Reforma Del Caño le sumaría a Misiones tres diputados nacionales

Compartí esta noticia !

El diputado nacional por Frente de Izquierda Unida, Nicolás Del Caño, presentó un proyecto en el Congreso para “actualizar” el número de diputados de acuerdo al crecimiento poblacional, tal como establece un fallo de la Cámara Electoral Nacional.

De acuerdo a la iniciativa del diputado de izquierda, a Misiones le tocarían diez legisladores nacionales en lugar de los siete actuales. Según el proyecto, el número de diputados nacionales a elegir será de uno por cada 161.000 habitantes o fracción no menor de 80.500 habitantes, tomándose como base a tal efecto los resultados del censo practicado en 2010. A dicha representación se agregará, por cada distrito, la cantidad de tres diputados, no pudiendo en ningún caso ser menor de cinco diputados ni inferior a la que cada distrito tenía a la sanción de esta Ley.

Del Caño argumenta que “los 257 diputados que hoy integran la Cámara resultan de un censo del año 1980 cuyo resultado era 27.947.446 habitantes en la República. El censo 2010 dio un resultado de 40.091.359 habitantes”.

Cita a un estudio realizado por Diego Reynoso titulado “El reparto de la representación.  Antecedentes y distorsiones de la asignación de diputados a las provincias” que sostiene que “dado el  crecimiento demográfico, la Buenos Aires tendría que elegir 100 diputados (en lugar  de los 70), mientras que Córdoba 24 (en lugar de los 18), Santa Fe 23 (en lugar de los 19), Mendoza  14 (en lugar de los 10), al igual que Salta que tendría que elegir 11 en lugar de los 7 que actualmente  elige. Las provincias que deberían recibir 3 diputados adicionales serían Tucumán (le  corresponderían 12 en lugar de 9) mientras que tanto a Misiones como a Chaco le corresponderían  ser asignados 10 escaños en lugar de 7. Además las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Santiago  del Estero y Río Negro tendrían que haber recibido 2 escaños adicionales a los que actualmente  eligen, mientras que San Juan y Jujuy, así como Neuquén, Chubut, Formosa y San Luis tendrían que  recibir un diputado adicional”. 

De aprobarse este proyecto, la Cámara de Diputados pasaría a tener una composición de 328  diputados.

Hace pocos días la Cámara Nacional Electoral (CNE) instó al Congreso a que revea la composición de la Cámara de Diputados para actualizar el número de sus integrantes según los datos del censo nacional de 2010.

El fallo de los jueces Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera dejó sin efecto el amparo impulsado por el Partido Vecinal de Córdoba contra el Estado Nacional para reasignar la cantidad de diputados por provincia según los datos del relevamiento poblacional.

Los argumentos de la nueva resolución se apoyan en el artículo 45 de la Constitución Nacional, que establece que después de la “realización de cada censo, el Congreso fijará la representación con arreglo al mismo, pudiendo aumentar pero no disminuir la base expresada para cada diputado”.

El fallo de la CNE ya había sido expuesto en julio de 2018, cuando instó al poder legislativo a modificar la composición de la Cámara de Diputados para “garantizar una representación correspondiente a cada provincia”.

Compartí esta noticia !

Un NO debate presidencial

Compartí esta noticia !

¿Qué dice la teoría de los debates? Que legitiman el sistema democrático, fijan agenda sobre los grandes temas, persuaden al electorado, dotan de información y aportan a la calidad institucional. Sin embargo, ¿qué discutimos en Argentina tras el primer debate? Un dedo levantado, un minuto de silencio, tiempos incumplidos para un candidato y otras cuestiones de forma y actitud. Percibimos alto contenido ideológico, monólogos y posturas moralistas conocidas como “espiritualización de los asuntos materiales” que suelen producir verdaderas discusiones culturales, religiosas o sociales que sí generan discusión a posteriori. ¿Qué efecto se pudo ver en los diferentes sondeos que se publicaron? Que terminó afirmando las tendencias que se sostenían de manera previa, es decir, reforzando las preferencias. ¿Se percibieron corrimientos electorales en los sondeos? No. Así pasamos al segundo debate presidencial. Arrancó con una breve y prometedora presentación inicial. Para Macri hay bases construidas. Para el resto de los oponentes la situación es mala y hay que discutir la crisis. Hay que discutir proclamaron. Ahí la jugada fue de uno contra cinco. 

Pero luego el debate cambió. Nuevamente la ideología fue central y el escenario fue tres a tres. En la seguridad fue explícita esa diferencia. Tres actores desde el progresismo destacando la desigualdad y tres actores desde un conservadurismo envalentonado muy -pero muy corrido- hacia la mano dura. La puja, la gran puja del debate se corrió hacia la derecha. La superposición de propuestas, valores y énfasis de Macri, Espert y Gómez Centurión fue notable y ahí se juega mucho en votos, especialmente para el futuro. El debate sobre economía fue la nada misma. Lejos, el bloque más abstracto, menos concreto. Lugares comunes, pocas políticas y las chicanas más duras. Muchas y cruzadas. Sorprendió Macri: su bloque más sólido -actitudinalmente- pero justo en su política más floja. La corrupción fue su eje: “se robaron la plata de las obras” le espetó al candidato del Frente de Todos. Pero la respuesta más incisiva de Fernández fue exactamente ahí, asociando al apellido Macri con la corrupción del estado: “Clan Macri” le respondió, recordando a la vieja idea de la “patria contratista”. 

La calidad institucional fue el bloque de la hipocresía. Desde eliminar la coparticipación hasta las críticas furibundas entre quienes son y fueron oficialistas. Y ni hablar del bloque de desarrollo social cuando el intercambio se dio en el eje pobreza. Poco consistente para decir de eso… Uno a uno variaron algo en una semana. Sorprendió Macri con el uso del pronombre “ellos” aludiendo implícitamente al kirchnerismo. Fue muchísimo más negativo y adversarial que en el primer debate y en término de solidez y actitud mejoró mucho, especialmente en su manejo no verbal. Muy enfático y con autocrítica cero, sobraron las picardías discursivas que no le suman -con tanta negatividad de su imagen- y cerró con su fallido cambio cultural, quizás animado por su marcha electoral #SiSePuede. 

Espert intentó diferenciarse -más que Macri- de Fernández tratando de interlocutar de modo directo y tuvo un buen manejo escénico y discursivo, sin nada que perder y con la displicencia de quién no será gobierno. Bajísimo en intensidad Lavagna. Sin fuerza ni convicción y volviendo algo más a la comodidad del centro. Quizás sí eso posibilite un movimiento mínimo de votos en el centro. Gómez Centurión sin la defensa de las dos vidas es otro candidato, más racional pero menos potente. Del Caño en un registro afuera del diálogo y con un intento de incorporar latiguillos discursivos o populares. Y un Fernández que no brilló y estuvo mucho más tiempo a la defensiva y hasta apesadumbrado en su rostro, salvo en el cierre donde estuvo en su performance más cuidada y editada. A su favor, quizás jugando a la dinámica del boxeo sabiendo que, ante el empate, la corona queda para el campeón. El tema es que no ganó todavía…  Así pasaron los dos debates. Oportunidades para defender la postura propia y rebatir la postura del oponente donde el debate es una lucha de pura campaña negativa, en particular, de “comparación explícita”. Este segundo, en particular, fue incluso más de ataque directo que de comparación, y con cruces personales más ofensivos. Incluso hubo registros de tensión entre los dos principales candidatos fuera de cámara y sin saludarse. Fue un acto carente de políticas concretas como propuestas y carente de muchas verdades también. Por suerte, dejó transpirar sin filtros las ideologías de cada uno, que en definitiva es el mejor modo de juzgar a los candidatos porque es su sistema de creencias desde el cual actúan y deciden.

Pasó un modelo de debate que cumple con la exigencia democrática e institucional pero no con el intercambio. La exigencia cívica de ver a los candidatos sin edición, se vio, no es tan real. La función ritual fue cumplida, y según la evidencia comparada, sus efectos sobre el sistema político seguramente serán discretos. Tras dos debates sigue una duda que persistirá más firme que nunca: ¿es quien mejor debate, necesariamente un mejor líder? No. Macri estuvo bien, pero para la mayoría de los argentinos y argentinas, su gobierno no. Así es que son los desempeños de los gobiernos los que responden a ese dilema. El 27 tendremos la respuesta. 

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin