El uso de las estructuras del Estado para el enriquecimiento

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En estos últimos años, políticos, empresarios y sindicalistas han hecho reiteradas veces el uso de las estructuras del estado para el enriquecimiento personal.
Con gran pomposidad el presidente Macri exige una profunda investigación sobre la corrupción, creyendo que nadie prestará atención a sus antecedentes que involucran graves hechos de corrupción. Tal vez por ello, el menos indicado para pregonar una investigación sobre la corrupción es el presidente Macri por sus antecedentes. Macri fue procesado por contrabando en la causa de Exportaciones e importaciones de automóviles en la que se le acusa de exportar autopartes a Uruguay y cobrar reembolsos para importarlos como autos armados. La investigación que comandó la fiscal María Gabriela Ruiz Morales permitió establecer que mediante esta operatoria, solo en 1993 se habrían evadido 14 millones de pesos. Pero los investigadores creen que la práctica se mantuvo hasta 1995.
En 1989 Carlos Menen y su intendente Carlos Grosso, crearon la Corporación Puerto Madero, organismo que tuvo en sus manos la explotación de los dockes abandonados del viejo Puerto de Buenos Aires.
Casi 30 años después, aquél magnate que celebró la recuperación inmobiliaria del puerto, cuando comenzó como titular del Club Boca Junioras, ahora está apoltronado en el sillón de mando de la Casa Rosada. A sus espaldas tiene la vista privilegiada de aquellos terrenos, hoy convertidos en el barrio más caro, famoso y emblemático de Buenos Aires.
Autopistas del Sol cuyas acciones fueron vendidas por un valor cuatro veces del adquirido por el grupo Macri, Terrenos, transporte aéreo, etc., etc., donde hay un negocio rentable, ahí está el Clan Macri para usufructuarlo desde su influyente posición de Presidente.
Macri quieren desplazar al fiscal que destapó el Correogate. La familia Macri presentó un recurso extraordinario para que la Corte Suprema desplace a la fiscal Gabriela Boquin, único escollo para la condonación multimillonaria de la deuda de Correo Argentino. Buscan evitar que intervenga en la causa y, puntualmente, los peritajes sobre el vaciamiento de la empresa en beneficio de empresas del Grupo Macri.
En el escrito presentado por Jaime Kleidermacher, abogado de la familia presidencial en lo vinculado a Correo Argentino, los Macri insisten que la fiscala Boquin no tiene legitimidad para actuar en la causa ni para pedir peritajes contables tanto en los papeles de Correo Argentino como de SOCMA y SIDECO, los principales portaviones del clan Macri. En caso de que la solicitud llegue a la Corte y esta decida a favor de Macri, la fiscal Boquin quedaría desplazada de hecho ya que impediría investigar las maniobras del clan que hoy comanda el presidente Macri.
Boquin fue quien logró frenar la condonación de más de 70.000 millones de pesos a la familia presidencial. Desde entonces es un tábano, para un Gobierno acostumbrado a una plácida y servicial relación con amplios sectores judiciales. Tras lograr la salida de la ex procuradora Alejandra Gils Carbó, que recibió el ataque conjunto del presidente Mauricio Macri, la corporación judicial y el Grupo Clarín, pese a que su puesto es autónomo y constitucionalmente tiene continuidad asegurada más allá de los cambios de Gobierno, tuvo que renunciar. El macrismo desea la salida de la fiscala Boquin, acaso la única funcionaria judicial que, en torno a Correo Argentino, no aletargó la causa ni se amilanó a las presiones del lobby tribunalicio.
El recurso extraordinario para llegar a la Corte tiene el matasellos de mesa de entrada con fecha 22 de diciembre de 2017, pero recién fue subido al sistema de consulta de cusas el pasado miércoles. Es una práctica habitual en esta causa. El objetivo: entorpecerla.
La Corte Suprema ya intervino en este expediente en 2009, cuando falló en contra de la pretensión de la familia Macri en compensar  su deuda con el Estado con una supuesta deuda que el Estado tiene con ellos. Los Macri tienen varios juicios contra el Estado, con una supuesta deuda que el Estado tiene con ellos. . Los Macri tiene varios juicios por daños y perjuicios contra el Estado, por, lo que piden mucho más dinero que el que deben. Pero era 2009, otros tiempos y otra Corte. Ahora el nexo entre el presidente y los Supremos es otro, y el pedido del abogado de Macri de que intervenga el máximo tribunal del país es insistente. El abogado de los Macri insiste en plantear la falta de legitimidad de la fiscala Boquin para intervenir en la causa a la que acusan de tener un objetivo mediático y político, insistiendo que no es parte de este proceso, por lo tanto no tiene derecho a ofrecer pruebas, ni a solicitar informes, que nada tienen que ver con el proceso- El planteo no es nuevo.” Es innegable que la Fiscalía General ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, carece de legitimación procesal para solicitar la prueba pericial contable que solicita”, escribió el abogado de Macri el 23 de agosto del año pasado. El mismo día, la jueza Marta Cirulli contestó que “la  legitimación del Ministerio Público para peticionar estas medidas han sido estimadas implícitamente por el Superior”. Es decir, que la Cámara Comercial ya zanjó esta cuestión sobre la que insisten los Macri y resolvió que la fiscala Boquin tiene toda la legitimidad necesaria para actuar en el expediente. Lo recordó Cirulli, que está imputado penalmente como pieza del vaciamiento de Correo Argentino pero se niega a excusarse en el expediente del fuero comercial.
Los Macri insistieron con este asunto, pero el 6 de diciembre pasado las camaristas María Lilia Gomez Alonso de Diaz Cordero y Matilde Ballerini reiteraron: “La Sra Fiscal posee legitimación para requerir las medidas que considere necesarias a efectos de obtener los antecedentes necesarios que permitan decidir las cuestiones pendientes en el principal de este concurso”. O sea: que los camaristas, que hace más de 15 años operan en beneficio del clan Macri en esta causa, reiteran que Boquin puede intervenir y pedir los peritajes. Desde la sala B de la Cámara Comercial, las juezas Gómez Alonso y Ballestrini ya le dieron curso al recurso presentado  por los Macri para que defina la Corte. Le remitieron a los síndicos del concurso, que sistemáticamente se alinearon con los intereses de la familia presidencial. Por ejemplo, como publicó Nuestras Voces,, la sindicatura general la ejerce Raúl Miguel Guelman en representación del Estudio Moyaqno-Guelman y Asociados. Lo patrocinan los abogados julio Cesar Rivera y Beltrán Louge, socios del Estudio Rivera & Asociados. Rivera fue propuesto por Macri como conjuez de la Corte Suprema. No es raro, ya que es abogado de confianza de la familia desde hace muchos años.
Rivera y Lounge fueron apoderados de empresas de los Macri y abogados del ahora presidente de su divorcio de Isabel Menditeguy. Louge también trabajó para IECSA, por entonces controlada por el primo presidencial Ángelo Calcaterra.
Si analizamos los negociados que pudieron involucrar al gobierno anterior que operaba el ex ministro Julio De Vido, probablemente encontremos muchos entuertos similares a los anteriormente mencionados, pero nunca en la extensión y profundidad de los que involucran al Presidente.
Tienen razón los del gobierno cunado pregonan que es el mejor equipo de los últimos 50 años…..para acumular riquezas para sus integrantes.
Miguel Schmalko-consejero y ex presidente de FEBAP y CACEXMI (Federación Económica Brasil-Argentina-Paraguay y Cámara de Comercio Exterior de Misiones)

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Panorámica de la cúpula de cristal en el Estado

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Por Mercedes D’Alessandro, Aldana Vales y Andrés Snitcofsky. Hay más ministros llamados Juan que mujeres ministras en la historia de la Argentina. Desde 1983, solo hubo 16 mujeres en este cargo en diferentes gobiernos, con 154 ministros varones que se sucedieron. Tampoco hay una larga historia, la primera fue la primera fue Susana Ruiz Cerutti en 1989 y duró sólo 45 días. Hoy las mujeres son el 31% de los trabajadores totales en los cargos que componen la estructura orgánica y autoridades del poder ejecutivo nacional, sin embargo, hay solo 3 mujeres en los 23 cargos de primera línea (ministerios, gabinete y cancillería); es decir, apenas el 13%. En esta capa también hay más egresados del colegio Cardenal Newman que ministras.

 

La Argentina tuvo dos presidentas y actualmente tiene una vicepresidenta, pero el poder no derrama. El techo de cristal está siempre ahí, invisible pero inconmovible, marcando el límite de las carreras de las mujeres en su camino hacia la cima en una jerarquía política o empresarial. Si bien hay derechos conquistados que alientan la participación política femenina, aún hay estructuras sociales que impiden que ellas puedan acceder en igualdad de condiciones a los espacios de poder.

Uno de los factores centrales que marca el punto de quiebre entre las carreras de mujeres y varones es la maternidad; no solo porque las licencias de maternidad y paternidad son asimétricas y significan una penalización para las madres, sino porque además se asocia a la mujer con los cuidados. Se espera de ella un rol maternal o ser el sostén emocional de la familia, cuestiones que no siempre son compatibles con la figura de una mujer que ejerce el poder en la órbita de lo público. Estos aspectos, sin embargo, no parecen generarle al varón ningún tipo de desajuste en el llamado working-life balance (balance vida-trabajo). Aunque podrían redistribuir el trabajo del cuidado con su pareja, contratar niñeras o empleadas domésticas, el mandato social sigue pesando para ellas. “Quién se va a ocupar de los chicos cuando estés en campaña” es una pregunta que nunca vamos a escuchar que se le haga a un candidato varón, pero que aparece en todas las entrevistas a mujeres que se postulan en algún cargo.

Además de estos obstáculos, y otros en donde los estereotipos y el machismo juegan un rol importante, hay un prejuicio subyacente y es que las mujeres no llegan a posiciones de alto nivel porque no tienen la educación, la experiencia y/o la capacidad necesarias. Cuando se discute la ausencia de mujeres en jerarquías, algunos dicen “no importa si es varón o mujer, tienen que estar los mejores, los más calificados”. Si asumiéramos que en la cúpula del gobierno siempre están los mejores o más calificados entonces deberíamos preguntarnos por qué las mujeres son solo un 10% de los ministros que hemos tenido desde 1983 hasta aquí. Las mujeres son la mitad de la población, más del 40% de los trabajadores, tienen un año más de educación en promedio que sus pares y son el 60% de las estudiantes y graduadas universitarias. Todo esto pareciera no alcanzar.

Más todavía: a medida que bajamos en los círculos de poder, encontramos más representación femenina. El 17% de las secretarías y el 29% de las subsecretarías del gobierno están conformados por mujeres. Las directoras nacionales son el 38%. Algo similar ocurre en otras áreas. Según la carta orgánica del BCRA el directorio está integrado por 10 directores y 2 síndicos. Actualmente los directores son todos varones, el síndico también y la única excepción es la sindicatura adjunta representada por una mujer. De todos los presidentes del BCRA solo una fue mujer, Mercedes Marcó del Pont, y hubo solo dos directoras. Sin embargo, el cuerpo de asesores goza de una representación del 47% y las secretarias son el 97% conforme fuentes oficiales del BCRA. Por algún misterioso motivo (que no se explica por su educación o capacidad) quedan relegadas a asistir a varones.

En el Estado no solo hay un techo sino también hay paredes de cristal. A nivel mundial, según muestra la información relevada por ONU, las mujeres tienen mayor participación en ministerios de desarrollo social y todos aquellos que se ocupan de familia, infancia, asuntos de la mujer, educación y cultura. En el otro extremo, casi no hay ministras en medios y comunicación, defensa, transporte, economía y finanzas. En el caso de la Argentina, Desarrollo y Salud son los ministerios que más ministras han tenido y le sigue Educación. En Economía solo hubo una mujer en la historia, que cuenta 100 varones en ese cargo.

Un camino hacia la igualdad ¡porque estamos en 2017!

El mapa de Mujeres en Política de la ONU, a enero de 2017, muestra que las mujeres tienen solo un 18,3% de los cargos ministeriales en el mundo. Además, esta proporción está estancada: de 730 ministras en 2015 se pasó a 732 en 2016. La Argentina se encuentra en el puesto 22 entre 145 países en el ranking de “empoderamiento político“ elaborado en 2016 por el World Economic Forum. En el mismo ranking ocupa el puesto 26 en proporción de mujeres en el parlamento, aunque desciende al 50 en mujeres con cargos ministeriales. Esta performance parlamentaria, que deja al país por encima de países como Inglaterra, España o Estados Unidos, fue posible gracias a que en 1991 Argentina sancionó una ley de Cupo Femenino (la ley 24.012), que establece que “las listas que se presenten a elecciones deberán tener mujeres en un mínimo del 30% de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidades de resultar electas“. El resultado de la ley de cupo es contundente: en la Cámara de Diputados la participación de las mujeres pasó de 5% a 14% tras las elecciones legislativas de 1993 y llegó a 30% hacia 2001. Después de las últimas elecciones en 2015, 34% de los representantes son mujeres. En el Senado el aumento también fue abismal: antes de la ley, la representación femenina llenaba menos del 5% de las bancas y hoy el 40% están ocupadas por mujeres. Pese a que esta ley fue criticada, la implementación del sistema significó un aumento real de mujeres en el Congreso que de otro modo dudosamente se hubiera alcanzado. El contraste con lo que ocurre en cargos ministeriales -sin ningún cupo- lo deja en evidencia.

Pero el cupo por sí solo no alcanza para cambiar las cosas. En Canadá, Justin Trudeau formó el primer gabinete de su país con una composición de “50-50” (son 15 mujeres y 15 varones), entre los cuales además están incluidos representantes aborígenes y políticos sikh. Según él mismo cuenta, la mayor dificultad que tuvo en el proceso no fue encontrar mujeres capaces para ocupar esos cargos, sino más bien para encontrar mujeres decididas a hacerlo. “En general, cuando se le propone a un varón un trabajo así, la respuesta es rápida y simple: ¿hay que usar corbata? La mujer, en cambio, pregunta: ¿por qué yo?”, dice Trudeau. Suelen sentirse menos confiadas en sus propios talentos y capacidades, dudan de estar a la altura del desafío aun cuando tienen amplia experiencia y trayectoria. El primer ministro confiesa que a algunas tuvo que insistirles y que esto motivó también una campaña local llamada ask her to run, que sería algo así como “pídele que se postule”. Cuando le preguntaron por qué había armado un equipo igualitario, respondió “¡porque estamos en 2015!”. Quizás los ministerios argentinos aún están con una agenda vieja, ya que muy pocos decidieron abrir el juego a sus pares mujeres. No hay representación femenina en las primeras filas del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Finanzas o Hacienda. Romper el techo de cristal requiere voluntad y compromiso con la idea de igualdad para remover obstáculos y luchar contra los estereotipos de género que construyen también la pared interna del techo de cristal y hacen que muchas mujeres se autoexcluyan.

Después de un año y cuatro meses en el cargo, Macri no ha mostrado preocupación por la igualdad de género en la conducción del gobierno (ni en la políticas públicas). Hace poco se publicó una nota en La Nación que contaba que los ministros y el presidente juegan al fútbol regularmente en un campeonato que llaman “Casa Rosada” versus “Ministerios”, y que en los vestuarios se dan importantes discusiones que afectan a las políticas y decisiones que se llevan adelante. De estos partidos y charlas en paños menores no participan las mujeres del equipo. Susana Malcorra hizo una sugerencia, ella podría ser arquera. Hasta el momento, no la han convocado.

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