El politólogo Gustavo Córdoba, director de la consultora Zuban & Córdoba, trazó en diálogo con Open1017 un diagnóstico sobre el clima institucional del país bajo el gobierno de Javier Milei. Lo hizo a partir de los resultados de una encuesta reciente que revelan un creciente rechazo social a los ataques contra el periodismo y una percepción extendida de autoritarismo.
“Para entender el contexto hay que identificar tres aspectos”, señaló Córdoba. “Primero, el gobierno cambió de enemigo. Al principio, la casta era el adversario simbólico. Hoy el enemigo está adentro del propio gobierno, porque ellos mismos son casta. Entonces necesitan crear nuevas tensiones“.
El segundo aspecto, explicó, es el estilo confrontativo como eje de comunicación política. “Este gobierno necesita mantener tensionada a la opinión pública, a la política y a los medios. Es una copia barata del estilo de Donald Trump en Estados Unidos”, comparó. “Así como Trump atacó a celebridades, Milei hizo lo mismo acá con Lali Espósito”.
El tercer punto, según Córdoba, es más profundo: “El periodismo representa todo lo que puede salir mal para este gobierno y, además, puede contarlo. Por eso lo atacan. Pero lo más grave es que estamos ante un gobierno al que las formalidades democráticas le resultan incómodas”.
La encuesta relevada por la consultora arrojó datos reveladores:
El 64% de los encuestados cree que el gobierno de Javier Milei se está volviendo “cada vez más autoritario”.
Un 63% considera que los ataques al periodismo son ataques directos a la libertad de prensa.
Solo 16% cree que el estilo confrontativo del presidente en redes sociales fortalece su relación con la prensa.
“Hay una contradicción entre la narrativa oficial y la percepción social. A pesar de que Milei se autopercibe como liberal, lo que vemos es un régimen autoritario que ataca sistemáticamente a la ciencia, a la universidad, al periodismo y a cualquier voz crítica”, afirmó Córdoba.
Córdoba se detuvo en una frase del presidente que consideró “insólita”: la afirmación de que “el Fondo Monetario vino a buscar a la Argentina” y no al revés. “Es parte de una narrativa sostenida con afirmaciones falsas. Nunca vi un gobierno tan mentiroso para sostenerse políticamente”, sentenció.
Además, alertó sobre la estrategia oficialista de menospreciar las formas institucionales con la excusa de alcanzar metas económicas: “Lo que este gobierno propone es: no me importan las formas, voy a hacer lo que sea para lograr mis objetivos, aunque implique pegarle a los jubilados o ajustar desproporcionadamente a las clases populares”.
Entre el cinismo y la negación
Para Córdoba, el contexto actual tiene ecos históricos preocupantes: “Hay una parte importante de la sociedad argentina que ha decidido mirar para otro lado. Como durante la dictadura, cuando muchos sabían lo que pasaba pero fingían demencia”.
Y concluyó con una advertencia sobre el clima represivo que se gesta desde el poder: “Muchos periodistas, científicos e intelectuales hoy se preguntan si vale la pena decir determinadas cosas. Eso no es una democracia saludable”.
En el cierre, Córdoba también hizo referencia a las denuncias del periodista Hugo Alconada Mon sobre una supuesta estrategia del gobierno para perseguir opositores a través de la CIDH: “No nos sorprende, pero marca un punto muy grave. Estamos llegando a un nivel de persecución que contradice todo lo que el gobierno dice defender”.
El último sondeo de la consultora Zurban & Córdoba revela un dato inquietante: 12,4 por ciento de los argentinos se siente identificado con la idea de que la tierra es plana y, sumados los que no saben, el número se eleva a 26,5 por ciento.
El dato que puede ser anecdótico, tiene su correlato político: quienes descartan que la tierra sea redonda, se inclinan más por Mauricio Macri que por Alberto Fernández.
En el NEA está la mayor proporción de los que creen que la tierra es como una pizza.
En la misma línea, el 48,9 por ciento de los consultados sostiene que los argentinos son muy prejuiciosos, pero solo se reconoce como tal el 8,1 por ciento.
Otro dato saliente es que el 46,9 por ciento de los entrevistados considera que el populismo es escuchar las demandas del pueblo, contra otro 42 que cree lo contrario. La grieta en su máxima expresión. Llamativamente, hay una coincidencia casi plena: el 87,9 por ciento quiere un país con “orden y disciplina” y el 82 por ciento quiere que sea “más igualitario e inclusivo”.
Según el sondeo hay un quince por ciento de argentinos que se sentiría cómodo con un gobierno autoritario, contra un 75 por ciento que prefiere la democracia como mejor sistema en cualquier escenario.
El 66 por ciento dice ser mejor representado por un político moderado que por uno que alimente a la grieta.
Pese a lo que se ve en televisión, el 40 por ciento de los argentinos descree que “vayamos a ser Venezuela”.
Entre quienes creen que Argentina se asemeja al país gobernado por Maduro, el antikirchnerismo supera al histórico antiperonismo: los antik son el 20 por ciento de los encuestados, contra siete por ciento que se identifican como antiperonistas. Los antiMacri son solo cuatro por ciento.
La extensa cola sorprendió a todos. Casi mil metros de fila de jóvenes que pugnaban por un puesto de trabajo en una panadería. Cientos de jóvenes que prácticamente amanecieron al costado de la ruta provincial 105 para ser los primeros en poder entregar su curriculum en la empresa de Garupá, cuyos propietarios no salían de su asombro: habían hecho la convocatoria apenas por redes sociales, pero la respuesta fue multitudinaria, de chicos locales, de Posadas, Oberá y hasta Eldorado. “Lamentamos no tener más trabajo para dar”, se disculparon a media mañana del viernes.
Es una postal del momento en el que se define el futuro de la Argentina. Los números son contundentes: la Argentina volvió a un desempleo de dos dígitos y seguramente cerrará el año con un promedio cercano al 12 por ciento cuando se sienta la magnitud de los efectos de la última devaluación tras la derrota del Gobierno en las primarias de agosto. El segundo trimestre marcó un nuevo récord para Mauricio Macri, con una desocupación de 10,6 por ciento, lo que equivale a dos millones de personas con problemas laborales. Y a más del 35 por ciento de los argentinos bajo la línea de pobreza.
Misiones no escapa a esa realidad: aunque el desempleo es bajo, de solo 2,9 por ciento, la parálisis económica hace que no se creen nuevos puestos de trabajo. En el gran Posadas hay cinco mil desocupados, 21 mil subocupados y otros 20 mil ocupados demandantes, que tienen un trabajo pero se ven forzados a aumentar sus ingresos para enfrentar la inflación descontrolada, que marcará un pico cercano al 6 por ciento en septiembre.
Es récord el número de argentinos que cobran un seguro de desempleo. Más de 78.200 trabajadores en el primer semestre y 120.250 personas en total. Según el Ministerio de Trabajo, a julio pasado, hubo una reducción de 131.200 asalariados privados respecto del mismo mes de 2018.
Para el Gobierno, sin embargo, la crisis laboral no es uno de los temas centrales en la campaña. El Presidente ofreció en redes sociales que una salida para el millón de jóvenes que no estudian ni trabajan: “Vamos a extender el Servicio Cívico Voluntario en Valores para ayudarlos a salir adelante”, prometió como una propuesta de campaña.
También por tuiter, el Presidente anunció una segmentación de las becas estudiantiles, premios por notas altas y el estímulo a “carreras estratégicas” por regiones.
Casi al mismo tiempo, ministros de más de una decena de provincias firmaron un documento con una dura radiografía del desfinanciamiento y la desinversión que sufrió la educación desde 2015. “Queremos que dejen de existir provincias de primera y periféricas”, aseguró la misionera Ivonne Aquino, una de las que participó del plenario federal. Las recomendaciones del documento marcan el retroceso del ahora: que el Estado nacional asuma la responsabilidad de garantizar condiciones mínimas e iguales para todas las provincias, que garantice el inicio y normal continuidad del ciclo lectivo y acciones destinadas a sostener la alimentación y la salud de los estudiantes.
La rebelión de los mansos. El miércoles por la tarde y ante unas cuatro mil personas, el presidente Mauricio Macri encabezó en la Costanera de Posadas una marcha del “#SíSePuede”. No habló de la economía, ni de la pobreza ni del desempleo ni de ninguna medida que apunte a salir de la extensa recesión. Apenas reconoció que fue un año y medio muy duro”, especialmente para la clase media, pero defendió los resultados de su gestión porque “hoy estamos en bases más sólidas y ahora viene el mejor salario, por eso estamos más convencidos que nunca”.
El discurso presidencial apeló a la liturgia dirigida al convencido. A quien no cuestiona los resultados, pero celebra la promesa tácita de un segundo semestre que todavía no llega. Por eso, las encuestas registran que los números de las Primarias no variarán demasiado o incluso serán peores para el Gobierno, con un techo apenas superior al 30 por ciento, semejante al tercio de la población que lo eligió desde la primera vuelta de 2015.
Esa es la base de Cambiemos y por eso Macri pidió que cada uno intente convencer a otro para ir a votar y fiscalizar el 27 de octubre. Que no haya una sangría que perfore ese 30 por ciento, lo pondrá como jefe de un espacio opositor que deberá reconstruirse si se confirma el triunfo de Alberto Fernández. “Hay gato para rato”, repite el Presidente, en lo que parece un mensaje más dirigido al interior de Cambiemos, donde ya comienzan a disputarse espacios y a pensar en nuevos liderazgos.
Es que la oleada de la nueva derecha, madura y elegante, que se expandía por toda Latinoamérica, comienza a tambalear nuevamente de la mano del Fondo Monetario Internacional. En Ecuador hay estado de sitio, muertes y un brutal plan de ajuste, la economía de Brasil está paralizada y Jair Bolsonaro es una mueca grotesca que siquiera causa demasiada gracia. El triángulo del cambio muestra sus peores caras.
Para el 27 de octubre, Cambiemos habrá ganado apenas en un par de elecciones en las provincias y la alianza con el radicalismo pende de un hilo.
Este domingo, en El Chaco, puede haber otra cachetada de rechazo con el casi seguro triunfo de Jorge Capitanich, quien vuelve a la gobernación después de un período como intendente de la capital.
Como contraste, la candidatura de Alberto Fernández se afianza, según las principales encuestadoras. Tres de las que se publicaron en las últimas horas marcan una diferencia de 20 puntos para arriba y un rechazo a la derechización del discurso presidencial.
La consultora Clivajes revela que el epílogo de la gestión de Cambiemos tiene a la economía como principal preocupación de los argentinos. La pobreza lo es para el 26,12% de los encuestados, el desempleo para el 23,84% y la inflación para otro 22,35%. El 69,7 por ciento coincide en que Macri es el responsable de la crisis. La consultora que acertó casi en pleno en las primarias sostiene que Fernández llegará al 53,7 por ciento de los votos, contra un 33,2% de Macri.
Gustavo Córdoba publicó otro sondeo presencial en la noche del jueves. Sostiene que la fórmula F² crece cinco puntos desde las PASO y que el 64,6% de los encuestados está en desacuerdo con que Macri deba ser reelecto, apenas por debajo de la imagen negativa del Gobierno que llega al 66,7%. Para Córdoba el Fernández tiene una intención de voto del 52,2%, contra 32,7% de Macri y un crecimiento de Roberto Lavagna que llegaría al 9,8%.
En la misma línea, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica muestra que la imagen del Gobierno es mala o muy mala para el 76,8% de los consultados, mientras que el 77,4 por ciento cree que Macri es “responsable del descenso social por la crisis económica”.
Este think thank releva que las medidas centrales del próximo Gobierno debieran ser el aumento de salarios (46%) y congelamiento de tarifas (32,7%). La intención de voto de Fernández es del 48,5%, contra 30,7% de Macri. Nuevamente el núcleo duro.
Los datos coinciden con la percepción de que en este último tramo de la campaña nadie parece estar a cargo de la gestión del Gobierno, sino que todo está dominado por la puja electoral, que tendrá un punto álgido este domingo en Santa Fe, con el primer debate de los candidatos presidenciales.
De hecho, las provincias debieron ir nuevamente a la Corte para intimar a la Nación a que obedezca uno de sus fallos: pese a que los cortesanos le dieron la razón a los gobernadores en el conflicto por los descuentos de coparticipación para financiar el plan electoral que presentó Macri con la rebaja del IVA en alimentos y cambios en Ganancias, el Presidente nunca obedeció. No dejó de descontar ni devolvió lo recortado. Por eso, el gobernador Hugo Passalacqua firmó una nueva demanda ante la Corte que reclama ponerle fin a la detracción. Rara parábola de la relación entre Nación y provincias.
Pese a la caída de recursos, acompañada por una baja de la coparticipación contra la inflación, Misiones sigue entre las provincias con las economías más ordenadas. Un estudio del Centro de Economía Política Argentina, sobre el endeudamiento de las provincias, ubica a Misiones con apenas un ratio de 0,19 por ciento de deuda en contra de recursos propios y una de las pocas que no tomó deuda en los últimos cuatro años -de hecho, no toma nueva deuda desde 1999-.
Passalacqua cumplió ayer con la segunda cuota del bono primavera y sostiene numerosos planes para potenciar el consumo, fundamental para que en Misiones haya un humor social mucho más sano que en provincias vecinas. De hecho, Passalacqua cerrará su gestión con una enorme valoración y Oscar Herrera Ahuad es hasta hoy el gobernador electo por mayor diferencia. El modelo gestado en 2003, bajo el liderazgo de Carlos Rovira, es, al mismo tiempo, envidia y objeto de consulta. Alberto Fernández diagrama sus primeros días de gestión en consulta permanente con dirigentes de la Renovación. El plan Argentina Sin Hambre, por ejemplo, tiene similitudes con el plan Hambre Cero, forjado en la tierra colorada hace casi diez años, cuando la desnutrición era un tema tabú. Hoy son más de diez mil los chicos recuperados.
En el primer adelanto de su estudio Gustavo Córdoba & Asociados propone dos escenarios de intención de voto a presidente de cara a la PASO. En el primero de ellos incluye por el oficialismo al presidente Mauricio Macri y en el segundo a la gobernadora María Eugenia Vidal.
En el escenario que tiene a Mauricio Macri como candidato por Cambiemos se impondría el binomio compuesto por Alberto Fernández y Cristina Kirchner con el 38% de los votos, luego se encuentra Mauricio Macri con el 25.9%, lo sigue Sergio Massa con el 8.9%, Roberto Lavagna con el 8.1%, Juan Manuel Urtubey con el 6.8%, Martin Lousteau con el 2.3%, Nicolás del Caño con el 2.2%, Margarita Stolbizer con el 0.8% y Daniel Scioli con el 0.4%. En este contexto los indecisos que no contestan o no saben a quién votar suman el 6.6%.
Por otra parte, la consultora de Gustavo Córdoba & Asociados metió en la cancha de cara a las presidenciales en las PASO a la gobernadora bonaerense, cuyos guarismos se acercan más que los del presidente Mauricio Macri a la de la pareja compuesta por los Fernández. Aunque la ex presidente y su ex jefe de Gabinete le sacan a María Eugenia Vidal más de 12 puntos.
En efecto, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner obtendrían el 39.5% de intención de voto y la gobernadora María Eugenia Vidal el 27.3%. Seguidamente, se encuentran -pero ya con una sola décima- Sergio Massa con el 8.9%, Juan Manuel Urtubey con el 6.1%, Roberto Lavagna con el 5.7%, Martín Lousteau con el 3.1% Nicolás del Caño con el 1.6%, Margarita Stolbizer con el 0.2% y Daniel Scioli con el 0.1%. En este caso, los indecisos o los que no saben o no contestan a quién de todos estos candidatos votaría suman el 7.5%.
Al respecto, el titular de la consultora, Gustavo Córdoba, dijo en declaraciones a la prensa que “Alberto Fernández retuvo casi la totalidad del voto a Cristina Fernández de Kirchner. Ante el cambio de escenario, el voto a Macri permanece en los valores previos. Son datos provisorios, hasta el 22 de junio cuando se definen las fórmulas las cosas pueden cambiar. Esto no está terminado”.
“La gente está bastante alejada de los candidatos o las elecciones. La crisis económica tiene una cuestión de influencia muy grande. Creo que el gobierno estaba preparado para un combate ideológico contra CFK, la presencia de Alberto Fernández cambió las reglas de juego”, opinó además el analista.
A esta altura, no hay encuesta que augure un triunfo cómodo del presidente Mauricio Macri. Por el contrario, son más las que anticipan que incluso en segunda vuelta, puede perder, con Cristina Fernández o el ascendente, pero todavía lejano, Roberto Lavagna.
Pero un sondeo de Gustavo Córdoba fue más allá y preguntó qué pasaría con la economía si Cristina fuera nuevamente electa. Las respuestas sorprenden: la mayoría cree que conseguiría domar la inflación y darle pelea a la crisis, pese a que en el ocaso de su Gobierno, el principal problema que se le achacaba era, justamente, la inflación, aunque estaba en números mucho más bajos que los actuales.
Un sondeo de Raúl Aragón sostiene que en un escenario de PASO, la expresidente continúa liderando la intención de voto con 28,5%, seguida por Macri con 23%. El espacio de Alternativa Federal muestra a Sergio Massa con 11,6%, registrando una mejora de varias décimas desde la medición del mes pasado y a Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey disputando el segundo y el tercer lugar con 9,5% y 9,3% respectivamente.
En una segunda vuelta, la expresidente ganaría por casi ocho puntos de diferencia, con 41,3% contra 33,6% de Macri. Pero este no parece ser un escenario definido, debido a que 19,2% de los consultados afirma que no votaría por ninguno de los dos si ellos fuesen los candidatos de una eventual segunda vuelta. Curiosamente, cruzando estos números con los votos de las PASO, se observa que los votos peronistas se dividen entre los dos: sumando los electores de Massa, Urtubey, Moreno, Scioli y Lavagna que votarían a la expresidente, estos le aportan a CFK 13,3 de los 35,6 puntos porcentuales de los otros candidatos PJ en las PASO, mientras que la suma de los votos peronistas le otorga al presidente Macri 7,7 puntos. Estos últimos representan el total del voto peronista antikirchnerista duro.
Pero si la segunda vuelta fuera entre Lavagna y Macri, sería el peor escenario para el Presidente, alcanzando apenas 25,6% de los votos frente a los 46,6% que alcanzaría el ex ministro. En este escenario también resulta alto el porcentaje de votantes en blanco, que llega al 18,8%.
En paralelo, una encuesta de Federico González y Asociados, sostiene que en primera vuelta, Cristina sacaría 29,1, contra 25,4 de Macri y un lejano 12,2 de Sergio Massa. Si Lavagna saliera de escena, Cristina subiría a 30,6, mientras que Macri crecería a 26,2. Pero sin Cristina en la pulseada, Macri sería el ganador.
A nivel de candidatos CFK —en caso de presentarse— es quien tendría mayores chances de ganar un escenario de PASO, aventajando a Mauricio Macri por alrededor de 4 puntos (29.1% vs. 25.4%; 30.6% vs. 26.2%).
“En escenarios con CFK, el Presidente Mauricio Macri (a pesar de alcanzar un claro segundo lugar a nivel de candidato) quedaría relegando a Cambiemos a una tercera posición, siendo ese espacio superado por Alternativa Federal”, concluye el estudio.
En la noche del viernes Gustavo Córdoba se animó a ir más allá de las elecciones y un eventual triunfo de Cristina. Preguntó si la ex Presidenta podría domar la inflación y un sorprendente 45 por ciento estuvo algo o totalmente de acuerdo, contra un 39,3 que desconfía.
El mismo 45 por ciento asegura que Macri no tiene un plan económico, que se eleva a un 48, preocupado por el elevado nivel de deuda que tomó este Gobierno.
El sondeo concluye con otro dato sorprendente: 32,2 por ciento de los encuestados cree que Cristina es la dirigente ideal para resolver los problemas de la economía. Solo 25,7 cree que sería Macri y apenas 12,5 que el ideal es Lavagna.