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Fracasa la negociación de un tratado mundial sobre plásticos

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Inter Press Service – La negociación de un tratado mundial vinculante para contener la producción y la contaminación por plásticos concluyó este viernes 15 con un nuevo fracaso, al no lograrse consenso entre las delegaciones de 183 países que deliberaron durante 10 días en esta ciudad suiza.

Se trataba de la segunda parte de la quinta ronda de negociaciones del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5.2), que ya era una extensión respecto de la previsión inicial de cinco rondas, entre 2022 y 2024, pactada en las Naciones Unidas para consensuar un proyecto de tratado.

El mayor obstáculo ha sido que países y empresas con intereses en petróleo y gas, insumos del plástico, apoyan medidas solo sobre la contaminación, mientras que muchas naciones y el movimiento ambientalista reclaman límites a la producción y control sobre todo el ciclo de vida del producto.

Los organizadores y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) destacaron que, si bien no hubo consenso sobre los borradores de un texto a compartir, los países están de acuerdo en proseguir las negociaciones, aunque se marchan de Ginebra sin previsión de fecha y lugar para una próxima cita.

El diplomático ecuatoriano Luis Vargas Valdivieso, presidente del INC, dijo que “no alcanzar la meta que nos propusimos puede traer tristeza, incluso frustración. Sin embargo, no debe desanimarnos. Al contrario, debe impulsarnos a recuperar la energía, renovar nuestros compromisos y aunar nuestras aspiraciones”.

“Aún no ha sucedido en Ginebra, pero no me cabe duda de que llegará el día en que la comunidad internacional una sus fuerzas y se una para proteger nuestro medio ambiente y salvaguardar la salud de nuestra gente”, agregó Vargas Valdivieso.

Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, dijo que “si bien no logramos el texto del tratado que esperábamos, continuaremos trabajando contra la contaminación plástica. Es la contaminación que está en nuestras aguas subterráneas, en nuestro suelo, en nuestros ríos, en nuestros océanos y sí, en nuestros cuerpos”.

Cada año se producen en el mundo más de 400 millones de toneladas de plástico, la mitad de las cuales están diseñadas para utilizarse una sola vez. De esa cantidad, menos de 10 % se recicla.

Desde la década de 1950, investigadores estiman que la humanidad ha producido unos 9200 millones de toneladas de plástico, de las cuales alrededor de 7000 millones de toneladas se han convertido en residuos.

Se calcula que 11 millones de toneladas acaban cada año en lagos, ríos y mares. El costo social y medioambiental anual de la contaminación por plásticos oscila entre 300 000 y 600 000 millones de dólares.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde, de naciones industrializadas), a menos que se adopten políticas firmes contra el plástico, la producción mundial de ese material pasará de los 435 millones de toneladas en 2023 a 736 millones de TM en el año 2040.

La INC-5.2, con unos 1400 delegados y 1000 observadores de 400 organizaciones, trabajó sobre los borradores que venían de la anterior cita en Busan, Corea del Sur, en diciembre de 2024, a su vez precedida por las que desde 2022 se realizaron en Punta del Este (Uruguay), París, Nairobi y Ottawa.

Durante la fase de Ginebra, que debió ser definitiva, Vayas Valdivieso presentó dos borradores de acuerdo, uno de ellos sin medidas de reducción de la producción y otro que contemplaba límites a productos concretos, pero de modo no necesariamente obligatorio, con lo cual se evaporó la posibilidad del consenso.

Para la gran mayoría de participantes, el tratado debe establecer medidas de obligatorio cumplimiento para frenar la contaminación, mientras que países como Arabia Saudí, Estados Unidos, Irán y Rusia rechazaron la tesis y sostuvieron hasta el final que los compromisos debían ser voluntarios.

La comisaria europea para el Medio Ambiente, Jessika Roswall, declaró que la Unión Europea “seguirá presionando para lograr un acuerdo más firme y vinculante. Lo que está en juego no podría ser más importante. Se trata de una de las crisis que definen nuestra época”.

Erin Simon, vicepresidenta y directora de Residuos Plásticos y Negocios del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés), dijo que “es profundamente decepcionante dejar Ginebra sin un progreso significativo, una vez más”.

“Esta ruptura en las negociaciones significa que la crisis del plástico comenzará sin control, mientras el mundo espera la acción urgente que tan desesperadamente necesita”, lamentó Simon.

Tuvalu, en nombre de 14 pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico, entregó una declaración afirmando que “esto significa que se seguirán vertiendo millones de toneladas de residuos plásticos en nuestros océanos, lo que afectará a nuestros ecosistemas, seguridad alimentaria, medios de vida y nuestra cultura”.

Por su parte, la organización ecologista Greenpeace señaló que la incapacidad de alcanzar un acuerdo en Ginebra “debe ser una llamada de atención para el mundo, porque revela que poner fin a la contaminación por plásticos significa enfrentarse directamente a los intereses de los combustibles fósiles. La industria petroquímica está decidida a enterrarnos por beneficios a corto plazo”.

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El legado de la humanidad: “tecno-fósiles” y la extinción masiva

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Una mirada fascinante hacia el futuro, dos expertos escriben sobre cómo los objetos que usamos hoy serán los fósiles del mañana, nuestro legado para las próximas generaciones.

¿Qué rastros dejará la humanidad para que futuras civilizaciones estudien nuestro paso por la Tierra? Un nuevo libro, “Discarded: How Technofossils Will Be Our Ultimate Legacy” (Descartados: Cómo los tecnofósiles serán nuestro legado definitivo), explora esta pregunta, planteando que los objetos manufacturados, desde botellas de plástico hasta teléfonos móviles, serán los “tecno-fósiles” que definan nuestra era.

Los paleontólogos Sarah Gabbott y Jan Zalasiewicz, autores del libro, sostienen que la humanidad está creando un nuevo tipo de fosilización, donde los objetos artificiales superan a los restos biológicos. “Estamos haciendo estos objetos y estos materiales para que sean súper duraderos, para resistir la erosión, para resistir la luz solar, para resistir la abrasión y no ser comidos por otros animales”, explica Gabbott.

El impacto del plástico y la ropa:

Entre los objetos más comunes que se fosilizarán, destacan los plásticos, presentes en botellas, bolsas y ropa. “Producimos 100.000 millones de prendas cada año, y alrededor del 60% de ellas contienen plásticos”, señala Gabbott. La ropa, normalmente invisible en el registro arqueológico, se convertirá en una firma distintiva de nuestra civilización.

Las ciudades costeras, tienen un alto potencial de fosilización debido a su hundimiento y la subida del nivel del mar. “Habrá estos mega-fósiles, mega-tecno-fósiles, que se extenderán por miles de kilómetros cuadrados”, afirma Zalasiewicz. Añadiendo que ante la baja del nivel del mar, aflorarán miles y miles de residuos.

Si bien algunos objetos serán fáciles de identificar, otros, como los teléfonos móviles, presentarán un desafío. “Verán montones y montones de estas cosas. Sabrán que era importante para la civilización, pero ¿para qué rayos se usó?”, señalando que un teléfono móvil es un rectángulo, con un vidrio superior que en unas décadas se parecerá más a un cerámico, con un plástico sumamente bien conservado, por lo que tendría mucho sentido la pregunta con respecto a su uso, expresó Gabbott.

Otro rastro significativo será la disminución de la diversidad biológica, con una preponderancia de animales domesticados. “Ahora sabemos que solo el 4% de los mamíferos en el planeta son mamíferos salvajes”, señala Gabbott.

Los autores esperan que el reciclaje se vuelva más común, pero advierten que muchos materiales seguirán desechándose, ya que materiales como el plástico, solo puede reciclarse una vez, por lo que costará mucho deshacerse de él. “Habrá una evolución en la forma en que se utilizan los materiales”, dice Gabbott. Zalasiewicz, por su parte, anticipa que la preservación de objetos en resina epóxica y vertederos anóxicos podría generar “fósiles” sorprendentes.

El libro invita a reflexionar sobre el impacto de la humanidad en el planeta y el legado que dejaremos a futuras civilizaciones. “¿Qué nos dirán? ¿Y qué podría decirles a algunos hipotéticos seres del futuro, digamos, dentro de 100 millones de años, podrían encontrar lo que dejamos atrás?”, concluye Zalasiewicz

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Frizata, la primera alimenticia argentina en apostar por la neutralidad plástica

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La compañía flexitariana de alimentos congelados directo al consumidor obtuvo la certificación de neutralidad plástica, para revalorizar el equivalente al 100% de los residuos plásticos generados. Este compromiso es parte de su estrategia para reducir el impacto de la industria alimenticia sobre el medioambiente. 

Frizata, la compañía flexitariana de alimentos congelados directo al consumidor, obtuvo la certificación de neutralidad plástica. La compañía se ha asociado con rePurpose Global para financiar la recuperación de la mayor cantidad de desechos plásticos que utiliza en su packaging. Este compromiso es parte de una estrategia más amplia de la compañía que apunta a reducir el impacto de la industria alimenticia sobre el medioambiente.  
 
Frizata está permitiendo la eliminación de, aproximadamente, 25 mil kg de desechos plásticos por año que de otro modo se vierten en vertederos, se queman o se tiran a los océanos cada año. 
 
A través de su asociación con rePurpose Global, la compañía está respaldando proyectos que apuntan a recolectar y procesar flujos de desechos difíciles de reciclar  que de otro modo serían de muy bajo valor para ser recuperados del medio ambiente.
 
En rePurpose encontramos una solución para este desafío que no solo impacta en la recuperación de desperdicio de plásticos sino también tiene un impacto socio-económico, al generar trabajo formal y financiar el crecimiento de modelos comerciales circulares” explica Adolfo Rouillon, cofundador de Frizata.

Esta iniciativa de Frizata se enmarca en una estrategia integral de sustentabilidad que es mucho más amplia. “La sustentabilidad es parte del ADN fundacional de la compañía. Nuestra visión como empresa global de alimentos es contribuir a reducir el impacto que generamos tanto en la producción de alimentos, como en la distribución”, afirma Adolfo Rouillon, y enumera algunos de esos puntos claves: 

  • Menor huella de carbono: el modelo de negocio directo al consumidor nos permite acortar distancias con el consumidor; se suprime el proceso de mover inventarios hacia miles de puntos de venta y se elimina el viaje del cliente hacia ese punto de venta.  Esto permite también ahorrar en packagings para los traslados intermedios. Por su parte, los clientes reciben los productos en cajas de cartón reciclable.
     
  • Reducimos el desecho de alimentos: Los alimentos Frizata tienen una vida útil prolongada y están envasados en porciones para que el consumidor pueda utilizar solo lo que va a consumir. 
     
  • El 70% de nuestro portfolio de alimentos es a base de vegetales: apostamos por una dieta cada vez más equilibrada y a innovar en alimentos veggies y meat free, para todos los días. Para tomar dimensión de esto, para producir un kg de carne animal se necesitan 15 mil litros de agua, mientras que para producir un kg de proteína vegetal como la soja se necesitan 1500 litros.
     
  • El futuro radica en la biodiversidad de ingredientes del reino vegetal: hoy el 65% de la energía que consumimos proviene de 4 cultivos y 5 especies animales. Por eso desde Frizata trabajamos continuamente en explorar nuevos ingredientes que provienen de las más de 50.000 especies vegetales que podemos consumir los seres humanos.

Estamos construyendo una plataforma global para acercar una nueva generación de alimentos innovadores a millones de consumidores deseosos de repensar la forma en que se alimentan todos los días, con una experiencia simple y práctica con un fuerte impacto en la calidad y equilibrio de lo que comemos, precios accesibles y cuidando el medio ambiente”, afirma Adolfo Rouillon, cofundador de Frizata

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