Energía de Misiones aplicó más de 300 despidos en un año y endurece los controles internos
Energía de Misiones aplicó más de 300 despidos en un año y consolida una política de “tolerancia cero” ante irregularidades internas
En el último año, Energía de Misiones, la empresa estatal encargada de la distribución eléctrica en toda la provincia, implementó una reestructuración profunda que derivó en más de 300 despidos. La medida forma parte de una política de control y eficiencia interna orientada a reducir costos operativos y fortalecer la transparencia administrativa, en un contexto de creciente presión social por la calidad del servicio y las tarifas.
Una reestructuración silenciosa con foco en la disciplina y el control interno
De acuerdo con información confirmada por fuentes del sector, el plantel de trabajadores de Energía de Misiones pasó de cerca de 2.000 empleados a unos 1.700 en los últimos doce meses. Los ceses se produjeron en el marco de sumarios administrativos, sanciones disciplinarias y desvinculaciones por bajo rendimiento o incumplimiento de funciones, en lo que la empresa describe como una política de “tolerancia cero” ante irregularidades.
La conducción de la firma mantiene congeladas las nuevas incorporaciones y los pases a planta permanente, en línea con una estrategia de racionalización del gasto y fortalecimiento del control operativo, según sostienen fuentes cercanas a la administración.
El caso más reciente, que tomó estado público esta semana, fue el de un empleado del área de toma de estado de medidores, despedido tras comprobarse que falsificaba lecturas de consumo desde su domicilio. La irregularidad fue detectada luego de múltiples reclamos de usuarios del interior provincial, quienes denunciaron diferencias injustificadas en las facturas de energía.
Una vez abierta la investigación interna, el trabajador fue sometido a un sumario administrativo y posteriormente cesado de forma inmediata. La empresa interpretó el caso como una muestra concreta del nuevo estándar de exigencia interna: la manipulación de datos o el incumplimiento de funciones serán causal directa de despido.
Desde entonces, según trascendió, no se registraron nuevos casos similares, lo que dentro de la compañía es interpretado como un indicio del efecto disuasivo de la medida.
Eficiencia operativa y profesionalización del servicio público
La política de control se inscribe dentro de un plan integral de eficiencia que Energía de Misiones viene aplicando desde 2024. Con el objetivo de mejorar la calidad del servicio y optimizar el uso de los recursos públicos.
“Están revisando todo: horas extra, asistencia, recorridos y partes diarios. Quedó claro que el que no cumple, se va”, expresó un trabajador con más de diez años en la empresa. Describiendo el clima interno como de “máxima exigencia y control”.
La compañía sostiene que las medidas buscan profesionalizar la gestión y restaurar la confianza de los usuarios, luego de años de cuestionamientos por errores de facturación, demoras en la reposición del servicio y deficiencias en el mantenimiento de redes.
El proceso incluye auditorías internas, controles de desempeño y modernización administrativa, con especial atención a las áreas críticas del sistema eléctrico. “El objetivo es un servicio más previsible, más justo y más transparente”, sostienen fuentes cercanas a la gerencia.
Impacto laboral y proyección institucional
El ajuste estructural genera preocupación en los equipos técnicos y administrativos. Donde algunos empleados señalan una mayor carga operativa y tensión laboral. Especialmente en las zonas del interior donde los recursos humanos son más limitados.
Desde la empresa remarcan que la reestructuración no implica un achique indiscriminado, sino una reorganización orientada a resultados. En paralelo, Energía de Misiones busca reducir los tiempos de respuesta ante cortes. Mejorar el mantenimiento preventivo y avanzar en un esquema de supervisión digital del consumo eléctrico.
En un contexto económico desafiante y con presión social por la calidad del servicio, la conducción de la empresa busca equilibrar la disciplina interna con la eficiencia institucional. Sosteniendo una premisa que se repite puertas adentro: “El que cumple, se queda; el que miente o no trabaja, se va”.



