Mercado Libre dió a conocer su Anuario 2022, en el que presentó las principales tendencias de consumo registradas a lo largo del último año tanto para Argentina como para otros países de América Latina.
En Argentina, los auriculares inalámbricos fueron los productos más vendidos, seguidos por el Servicio Express para Telepase con Mercado Pago, una solución para el pago de peajes que se vende a través de la plataforma como parte del ecosistema de Mercado Libre. A su vez, tanto en octubre como en noviembre se incrementaron las ventas de Paquetes de Figuritas del Mundial, impulsado por el mundial de fútbol.
El top 5 de los productos más vendidos en Argentina son:
Auriculares inalámbricos;
Servicio De Envío Express De Telepase Mercado Pago;
Paquete Figuritas del Mundial 2022;
Mayonesa;
Calefactor eléctrico.
El informe indicó que en Argentina la categoría que presentó un mayor crecimiento en facturación en la plataforma fue Consumo Masivo y Alimentos con un incremento del 223%, respecto al 2021. Esta categoría viene creciendo de manera sostenida en la plataforma de Mercado Libre, evidenciando el nuevo hábito de consumo marcado por la búsqueda de la comodidad, en donde rige la preferencia por la variedad de productos en un mismo lugar y la facilidad de recibirlo a domicilio. Actualmente, en la plataforma se pueden comprar productos de seis departamentos: Cuidado Personal, Bebés, Limpieza, Bebidas, Almacén, y Mascotas.
“Mercado Libre es el retail online más visitado del país, con más de10 millones de visitaspor día. Estamos convencidos de que en Argentina, al igual que en la región, la oportunidad de penetración del e-commerce sigue siendo enorme. La pandemia fue un acelerador de esta penetración localmente, pero sigue habiendo una gran oportunidad de crecimiento. Y este crecimiento se traslada también a las miles de PyMEs que se desarrollan gracias a su ventas online; hoy en Argentina hay más de 84.000 pequeñas y medianas empresas cuya fuente de ingresos proviene del ecommerce”, explicó Hernán Pérez Estoisa, Director Comercial de Marketplace de Mercado Libre.
Los productos más vendidos en América Latina
A nivel regional la categoría ‘Autopartes’ lideró el podio entre Argentina, Brasil, Chile, México, Uruguay, Colombia y Perú con un 33,8% de crecimiento en facturación versus el año anterior. El estudio muestra tendencias similares en todos los países durante el año: los primeros meses del 2022 con un fuerte volumen de ventas de barbijos descartables y mascarillas, a raíz del aumento de casos de Coronavirus en ese período del año; y hacia el último trimestre se destacan las Figuritas del Mundial como los productos más elegidos. A lo largo de todo el año, las categorías “Consumo Masivo & Alimentos” y “Electrodomésticos & Electrónica” también mantuvieron un alto nivel de ventas en todos los mercados.
Por Natalie Alcoba. Como los precios seguían subiendo, la secretaría de Comercio de Argentina decidió que había que hacer algo.
Los dueños de las tiendas estaban preocupados por la escasez. Un proveedor clave dijo que no podía contener la demanda. Los clientes, desesperados, hacían filas kilométricas. Así que, hace dos semanas, Matías Tombolini, el secretario de Comercio, y un grupo de funcionarios del gobierno reunieron a las partes interesadas en torno a una gran mesa de conferencias en una oficina del centro de la ciudad para un debate serio “en la búsqueda de posibles soluciones”.
Argentina se enfrentaba a una crisis: no tenía suficientes figuritas del Mundial de Fútbol para todos.
Comenzó la reunión para evaluar la situación del mercado de figuritas del Mundial. Desde @ComercioArg abrimos un canal de diálogo entre @ukraok y @PaniniArg, poniendo a disposición nuestros equipos legales y técnicos para colaborar en la búsqueda de posibles soluciones. pic.twitter.com/upeLAtg4cD
Cada cuatro años, los aficionados al fútbol de todo el mundo se enamoran de la Copa del Mundo y de los cromos coleccionables casi del tamaño de la palma de la mano, conocidos en Argentina como figuritas.
Este año, sin embargo, el amado pasatiempo de llenar el característico álbum Panini de la Copa del Mundo ha explotado como nunca antes en Argentina. Una confluencia de problemas de oferta y demanda —pero también una crisis inflacionaria interna y un aumento de las expectativas de que la selección argentina pueda competir por el trofeo este año— han hecho que las figuritas de la Copa del Mundo sean más codiciadas que nunca, y muy difíciles de encontrar.
Las cosas se pusieron tan mal que incluso el gobierno nacional, que lucha contra una inflación altísima y una sociedad cada vez más descontenta, encontró el momento de intervenir, solo para retirarse cuando su esfuerzo fue ridiculizado como un desperdicio de recursos gubernamentales.
Tombolini, el secretario de Comercio, no respondió a las repetidas solicitudes de comentarios. Pero su reunión tampoco resolvió el problema.
Un martes reciente, en el barrio porteño de Villa Urquiza, entre los compradores había adolescentes en bicicleta, abuelas que buscaban los encargos de sus nietos, padres con sus hijos y una madre con un perro salchicha bullicioso. Un niño de cabello encaracolado entró en una tienda de la esquina con la pregunta que parece estar en boca de todos estos días.
“¿Tenés figuritas?”, preguntó sin aliento.
“Sí”, respondió el dueño de la tienda, Ernesto Acuña. “Cinco paquetes por 900 pesos. Pero tenés que hacer la fila”.
Acuña dijo que ha convertido en una ciencia su respuesta al frenesí. Los días que puede conseguir paquetes de figuritas, los pone a la venta a las 6 p. m. en punto. Pero antes de entregar el primer paquete, examina la fila que se forma a lo largo de la cuadra y raciona la cantidad que cada cliente puede llevarse a casa. Algunos días el límite es de solo dos paquetes por persona. Luego, Acuña se queda en la ventana, mientras los fanáticos de las figuritas entran con el dinero en la mano y los ojos bien abiertos ante un premio que, en muchos lugares de Argentina este año, está dolorosa y frustrantemente fuera de su alcance.
“El Mundial es cultural. Es locura para todos”, dijo Marcela Trotti, quien acompañó a su hijo Franco, de 11 años, a comprar figuritas para sus amigos y un primo.
El aumento de la demanda podría estar ligado a las expectativas —los argentinos se sienten optimistas sobre sus posibilidades en Qatar después de la victoria del año pasado en la Copa América, el campeonato regional de Sudamérica— y porque el torneo de este año será probablemente el último Mundial con la estrella Lionel Messi en la alineación.
Y en un clima económico difícil en el que se prevé que la inflación anual alcance el 100 por ciento, el escapismo de la gloria del fútbol ha sido una distracción bienvenida.
Eso ha producido una economía al rojo vivo en la que el valor del mercado negro de los paquetes de figuritas se ha disparado. Un solo cromo de Lionel Messi se vendía a 3000 pesos (10 dólares) en un reciente mercado de intercambio de figuritas en Buenos Aires. Una tarjeta especial de Messi “legend gold” se cotizaba a 60.000 pesos (208 dólares) en un popular mercado en línea argentino, un precio equivalente al sueldo mensual de un trabajador con salario mínimo. (El frenesí de las figuritas ha llegado incluso a la casa de Messi; después de un juego reciente en Estados Unidos el futbolista confirmó que sus hijos también son coleccionistas).
“El argentino responde a pasiones”, dijo Acuña, vicepresidente del sindicato que representa a los quiosqueros. El grupo organizó una protesta en la oficina de Panini en el área de Buenos Aires el mes pasado, para exigir más inventario.
Muchos han culpado de la escasez en los quioscos al hecho de que el producto está ahora disponible en grandes cadenas de supermercados, gasolineras, aplicaciones de entrega y otros puntos de venta, pero Panini Argentina sostuvo que los quioscos nunca han tenido derechos exclusivos. La empresa vende a una lista de distribuidores, dijo, que a su vez venden a distribuidores más pequeños que tradicionalmente han suministrado a los quioscos, dijo Acuña.
Pero este año, dicen los propietarios de los quioscos, apenas pueden conseguir suministro, o han tenido que pagar precios más altos por lo que hay disponible. Para hacer su argumento, Acuña recorrió una serie de grupos de WhatsApp que tiene con otros quiosqueros, quienes respondieron con emojis indignados ante las ofertas de los distribuidores que venden figuritas a más de 200 pesos el paquete.
Panini Argentina, la filial local de la firma italiana que vendió por primera vez cromos de la Copa del Mundo en 1970, dice que no hay escasez. “Hay una demanda mucho más alta”, dijo la empresa en un comunicado. En respuesta, ha aumentado la producción, aunque Acuña dijo que no ha hecho realmente una diferencia.
“Cada semana que pasa, el paquete de figuritas cuesta más en el quiosco, en la calle, en internet”, dijo.
Jorge Vargas, propietario de una tienda de figuritas en el centro de Buenos Aires, dijo que no es que no se puedan encontrar sobres de figuritas. “Es difícil encontrar a 150 pesos”, dijo.
Vargas ha podido conseguir una buena tarifa de un distribuidor de confianza, lo que le permite ceñirse al precio sugerido, pero dijo que otros distribuidores están optando por vender directamente al consumidor, a menudo en línea a un precio inflado.
Sus propios clientes compran a granel, dijo, y luego se dan la vuelta y los venden en los parques a un precio más alto. Algunos clientes se pusieron agresivos un día que se le acabaron las figuritas, así que ahora tiene policías que se acercan a vigilar.
Para los coleccionistas, un álbum completo se ve como una inversión que puede aumentar de valor, como los de la última gloria mundialista de Argentina liderada por Diego Maradona en México 1986. Pero más que el dinero, el coleccionismo de figuritas tiene que ver con el recuerdo, dicen los aficionados y los quiosqueros. “Es un recuerdo”, dijo Vargas, “que puedan mirar y decir, yo estuve en esa época”.
Las figuritas están impregnadas de nostalgia. En el Parque Rivadavia de Buenos Aires, un centro de comercio de cromos, había más adultos que niños un domingo reciente. Reunidos en grupos, estudiaban minuciosamente las listas que habían impreso para facilitar la búsqueda de los cromos que les faltaban.
Los coleccionistas gritaban los nombres de los países y los números de las camisetas. “Uruguay 18. Portugal 11. Suiza 2. Serbia 8. ¿Tenés esos para cambiar?”, le preguntó un joven a Agustín Corredoira, quien negó con la cabeza. Corredoira, de 18 años, estaba allí con su madre, María Laura, y su hermana, Carolina; dijeron que habían caminado más de dos horas hasta un quiosco para comprar 20 paquetes.
Matías Mannara, de 19 años, pudo encontrar sus figuritas en un quiosco cercano a su colegio nocturno. Pagó 300 pesos (unos dos dólares) por paquete. “Eso dolió”, admitió.
Cerca de allí, Diego Radio se quejaba de la “mafia” que ha hecho subir el precio de las figuritas. Pero ya ha sido una temporada mundialista afortunada para él. Cuatro cromos de Messi aparecieron en paquetes que él y su hijo de 8 años compraron. Uno está en su álbum. Otro lo cambiaron por un adhesivo del portugués Cristiano Ronaldo. Los otros dos se han guardado a buen recaudo.
“No lo quiere largar”, dice Radio, sonriendo a su hijo.
Por Hernán Iglesias Illa. Venía siguiendo de lejos la crisis de figuritas del Mundial, porque estoy pasado de edad para ser coleccionista (y mi hijo, que recién cumplió cuatro, todavía no la tiene), hasta esta semana, cuando la historia empezó a adquirir ribetes extraordinarios y me empezó a generar una cantidad de preguntas para las que no encontraba respuesta. En otros países de la región no faltan figuritas, pensé. ¿Tendrá algo que ver la disfuncionalidad del mercado de figuritas con la disfuncionalidad de la economía argentina? Me puse a investigar. Lo más espectacular de estos días, por supuesto, fue la reunión del secretario de Comercio con las partes involucradas en el conflicto: de un lado, los kioskeros, que piden mantener su monopolio histórico; del otro, la dueña de las figuritas, que quiere vender lo más posible. Pero este conflicto (muy argentino) opacó el problema original, también muy argentino, que es la escasez de figuritas. Justo cuando pibes de todo el país, después de cuatro años de espera, quisieron empezar a llenar los famosos álbumes Panini del Mundial, las figuritas no estaban. ¿Por qué? La explicación que están dando los medios es que la distribuidora de Panini en la Argentina se vio sorprendida por el aumento de la demanda, quizás por el entusiasmo que genera la selección campeona de América. La empresa (llamada New Rita, ubicada en Martínez) también dice que está aumentando la producción en una planta en Munro y que la situación se resolverá pronto, aunque lo viene diciendo desde hace casi un mes y todavía no está resuelta. Después de mirar algunos datos, hablar con gente del sector gráfico y de comercio exterior y atar algunos cabos, mi hipótesis de lo que está pasando es la siguiente: faltan figuritas porque al menos un parte de las que se venden en nuestro país son importadas. Como en Argentina importar se volvió muy complicado, y la planta contratada en Munro ya está operando a tope, New Rita no está llegando a tiempo a cubrir la demanda. Aunque no es la que dicen los diarios ni la que da la empresa, parece la única explicación posible. Por un lado, New Rita ya importó figuritas desde Brasil durante el Mundial de Rusia, según el tipo que (dicen) más sabe sobre los álbumes Panini en el país. Por otro, personas que conocen bien el sector gráfico están convencidas de que las figuritas de este año son importadas de Brasil. No sólo una parte, dicen que la mayoría. Es cierto que en los sobres dice “Industria Argentina”, pero eso, afirman, por las reglas del Mercosur, no necesariamente quiere decir que fueron producidos en Argentina. De hecho, me marcan como algo curioso que en los sobres figura New Rita como distribuidora pero no se dice nada sobre quién los fabricó. (El gerente de Marketing de New Rita, Nicolás Sallustro, también miembro de la familia dueña de la empresa, dice en esta entrevista que las figuritas se fabrican en el país.) Por último, pedí un informe comercial de New Rita y vi que la empresa este año está importando ocho veces más que el año pasado. Las importaciones vienen un 53% desde Brasil y un 40% desde Italia, sede de Panini. Las posiciones arancelarias de esas importaciones, además, se corresponden con las de figuritas (“papel y cartón estucado por una o las dos caras…”), aunque también podrían ser insumos para fabricarlas. Por eso no estoy afirmando nada, sólo mostrando indicios que apuntan en esa dirección y que permitirían entender por qué Panini no pudo acelerar la producción ante la mayor demanda, que por otra parte es de sólo un 18% más que en el Mundial pasado, según la propia empresa. Si esto es así, si la escasez de figuritas se debe a que algunas de ellas (o muchas) son importadas, entonces la responsabilidad empieza a ser no sólo de New Rita y Panini sino también de la fragilidad de la economía argentina. Nos sorprenden las Navidades Hablé ayer con un par de amigos expertos en comercio exterior, les comenté el caso y mi hipótesis les pareció creíble, por lo siguiente. Para poder importar casi cualquier cosa hoy en la Argentina, se necesita la aprobación del SIMI (o, en la jerga, una simi ), el sistema de Aduana con el que el Gobierno decide quién importa y quién no. Sin la simi, el Banco Central no te da los dólares para pagar esas importaciones. Ante la falta de dólares, las simis se volvieron otro bien escaso. Hay dos tipos de simis: una con la que te dan los dólares en el momento, pero tenés que estar importando este año un 5% menos que en 2021 (o 70% menos que en 2020); y otra, para todas las demás operaciones, en la que recién te dan los dólares dentro de 180 días. Como New Rita está importando mucho más que el año pasado, le niegan el acceso a los dólares inmediatos y (esto es una suposición de mis amigos del comercio exterior) la imprenta brasileña no quiere mandarle figuritas urgentes para cobrar recién dentro de seis meses o cuando lo decida el Gobierno argentino. New Rita, además, es una empresa chica (declara alrededor de diez empleados), por lo que tampoco debe tener dólares propios o la capacidad de crédito como para sortear estas trabas burocráticas.
De ser así (y creo que es así), el problema de las figuritas empieza a ser otro de esos problemas cotidianos derivados de desequilibrios más profundos de la Argentina. Faltan figuritas porque nos faltan muchísimas otras cosas. En Uruguay, Ecuador y Brasil, los otros países sudamericanos mundialistas, no hay escasez de figuritas. Ni controles absurdos a la importación. “Una lección de este episodio también es que para producir, exportar o importar hasta la cosa más sencilla en Argentina tenés que ser una especie de Don Quijote”, me dijo ayer, mientras comentábamos el caso, un amigo que conoce bien el mundo de las pymes. “No podemos hacer ni las cosas que sabemos que pasan cada cuatro años. Nos sorprenden las Navidades”. Es la escasez la que genera, después, la guerra entre kioskeros, supermercados y distribuidores para ver quién vende las pocas figuritas disponibles. Los kioskeros agremiados, a la argentina, amenazan con piquetes y piden la participación del Gobierno. Es absurdo que la Secretaría de Comercio se meta en estas cosas, pero también es el recorrido inevitable del exceso de regulaciones. Si el éxito o el fracaso dependen menos de la oferta y la demanda que de la botonera de un funcionario, entonces hay que ir a presionar al funcionario. Es lo que llevan haciendo los empresarios argentinos, no siempre con las mejores intenciones, desde tiempos inmemoriales.
Otras consecuencias de la escasez son el mercado negro, las falsificaciones y la revancha de los kioskeros, por lo menos de algunos, que venden sobres de figuritas sólo si el cliente además compra, como le pasó ayer a otro amigo (ver foto) dos chocolates grandes. Agraviados por la sensación de injusticia, se sienten autorizados a su venganza. Otra cosa muy argentina: como a mí me cagaron, tengo derecho a cagar a los demás. Cuando uno propone estabilizar la macroeconomía, abrirla un poco (lo que se pueda), quitar trabas y eliminar regulaciones, lo hace no sólo porque estas medidas solucionan problemas, sino también porque directamente los evitan: dejan de pasar por el dedo poderoso del Estado. Si, como todo parece indicar, los responsables de Panini en Argentina hubieran podido traer figuritas rápido desde Brasil, este problema no habría existido. No habría tenido que participar ningún funcionario. No habría habido ninguna foto en ningún ministerio. A algunos, obviamente, esto no les gusta. No sólo porque les gusta la maraña de regulaciones (ideológicamente o para hacerse un regalito). Les gusta sentirse poderosos, aun a costa de estos dolores de cabeza. Les gusta salir en la foto.
El furor por el Mundial de Qatar 2022 se anticipó en la tierra de Lionel Messi. Miles de argentinos agotaron en pocas horas los álbumes y los sobres de las figuritas oficiales de la Copa del Mundo, los vendedores hablan de una “adrenalina total” y admiten, en diálogo con EFE, que no dan “abasto” con los pedidos.
“Yo tengo mi puesto de diarios donde la gente viene, busca las figuritas, el álbum, y la verdad que la distribuidora no te lo manda. Vine acá por la desesperación de la gente, para darles el gusto. Lo de este año es tremendo, hay una adrenalina total”, dijo a EFE Alicia Portillo desde la puerta de un local mayorista de figuritas.
Portillo asegura que cada día alrededor de 100 personas le preguntan si ella, en su puesto de diarios, vende las figuritas del Mundial. Algo similar relata Rafael Sosa, propietario de un kiosco sobre la mítica avenida porteña Corrientes.
Sosa, como tantos otros, recibió los álbumes y las figuritas y en menos de 24 horas vendió toda la mercadería (unos 50 álbumes y unos 1.200 sobres de figuritas).”La gente pasa todo el tiempo y pregunta si tenemos. Es furor”, explicó a EFE.
Sosa señaló que cada persona compra “mucha cantidad de sobres”. “Podés tener clientes que te pidan 100 paquetes o clientes que te pidan bultos cerrados, pasa mucho eso”, señaló.
EL FUROR POR LAS FIGURITAS, SIN EDAD NI GÉNERO
Desde hace días, la gran mayoría de kioscos, supermercados, jugueterías y puestos de diarios de la capital argentina tienen pegados carteles que informan que ya se agotaron los álbumes y las figuritas.
Muchos vendedores anotan en cuadernos el teléfono y el nombre de los potenciales clientes para llamarlos cuando reciban “la mercadería”.
Según remarcaron a EFE, no solo los más chicos intentan comprar las figuritas. Niños, niñas, adolescentes, adultos y adultas buscan conseguir los sobres.
LA DEMANDA SUPERÓ “TODAS LAS EXPECTATIVAS”
Franco, que colabora en una distribuidora mayorista de figuritas ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, explicó a EFE que los que trabajan en el rubro “dicen que este Mundial superó todas las expectativas”.
“Desde dos días antes del lanzamiento empezaron estas filas, no damos abasto con el stock. Se intenta abastecer primero a los kioscos que son clientes desde hace años y después el resto para la gente que viene. Hoy ya avisamos que no va a haber mercadería, ya les avisamos varias veces, pero igualmente la gente elige quedarse”, dijo Franco luego de intentar, sin mucho éxito, que la gente dejará de esperar en la puerta del local que lleguen las figuritas.
LA ILUSIÓN DEL PUEBLO
Argentina llevaba, hasta el año pasado, 28 años sin celebrar un título de su selección absoluta. La conquista de la Copa América, la obtención de la Finalíssima, el invicto de 33 partidos que lleva la Albiceleste y el gran desempeño mostrado en las eliminatorias sudamericanas alimentan la ilusión de los argentinos, que saben que están ante el que probablemente sea el último mundial de Messi.
Comprar las figuritas y completar el álbum es para muchos una manera de calmar las ansias que genera el inicio de una Copa del Mundo que, a diferencia de la anterior, tiene a la Albiceleste como una firme candidata a dar pelea por el título.