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El “Coimasgate” y el deterioro acelerado de la gestión Milei

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El escándalo bautizado como Coimasgate -o Karinagate, en alusión a la hermana del presidente- irrumpe en un escenario donde el gobierno libertario ya atravesaba un desgaste sostenido. A las crisis no cerradas del Libragate, el veto rechazado a la ley de emergencia en discapacidad y la tragedia del fentanilo contaminado, se suma ahora un caso de corrupción que, a diferencia de otros, utiliza palabras cargadas de sentido inmediato en la sociedad argentina: coimas y corrupción. Conceptos simples de entender que golpean de lleno la credibilidad oficial.

El relevamiento nacional de Zuban Córdoba muestra con crudeza cómo se procesa esta crisis. Un 62,3% de los consultados considera improvisada la respuesta del gobierno, y apenas un tercio la juzga como preparada. En términos políticos, esta percepción equivale a una deslegitimación del manejo presidencial en una crisis que, lejos de apagarse, amenaza con ramificarse en múltiples frentes.

Rechazo social y exigencia de renuncias

El estudio confirma un repudio mayoritario hacia los funcionarios señalados: 65,5% de los argentinos cree que Karina Milei y los hermanos Menem deberían renunciar y ponerse a disposición de la justicia. El dato adquiere mayor peso al observar que el reclamo no proviene solo de la oposición, sino que también atraviesa al círculo de poder económico y mediático. En paralelo, 69,9% de la población afirma que no pondría “las manos en el fuego” por los involucrados, marcando distancia de la reacción presidencial de blindaje político. El 56 por ciento cree que Milei debería ser sometido a un juicio político y el 60 cree que el Gobierno quedó debilitado.

El deterioro de la reputación ya se traduce en fuga de apoyo electoral. Un 12,8% de los votantes que acompañaron a Milei en el ballotage de 2023 asegura que ya no lo volverá a votar tras el escándalo, cifra que se suma a otro 13% que había roto con el oficialismo antes del caso. En un año electoral, incluso un 3% de fuga puede definir un resultado. 

La erosión se cristaliza en otro indicador: 47,4% de los encuestados percibe al gobierno de Milei como más corrupto que los anteriores, contra apenas un 22% que lo considera libre de corrupción.

El Coimasgate no se limita al plano político. Seis de cada diez argentinos creen que el escándalo impactará negativamente en los mercados y en la confianza de los inversores. Esa expectativa alimenta la noción de una policrisis, concepto acuñado por el consultor Mario Riorda para describir situaciones donde se entrelazan incertidumbre judicial, daño reputacional y consecuencias económicas.

Los datos revelan además un deterioro profundo en la imagen gubernamental: 66% considera que la reputación y credibilidad de la gestión Milei ha empeorado tras el caso. Para la mayoría, la Casa Rosada lo tomó como “un tema más” y no como una crisis central a resolver.

Argentina acumula experiencias históricas donde la percepción de corrupción quebró el contrato social entre gobierno y sociedad. El Coimasgate se inscribe en esa serie: un 56% avala incluso la posibilidad de un juicio político a Milei por este caso, un registro de magnitud que traduce la pérdida de autoridad simbólica.

El gobierno enfrenta, así, un escenario en el que la desconfianza se multiplica: hacia la transparencia institucional, hacia la estabilidad económica y hacia la capacidad presidencial de sostener la gobernabilidad. En un país con memoria política marcada por la corrupción, el término coima no admite grises.

El informe concluye que la crisis erosiona al oficialismo en tres dimensiones simultáneas: legitimidad política, estabilidad económica y viabilidad electoral. Tres frentes donde el margen de error se reduce al mínimo y donde cada gesto puede acelerar -o frenar- la caída de confianza.

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El rechazo a Milei domina el humor social y electoral, según un estudio nacional

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En vísperas del Día del Amigo, un relevamiento de la consultora Zuban Córdoba y Asociados trazó una radiografía emocional de los vínculos entre la ciudadanía y la política en la Argentina. Con una muestra nacional de 1.300 casos relevados entre el 15 y el 17 de julio de 2025 (margen de error de ±2,71% y nivel de confianza del 95%), el estudio revela una sociedad profundamente polarizada, pero con una mayoría cada vez más crítica del Gobierno de Javier Milei.

El dato más elocuente del trabajo es la caída sostenida en la aprobación presidencial: el 56,8% de los encuestados desaprueba la gestión de Milei, mientras que solo el 42,8% la aprueba. La serie evolutiva muestra un deterioro persistente desde noviembre, cuando la aprobación era del 47,3%.

La imagen personal del mandatario también muestra un desgaste pronunciado: el 57,5% tiene una imagen negativa de Milei, frente al 41,9% que conserva una visión positiva. Su vicepresidenta, Victoria Villarruel, refleja un patrón similar, con un 55,3% de imagen negativa y apenas un 38,6% positiva.

En términos identitarios, la grieta se reformula con fuerza: el 53,6% se define como “anti mileísta”, frente al 28,1% que se identifica con el oficialismo. Esta polarización también se expresa en otros ejes: el 45,2% se declara “anti kirchnerista” y un 34,3% se asume kirchnerista, mientras que el eje peronismo-antiperonismo aparece más equilibrado (39,7% versus 38,7%).

De cara a las elecciones legislativas de octubre, el humor social se inclina con claridad hacia el voto castigo: el 52,8% votará para sancionar al Gobierno, mientras que apenas el 38,3% busca premiarlo. El dato adquiere mayor relevancia al segmentar por voto previo: entre quienes eligieron a Milei en primera vuelta, el 28,4% ya no lo acompañaría; y entre quienes lo hicieron en el balotaje, esa cifra se dispara al 73%. En el caso de los votantes de Sergio Massa, más del 93% anticipa un voto opositor.

Las razones del rechazo al oficialismo son concretas. El 25,5% de los votantes críticos señala la “destrucción del Estado y las políticas públicas” como principal motivo. Otro 25,4% califica al Gobierno como cruel. Un 11,7% enfatiza la falta de mejoras económicas personales, y un 13,1% desaprueba su alineamiento con líderes como Donald Trump y el gobierno israelí.

En contraste, entre quienes valoran al Gobierno, los motivos más citados son el control de la inflación (23,6%), la honestidad y transparencia (19,7%), la reducción del déficit fiscal (17,9%) y el enfrentamiento con la “casta política” (13%).

Uno de los indicadores más contundentes del desgaste es la percepción sobre el propio Milei: el 55,4% de los consultados cree que el presidente ya no representa un cambio y que, por el contrario, se ha convertido en un riesgo para la sociedad. Apenas un 37,8% sostiene que aún encarna una transformación.

Pese a la crisis de representación, el estudio deja una señal positiva: el 68,1% de los argentinos cree que su voto tiene un impacto real en las decisiones del país. Y aunque el desencanto se percibe con claridad, solo el 21,6% consideró la posibilidad de no participar en las elecciones de octubre. El rechazo a Milei crece, pero el vínculo democrático, por ahora, resiste.

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Más del 60% de los empresarios de Misiones cree que Argentina no crecerá en el próximo semestre

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La percepción del empresariado pyme sobre el rumbo de la economía nacional continúa dominada por la incertidumbre y el escepticismo. Según la última Encuesta Provincial de la Confederación Económica de Misiones (CEM), solo un 38% de los empresarios encuestados considera que la Argentina crecerá en el próximo semestre, lo que deja al pesimismo como una señal clara del ánimo del sector privado.

El relevamiento, correspondiente al mes de junio, se realizó entre 382 empresarios misioneros de diversos rubros y localidades. Se trata de una muestra representativa del entramado pyme de la provincia, con más de dos años de continuidad mensual en la medición, lo que permite trazar tendencias claras sobre las percepciones empresariales.

A nivel nacional, el 38% que espera crecimiento contrasta con un amplio 62% que se divide entre quienes anticipan un estancamiento o caída económica, o directamente admiten no saber qué esperar. En cuanto al plano provincial, el pesimismo es aún más marcado: solo un 12% cree que Misiones crecerá, mientras que un 50% afirma que la economía provincial no crecerá y otro 33% se muestra indeciso.

El movimiento comercial se mantiene en niveles bajos: el 39% de los encuestados lo calificó como “regular”, en línea con la tendencia de los meses previos (en mayo fue 39%, abril 46% y marzo 45%). La incertidumbre también se refleja en la prudencia de las decisiones: más del 88% de los empresarios evita tomar determinaciones respecto al personal, sin cambios en relación a mediciones anteriores.

Las problemáticas que más preocupan

Al observar el contexto nacional, los empresarios identifican cuatro factores centrales que afectan la actividad:

  • Carga tributaria (25%)
  • Costo laboral (21%)
  • Recesión (16%)
  • Corrupción (13%)

A nivel provincial, se repiten las dos problemáticas históricas: la carga tributaria (30%) y las barreras arancelarias (26%). La corrupción alcanzó un 18% de las menciones.

En el plano municipal, los empresarios señalan cuatro obstáculos centrales para la actividad pyme:

  • Informalidad y competencia desleal (18%)
  • Tasas e impuestos internos (14%)
  • Burocracia (12%)
  • Movimiento comercial fronterizo (11%)

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El comercio supermercadista aún no percibe señales firmes de recuperación

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Según la Encuesta de Tendencia de Negocios del INDEC correspondiente a supermercados y autoservicios mayoristas, el panorama para el trimestre junio-agosto de 2025 sigue dominado por la cautela. Aunque las expectativas para el corto plazo muestran un leve repunte, la evaluación de la situación actual se mantiene marcadamente negativa en varios frentes clave como la situación comercial, el acceso al crédito y la evolución del empleo.

En mayo de 2025, apenas un 5,8% de los establecimientos consideró que su situación comercial era “buena”, mientras que un 30,4% la calificó como “mala”. El 63,8% restante la definió como “normal”. Este esquema arroja un balance de -24,6%, uno de los más desfavorables en los últimos trimestres, y refleja la continuidad de un contexto recesivo en el consumo interno.

De cara al trimestre junio-agosto de 2025, el 15,9% de los establecimientos espera una mejora en su situación comercial, frente a un 7,2% que prevé un deterioro. La mayoría (76,8%) anticipa que las condiciones se mantendrán sin cambios. Esto implica un balance positivo de 8,7%, una señal tenue de optimismo tras varios trimestres de estancamiento o caída.

Uno de los puntos más críticos sigue siendo el acceso al financiamiento. El 23,2% de los empresarios indicó que el acceso al crédito es “difícil”, mientras que solo un 4,3% lo consideró “fácil”. El 72,5% lo calificó como “normal”. El balance resultante es de -18,8%, confirmando que las restricciones financieras siguen siendo una barrera importante para la expansión del sector. En paralelo, la situación financiera de las empresas también presenta un saldo negativo (-10,1%), con un 15,9% que la considera “mala” frente a apenas un 5,8% que la califica como “buena”.

Respecto a las expectativas de empleo para el trimestre entrante, el 78,3% de las empresas prevé mantener su dotación de personal, mientras que un 20,3% anticipa una reducción y solo un 1,4% espera incrementarla. El balance de -18,8% revela que, aunque no se proyectan despidos masivos, la tendencia no es expansiva y persiste la prudencia a la hora de contratar.

En mayo, el 49,3% de las empresas afirmó que sus precios aumentaron, mientras que un 44,9% no registró variaciones. Solo un 5,8% reportó caídas. Para los próximos tres meses, el 44,9% espera subas adicionales, aunque más de la mitad (50,7%) estima que los precios se mantendrán estables.

En cuanto a los stocks, el 62,3% los consideró “normales”, mientras que un 20,3% declaró tener niveles por debajo de lo habitual, lo que podría estar asociado tanto a una menor reposición como a la cautela en la planificación ante la incertidumbre macroeconómica.

El 53,6% de los empresarios identificó a la “demanda” como el principal factor que limita su capacidad de expansión, muy por encima de otras variables como el costo laboral (26,1%), el costo del financiamiento (8,7%) o el acceso al crédito bancario (2,9%). Esta estructura reafirma el rol del consumo interno como principal motor —y a la vez, cuello de botella— para la recuperación del sector.

El Indicador de Confianza Empresarial (ICE) para supermercados y autoservicios mayoristas permanece en terreno negativo (-4,3%) y no muestra un giro decisivo en la percepción del sector. Aunque algunos indicadores como las expectativas futuras mejoran levemente, el diagnóstico general sigue apuntando a una actividad condicionada por la retracción del consumo, la dificultad de financiamiento y la prudencia empresarial. El segundo trimestre de 2025 se proyecta así como una etapa de transición, sin señales claras aún de reactivación sostenida.

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Cristina, la justicia y la opinión pública: entre el rechazo mayoritario y un núcleo duro resistente

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La figura de Cristina Fernández de Kirchner continúa siendo uno de los ejes gravitacionales del escenario político argentino, incluso fuera de los cargos formales. La reciente encuesta nacional realizada por CB Consultora Opinión Pública los días 11 y 12 de junio de 2025 —sobre un total de 1.328 casos y con un margen de error de ±2,7%— revela con nitidez las tensiones entre la justicia, la opinión pública y el legado político de la exmandataria.

Según el relevamiento, el 53,5% de los encuestados tiene una imagen negativa de Cristina Fernández de Kirchner, frente a un 45,5% que mantiene una percepción positiva. Si bien su balance de imagen resulta negativo, el dato no es marginal: representa una porción sustantiva del electorado, que se mantiene fiel en un contexto de fuerte judicialización.

En comparación, Javier Milei registra un 37,1% de imagen positiva y un 58,9% de imagen negativa, lo que refleja que la polarización no ha desaparecido, sino que se ha reconfigurado.

El centro de la medición gira en torno al vínculo entre la ex presidenta y la justicia. A pocos días de que se conociera una ratificación judicial que implica su inhabilitación para ejercer cargos públicos, el 61,4% de los consultados se manifestó a favor de esa sanción de por vida, mientras un 37,4% expresó su desacuerdo. Esta diferencia nítida indica que, más allá de las valoraciones políticas, hay consenso mayoritario sobre la gravedad de las causas que la involucran.

Consultados directamente sobre si consideran a Fernández de Kirchner culpable o inocente en las causas por corrupción en su contra, la mayoría se inclinó por la culpabilidad, aunque el informe no detalla el porcentaje exacto. El dato se vincula directamente con otro hallazgo: el 38,9% estaría dispuesto a votar por un candidato afín a Cristina si hoy fueran las elecciones legislativas, mientras que un 51,3% lo haría por un candidato alineado con Javier Milei.

Lawfare: división de percepciones

Uno de los núcleos de disputa discursiva es la idea de “lawfare” o persecución judicial. La encuesta revela que una porción significativa de la sociedad cree en esta narrativa, aunque no alcanza la mayoría. Este dato refuerza que la tesis del uso de la justicia como herramienta política, si bien instalada, no logra revertir el daño reputacional acumulado en torno a la ex presidenta.

Además, el 61% considera que los jueces no fallan exclusivamente en base a pruebas, sino que se ven influidos por presiones políticas y mediáticas. Este dato debe ser leído como una crítica más amplia al funcionamiento del Poder Judicial, que no exculpa necesariamente a Fernández de Kirchner, pero sí revela una erosión generalizada de la confianza institucional.

La encuesta también preguntó por la imagen de los jueces de la Corte Suprema. Todos los magistrados evaluados (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti) obtuvieron más imagen negativa que positiva. Por ejemplo, Lorenzetti presenta un diferencial negativo de más de 15 puntos: 25,4% de imagen positiva contra un 40,9% negativa.

Este dato, combinado con el bajo nivel de confianza en la justicia en general, muestra que la deslegitimación no se limita a casos específicos, sino que atraviesa estructuralmente al sistema judicial argentino.

La encuesta de CB Consultora pone en evidencia una paradoja central del presente político: mientras la mayoría de la sociedad acuerda con la inhabilitación de Cristina Fernández de Kirchner y cree en su culpabilidad, también desconfía profundamente del sistema judicial que la juzga. Este doble estándar sugiere que la justicia como institución no ha logrado conquistar la legitimidad que exige su rol de árbitro final.

Por otra parte, el núcleo kirchnerista se mantiene activo y electoralmente significativo, lo que explica que, incluso en retirada, CFK siga siendo una pieza central del tablero. Para el oficialismo libertario, la figura de Cristina opera como una útil contracara. Para la oposición peronista, es una sombra difícil de integrar o superar.

En este entramado, el vínculo entre justicia y política aparece profundamente deteriorado. Y mientras las causas avanzan en tribunales, en el juicio paralelo de la opinión pública, la sentencia parece ya haber sido dictada.

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