NIÑOS

Cómo cuidar la salud de los niños este verano

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Con la llegada del verano, las actividades al aire libre como vacaciones junto al agua o colonias de recreo ofrecen disfrute para niños y adolescentes, pero también traen riesgos prevenibles. La Sociedad Argentina de Pediatría lanzó un documento desarrollado en conjunto por los Comités de Dermatología y de Pediatría Ambulatoria de la institución, en el que sintetiza acciones preventivas para distintas situaciones que afectan a las infancias durante esta época del año.

Uno de los focos centrales es la prevención de los golpes de calor, una condición grave y potencialmente letal que afecta a los niños pequeños y, especialmente, a los menores de un año, debido a que su organismo tiene menor capacidad para regular la temperatura corporal. La exposición a altas temperaturas, la actividad física intensa en horarios de máximo calor y la falta de hidratación son los principales factores de riesgo.

La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda ofrecer agua frecuentemente, aunque el niño no la solicite; evitar bebidas azucaradas o con cafeína; mantenerlos en ambientes frescos y bien ventilados, y reducir al mínimo la exposición al sol entre las 10 y las 16 horas. También sugiere vestir a los niños con ropa holgada, clara y liviana, y proteger la cabeza con sombreros o gorras.

La doctora Romina Valerio, médica pediatra y secretaria consultora del Comité de Pediatría Ambulatoria, una de las autoras del documento, señaló que “si se detectan signos como irritabilidad, mareos, debilidad, vómitos, piel seca y caliente o somnolencia, es fundamental trasladar al niño a un lugar fresco, ofrecer líquidos y consultar sin demora con un pediatra, ya que el golpe de calor puede evolucionar rápidamente y requiere atención médica inmediata”.

En sintonía con el aumento de las temperaturas, el verano también implica una mayor exposición solar debido a la mayor actividad recreativa al aire libre y a la mayor exposición de la piel al sol, lo que hace esencial la protección contra la radiación ultravioleta.

Se destaca que la exposición acumulada desde la infancia eleva el riesgo de cáncer de piel en la adultez y acelera el envejecimiento cutáneo. Por ello, se aconseja no exponer al sol directo a bebés menores de 12 meses. En niños mayores de seis meses debe iniciarse la aplicación de protector solar, recomendándose uno de composición mineral, también denominado físico, en los lactantes más pequeños hasta los dos o tres años de edad, a fin de minimizar la irritación de su piel e implementar adecuadamente las medidas de fotoprotección.

Los especialistas sugieren usar protector solar de amplio espectro, con un factor de protección solar de al menos 30, resistente al agua, que debe aplicarse media hora antes de salir al aire libre y reaplicarse cada dos o tres horas. Luego de la inmersión en agua o de una sudoración intensa, debe secarse al niño y aplicar nuevamente el producto.

También se incentiva el uso de prendas de baño con protección contra la radiación ultravioleta, remeras de manga larga, bermudas y sombreros de ala ancha, así como la búsqueda permanente de sombra, teniendo en cuenta el rebote de las radiaciones por la reflexión de superficies como el agua, la arena y el césped, ya que aun a la sombra su reflexión aumenta el riesgo de quemaduras inadvertidas.

“La utilización adecuada del protector solar es una herramienta clave para prevenir daños cutáneos. La aplicación debe realizarse durante todo el año, incluso en días nublados, y la fotoeducación para una adecuada fotoprotección debe estar dirigida a todo el grupo familiar”, afirmó la doctora Cecilia Inés Crowe, médica dermatóloga pediátrica e integrante del Comité de Dermatología de la Sociedad Argentina de Pediatría, quien también participó en la elaboración del trabajo.

Las doctoras Lidia Barabini y Alejandra Vallone, también especialistas en dermatología pediátrica y autoras de las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría, afirmaron: “Incorporar hábitos de fotoprotección desde la infancia tiene un impacto directo en la salud dermatológica a lo largo de la vida. No se trata sólo de evitar quemaduras, sino de reducir el daño acumulativo que provoca el sol con el paso de los años”.

El documento también hace foco en la protección ocular, un aspecto a menudo descuidado. Los ojos de los niños son más vulnerables a la radiación ultravioleta, que puede causar lesiones en la córnea o la retina y contribuir al desarrollo de cataratas y otras enfermedades oftalmológicas en la adultez. “Los ojos necesitan una protección tan rigurosa como la piel. Las gafas deben contar con filtros contra la radiación ultravioleta certificados. Las de juguete no sirven como barrera”, advirtió la doctora Barabini.

“La combinación de gafas adecuadas y sombra es fundamental para reducir el impacto solar en los ojos”, completó la doctora Vallone.

Para cerrar las recomendaciones de fotoprotección, la doctora María Dolores Salduna analizó el equilibrio entre vitamina D y exposición solar en niños. Recomendó exponer sólo el rostro y las manos durante 10 a 15 minutos en piel clara o 20 a 30 minutos en piel oscura, dos o tres veces por semana. Esta exposición debe realizarse sin protector solar en esas áreas para activar la síntesis de vitamina D. En caso contrario, es imprescindible que la dieta aporte la cantidad adecuada de esta vitamina.

En bebés menores de 12 meses se debe evitar por completo el sol directo y suplementar con 400 unidades internacionales diarias de vitamina D desde el nacimiento, especialmente en casos de lactancia materna. En niños mayores se mantiene la dosis de 400 unidades internacionales hasta el primer año y se eleva a 600 unidades internacionales si la dieta o la exposición solar no resultan suficientes. Se sugiere consultar siempre con un pediatra o dermatólogo pediátrico para verificar los niveles en sangre cuando sea necesario.

En síntesis, la doctora Cecilia Inés Crowe afirmó que “no se trata de vivir sin sol, sino de saber convivir con él de forma adecuada”.

Otro eje clave del documento son los cuidados en espacios acuáticos. Cada verano, los accidentes por inmersión representan una de las principales causas de lesiones graves y muertes evitables en niños. La Sociedad Argentina de Pediatría señala que los menores deben estar siempre bajo supervisión activa de un adulto; no basta con estar cerca, sino que debe haber atención constante. Además, las piscinas familiares deben contar con cercos perimetrales de al menos 1,20 metros, con traba de seguridad, que impidan el acceso sin vigilancia.

También se recomienda elegir playas con presencia de guardavidas, respetar las banderas y señalizaciones, y utilizar chalecos salvavidas homologados en actividades náuticas o cuando el niño no sepa nadar.

“A la playa o a la pileta no se va a descansar de los niños, sino a acompañarlos. La supervisión permanente es clave para evitar accidentes, que muchas veces suceden en segundos”, subrayó el doctor Sergio Snieg, médico pediatra del Comité de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría y miembro del equipo que elaboró el documento.

Otro punto relevante son las colonias de vacaciones, que representan una experiencia recreativa y educativa positiva, pero que requieren condiciones adecuadas para garantizar el bienestar infantil. La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda que los adultos responsables verifiquen si la colonia cuenta con personal capacitado en primeros auxilios, infraestructura adecuada, como baños, sombra y acceso a agua segura, protocolos frente a altas temperaturas y planes de contingencia ante emergencias.

“Las colonias de vacaciones deben ser seleccionadas con responsabilidad: es fundamental que haya una adecuada proporción de adultos a cargo y que se garanticen la hidratación, la alimentación y los descansos necesarios”, sostuvo la doctora Valerio.

El último eje abordado es la prevención de picaduras de insectos, especialmente de mosquitos que pueden transmitir virus como el dengue, el zika o el chikunguña, cuya circulación suele incrementarse durante los meses cálidos. Para prevenirlas, se recomienda el uso de repelentes aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, que contengan ingredientes activos como dietiltoluamida o icaridina. En menores de dos años, su uso debe ser consultado con el pediatra, y en menores de dos meses no se deben utilizar repelentes, priorizando mosquiteros y ropa adecuada.

Los repelentes deben aplicarse entre 20 y 30 minutos después de la absorción del protector solar, sólo en las áreas expuestas y evitando mucosas, heridas o zonas irritadas. No deben colocarse en las manos de los niños para evitar que se las lleven a la boca o a los ojos. En ambientes interiores, el uso de mosquiteros en ventanas y cunas, junto con ventiladores o equipos de aire acondicionado, contribuye a reducir la presencia de insectos.

“El uso responsable de repelentes es esencial para prevenir enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue. Es importante aplicarlos siguiendo las indicaciones del fabricante y las recomendaciones del pediatra sobre cuál es el más adecuado según la edad del niño, evitando fórmulas combinadas con protectores solares, ya que pueden aumentar la toxicidad del repelente”, destacó la doctora Crowe.

“También es fundamental eliminar criaderos de mosquitos: vaciar recipientes con agua estancada, limpiar canaletas y mantener jardines ordenados. Son acciones simples que tienen un gran impacto en la prevención”, concluyó el doctor Snieg.

El documento de la Sociedad Argentina de Pediatría ofrece así una guía integral para transitar el verano con salud y bienestar, apostando a la prevención y al rol activo de las familias. Lejos de desalentar las actividades al aire libre, la institución invita a disfrutarlas con responsabilidad y conciencia, para que la temporada estival sea una oportunidad de juego, disfrute y aprendizaje, sin sobresaltos evitables.

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Familias argentinas en transformación: menos hijos, más longevidad y hogares más pequeños

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En el marco del Día Internacional de la Familia, un estudio del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, a cargo de las investigadoras Lorena Bolzon, Dolores Dimier de Vicente y María Sol González, traza un panorama riguroso de las profundas transformaciones que atraviesan las estructuras familiares en la Argentina. El informe, basado en datos censales y fuentes oficiales como el INDEC y la CEPAL, identifica una serie de fenómenos clave: la caída de la natalidad, el envejecimiento de la población, la feminización de la jefatura de hogar y el incremento de hogares unipersonales.

Menos nacimientos, más envejecimiento

Uno de los hallazgos más contundentes del informe es la caída abrupta de la natalidad. Desde 2014, los nacimientos en la Argentina se redujeron más de un 40%, consolidando una tasa de fecundidad de apenas 1,4 hijos por mujer en 2022, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. Esta tendencia se expresa también en los hogares: entre 1991 y 2022, la proporción de hogares con hijos menores de 18 años cayó del 56% al 43%.

Al mismo tiempo, la esperanza de vida alcanzó los 72,8 años y el índice de envejecimiento —que relaciona la cantidad de mayores de 65 años con los menores de 14— se duplicó en cuatro décadas, pasando de 27 en 1980 a 60,5 en 2025. Hoy, los mayores representan el 11,8% de la población total. Este fenómeno no solo implica desafíos para el sistema previsional y sanitario, sino que redefine la estructura de los hogares, cada vez más atravesados por la necesidad de cuidados prolongados.

Hogares más pequeños y más solos

El tamaño promedio de los hogares argentinos también se redujo significativamente: de 3,6 miembros por hogar en 1991 a 2,9 en 2022. A su vez, los hogares unipersonales pasaron de representar el 13% al 25% en ese mismo período. Se trata, en gran medida, de personas mayores, especialmente mujeres, que envejecen solas o con arreglos residenciales distintos a los tradicionales.

El informe destaca que ocho de cada diez hogares monoparentales están a cargo de mujeres, evidenciando la feminización de los cuidados y de la jefatura de hogar. Este proceso se refleja en las estadísticas: mientras que en 1991 solo el 22% de los hogares estaban encabezados por mujeres, en 2022 esa proporción llegó al 49%, liderada por las franjas etarias más jóvenes.

Las causas económicas detrás de la caída de la fecundidad

El estudio también establece una fuerte correlación entre el contexto económico y las decisiones reproductivas. Según la investigación, existe una relación directa entre la tasa de natalidad y variables como el PBI, la población económicamente activa y el nivel de empleo. En períodos de crisis o incertidumbre económica, las familias tienden a postergar o desistir de tener hijos.

En este marco, las autoras subrayan la importancia de desarrollar políticas de inclusión laboral con perspectiva familiar. “Es imprescindible garantizar condiciones laborales adecuadas y sistemas de protección social que reduzcan la informalidad, la precariedad y la desigualdad estructural”, afirman.

Uno de los datos más alarmantes del informe es la infantilización de la pobreza. En los principales aglomerados urbanos, más del 40% de los niños y niñas viven en hogares por debajo de la línea de pobreza, mientras que solo el 16% de los adultos mayores están en esa situación. Al mismo tiempo, los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) descendieron del 16,5% en 1991 al 6,7% en 2022, lo que marca una mejora en las condiciones estructurales, pero no necesariamente en los ingresos.

Por otro lado, el aumento de la población mayor y la creciente demanda de cuidados prolongados exigen con urgencia políticas públicas integrales. “La región enfrenta una crisis de cuidados. Hay más personas que requieren asistencia de la que el sistema puede sostener, y gran parte de esa carga recae sobre mujeres en condiciones precarias o no remuneradas”, advierte el documento, citando informes de la CEPAL y la OIT.

El informe concluye que las transformaciones familiares no son coyunturales ni reversibles a corto plazo. Se trata de una transición demográfica acelerada, marcada por menos hijos, mayor longevidad y una creciente individualización de los vínculos domésticos. “Construir una sociedad del cuidado requiere comprender esta nueva realidad y diseñar políticas que promuevan la equidad intergeneracional, la corresponsabilidad y el envejecimiento saludable”, afirman las autoras.

La radiografía de las familias argentinas en 2025 revela una sociedad en movimiento, con desafíos inéditos que trascienden los discursos tradicionales sobre la familia. En palabras del informe: “Nos enfrentamos al reto de redefinir los vínculos familiares, no solo desde la estadística, sino desde la ética del cuidado y la justicia social”.

Enfoque en Misiones: una transición demográfica con particularidades

Misiones refleja muchas de las tendencias observadas a nivel nacional, aunque con matices propios que merecen atención.

Misiones ha experimentado una disminución significativa en su tasa de natalidad. En 2022, se registraron 19.799 nacimientos, lo que representa una tasa de 15,19 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Esta cifra contrasta con los más de 25.000 nacimientos anuales que la provincia solía tener en años anteriores. La tendencia descendente se ha mantenido constante desde 2015, reflejando cambios en las decisiones reproductivas de la población .

Uno de los aspectos más destacados es la notable disminución de los embarazos en adolescentes. En 2022, se registraron 2.790 nacimientos de madres adolescentes, lo que representa una tasa del 14,1%. Este descenso se atribuye a políticas públicas enfocadas en la educación sexual integral y la promoción de métodos anticonceptivos, así como al fortalecimiento de los servicios de salud sexual y reproductiva .

También hay una transformación en la composición de los hogares misioneros. Se observa una disminución en la proporción de hogares con niños, lo que refleja tanto la caída de la natalidad como cambios en las dinámicas familiares. Este fenómeno tiene implicancias en áreas como la educación, la planificación urbana y los servicios sociales .

Paralelamente, Misiones ha logrado avances significativos en salud materno-infantil. La tasa de mortalidad infantil se redujo a 7,88 por cada 1.000 nacidos vivos en 2022, mientras que la mortalidad materna alcanzó su nivel más bajo histórico, con 1,5 muertes por cada 10.000 nacimientos. Estos logros se atribuyen a la inversión en infraestructura hospitalaria y al fortalecimiento de los servicios de atención primaria.

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Siete de cada diez niños y niñas sufren bullying y formas de violencia escolar

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El dato surge de un estudio realizado en varios países por la ONG Bullying sin Fronteras y representa un incremento del 20% respecto del informe de 2019.

Siete de cada diez niños, niñas y adolescentes en la Argentina sufren bullying y otro tipo de maltratos en entornos escolares, según datos difundidos por la ONG Bullying sin Fronteras, de alcance internacional, en el marco del Día Internacional contra el Acoso Escolar que se conmemora este lunes.

Según el estudio -que abarcó diversos países y se realizó entre enero 2021 y marzo de 2022- los casos de maltrato escolar en la Argentina continúan en aumento, donde alrededor del 70% de los niños y niñas sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso.

Frente a este escenario, organización no gubernamental remarcó que la Argentina se encuentra entre uno de los países con más casos de bullying y ciberbullying en el mundo, totalizando unos 14.800 casos.

Esto implica un incremento del 20 por ciento con respecto al último informe, realizado en 2019, donde se habían totalizado 12.300 casos, se indicó oficialmente.

“La problemática del acoso escolar o bullying y del acoso cibernético o ciberbullying, causan al año más de 200.000 muertes en todo el mundo”, advirtió el abogado experto en Asuntos de Derechos Humanos y Protección de la Niñez y cofundador de la ONG Bullying Sin Fronteras, Javier Miglino.

Miglino define el bullying o acoso escolar como la forma de comportarse o dirigirse a otra persona, ya sea de forma verbal o física, causando un daño temporal o permanente en la víctima.

Así, para el especialista, constituye un tipo de hostigamiento reiterativo de una o más personas hacia sus semejantes, en el cual la víctima sufre de amenazas, intimidación, manipulación e inclusive agresiones físicas, por eso, es “un enemigo silencioso que se nutre de la soledad, la tristeza y el miedo”.

La organización hizo hincapié en que cada vez se reportan más casos de hostigamiento y abusos en las redes sociales de Facebook y Twitter, donde legiones de trolls no discriminan entre menores y mayores, insultando, amenazando e incitando a los jóvenes al suicidio.

Las estadísticas de casos de bullying por cada provincia arrojaron que la Ciudad de Buenos Aires presentó un 18%, Buenos Aires un 14%; Santa Fe 8%; Córdoba 7 %; Mendoza 6%; mientras que para Jujuy, Misiones, Neuquén, San Juan y San Luis un 4%; para Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Río Negro y Salta un 3%,

En tanto, para Formosa, La Pampa, La Rioja, Tucumán, Santa Cruz fue de 2%; y las provincias que registraron el porcentaje más bajo de acoso fueron Catamarca y Tierra del Fuego con 1%.

En ese marco, el Observatorio de Derechos de Niñas, Niñas y Adolescentes de la Defensoría del Pueblo bonaerense presentó hoy una guía con el objetivo de brindar herramientas básicas que sirvan a madres, padres e integrantes de comunidades educativas para la prevención y el abordaje del bullying.

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