por Eric Lipton y Eric Schmitt, Reportando desde Washington, New York Time. Estados Unidos ha aceptado un avión de pasajeros 747 como regalo del gobierno de Catar, y se ha pedido a la Fuerza Aérea que busque la manera de modernizarlo rápidamente a fin de que pueda ser utilizado como el nuevo Air Force One del presidente Donald Trump, según confirmó el miércoles un portavoz del Departamento de Defensa.
“El secretario de Defensa ha aceptado un Boeing 747 de Catar de acuerdo con todas las normas y reglamentos federales”, dijo en un comunicado el portavoz jefe del Pentágono, Sean Parnell. “El Departamento de Defensa trabajará para garantizar que se tengan en cuenta las medidas de seguridad adecuadas y los requisitos funcionales de misión para un avión utilizado como transporte del presidente de Estados Unidos”.
El avión, que los ejecutivos de la industria calculan que vale unos 200 millones de dólares, requerirá un trabajo exhaustivo antes de que pueda considerarse lo bastante seguro como para transportar a Trump, según han reconocido funcionarios del Pentágono en los últimos días.
“Cualquier avión civil requerirá modificaciones significativas para hacerlo”, dijo el martes Troy Meink, secretario de la Fuerza Aérea, durante una comparecencia ante el Senado. “Siguiendo las instrucciones del secretario, estamos preparados y estamos estudiando ahora mismo lo que va a hacer falta para ese avión en concreto”.
Trump también confirmó el regalo el miércoles.
“Le están dando un jet a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y es una cosa fantástica”, dijo en la Casa Blanca.
El plan ha suscitado preocupación entre los miembros del Congreso, a quienes preocupa que Trump presione a la Fuerza Aérea para hacer el trabajo tan rápido que no se incorporen al avión suficientes medidas de seguridad. Por ejemplo, sistemas de defensa antimisiles o incluso sistemas para proteger al avión de los efectos electromagnéticos de una explosión nuclear.
“Si el presidente Trump insiste en convertir este avión en un Air Force One reforzado antes de 2029, me preocupan las presiones a las que puedas estar sometido para recortar gastos en seguridad operativa”, dijo la senadora Tammy Duckworth, demócrata por Illinois, mientras Meink testificaba.
El Pentágono no ha brindado una estimación de cuándo podría estar terminado el trabajo en el avión catarí, aunque Trump y la Casa Blanca han dejado claro que el presidente lo quiere pronto, quizá incluso para finales de año.
“Nos vamos a asegurar de hacer lo necesario para garantizar la seguridad del avión”, dijo Meink en la audiencia en el Senado. “Seré muy claro y lo discutiré desde con el secretario hasta con el presidente si es necesario, si creemos que hay alguna amenaza que no podamos atender”.
El regalo también ha suscitado preguntas tanto de demócratas como de republicanos en el Congreso, a quienes preocupa que Catar pueda estar intentando influir indebidamente en Trump, o que el propio avión pueda tener dispositivos de escucha.
El primer ministro de Catar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al Thani, dijo públicamente el lunes, por primera vez, que su gobierno había aprobado la entrega del avión como regalo, y rechazó la idea de que fuera un intento de influir en el presidente.
“No sé por qué la gente piensa”, dijo, antes de continuar: “que esto se considera un soborno o se considera como algo que Catar quiere comprar e influir en este gobierno. No veo, sinceramente, ninguna razón válida para ello”.
Y añadió: “Somos un país al que le gustaría tener una asociación sólida y una amistad sólida, y todo lo que proporcionamos a cualquier país, se proporciona por respeto a esta asociación y es una relación bilateral. Es mutuamente beneficioso para Catar y para Estados Unidos”.
El nuevo avión será el tercero que se adapte para su uso como Air Force One, en reemplazo de dos aviones que llevan 35 años en operación y han tenido problemas de mantenimiento.
Pero mantener el personal y el equipo de tres aviones es extraordinariamente caro, unos 135 millones de dólares al año por cada avión, según el Pentágono. Y podría costar 1000 millones de dólares o más adaptar el avión catarí a fin de dejarlo listo para su uso como Air Force One, un proceso que, según dijeron antiguos funcionarios de la Fuerza Aérea, podría llevar más tiempo que terminar el trabajo que Boeing ya está haciendo para entregar los dos primeros aviones.
La entrega del primero de los aviones Boeing está prevista para 2027, según dijeron recientemente funcionarios de la Fuerza Aérea.
Sigue sin estar claro de dónde saldrá el dinero para reequipar el avión catarí o para mantenerlo y operarlo, una vez terminado. Normalmente, el Congreso revisa y aprueba el gasto de cualquier nuevo programa importante del Pentágono. Pero Trump ya ha mostrado su disposición a gastar los dólares federales según la voluntad de su gobierno, a menudo sin consultar al Congreso.
El líder de la mayoría del Senado, John Thune, republicano por Dakota del Sur, dijo este mes que el Congreso formularía preguntas sobre cualquier posible uso del avión catarí como Air Force One.
“Si y en el momento en que deje de ser una hipótesis, puedo asegurarles que se examinará a fondo cualquier posible acuerdo”, dijo Thune.
El senador por Nueva York Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, también anunció el miércoles su intención de impulsar la aprobación de un proyecto de ley que impida a Estados Unidos aceptar el regalo. El Senado, dijo en un comunicado, tenía que “dar prioridad a nuestra seguridad nacional, proteger a los estadounidenses y garantizar que un avión de propiedad extranjera nunca reciba el indicativo ‘Air Force One’”.
El avión catarí realizó su primer vuelo en 2012, y luego fue renovado con un interior de lujo para los miembros de la familia real de Catar. Pero el gobierno lleva unos cinco años intentando vender el avión.
Un agente de una aerolínea declaró a The New York Times que le costó mucho encontrar un comprador, ya que los aviones 747, que ya no se fabrican, son caros de operar. Incluso los jefes de Estado utilizan cada vez más aviones bimotores, a diferencia del 747, que tiene cuatro motores, dijo el agente.
Marc J. Foulkrod, director ejecutivo de Avjet Global Sales, que intentó ayudar a Catar a vender el avión, dijo que sería mejor que Estados Unidos colaborara con Boeing para acelerar su trabajo en el contrato de 3900 millones de dólares para entregar los dos aviones 747 en los que ya ha estado trabajando durante los últimos cinco años.
“He realizado terminaciones de grandes aviones y siempre hay formas de acelerar el programa”, dijo Foulkrod en una entrevista. “Ese es un mejor retorno en dólares que intentar conseguir un avión de otro”.
El avión catarí, según muestran los registros de vuelo, ha estado en San Antonio desde principios del mes pasado en unas instalaciones de mantenimiento de aviones. Funcionarios del gobierno de Trump han dicho que están considerando la posibilidad de recurrir a L3Harris, un contratista militar, para que se encargue de la modernización, pero no se ha hecho público ningún contrato formal, al menos hasta ahora.
En un comunicado emitido el miércoles, la Fuerza Aérea dijo que está preparando “la adjudicación de un contrato para modificar un avión Boeing 747 para transporte aéreo ejecutivo. Los detalles relacionados con el contrato son clasificados”.
El Congreso tampoco ha votado aún formalmente la aceptación del avión como regalo de Catar. La Constitución exige que el Congreso dé su visto bueno a cualquier regalo importante que se haga al presidente. Trump ha dicho que el regalo es para el gobierno de Estados Unidos, no para él como presidente.
Los comentarios de Trump sobre el avión se produjeron el miércoles durante una reunión con el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.
Una intensa búsqueda
Trump quería una solución rápida a su problema con los Air Force One. Un reportaje de The New York Times reveló que Estados Unidos firmó en 2018 un contrato por valor de 3900 millones de dólares con Boeing por dos aviones que se utilizarían como Air Force One, pero una serie de retrasos había ralentizado los trabajos mucho más allá del plazo de entrega de 2024, posiblemente rebasando el segundo mandato de Trump.
Ahora Trump tenía que volar en los mismos aviones viejos que transportaron al presidente George H. W. Bush 35 años atrás. No era solo un proyecto de vanidad. Esos aviones, que ya no se fabrican, requieren un mantenimiento exhaustivo y reparaciones frecuentes, y funcionarios de ambos partidos, desde hace una década o más, habían estado presionando para que fueran sustituidos.
Trump, sin embargo, quería un avión nuevo mientras él siguiera en el cargo. ¿Pero cómo?
“Somos los Estados Unidos de América”, dijo Trump este mes. “Creo que deberíamos tener el avión más impresionante”.
La historia de cómo el gobierno de Trump decidió que aceptaría un lujoso Boeing 747-8 gratis de Catar para que sirviera de Air Force One implicó semanas de coordinación secreta entre Washington y Doha. El Pentágono y la oficina militar de la Casa Blanca entraron en acción, y el enviado de Trump a Medio Oriente, Steven Witkoff, desempeñó un papel clave.
Poco después de que Trump tomara posesión, los oficiales militares empezaron a discutir cómo podría Estados Unidos comprar un avión temporal para que Trump lo utilizara mientras el trabajo de Boeing avanzaba con dificultad, según descubrió una investigación de The New York Times. Pero el 11 de mayo, cuando el presidente anunció en las redes sociales que Catar proporcionaría el avión a Estados Unidos, lo calificó de “un REGALO, SIN CARGO”.
Persisten las dudas sobre qué tanto sentido económico tendría el acuerdo, que aún no se ha firmado, dados los costos de reacondicionar el avión para uso presidencial y de su funcionamiento a largo plazo, o incluso sobre si el avión podría estar listo para que Trump lo utilice antes del final de su segundo mandato.
Los términos generales del acuerdo que han surgido también han sido objeto de críticas tanto por parte de demócratas como de republicanos en Washington, así como de abogados especializados en ética, quienes dijeron que parecía o bien que el propio Trump estaba aceptando el obsequio o que los cataríes lo estaban utilizando para ganarse el favor del gobierno.
Y sigue sin estar claro exactamente cómo un plan que los funcionarios del Pentágono y otras personas del gobierno supusieron inicialmente que implicaría comprar el avión a Catar se transformó en una propuesta de regalo por parte del país de Medio Oriente.
Catar ha negado cualquier intención de utilizar la transacción como parte de una campaña de influencia, y Trump ha dicho que no utilizará el avión después de dejar el cargo. CNN informó previamente de algunos aspectos del intento de adquirir el avión.
Las entrevistas con 14 personas que formaron parte de la búsqueda del avión de reemplazo o estuvieron informadas de ella dicen que empezó cuando la Oficina Militar de la Casa Blanca, que supervisa los viajes presidenciales, trabajó con Boeing y el Departamento de Defensa para recopilar una lista de todos los aviones 747 de último modelo que había en el mercado con un diseño para negocios, que podría adaptarse más rápidamente a un avión presidencial.
Solo había ocho aviones en el mundo que cumplían los requisitos, entre ellos un llamativo avión de dos pisos que Catar llevaba varios años intentando vender, sin suerte.
Un folleto del avión anunciaba precisamente el tipo de opulencia que Trump prefiere. Había “suaves telas de la más alta calidad” en el dormitorio, junto con “lujoso cuero y exquisitas chapas de madera” y un baño “suntuosamente diseñado” que es “casi una obra de arte”.
El emir de Catar había donado la misma marca y modelo a Turquía en 2018 como gesto de apoyo al presidente Recep Tayyip Erdogan. Erdogan había apoyado a Doha mientras los acérrimos rivales del país en la región cortaban los lazos diplomáticos y de transporte con Catar, aislándolo de manera eficaz.
Pero este segundo 747 aún estaba disponible para venta.
Witkoff, un viejo amigo de Trump de sus primeros tiempos en el sector inmobiliario de Nueva York, conocía bien a los cataríes. El fondo soberano del país lo había sacado de apuros en 2023, cuando un negocio inmobiliario en Central Park South salió mal.
Así que Witkoff se puso en contacto con los cataríes para preguntarles por el avión.
Amor a primera vista
A mediados de febrero, Catar había accedido a enviar el avión a Florida cuando Trump estuviera en su complejo de Mar-a-Lago, para que pudiera verlo en persona.
El avión llegó la mañana del sábado 15 de febrero, tras un vuelo sin escalas de Doha a West Palm Beach, Florida, según los registros de seguimiento del vuelo. Trump salió de su club, hizo el corto trayecto en coche al aeropuerto y bajó de su limusina hacia las 10 a. m., para contemplar un avión que había sido utilizado por la familia real catarí.
“Cada superficie y detalle en esta habitación refleja el opulento diseño”, decía el folleto de ventas. “Se aplicó el más alto nivel de artesanía y destreza en ingeniería para equipar meticulosamente el interior”.
El nivel superior tiene un salón y un centro de comunicaciones, mientras que el dormitorio principal podría “convertirse en una Unidad de Transporte de Pacientes Médicos completa con suministro directo de oxígeno”. Para el personal, había una sección de “clase ejecutiva” con 12 asientos totalmente reclinables.
“Es una bestia grande”, dijo el viernes en una entrevista Marc Foulkrod, ingeniero aeroespacial que en algún momento intentó ayudar a Catar a vender el avión.
“Boeing hizo un gran avión, y es una pieza clásica cuando se trata de la versión VIP”, dijo Foulkrod, quien tiene una empresa de consultoría que ayuda a clientes ricos y jefes de Estado a comprar aviones.
Pero esos aviones tienen un número limitado de compradores. “Puede que encuentres a algún tipo excepcional que tiene un ego enorme y quiere comprar uno y pasearse en él”, dijo Foulkrod.
Las grandes compañías aéreas no estaban interesadas en comprar el avión porque no estaba configurado para uso comercial. Y los 747 son menos populares hoy en día, incluso para los jefes de Estado. Estos aviones tienen cuatro motores y son caros de mantener y operar. Con el tiempo, también será más difícil conseguir refacciones, porque los aviones ya no se fabrican.
Incluso llevar el avión a Estados Unidos para que Trump pudiera echarle un vistazo fue un esfuerzo tremendamente costoso. Según una revista especializada, el costo de operar un avión de este tipo se estima en 25.000 dólares por hora. El costo por hora para alquilar un avión como este es aún mayor: alrededor de 35.000 dólares. Eso significa que el vuelo de ida y vuelta de Doha a Florida, de unas 30 horas en el aire —sin incluir el tiempo en tierra—, podría haber costado quizás hasta 1 millón de dólares por un flete.
La Casa Blanca sugirió en su momento que el recorrido de Trump en el avión catarí pretendía presionar a Boeing para que acelerara su trabajo en los nuevos aviones presidenciales.
Cuando Trump vio el avión, una cosa quedó clara: fue amor a primera vista.
Cuando volaba de regreso a Washington en uno de los 747 Air Force One existentes, se maravilló de lo que había visto en el interior del avión catarí y habló de él como si conseguirlo para que él mismo lo usara fuera ya un hecho. Sus aliados en la Casa Blanca pensaron que, con una nueva capa de pintura y algunas otras mejoras rápidas, podría estar listo en menos de un año para que Trump lo utilizara.
Las conversaciones para adquirirlo se intensificaron.
Los aviones Boeing que Estados Unidos ya había pagado pasaron a un segundo plano para la Casa Blanca. Elon Musk tenía la tarea de presionar a Boeing para que avanzara más deprisa, pero los funcionarios de la Fuerza Aérea proyectaban que ahora habría que esperar hasta 2027, por lo menos, para que el primero de los dos nuevos aviones estuviera listo para Trump.
Los funcionarios de Catar llevaban intentando vender el 747 que tenían de sobra desde al menos 2020. El avión, que Boeing entregó en 2012, tiene un valor de entre 150 y 180 millones de dólares en su estado actual, estimó Foulkrod.
Pero resultó que, después de todo, Catar no vendería el avión.
‘Un regalo, sin cargo’
Cuando Trump recorrió el avión el 15 de febrero, las conversaciones sobre cómo adquirirlo habían cambiado. La conversación entre los ayudantes de alto rango de Trump pasó de una venta de gobierno a gobierno a una donación.
Fue una sorpresa para los funcionarios de la Fuerza Aérea. En ningún momento, dijeron funcionarios del Pentágono, la Fuerza Aérea propuso que el avión fuera donado.
Un alto funcionario del gobierno dijo al Times que Catar planteó la opción de un posible regalo, o al menos que los funcionarios cataríes se mostraron “de acuerdo” con la idea de una transferencia gratuita de gobierno a gobierno cuando se planteó. Un segundo funcionario dijo que Witkoff, por su parte, siempre creyó que la transacción sería una donación.
Otro funcionario dijo que funcionarios cataríes propusieron voluntariamente la idea de una donación, versión de la que Catar se ha negado a hablar. Algunos funcionarios del gobierno tuvieron una reacción sencilla: si Catar estaba dispuesto a obsequiarlo, ¿por qué Estados Unidos no habría de aceptarlo?
Otros funcionarios y abogados del gobierno llegaron a la idea de que una donación sería más sencilla y rápida que una venta.
Los funcionarios del gobierno de Catar —quienes llevaban tiempo queriendo deshacerse del avión— tenían una versión diferente del orden de los acontecimientos, según una persona familiarizada con su cronología.
Ellos estaban dispuestos a enviar el avión a Florida para que Trump lo recorriera personalmente, pero la expectativa era que el avión sería vendido a Estados Unidos, no que se ofrecería como regalo.
Lo que está claro es que los lazos entre Estados Unidos y Catar ya son extremadamente estrechos, en gran parte debido a la base aérea en rápido crecimiento que hay allí, donde Estados Unidos tiene una de sus mayores operaciones en Medio Oriente. Y se trata de una relación que implica un gasto importante para ambas partes.
Tan solo desde 2003, Catar ha invertido más de 8000 millones de dólares en la construcción de la base aérea de Al Udeid para uso de Estados Unidos, según estimaciones del Departamento de Estado. “Estas contribuciones son indispensables para apoyar las operaciones militares estadounidenses en toda la región”, decía un informe del Departamento de Estado publicado en enero.
Catar ha estado dispuesto a gastar tanto para apoyar la base militar de Estados Unidos dentro de su territorio en parte porque la presencia estadounidense ayuda a mantener a distancia a los rivales de Catar, incluyendo a Arabia Saudita, dijeron oficiales militares estadounidenses. De hecho, durante la visita de Trump a Catar este mes, anunció que Catar se está preparando para gastar otros 10.000 millones de dólares en la base aérea en ese país.
Witkoff también tiene fuertes vínculos personales con este país que se remontan a varios años atrás. Además de haber sido rescatado por el fondo soberano de Catar, Mohammed bin Abdulrahman al Thani, primer ministro de Catar, asistió a la boda de uno de los hijos de Witkoff.
“Tengo una relación personal”, dijo el jeque Mohammed en una entrevista concedida este año a Tucker Carlson, más o menos cuando estaban en marcha las negociaciones sobre el avión, al describir sus vínculos con Witkoff.
Complicaciones éticas y prácticas
Los informes iniciales de que Catar donaría el avión generaron protestas. El avión sería uno de los regalos extranjeros más grandes jamás recibidos por el gobierno estadounidense, para uso de una persona específica, sin planes de solicitar la aprobación del Congreso.
Legisladores demócratas y grupos defensores del buen gobierno expresaron su indignación por los importantes problemas éticos que planteaba el plan. Trump insistió en que la donación prevista no era un regalo personal para él, sino para el Departamento de Defensa, y que se destinaría a su biblioteca presidencial cuando dejara el cargo.
Trump citó el hecho de que la biblioteca del presidente Ronald Reagan tenía expuesto un modelo antiguo y retirado del servicio de un avión presidencial de la Fuerza Aérea como precedente para que su fundación tomara posesión de una aeronave que todavía está en funcionamiento. Después de dejar el cargo, dijo, no utilizaría el avión como avión privado.
En respuesta a una solicitud de comentarios, un funcionario del gobierno catarí, que habló bajo condición de anonimato en cumplimiento del protocolo, dijo que aún no se había tomado ninguna decisión sobre el traslado del avión a Estados Unidos y que los equipos jurídicos del Ministerio de Defensa de Catar y del Departamento de Defensa estadounidense todavía estaban estudiando la cuestión.
El avión catarí tiene un interior lujoso. Pero sería necesario un trabajo considerable para preparar el avión para servir como un verdadero Air Force One, lo que incluiría librarlo de cualquier dispositivo electrónico de escucha oculto y añadir equipos de comunicaciones avanzados y sistemas especializados para proteger el avión de un ataque con misiles u otras amenazas. E incluso si se dona el avión, el costo para actualizar su diseño sería enorme, según funcionarios y exfuncionarios del Pentágono: al menos 1000 millones de dólares.