las mieles del éxito electoral, investigadores y becarios de las Ciencias Sociales fueron hostigados, insultados, desprestigiados por un ejercito de trolls que se dedicó a comentar los títulos de las investigaciones y publicaciones sin entender absolutamente nada al respecto.
El ataque fue sistemáticamente orquestado desde la más odiosa ignorancia y con ánimos de sembrar en la opinión pública el malestar contra la comunidad científica. Es decir, con la intención de reforzar una idea que ya circula: que quienes nos dedicamos a las Ciencias Sociales no somos útiles para la sociedad.
 
3 – Trending topic
 
Apenas comenzó mayo fuimos noticia otra vez en ¿Quién quiere ser millonario?. “Investigadora del Conicet busca financiamiento para la lucha contra el cáncer en un concurso televisivo”, titularon los medios para contar que la doctora en Biología Marina Simian ganó medio millón de pesos en televisión.
El monto, según declaró, lo destinará al financiamiento de su investigación sobre el cáncer, ya que sobre el pago de los subsidios que le deben no hay ni rastros.
No fue una anécdota, fue una estrategia política de visibilidad pública bien lograda: instaló el tema en la agenda mediática (esta nota es un efecto derivado de ese acontecimiento).
Pero la lógica espectacular prioriza siempre la narración del caso individual, deja afuera la dimensión colectiva del problema y con ello las responsabilidades estatales.
 
4- Foto sí, respuestas no
 Días después de su viralizada aparición televisiva, en un hilo de cuenta de twitter la investigadora del medio millón de pesos expone los puntos que trató en una reunión con el presidente Mauricio Macri (siempre dispuesto a mostrarse dialoguista en fotos y ante cualquier otra estrategia de marketing político diseñada por el único de sus funcionarios que puede jactarse de haber tenido éxito, Durán Barba).
 


Los temas que abordó la doctora Simian con el presidente fueron:
1) eliminación de impuestos a la importación de reactivos para la investigación (que son caros y acá no hay);
2) pago de subsidios;
3) recomposición salarial;
4) manejo de subsidios del exterior -los pocos que existen, por cierto-, es decir trabas burocráticas administrativas;
5) incorporación de los directores electos al directorio del Conicet.
Aunque no en el mismo orden asignado por la investigadora, todos son puntos de la agenda institucional del Conicet – a quien la bióloga no representa formalmente-.
Una agenda que ni el presidente ni el directorio del organismo lograron discutir con el presidente Macri y que el ahora Secretario de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, dejó en el olvido cuando aceptó su papel de administrador del vaciamiento.
En la misma semana el ministro del interior Rogelio Frigerio se pronunció al respecto diciendo que es necesario discutir las prioridades, dando a entender -hasta para los más ilusos- que la ciencia no es importante y no está en las prioridades del gobierno.
La orquestación de estas apariciones públicas no puede abstraerse del contexto en el que se producen: los tiempos de la campaña electoral. Así, la foto junto a la investigadora del medio millón -que por cierto en el mismo hilo de twitter se autoproclamó interlocutora entre el Gobierno y la comunidad científica-, monta la escena de la escucha y la atención al reclamo.  
Pero, seamos serios, ese encuentro no puede ser interpretado como una respuesta a los problemas de la comunidad científica que son, a su vez, resultado de las políticas que este Gobierno generó.
El gesto de la foto es una pose más de la tantas a las que nos tiene acostumbrados el presidente. Mientras no haya respuestas y acciones concretas en las instancias institucionales y administrativas correspondientes, seguimos asistiendo al vaciamiento, al desprestigio y a la deslegitimación de la ciencia. Como en todo espectáculo, asistimos a un simulacro: el del reconocimiento del valor de ciencia reducido a una foto marketinera y a un hilo de twits.
Mientras que a los funcionarios Frigerio y Barañao les tocó la triste tarea de difundir los argumentos ideológicos que justifican el ajuste. Y esto nos obliga a los investigadores a participar de la discusión pública para tratar de convencer a la ciudadanía que nuestro trabajo no es un gasto sino una inversión, que no hay desarrollo sin innovación en ciencia y tecnología y que las ciencias sociales han ayudado a que nuestras sociedades se transformen.
 
5- En rebeldía
 
En esta semana, la directora del Conicet por el área de Ciencias Sociales con mandato vencido hace un año, Dora Barrancos, presentó su renuncia como gesto de protesta ante la demora en la designación de su sucesor, el doctor Mario Pecheny -elegido democráticamente por todos los investigadores del área, al igual que su par de Ciencias Naturales, doctor Alberto Kornblihtt.
Sí, el mismo que dejó en evidencia la ignorancia y los prejuicios de la senadora por Tucumán, Silvia Elías de Pérez durante las audiencias en el marco del debate por el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo.
El acto de Barrancos reforzó ante la opinión pública el tema de la crítica realidad del Conicet.
Su dimisión responde, según explicó la prestigiosa socióloga e historiadora, al orden moral: no le es posible seguir avalando el desorden que el propio Gobierno promueve al interior del organismo.
Los sucesores deberían haber sido nombrados por decreto hace un año. La demora es injustificada y sería ingenuo no leerla como un gesto político de vaciamiento institucional. La decisión de Barrancos está sin dudas a la altura de su figura.
Sin embargo, no tenemos mucha esperanza de que la situación cambie. Si el Gobierno cree que el financiamiento de la ciencia no es prioridad, poco o nulo respeto hacia el orden institucional podemos esperar.
El Conicet fue noticia, pero no precisamente por las razones que nos gustaría a quienes integramos dicho organismo. Digamos con eso que se impuso como novedad o tendencia, fue un tema del que la gente habló en redes sociales. Y porque ahora lo viral es ya un criterio noticioso, la ciencia recibió los titulares que no consigue por otras vías -esto sería interés genuino en lo que los científicos tienen para decir sobre la sociedad, la industria, la tecnología, la salud, los medios, el planeta y etcéteras. ¿Debemos ponernos contentos los investigadores porque el ajuste fue noticia? ¿Es una estrategia efectiva obtener la atención, aunque sea efímera, de los públicos masivos y con ello de los gobernantes, para que se hable de lo que nos preocupa hace ya mucho tiempo? ¿Ante la falta de respuesta institucional a los reclamos de la comunidad científica, es la vía mediática la única salida para el reconocimiento y la legitimación de la ciencia como actividad necesaria para el desarrollo del país? ¿Qué podemos decir sobre el valor de la ciencia si éste depende de la capacidad para generar retwits, posteos y titulares o se mide según el opinómetro de los comentarios por Facebook? Tal vez podamos encontrar respuestas alentadoras a estas preguntas, sinceramente.

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