En las Jornadas Tecnológicas de la Yerba Mate en Apóstoles, el Ministerio del Agro y la Producción de Misiones brindó una capacitación en producción orgánica como un modelo rentable y sustentable que potencia el crecimiento del sector yerbatero.
Con el objetivo de incentivar prácticas sostenibles y mejorar la competitividad del sector yerbatero, el Ministerio del Agro y la Producción, encabezado por Facundo López Sartori, lleva adelante un bloque específico de producción orgánica en el marco de las Jornadas Tecnológicas de la Yerba Mate. A esta edición, que se desarrolla en el contexto de la Fiesta Nacional de la Yerba Mate, se sumaron el INTA, el INYM, el municipio de Apóstoles, el Ministerio de Agricultura Familiar y el RENATRE, en articulación para brindar a los productores información de punta para mejorar sus prácticas productivas y adaptarlas a un mercado cada vez más exigente.
La subsecretaria de Desarrollo Vegetal, Luciana Imbrogno, destacó la importancia de la jornada: “Desde el Ministerio ofrecemos herramientas para que más productores se sumen a la producción orgánica. Este enfoque no solo cuida el ambiente y la salud de las personas, sino que permite obtener un producto diferenciado y de valor agregado que incrementa la rentabilidad y la sostenibilidad de los establecimientos yerbateros“.
En el encuentro se abordaron temas fundamentales para el sector, como el estado actual de la producción orgánica en Misiones, el proceso de conversión de un yerbal tradicional a uno orgánico y los beneficios de adoptar sistemas agroforestales. Para los productores, la transición a lo orgánico también implica la posibilidad de implementar sistemas de trazabilidad que respalden la transparencia y calidad del producto en el mercado. Este sistema de trazabilidad permite que el consumidor final conozca el origen, las prácticas de producción y los estándares de calidad de la yerba mate, lo que asegura la autenticidad del producto misionero, aumenta su competitividad y responde a la demanda creciente de consumidores que buscan productos sostenibles y certificados.
La Directora de Yerba Mate y Té, Tatiana Bida, resaltó que las jornadas no solo facilitan el intercambio de conocimientos y experiencias entre productores, técnicos y estudiantes, sino que también impulsan un debate necesario sobre el desarrollo sostenible del sector yerbatero. “Estas jornadas son una oportunidad para fortalecer la producción orgánica y la sostenibilidad en el sector, así como para seguir avanzando en el camino de la diversificación productiva y de mercado,” expresó Bida.
La producción orgánica de yerba mate se basa en prácticas agrícolas que priorizan técnicas naturales que conservan la fertilidad del suelo y protegen la biodiversidad. Al trabajar en armonía con el entorno, el productor orgánico contribuye a la salud del ecosistema y reduce la contaminación en el agua y el suelo. Además, la yerba mate orgánica suele tener una alta demanda tanto en mercados nacionales como internacionales, donde los consumidores valoran su origen ecológico y están dispuestos a pagar un precio superior por un producto certificado y respetuoso con el ambiente. Así, quienes optan por la producción orgánica tienen la oportunidad de acceder a nuevos mercados y mejorar sus ingresos, gracias al valor agregado de un producto auténtico y trazable.
Esta iniciativa refleja el compromiso del Gobierno de Misiones con el desarrollo de un sector yerbatero innovador y adaptado a las necesidades del mercado actual, promoviendo una producción que genere ingresos, pero que también respete el ambiente y fortalezca el arraigo de las comunidades yerbateras en toda la provincia.
El consumo de yerba orgánica se expande en la Argentina, siendo uno de los productos industrializados más demandados en el mercado interno, destacaron desde la Dirección Nacional de Alimentos de la Secretaría de Agricultura de la Nación.
Se diferencia por sus atributos de calidad, sustentabilidad, trazabilidad; y está identificado con un logo que certifica su origen y facilita su identificación por parte de los consumidores conscientes que buscan cuidar el ambiente.
Según el Senasa, en 2022 la yerba mate orgánica fue uno de los productos industrializados más demandados en el mercado interno, al cual se volcaron un total de 107 toneladas.
Macarena Melilli, especialista del área de producción de alimentos orgánicos de la Dirección Nacional de Alimentos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, aseguró que “la producción de yerba mate orgánica en la Argentina crece a un ritmo sostenido”.
“Actualmente se registran en la Argentina un total de 70 operadores de yerba mate orgánica distribuidos en las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Río Negro y Neuquén”, precisó.
Telam 20230826, Comenzó la quinta edición de la feria Matear en La Rural.Foto: A Santa Cruz/Telam/mcl
De ellos, 38 son productores primarios, 27 elaboradores y cinco comercializadores de yerba mate orgánica y es Misiones la provincia que concentra a la mayoría de los productores.
Por su parte, Josefina Castellano, especialista de la Dirección Nacional de Alimentos, subrayó la importancia de la producción de yerba orgánica por ser “una actividad económica generadora de divisas que agrega valor en los territorios y genera trabajo, mano de obra en producción primaria principalmente, y arraigo territorial”.
A su vez, “es una actividad que revaloriza las economías regionales, favorece la protección ambiental, mediante la preservación de la biodiversidad, del suelo y de los recursos naturales”.
Según Castellano, “la producción orgánica de yerba mate constituye una verdadera estrategia competitiva para pequeños y medianos productores de todo el país”.
Una manera inequívoca de identificarlos es mediante el sello “Orgánico Argentino” cuyo logo se ubica en la cara principal del envase y presenta, de buen tamaño, realce y visibilidad.
“No cualquier producto es orgánico”, aseguró Pablo Morón, director de Agregado de Valor y Gestión de Calidad de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
El sello “Orgánico Argentino” en el producto a consumir es garantía de que se cumple con lo establece la Ley 25.127 de Producción Orgánica.
“Todo alimento que tenga este logo en su envase cumple con un sistema de producción sostenible mediante el manejo racional de los recursos naturales y evitando el uso de insumos de síntesis química”, señaló Morón.
Y completó: “Gracias al estricto control oficial a cargo del Senasa y las empresas certificadoras nacionales, la Argentina es hoy uno de los países abastecedores de productos orgánicos más confiables del mundo”.
¿Cómo termina un asesor de la Nasa involucrado con la yerba mate? Mientras colabora con la comunicación de la agencia aeroespacial de Estados Unidos, Carlos Bayala también piensa en el mate. El costado social atrajo al publicista argentino radicado en Londres a lanzar la marca Porongo, que sorprendió no sólo por su nombre, si no por el color rosa de los paquetes. Con una particularidad: se trata de una yerba orgánica. La clave de todo. Y una mirada distinta de un problema latente: hacia dónde debe ir la yerba mate en un mercado inelástico, pese a que el 2021 fue un año récord de consumo. ¿Hay lugar para la yerba mate? Algunos apuestan al marketing y figuras emblema como Messi, Luis Suárez o el mismo Papa Francisco. Otros a las saborizadas. El dueño de Porongo entiende que hay lugar para una yerba si se entiende a la producción como sustentable, desde la plantación hasta el consumidor. La yerba orgánica que es la marca registrada de Porongo tiene un enorme camino por recorrer y representa apenas una pequeña porción de la producción, pero sin embargo, cosecha precios bastante por encima de lo que paga el mercado por la yerba tradicional.
Bayala se dedica a la publicidad desde los 18 años y pasó por las principales agencias de Argentina y el exterior. Fue creativo de Nike hasta que armó su propia agencia, que comanda en las oficinas de Londres, desde donde atiende a Economis para hablar de la yerba mate, pero también de la economía argentina.
¿Por qué te interesó un mundo tan distinto como el de la yerba mate?
Me interesó el costado social. Qué podíamos hacer desde la sustentabilidad. Tenía la sensación de que el público no compraba orgánicos. Ahí apostamos a lo bueno del marketing, al branding, el maridaje, todo se puede ensamblar, generar alianzas. Y eso se logró, el negocio se sostiene”, define Bayala.
“Como tantos otros alimentos, la yerba tiene injerencia de fertilizantes, herbicidas y demás. A partir de eso, traté de indagar un poco más sobre qué era del mundo de la yerba. Sabía obviamente que se tomaba mate, sabía lo importante que era la yerba para la Argentina y para los argentinos, pero me preguntaba qué podríamos hacer para mostrarle al sector yerbatero, dentro de las posibilidades que había, que era mejor lograr tener éxito haciendo una yerba orgánica, tratando de que estuviera libre de la mayor cantidad de agroquímicos posibles y a la vez que pudiera tener las prácticas más lógicas desde lo ambiental y lo social. Que quizás habría que hacer una marca de yerba, quizás habría que presentar ese antecedente, no porque no existiera o no hubiera otras marcas que lo hagan. De hecho, existen. Pero sentía que a lo mejor era una linda idea, un buen ejercicio. Si esto me surgió como inquietud, por qué no indagar cómo hacerlo efectivamente. Sin un socio, con una iniciativa muy independiente, empecé a ver algunos productos orgánicos que ya existían y así fue como empezó el viaje. Me di cuenta que el mundo de la yerba, así como tiene muchas cosas interesantes, tiene muchísimos pendientes. Necesita muchísima apuesta y muchísimo apoyo económico social. Me daba la impresión de que era una buena oportunidad”.
La oportunidad se convirtió en realidad. Porongo proyecta vender este año 40 mil kilos de yerba mate, con una interesante porción del mercado en el centro del país. Y compran toda la yerba a un productor de Campo Viera, que recibe un precio en promedio alrededor de 70 por ciento por encima de la yerba tradicional.
“Seguimos siendo una marca muy chica. Pero hoy quizás para Porongo, es más sencillo tratar de ingresar haciendo las cosas de determinada manera que quizás como para marcas más grandes que vienen sosteniendo una gran escala”.
¿Se entendió esa relación de sustentabilidad con los productores, con los proveedores?
Fue el centro del tema y lo que nos estamos demostrando a nosotros mismos, nuestra tesis por decirlo de alguna manera. Yo tenía la sensación al principio de este viaje, hace cinco años, que una de las razones por las que la gente no compraba orgánicos, o no optaba por lo orgánico, es porque viene con un discurso medio heavy, un discurso medio complicado, con una cosa no muy cercana, incluso aburrida. Y que, si nosotros utilizábamos lo positivo, el branding, lo positivo de Porongo, por decirlo de alguna manera, que es un elemento importante, el paquete, el nombre que puede ser fuerte, muy sonoro, todo eso puede confabular positivamente. Si no, podía quedarse en una burbujita. Pero puede llegar a ganar más adeptos, puede ganar más gente, puede despertar una pasión, esa parte de la tesis nos estamos dando cuenta. Cómo negocio nos va muy bien, el producto es muy bueno, el negocio se sostiene y estamos reinvirtiendo porque entendemos que lleva años de comprensión lectora, crecimiento y demás. Estamos actuando con nuestro negocio, cómo actuaríamos con un campo orgánico, lo esperamos, tenemos paciencia, dejamos a la tierra descansar, cuando tenemos la planta la hacemos secar naturalmente. No apuramos los procesos. Todo lo que tiene que ver con los procesos, se hace naturalmente. Podemos hacer eso, en mérito a que no estamos imponiendo una urgencia económica, o una ambición excesiva, estamos siendo ambiciosos en muchos sentidos, pero no en el sentido que funcione comercialmente, en el sentido de que ojalá logremos mostrar y crecer y que el mundo yerbatero pueda comprender mejor y pueda hallar más aliados en un nuevo paradigma.
En esa línea, Misiones tiene un largo camino por recorrer. Son pocos los productores que tienen yerba orgánica certificada, pero el rumbo es ese. Incluso la apuesta es a dejar de utilizar el glifosato en la chacra.
¿Crees que hay mercado, hay opciones para otros productos de la yerba? Porque es el debate que hoy se está dando en Misiones, el mercado interno crece poco, el mercado externo hoy no está comprando por crisis, por la guerra. ¿Hay lugar para la yerba?
Sí, yo creo que hay un gran lugar. Creo que tiene que ver con los energizantes. Creo que todo lo que tenga que ver con los derivados, en cuanto a jugos y demás de la yerba, sin duda. También hay otro lugar entre la combinación entre la yerba y el cannabis. Es una gran posibilidad que se está abriendo, respecto de algo que sea energizante, pero que a la vez no te ponga la cabeza o el cuerpo desde un lugar excesivo, en esa especie del mix que puede surgir. Creo que el mundo de las kombuchas, tiene mucho para beneficiar al ingreso de la yerba. Mi respuesta es que sí, yo creo que hay mucho, hay buenos ejemplos en Alemania, los derivados de la yerba como jugos van bien, en Estados Unidos también. Ahí tenemos unos precedentes o unas puntas de lanza. Con una caída de los azúcares y las gaseosas en todo el mundo, con toda una generación consciente, eso puede funcionar. El ejemplo de Guayaki ustedes lo conocen bien. Por eso, creo que viene de la mano de un tercer y un cuarto movimiento, te diría que son tectónicos, aparejados con una conciencia social y una conciencia ambiental. Ahí es donde los jugadores no solo tienen que pensar en marketing, sino es muy fácil: “Agarrás un poco de yerba, aplicás a dos o tres latitas de cosas y demás”. No, esto viene de la mano de un público, esto lo puedo extender a todas las demás marcas. Por eso, Porongo no es una marca que viene a sermonear, en realidad lo que creo que Porongo puede hacer bien, es inspirar, señalar, colaborar con el resto de la industria, para decir que está viniendo por acá. Tenemos experiencia en otras dimensiones de los negocios que las nuevas maneras de comprender marcas y demás, tienen una consciencia muchísimo más estereofónica, por así decirlo. Más lugares donde comprenden, te dicen: “No sos una buena marca solamente porque sos cool, porque tiene buen sabor, sos una buena marca por una polifonía de cuestiones en las que incluyo, en el centro, cómo se trata al planeta, y cómo se trata a los humanos”.
Un nuevo concepto, que tiene que ver también con lo que surge de la pandemia. Cambiar un poco la mirada sobre el mundo.
Nosotros somos pre pandemia. Pero hemos escuchado algunas investigaciones, cosas de la segmentación donde hay que tener cuidado, porque hay fundamentalismos de segmentaciones. Por ejemplo, uno que es terrible es el que habla de consumidores, creo que ahí es donde tenemos que cambiar la cabeza, cuando hablamos de consumidores, hablamos de mentes parcializadas, de personas que eligen en función de lo que van a consumir. Esto no es así, el ser humano que opta eventualmente en un segundo de su vida, por una marca sobre otra, no lo hace por un hecho de consumo exclusivamente. Lo hace por un hecho de conciencia, lo hace porque elige esto como persona, porque le parece mejor por tal y cual cosa, porque entiende como ciudadano que está bien, porque entiende como terrícola que esto funciona para el planeta. Hay tantas dimensiones que exceden al consumidor. Por eso, las empresas que piensan en el público cómo consumidores, ya empezaron perdiendo el partido. Las empresas que piensan en el público como personas, como ciudadanos, con ideas y con derechos y que comprenden las ideas y derechos de otros, tienen una comprensión más completa de quiénes estamos hablando. Yo creo que siempre estuvimos hablando de eso, el problema es que las empresas en un momento commoditizaron, por decirlo de alguna manera marketinera, su pensamiento, a una variable simplista, de marketing barato, en donde se subtrataban todos los temas. Si le decís tal nombre, si pones tal frasecita, todas esas generalizaciones llevan a errores muy grandes.
Bayala entiende que la Argentina tiene un potencial enorme post pandemia para agregar valor a, por ejemplo, las materias primas alimenticias. Y aquellos países que arranquen primero con manufactura sostenible, producción industrial ecológica y sana, productos de nutrición saludables y orgánicos, pueden llegar a tener una ventaja competitiva enorme.
Viene muy bien esto, con tus conocimientos de marca y de marketing, ¿pensás que se abre un nuevo capítulo más allá de las empresas, más allá de la yerba…? El usuario y el consumidor, ¿somos más conscientes de que hay que ser mejores?
Creo que el público ya se dio cuenta hace bastantes años. Las empresas tardan más en darse cuenta, porque venían muy americanizadas en su pensamiento de mercadotecnia o marketing, o lo que fuera, con un pensamiento estándar. Y los estándares son siempre muy tentadores, porque organizan y la complejidad de un negocio es enorme. En la medida que puedas estandarizar los procesos lo máximo posible, simplificás. Así como haces una planta industrial, creas una matriz, repetís un producto, testeas algo, estandarizás tu forma de trabajo, también estandarizás en lo que crees, la manera en que eso le llega como oferta al público, eso incluye al marketing y la comunicación. Creo que las empresas se han dado cuenta que es necesario tener un re-pensamiento, que es muy caro al principio, lo mismo que una matriz, es muy caro pensar de entrada. Pero, una vez establecidos estos estándares nuevos y ese pensamiento nuevo, es mucho más sencillo, más honesto y más productivo el vínculo. Y no hablo solo por productivo en el sentido de la guita que te pueden dejar esos ciudadanos que te eligen. No, es mucho más productivo porque podés tener nuevos socios, tener nuevas ideas, tener coparticipación con las personas que te eligen como marca y que elijan que tu marca sea negocio para otras cosas. Incluso se pueden hacer hasta nuevos productos, nuevos servicios, nuevas cosas, se pueden compartir las tierras para el cultivo de otra manera. O sea, se puede pensar mucho más creativamente, y se puede hacer que tu negocio también, refleje eso. Pero, eso requiere pensamiento, estar ahí, presencia, que los dueños estén más cerca de los negocios, de la realidad. Estas son decisiones, cuando son un poco más aventuradas, o audaces, que no las puede tomar un ejecutivo contratado, las tienen que tomar dueños, directorios, gente que está más cerca de la operación. Hay otro problema, que de alguna manera estamos observando hoy, que tiene que ver con la manera que toman las decisiones las corporaciones gigantes en donde hay una lejanía muy enorme entre la parte ejecutiva y la parte anónima, que son los responsables finales, gente que no tiene nada que ver con el negocio. Vamos a poner este ejemplo, nosotros somos unos dueños que en principio no tenemos nada que ver con el negocio, pero somos muy visibles y muy presentes. Hablamos con mucha gente que está hace años en este negocio y entiende, nos hemos nutrido. Esa distancia cortita que tenemos con esa realidad, nos lleva a poder comprender, a tomar decisiones más audaces.
¿Estás en contacto con la yerba, estás empapado de lo que pasa en Misiones y en Argentina en particular?
En Misiones tenemos a dos personas que van constantemente, que están permanentemente relacionándose, viajando, yendo y viniendo. Mi relación es otra, obviamente estoy mucho tiempo en Londres, pero estoy en relación directa con Argentina. De modo que a mí me interesan muchísimo las iniciativas en Argentina, comerciales y sociales. Y es desde ahí, donde sumamos perspectivas. Yo no me la doy de experto en Argentina, de Misiones, mucho menos de la yerba, pero me alcanza con saberme muy argentino, querer mucho al país y sentir que es posible. También soy consciente que en cada industria y qué, en cada terreno, hay mucho cinismo, de: “Bueno ya vas a ver cómo se la van a pegar, de fíjate que están diciendo esto, pero ya los vamos a encontrar en la esquina”. Tenes un poco de todo eso, pero es una cuestión de permanencia, de persistencia en determinados valores, es tiempo, más conducta.
Te sentís muy argentino decís, ¿Cómo ves a la Argentina a la distancia?
De una manera dramática, y otra no dramática. La manera dramática es que tenés muchísimos elementos para decir que Argentina es un caso perdido. Yo no creo en absoluto que sea un caso perdido, creo que es todavía un caso no encontrado. En el sentido de que todavía, no ha encontrado la corriente correcta, pero eso uno lo puede tomar como malo o bueno. Vamos a ver cómo esto se puede tomar como bueno, vamos a suponer que Argentina es un país que en 1870 se subió a una ola preindustrial, o industrial fuerte, que luego de la industrialización se aceleró y multiplicó y sumó decenas de habitantes en ocho ciudades muy importantes, muy grandes de 10 millones de habitantes cada uno, de 12 millones de habitantes cada uno, y un resto del país muy desarrollado, muy pujante, pero con el viejo paradigma. Tendríamos una tierra desbordada poblacionalmente, una cantidad de formas de intercomunicación de esas ciudades que serían muy difíciles de desactivar para volver a empezar. Pero eso no se dio. A esa ola no nos subimos completamente, nos subimos tan imperfectamente que todavía hay un mundo por descubrir. La Patagonia sigue siendo un territorio casi inexplorado, en muchos sentidos, tiene pocos dueños, estoy hablando en generalizaciones. El interior del país tiene limitaciones en los avances agrícolas. Las ciudades fuera de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, siguen siendo ciudades chicas. Incluso en el paradigma de lo que estoy diciendo que pudiera haber sido, como si fuera Estados Unidos, Buenos Aires queda chica a esa idea. Entonces ¿qué quiero decir? Que probablemente la Argentina esté en un libro de historia en los próximos siglos, esperando al próximo movimiento. Que honestamente le confío más que al movimiento anterior. Si yo me fuera del planeta, pienso en el mejor avance medioambiental, con una consciencia distinta en donde el capitalismo tiene que tener pautas más humanas, más comprensivas a otra escala, me subiría a ese otro y esperaría. Y sí. Argentina no está así por un plan, que tiene que ver con esperemos a esa ola y mientras tanto seamos un desastre. Pero pasó, y si pasó, uno puede consolarse de alguna manera, con que Argentina todavía no sólo no está perdida, sino que no se ha encontrado, que probablemente se encuentre en ese rumbo. Eso es una esperanza que yo guardo y es quizás una de las pocas esperanzas que uno puede tener con respecto a algo que si no, es visto como una calamidad. Sí, por supuesto que tenemos capital humano que sigue siendo extraordinario, una inquietud educativa que tiene el argentino, sea educado o no, que es contagiosa, que tiene que ver con la curiosidad, muy, muy grande. Creo y espero que hayamos tenido suficientes experiencias malas de cómo nos llevamos como ciudadanos y cómo nos llevamos en la política, para entender que necesitamos re- relacionarnos. Así que estamos esperando.
¿Podrías decir tranquilamente quiero invertir en la Argentina, vuelvo a invertir en la Argentina?
Lo hago, mira estoy invirtiendo ahora, estamos invirtiendo en un proyecto que es una mezcla entre educativo e inmobiliario. Es un emprendimiento pequeño, estamos haciendo un lugar, que va a ser un centro de estudios de comunicación. En principio va a ser en Buenos Aires, pero me gustaría poder producir ejemplos parecidos en el resto del país. Yo soy porteño, así que me sale así, al principio algunas cosas. Porongo por suerte tiene que ver con Misiones, porque mi papá en algún momento tuvo que ver con Misiones, mi abuelo también en su momento viajaba bastante a Misiones y al Chaco. Pero, constantemente estoy pensando en cosas, de hecho, tenemos un negocio que no solamente tiene que ver con Porongo, sino con nuestro trabajo de comunicación. Trabajamos con Andes Origen, que es una cerveza que ha nacido con nosotros, como marca y como concepto y es argentina, es Quilmes Argentina. La verdad es que hay mucho que nos relaciona con Argentina, esa apasionante Argentina en ese sentido. Y colaboro con proyectos, algunos de ellos sociales y con muchas fuerzas políticas, no en el sentido de hacer campañas proselitistas, no es mi interés ni el de New, para nada porque no queremos entrar en esa discusión, ni comercializar con eso, pero sí con cuánto político me puedo llegar a sentar a charlar sobre pautas de comunicación, lo trato de hacer.
La agricultura apunta cada vez más a una reducción del uso de productos fitosanitarios, a generar producciones más sostenibles y al cuidado del medioambiente. La producción yerbatera no se queda atrás, según datos de la Comisión Asesora para la Producción Orgánica –organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación–, en poco más de un año la producción de yerba mate orgánica creció un 6 % en la provincia de Misiones.
En este aspecto, desde 2018, investigadores del INTA Montecarlo y de la Universidad Estadual do Oeste de Paraná (Unioeste) en Brasil, vienen trabajando en el control biológico de plagas de la yerba mate. Esta colaboración se da dentro de tres proyectos que reciben financiamiento del Programa Regional de Asistencia al Sector Yerbatero (PRASY) y del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
“Estamos trabajando tanto con productores de yerba mate orgánica como con productores convencionales que cambiaron su visión y están aportando para el control biológico”, mencionó María Elena Schapovaloff –investigadora del INTA Montecarlo y del Conicet–.
Las cuatro principales plagas que afectan el cultivo de yerba mate son el taladro o tigre de la yerba mate, el rulo o psilido, el marandová u oruga rabuda y ácaros (comúnmente denominadas: el bronceado, el rojo y el blanco). A su vez, existe una amplia gama de insectos que pueden alimentarse de las distintas partes de la planta, aunque la mayoría ocurren en bajos niveles poblacionales y no llegan a causar daños económicos significativos.
Los pulgones (Toxoptera aurantii), la cochinilla cerosa (Ceroplastis grandis), la oruga del cartucho de la yerba mate (Hylesia sp.) y la mosca blanca (Bemisia sp.), son plagas secundarias.
Es por eso, que recomiendan monitorear las plantaciones para detectarlas, pero al no haber estudios realizados en cuanto al umbral de daño económico de las principales plagas los productores se encuentran en un escenario de desconcierto ante su presencia. Tampoco hay variedad de productos para el control ya que solo se encuentra un insecticida registrado en el SENASA.
“Es necesario que los productores adopten medidas de control biológico y cultural, como parte de un programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP)”, indicó la investigadora. De esta forma, se busca armonizar los aspectos ambientales con la dinámica de las especies, utilizando y poniendo a disposición las técnicas y métodos de monitoreo y control para mantener las poblaciones por debajo del umbral de daño económico.
El primer proyecto, con una duración de 24 meses, apuntó al desarrollo de estrategias de control biológico y estudio del comportamiento de Gyropsylla spegazziniana, plaga conocida como rulo de la yerba mate.
Todos los ensayos se realizaron en el Laboratorio de Control Biológico del INTA, y luego, se planificaron y realizaron en campos de productores orgánicos de la Cooperativa Agrícola Mixta de Montecarlo Limitada, con el fin de probar la eficiencia de las tácticas y estrategias desarrolladas, validar los resultados y, que los mismos estén disponibles para el sector productivo.
“La intención fue afianzar el vínculo entre la cooperativa y sus socios productores de yerba orgánica, se formó un excelente grupo de trabajo, con reuniones para la transferencia e intercambio de los resultados obtenidos”, mencionó.
En 2020 presentaron dos nuevos proyectos: “Posibilidades de utilización de productos de origen vegetal y el hongo Beauveria bassiana en el control del rulo de la yerba mate” y “Prospección y uso de agentes biológicos y minerales para el control del taladro de la yerba mate (H. betulinus)”.
Los resultados obtenidos hasta el momento, confirmaron el potencial uso tanto por la acción eficaz, como por la practicidad y facilidad de manejo y uso de estas estrategias. En el caso del empleo de trampas amarillas, resultó atractivo para los adultos del rulo de la yerba mate. “Asegura que los insectos se contaminen en el dispositivo con los hongos aislados y, por transmisión horizontal, los conidios se propaguen en la población”, según detalló el equipo.
El control biológico, a diferencia del control químico, no contamina los alimentos, el agua ni el suelo, tampoco afecta al humano y a los animales domésticos. Es económico, perdurable, específico y no induce resistencia. Además, con su empleo, “se reduce considerablemente el uso de productos fitosanitarios permitiendo una producción más sostenible y respetuosa con el medioambiente”, agregó Schapovaloff.
Finalmente, la especialista resaltó que “es importante tener cuidado al aplicar insecticidas, ya que el uso de los mismos disminuye la presencia de los enemigos naturales por tener un amplio espectro de acción”. Aconsejó promover la presencia de estos con plantas que produzcan flores en el yerbal todo el año.
El objetivo es que tales medidas se integren y, junto con el monitoreo permanente de la población, se pueda establecer un Programa de Manejo Integrado de plagas en un futuro cercano.
Si bien ya se probaron dos productos comerciales a base de Beauveria bassiana, ahora el equipo avanzará en conjunto para generar bioinsumos, como parte de un nuevo proyecto firmado en 2021. Apuntarán a realizar ensayos con productos biológicos que están registrados para otros cultivos, y en caso de que los resultados sean alentadores, poder hacerlos extensivos para el cultivo de la yerba mate.
Jimena Iona Corchuelo Blasco, Marcela de Loredo y Martín Vijnovsky tenían entre 30 y 32 años cuando comenzaron a darle forma a Mate&Co, la compañía con la que hoy producen y comercializan blends de yerba mate orgánica a través de 500 puntos en todo el país, además de su página web y redes sociales.
Los cimientos de la firma que en el último ejercicio facturó más de $ 17 millones comenzaron a colocarse tímidamente en 2015. Tras estudiar el mercado, conocer la normativa e investigar sobre la producción y el consumo de yerba mate en la Argentina, en diciembre de ese año los socios abrieron su primera página de Facebook, a modo de prueba, y el resultado fue más que satisfactorio: vendieron todo lo que tenían en stock. Cuatro meses más tarde, Mate&Co salía al mercado oficialmente.
“Veíamos que se podía dar una vuelta de tuerca a la yerba mate; es un producto muy noble, con un montón de beneficios, y sigue siendo un mercado poco explorado. Sentíamos que podíamos llevar la yerba a otro lado, y así lo hicimos. Había lugar para llevarlo a otro espacio”, comparte Corchuelo Blasco, formada como economista y con experiencia en consultoría privada.
Con una inversión inicial de u$s 3500 (fondos propios), los emprendedores lanzaron tres blends, que produjeron de modo muy artesanal. Hoy, venden variedades en las que combinan la yerba mate con lavanda, verbena y flores; jengibre, canela y especias, pasando por banana, coco en escamas, coco rallado y semillas de guaraná o jengibre y mascarilla de cacao, entre otros, además de algunos accesorios como termos, bolsas materas y mates.
Los primeros tiempos del emprendimiento los recuerdan con mucho esfuerzo: los socios tenían muy claro qué querían, trabajaban sábado y domingo, y también lo hacían en la semana, luego de terminar la jornada laboral en sus respectivos trabajos.
“El mercado nos empezó a pedir más de lo que podíamos generar y, en 2018, decidimos dedicarnos full time al emprendimiento, lo cual marcó un punto de inflexión y un real lanzamiento de la empresa. Nos vimos parados en una oficina nueva. Empezamos a buscar proveedores para satisfacer la demanda que se venía, mucha fuerza en marketing, que fue uno de los pilares“, comparte Corchuelo Blasco en una entrevista con el diario El Cronista.
Entrar en el tradicional mundo de la yerba mate y, a la vez, posicionarse como una firma disruptiva no fue sencillo. Los socios se valieron de compartir experiencias con otros emprendedores para ir superando barreras. “Las trabas fueron principalmente desafíos de crecimiento. Por ejemplo, la yerba orgánica es finita y para producir a escala requiere más proveedores”, comenta.
Otro tema fue la normativa en torno a la yerba mate, regulada por el Instituto de la Yerba Mate en Misiones (INYM). “Nos pusimos en contacto con ellos y nos llevaron a presentaciones como una marca disruptiva e innovadora. Otro desafío fue el de producir a escala con una empresa tan chica, que se financiaba sola, frente a un mercado que demandaba”, recuerda Corchuelo Blasco, desde la firma que hoy emplea de forma directa a 9 personas y que, entre staff fijo, productores, logística y freelancers nuclea a unas 50.
Tiempos de pandemia
La pandemia encontró a Mate&Co con un e-commerce fuerte y un mercado minorista que se volcó a las compras online.
“Por el contexto, los canales de ferias, ventas presenciales, y catas dejaron de funcionar. En cuanto al canal mayorista y de distribución, la necesidad de reinventarse de muchos puntos de venta hizo que también la demanda fuera muy grande. Respecto al e-commerce, tuvimos una inversión mucho más fuerte en canales como Facebook y migramos la web a un servidor con más capacidad. Comenzamos a hacer envíos más frecuentes por CABA y al resto del país. Nos dimos cuenta de que la gente seguía tomando mate en sus casas y de hecho el consumo aumentó”.
Así, frente esta la coyuntura, los socios decidieron enfocar todos los esfuerzos a la venta digital. Facebook e Instagram les sirvieron como canales para generar interacción y lograr mayor presencia de marca. “En ambas plataformas informamos que hacíamos envíos a todo el país. En cuanto a contenido, sumamos videos, animaciones y empezamos a hacer vivos. Apenas pudimos abrir el local para pick-up, aplicamos pauta de alcance y de objetivo venta para audiencias de cercanía”, comparte. Además, activaron campañas de catálogo por grupo de productos e incorporaron anuncios en formato video o slideshow dirigidos a clientes recientes.
Adicionalmente, incorporaron el uso de WhatsApp Business para tener una comunicación más fluida con los clientes. Y los datos avalan la estrategia: “110% crecieron en ventas online desde el inicio de Covid-19 en marzo; 65% aumentaron las transacciones generadas a través de Facebook e Instagram; 43% se incrementaron las transacciones mensuales atribuidas a campañas en marzo y abril en comparación a enero y febrero con igual presupuesto; 50% de incremento en alcance e interacciones orgánicas desde abril; 25% de las ventas vienen de Facebook y 45% de Instagram”.
Actualmente, Mate&Co ya recibe pedidos internacionales minoristas (personas que compran directamente afuera y ellos les envían los productos por logística internacional). Sin embargo, desarrollar mercados para exportación es una idea que cada vez cobra más fuerza. “Tuvimos muchas consultas de lugares como los Estados Unidos, Europa, Uruguay y Chile. Hoy estamos tramitando los permisos de la primera exportación”.
En lo que resta del año, el fuerte estará puesto en seguir desarrollando nuevos productos. Entre las novedades, “los mate bags (yerba mate en saquitos), pensados especialmente para afuera, dado que no hay tanta costumbre de preparado de mate. Es una forma de llevar la yerba mate al mundo”, concluye.