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“Muchas veces la política de palacio no da respuestas a las necesidades del pueblo. La clase dirigencial vive lejos de la realidad”, definió con simpleza Martín Sereno, precandidato a diputado nacional por el Frente de Todos. Su frase, emitida antes de que se conociera el affaire de las fotos filtradas de Alberto Fernández en el cumpleaños de su pareja, dio en el clavo.
Cuando la Argentina está haciendo un esfuerzo enorme por salir de la parálisis pandémica, el Presidente debe salir a pedir disculpas por violar obscenamente la cuarentena estricta que él mismo recomendaba con pose compungida en los mensajes al país. No bastan sus pedidos de perdón ni sus explicaciones.
Hay muchas aristas que se pueden analizar sobre la exposición de las fotos de la fiesta en Olivos. No es un simple problema de filtración o de comunicación, sino que afecta a las entrañas mismas del poder. La seriedad del Presidente, que se jacta de serlo, fue menoscabada.
La pérdida de credibilidad no es, claro, patrimonio del oficialismo. La oposición quemó barbijos, se burló de las medidas de prevención e hizo marchas anticuarentena. Llegaron a tomar dióxido de cloro quienes hoy se rasgan las vestiduras. El problema es que tenemos la memoria corta.
“Todo el mundo está planteando que es un problema de comunicación, pero excede eso. Es un problema que viene del origen mismo del Gobierno, donde se subestima la política, el control de daños, el trabajo preventivo en términos de estrategia. Una buena comunicación jamás va a poder resolver una mala estrategia. Más allá del episodio en sí que marca a las claras el desacierto político que tiene el Gobierno y sobre todo el Presidente, lo más grave es cómo se resiente la autoridad presidencial. En 2001 el crack institucional fue más que político, fue social, económico, a todo nivel, múltiple, que erosionó a lo más bajo la figura presidencial Ese fue el legado de Fernando De la Rúa. Después, más allá de la crisis, hasta Macri terminó el mandato y en líneas generales no se lesionó esa figura. Con este Presidente estamos discutiendo el grado de lesión, de erosión de esa autoridad. En lo electoral no creo que pueda haber un grado de afectación, ni más votos a la oposición o menos para el oficialismo. Los núcleos duros están como están firmes y el que no está en ese núcleo, valorará las vacunas o la economía”, detalló el consultor político Gustavo Córdoba al hacer un primer análisis de la foto.
En primera instancia, las encuestas parecen darle la razón. El oficialismo se impone sobre Juntos -Cambiemos-, pero no le sobra nada. Por el momento la coalición Frente de Todos, tiene ventajas en el total país y en la Provincia de Buenos Aires, mientras que en CABA continua la supremacía de Juntos,
fuerza constituida por la principal fracción política en la Ciudad: el PRO, resalta Ricardo Rouvier & Asociados. Los problemas económicos y sociales y la pandemia siguen condicionando el escenario electoral. La imagen del Gobierno Nacional no genera mejoras significativas, pero los valores positivos son suficientes para mantener la competitividad en las elecciones, describe el especialista.
La política de palacio también se expresa en otras banalidades. La Cámpora se ocupó en la semana de esmerilar la cohesión interna del Frente de Todos con su queja pública por una foto en la que no estaba la vicepresidenta, que usó el partido Justicialista para celebrar el triunfo en las Primarias de hace dos años, que marcó el inicio del fin del mandato de Mauricio Macri. Cristina no aparece en la foto porque no estaba en Buenos Aires.
Esas intrigas palaciegas son las que dominan un pobre contexto electoral. A un mes de las elecciones primarias en Argentina, el oficialismo y la oposición hacen esgrima en busca del puntazo artero antes que la construcción de un debate superador.
Misiones se desmarca de esas escaramuzas. El Gobierno provincial, ensimismado en la gestión, emerge en plena campaña, planteando una agenda consistente con sostener la actividad económica, que encuentra en la tierra colorada uno de los pocos puntos del país en donde, a pesar de la pandemia, hubo una recuperación de la crisis que se inició a mediados de 2018, a mitad del mandato de Mauricio Macri.
Pese a que la mayoría de los indicadores económicos muestran un saldo positivo, el gobernador Oscar Herrera Ahuad marca la agenda con nuevos ejes de trabajo para apuntalar algunos y recuperar otros sectores.
La compatibilidad entre planes sociales y trabajo en blanco fue un largo tema debatido entre el sector rural y las cámaras empresarias. El Gobierno provincial planteó el tema el año pasado con la crisis de la interzafra yerbatera e insistió este año durante una visita del ministro de Agricultura, Luis Basterra. Finalmente, esta semana el presidente Alberto Fernández anunció que podrán convivir trabajo en blanco con programas sociales, en una convergencia que busca fortalecer el trabajo registrado. No era un tema tan difícil de resolver. Pero a veces los funcionarios encerrados en oficinas lejanas, no entienden la realidad de las economías regionales.
Otro elemento de la economía regional que puso de relieve Misiones es la exorbitante tasa aeroportuaria que cobra la Argentina para los vuelos extranjeros. Para tomar dimensión, la tasa de cabotaje es de 235,95 pesos. Hoy, con un mercado internacional inexistente por la pandemia, Argentina sigue cobrando para el mercado externo, una tasa de 57 dólares, lo que bloquea el interés de aerolíneas de la región por tocar suelo argentino. Para Córdoba o Capital Federal, quizás no sea un problema. Para Iguazú, con un aeropuerto internacional apenas cruzando el río, es un drama. Las aerolíneas extranjeras prefieren aterrizar en tierras brasileñas, con lo que el mercado turístico se pierde una enorme porción de ingresos en la Argentina. “Un impuesto alto que no se cobra es igual a cero”, definió el CEO de JetsMart, la low cost que volvió a Posadas y que tiene a Iguazú como uno de sus destinos esenciales. La voz de Gonzalo Pérez Corral es clave: Misiones se perdió la conexión Santiago de Chile-Cataratas, por el alto costo impositivo. Jetsmart hace esa ruta, pero a Foz de Iguazú.
El tema fue planteado por Herrera Ahuad durante la visita de Alberto Fernández justamente a las Cataratas del Iguazú, donde se relanzó el Previaje, programa estímulo del turismo. “Que zoncera. Unos pocos dólares más”, reconoció Alberto.
Según se supo, el compromiso es comenzar a resolver ese “detalle” a la brevedad. “Esta misma semana”, apuró el ministro de Turismo, Matías Lammens.
Herrera Ahuad también le pidió al Presidente que se abran las fronteras, al menos como una prueba piloto, entre Iguazú y Foz do Iguaçu. Más allá de las palabras oficiales en el hotel Meliá, se acordó que en septiembre la conexión esté habilitada para el tránsito internacional, con todos los protocolos de la pandemia.
También se puso sobre el tapete otro eje de la agenda misionerista: el reconocimiento económico por el cuidado de la biodiversidad. “Argentina tiene que reconocerle a Misiones”, admitió Fernández ante Herrera Ahuad, a quien calificó como uno de los gobernadores más demandantes.
Esas demandas se traducen en planteos para equilibrar las eternas asimetrías internas y consolidar un crecimiento armonioso. Como al pasar, Herrera Ahuad mencionó el tema al Presidente. La espina sigue clavada tras el veto de Alberto a la zona aduanera especial en Misiones. La Provincia no está dispuesta a cejar en su demanda y cada vez que se pueda, se insistirá en el tema, con los ministros o en el Congreso, a donde los representantes de la Renovación van con mochilas cargadas de iniciativas. Insistir con la zona aduanera especial es una de las prioridades y en el Gobierno provincial entienden que la persistencia es fundamental para hacer entender a los funcionarios nacionales de la necesidad de contar con herramientas especiales para pelear contra las baratijas paraguayas y la avasallante política de frontera de Brasil.
No es un capricho, sino la esencia misma de lo que se entiende como “misionerismo”, concepto acuñado por la Renovación, que significa proteger la producción y el empleo local. Los datos de la economía marcan que las fronteras cerradas permitieron comprobar empíricamente la razón de Misiones. Insistir en defender ese resultado es vital y debería ser el norte de todos los representantes misioneros, sobre todo ante un poder central -oficialista y de oposición-, que cada vez más, mira su propio ombligo. Por ahora el tema está solo en la agenda de la Renovación. Las oposiciones, con el prurito del qué dirán, miran de reojo. Ojo, no es un problema apenas de Misiones. La política del poder central está cada vez más ensimismada y la agenda que “se impone” es la de Capital y Buenos Aires.
En los balcones del Meliá se la vio también a la diputada nacional Cristina Britez. Llegó acompañada por Javier Gortari, a quien presentó a los funcionarios nacionales. Finalmente, hubo una foto de campaña con el Presidente, que jugó su propio partido en la interna misionera.
Isaac Lenguaza, el otro candidato del Frente de Todos, estaba cerca en la siesta sabatina, de recorrida por San Antonio y Bernardo de Irigoyen. Su equipo minimizó la foto conseguida por su rival interno. “Isaac prefiere seguir con sus recorridas “mano a mano” con los vecinos de los parajes, que es la campaña que siempre afianzó el voto del Partido Agrario, antes que con las fotos oficiales”, se desmarcaron.
Los cierto es que los demás candidatos del Frente de Todos, no recibieron la tarjeta de invitación y miraron la visita presidencial por televisión, lo mismo que el periodismo, que pasó más de dos horas al sol, sin agua ni sillas, tomando nota de lo que sucedía dentro del hotel mediante una pantalla puesta en el suelo, a los pies de una camioneta. El objetivo era evitar preguntas incómodas del periodismo sobre Fabiola Yañez, la cumpleañera de la foto viral, que acompañó al Presidente en la fugaz visita.