Peores y mejores países para jubilarse en América Latina

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BloombergLos mayores retos que recaerán sobre la seguridad en la jubilación tienen que ver con la inflación, las tasas de interés, la deuda pública y la demografía.

Los mayores mercados de Latinoamérica están entre los peores lugares para jubilarse en el mundo, si se evalúan los principales factores para que las personas disfruten de una jubilación saludable y digna, de acuerdo con los resultados del Índice Global de Jubilación de Natixis Investment Managers.

Mientras la mayoría de los países desarrollados que participan en el Índice Global de Jubilación (GRI) experimentaron una mejora general frente al año anterior, los mercados latinoamericanos siguen rezagados en el listado.

El GRI tiene en cuenta criterios como la salud, un indicador en el que Noruega fue el que obtuvo la mejor calificación, con el 92%, mientras que la India ocupó el último lugar con el 4%.

También tiene en cuenta el criterio de las finanzas, en el que Suiza logró el mejor indicador, con 75%, y Turquía el menor, con el 47%.

En cuanto al criterio de calidad de vida, la mejor puntuación la obtuvo Finlandia, con el 90%, y la India obtuvo la peor, con el 4%.

Ya en bienestar material, Noruega vuelve a obtener la mejor puntuación, con el 84% en esta área en específico. Con esto, se tiene que Noruega mantuvo la primera posición por segundo año consecutivo en el listado general y logró una puntuación del 83%, seguida de Suiza, con 82%, e Islandia fue tercera con el 81%.

Por su parte, Irlanda conservó el cuarto lugar con una puntuación global de 80%, seguido por Luxemburgo, Países Bajos, Australia y Nueva Zelanda.

Mientras República Checa salió del top 10, Alemania llega a ocupar el puesto con una puntuación de 76%, reemplazando a Dinamarca en el noveno lugar.

Latinoamérica en el Índice Global de Jubilación

Entre los países latinoamericanos, el mejor situado fue Chile (casilla 35) con 55%, destacándose especialmente en el subíndice de finanzas en la jubilación, en el que fue séptimo, con el 73%, mientras que su peor calificación fue de 29% en el capítulo de bienestar material.

Por su parte, México se ubicó en el puesto 40 con una puntuación más alta en finanzas (63%) y calidad de vida (60%), pero más débil en el campo de salud (14%).

Después aparece Colombia, en la posición 41, con su calificación más alta en finanzas para la jubilación (62%) y más baja en bienestar material (11%). Aun así, el país suramericano logra su mejor registro en los últimos tres años.

Natixisdfd

Brasil es penúltimo en el listado mundial, situándose en el puesto 43, solo por encima de la India. Sus mejores resultados los obtuvo en calidad de vida (62%) y los peores en bienestar material (9%).

En términos generales, explica el director para el norte de Europa de Natixis IM, Andrew Benton, “los factores comunes de desempeño entre los 25 principales países son tasas de interés más altas, así como mejoras en los niveles de empleo y avances en materia ambiental”.

Según el analista, “a medida que las economías se recuperan de la pandemia, el empleo aumentó considerablemente, aunque también la inflación, lo que obligó a los bancos centrales a elevar las tasas para mantener la estabilidad. Los avances en materia ambiental también han desempeñado un papel crucial en el impulso de cambios positivos en algunos”.

Hasta la década de 1970, la mayoría de los países de América Latina tenía un programa de jubilación basado en el esquema de seguro social, que son altamente contributivos y están relacionados con los ingresos que tienen los trabajadores en su vida económicamente activa.

Estos programas existían en Argentina, Brasil, Cuba Chile y Uruguay, por mencionar algunos ejemplos. Pero en 1981 Chile implementó el proceso de reformas al sistema pensional, pasando de ese esquema de ‘seguro social’ al régimen de capitalización individual, cuyo ejemplo siguieron otros países en los 90 y también en la primera década de 2000, aunque cada país con sus particularidades.

Los desafíos principales que enfrenta la seguridad en la jubilación este año y a futuro

Los analistas de Natixis Investment Managers también advierten sobre los principales retos que recaerán sobre la seguridad en la jubilación, que tienen que ver principalmente con la inflación, las tasas de interés, la deuda pública y la demografía.

La inflación, aunque ha disminuido, seguirá suponiendo una presión extra para la seguridad en las jubilaciones.

De acuerdo con cifras de Natixis, un 73% de los jubilados y el 60% de los trabajadores consideran que los precios más altos son su principal preocupación financiera.

Además, el 83% de los inversionistas ven la inflación como una amenaza para su seguridad en la jubilación, un sentimiento compartido por el 80% de los ya jubilados.

De otra parte, las tasas de interés son motivo de preocupación para los inversionistas en todo el mundo, pero solo el 2% de los 8.550 inversionistas individuales encuestados comprenden adecuadamente el impacto de tasas al alza en sus inversiones.

Para los jubilados, tasas de interés más altas podrían ser beneficiosas, ya que podrían generar ingresos estables de sus ahorros para la jubilación y mejorar la capacidad de los bonos para gestionar el riesgo en sus carteras. Sin embargo, la falta de comprensión sobre el tema significa que solo el 22% ha añadido bonos a sus carteras debido al aumento de tasas.

La deuda pública es otra preocupación importante, ya que tres crisis financieras recientes han llevado a un aumento sustancial en los niveles de la misma para financiar programas de estímulo. Tanto los inversionistas en activo (77%) como los jubilados (73%) temen que estos altos niveles de deuda pública resulten en una reducción de los beneficios del retiro en el futuro.

Por último, la demografía desempeña un papel crucial, ya que una población mundial envejecida presenta desafíos significativos, como la transición de planes de pensiones de beneficios definidos a planes de aportaciones fijas. Esto se debe a la creciente demanda de apoyo financiero a medida que las poblaciones mayores ejercen presión sobre las estructuras tradicionales de retiro.

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Los abuelos argentinos contraen en promedio obligaciones por un 26% de sus ingresos

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Según un reciente análisis de Equifax, compañía global de Big Data & Analytics, en contexto por el Día del Abuelo en Argentina el próximo 26 de julio, la llamada generación silenciosa que tiene más de 77 años, representa actualmente el 6.3% de la estructura poblacional de nuestro país, seguidos por la generación Z (12.4%), los Baby Boomers (20.4%), Generación X (26.8%) y los Millennials (34.1%).

En lo que hace a la distribución de género, el 57% son mujeres y el 43% hombres; el 31% reside en el Centro del país, un 27% en Gran Buenos Aires, un 16% en CABA, un 8% en el Noreste, un 6.5% duplicado en partes iguales en Noroeste y Cuyo, y finalmente un 5% reside en la Patagonia.

Respecto del status laboral, el 91.3% está jubilado, un 8.6% se desempeña como autónomo o monotributista y el 0.1% ejerce tareas en relación de dependencia.

Los abuelos argentinos contraen en promedio obligaciones por un 26% de sus ingresos.

Acerca del perfil financiero de este grupo etario, el 83% solo utiliza tarjeta como producto de crédito, mientras que un 11% utiliza tarjeta y préstamo, y un 4% solo préstamo.

El 91% en promedio presenta situación normal en sus compromisos de pagos, siendo la Generación Silenciosa la más cumplidora, seguida por los Baby Boomers (86%), Generación X (81%), Generación Z (77%) y Millennials (76%).

Las personas que viven en CABA son las más cumplidoras en cuanto a sus pagos alcanzando un 93%, seguidos por quienes son residentes en Centro y Patagonia (92%). Le siguen GBA y Noreste (89%), Cuyo (87%) y Noroeste (86%).

“Los resultados que arroja nuestro estudio ponen de manifiesto que con el buen cumplimiento de las obligaciones de pago que tiene la generación silenciosa, el acceso a una mayor oferta de productos crediticios para esta audiencia es un gran pendiente, al igual que generar mayor cantidad espacios destinados a la educación financiera, capacitación en nuevas tecnologías y fintechs para los adultos mayores”, comenta Santiago Pordelanne, Presidente y CEO de Equifax Argentina.

El análisis utilizó datos del Bureau Equifax combinada con información pública del BCRA, de ANSES y Obras Sociales, y segmenta a un universo de adultos mayores registrados que tienen entre 77 y 90 años.

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Taller para adultos mayores sobre cultura y turismo

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Este martes 20 de marzo se lanzó el taller de capacitación: ““Taller de cultura y turismo para la tercera edad” que tendrá su primera clase el 27 de marzo en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM -sito, Tucumán 1946, planta baja-.
Lxs interesados pueden inscribirse hasta el martes 27 de marzo a las 10hs ingresando en el sitio web de la Facultad.
Como señaló Avelina, durante la primera clase del 27 de marzo se programará la salida vinculada a la “Semana Santa en Misiones”, para luego recorrer lugares, costumbres y creencias referidas a esta época.Semana santa en Misiones” por lo cual deben inscribirse y confirmar asistencia debido a los cupos limitados.
Además de las interesadas en realizar la capacitación, estuvieron presentes la Subsecretaria de Adultos Mayores, Lic. Inés Arias; la Coordinadora de la Oficina de Graduados, Prof. Lorena Gutiérrez; la gestora del proyecto, Avelina Vizcaychipi y la Lic. Graciela Alba Posse, también graduada de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, quienes se refirieron al proyecto e hicieron hincapié en su importancia para el adulto mayor y la relación con el turismo y la cultura.
El Taller surgió a partir de la gestión de Avelina Vizcaychipi y la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, a través de su decana, Mgter. Gisela Spasiuk y el Secretario de Extensión, Lic. Hugo Meza. Consiste en una propuesta libre y gratuita con cupos limitados y se divide en tres etapas cada una relacionado diferentes aspectos de nuestra provincia con salidas grupales a los destinos trabajados.
Plan de trabajo
Para martes 27 de marzo:
Cierre de inscripción;
Clase teórica a las 10hs -Aula Magna, Tucumán 1946, p.b-;
Conformación de grupos;
Salida grupal a un destino turístico por la semana santa en Misiones en día y horario a convenir.

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Nutrición: clave para un envejecimiento saludable

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Afortunadamente, la expectativa de vida va en aumento. Según estadísticas recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS)[i], hoy en la Argentina alcanza a un promedio de 76,3 años (72,7 en los varones y 79,9 para las mujeres), lo cual hace que nos enfrentemos a nuevas situaciones y enfermedades. En opinión de los especialistas convocados por el 21º Congreso Internacional de Nutrición, que se llevará a cabo en Buenos Aires del domingo 15 de octubre al viernes 20, “el gran desafío que enfrenta la medicina moderna es lograr un envejecimiento saludable y tanto la nutrición como la actividad física son claves para alcanzarlo”.

Los cambios que constituyen e influyen en el envejecimiento son complejos1. En el plano biológico, está asociado con la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares[ii],[iii]. Con el tiempo, estos daños reducen gradualmente las reservas fisiológicas, aumentan el riesgo de muchas enfermedades y disminuyen en general la capacidad del individuo. Pero estos cambios no son ni lineales ni uniformes, y solo se asocian vagamente con la edad cronológica de la persona2. Así, mientras algunas personas de 70 años gozan de un buen funcionamiento físico y mental, otras tienen fragilidad o requieren apoyo considerable para satisfacer sus necesidades básicas.

“En parte, esto se debe a que muchos de los mecanismos del envejecimiento son aleatorios. Pero también a que esos cambios están fuertemente influenciados por el entorno y el comportamiento de cada persona”, afirmó la Dra. Mabel Carrera, presidenta del 21° Congreso Internacional de Nutrición, reunión científica que se realiza por primera vez en la Argentina.

La Organización Mundial de la Salud (OMS)1 define al Envejecimiento Saludable como el ‘proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez’. Dado que la mayor carga de morbilidad en la edad avanzada se debe a enfermedades no transmisibles, los factores de riesgo de estas afecciones son blancos importantes en la promoción de la salud.

Las estrategias para reducir la carga de discapacidad y mortalidad en la edad avanzada consisten en la adopción de hábitos saludables y el control de los factores de riesgo metabólicos. Por lo tanto, deben comenzar a una edad temprana y continuar a lo largo de toda la vida[iv].

Además, cada vez existen más indicios de que algunos hábitos clave relacionados con la salud, como una nutrición adecuada, pueden tener gran influencia en la capacidad intrínseca en la vejez, con bastante independencia de su efecto reductor del riesgo de enfermedades no transmisibles.

“Generalmente, el envejecimiento viene acompañado de cambios fisiológicos que pueden afectar el estado nutricional. Las deficiencias sensoriales, tales como un menor sentido del gusto o del olfato, o ambos, en muchos casos disminuyen el apetito. Por otro lado, la mala salud bucodental o los problemas dentales pueden producir dificultad para masticar, inflamación de las encías y una dieta monótona de baja calidad, factores que aumentan el riesgo de desnutrición[v]”, afirmó por su parte la Dra. Zulema Stolarza, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y miembro del Comité Organizador del Congreso.

“Asimismo, puede que se vea afectada la secreción de ácido gástrico, lo que reduce la absorción de hierro y vitamina B12. Y la pérdida progresiva de visión y audición, así como la artrosis, en muchos casos limitan la movilidad y afectan la capacidad de las personas mayores para ir a comprar alimentos y preparar comidas”, agregó la Dra. Stolarza.

Estas tendencias aumentan el riesgo de desnutrición en la vejez y, a pesar de que las necesidades calóricas disminuyen con la edad, el requerimiento de la mayoría de los nutrientes se mantiene relativamente sin cambios. La desnutrición en la edad avanzada se manifiesta en una reducción de la masa muscular y ósea y en un mayor riesgo de fragilidad. También se asocia con deterioro de la función cognitiva y de la capacidad para cuidar de uno mismo, y mayor riesgo de dependencia de cuidados.

Para hacer una evaluación nutricional exhaustiva de las personas mayores, se deben tomar medidas antropométricas y realizar análisis bioquímicos y evaluaciones nutricionales. Un estudio efectuado en el Reino Unido aplicando estos enfoques integrales reveló que el riesgo de desnutrición proteico-calórica era de entre el 11% y el 19%, y que se acompañaba de deficiencia de vitaminas C y D y bajos niveles de carotinoides[vi].

“Tenemos que trabajar como Especialistas en Nutrición para integrarnos, cada vez mejor, en equipos interdisciplinarios para abordar al individuo en todas sus dimensiones. Una persona que se recupera de un infarto, alguien con 20 años de diabetes, quien está desarrollando incipientemente algún grado de demencia o un adulto mayor sin enfermedades crónicas, todos ellos, tienen requerimientos nutricionales específicos que deben ser atendidos para que lleven la mejor vida posible”, sugirió la Dra. Graciela Fuente, miembro del Comité Organizador del 21º Congreso Internacional de Nutrición.

“No es un aspecto complementario el hecho de que sus decisiones nutricionales lo están acercando o alejando de un futuro de bienestar. Si hay que tomar medidas para cambiar patrones de alimentación, es necesario hacerlo cuanto antes”, destacó la Dra. Fuente.

Existen varios tipos de intervenciones eficaces para corregir estos cuadros de desnutrición con el objetivo de retrasar la dependencia de la atención de terceros, mejorar la capacidad intrínseca e invertir estados de salud delicados[vii]. Es necesario mejorar la concentración de nutrientes de los alimentos, sobre todo las vitaminas y minerales, pero también es importante tener en cuenta la ingesta calórica y proteica. Se ha demostrado que el asesoramiento nutricional individualizado mejora el estado nutricional de las personas mayores en 12 semanas[viii].

La Dra. Stolarza detalló que, con frecuencia, “el paciente añoso presenta un combo de varias condiciones de salud para las que suele recibir más de un medicamento a la vez, también viene con algunos dolores y achaques, sueño alterado, en ocasiones con algunas dificultades para movilizarse, lo que le ha hecho perder independencia, y hasta encuentra dificultades para concurrir a la consulta médica”.

En algunos ancianos, se evidencian determinados cambios psicosociales, impulsados por la vida en soledad con cierto aislamiento social, que puede ir generando cuadros de depresión. Estos factores, sumados a -eventualmente- bajos recursos económicos, dificultan la adopción de hábitos de alimentación saludable.

Para el abordaje de una situación así, la Dra. Fuente remarcó que es necesario involucrar a su familia o entorno directo: “la comunicación y empatía entre el paciente, los familiares y todo el equipo de salud es fundamental, es una herramienta fantástica que da resultados muy positivos. Eso implica tiempo, pero hace sentir involucrado al paciente. Es la manera en que la persona no sea una cifra, un diagnóstico, y así sea abordada desde toda su humanidad”.

Cómo debe ser la alimentación del adulto mayor

Siempre hay que atender a la situación individual de cada persona, pero en líneas generales, podría sugerirse que debe consistir en una ingesta de entre 2.000 y 2.400 calorías diarias, distribuidas entre hidratos de carbono (55-60%), proteínas (15-25%) y grasas (20-25%).

La alimentación del adulto mayor debe ser baja en sodio (sin sal agregada, prefiriendo otras especias para condimentar), abundante en fibras y vitaminas (frutas, verduras y granos enteros), rica en calcio (lácteos) y hierro (carnes magras y legumbres).

“El adulto va perdiendo progresivamente masa muscular y fuerza muscular, es lo que se conoce como ‘sarcopenia’. Esto impacta en su capacidad de hacer actividad física y aumenta la fatiga. Todos estos elementos incrementan el riesgo de caídas, con las potenciales fracturas de cadera o muñeca y toda la morbilidad asociada a esa situación en esta etapa de la vida”, insistió la Dra. Carrera.

Estar polimedicado puede favorecer la desnutrición, hipoglucemias y alteraciones en el gusto y el apetito. Con el paso del tiempo, además, pueden aparecer determinadas alteraciones en el aparato digestivo, como problemas de masticación por pérdida de piezas dentarias, dificultades en la deglución, disminución de la motilidad esofágica, retraso en el vaciamiento gástrico y estreñimiento por falta de ejercicio físico y escasa ingesta de líquido.

Los especialistas coincidieron en que la comida debe ser fácil de preparar, estimulante del apetito, bien presentada, apetecible y de consistencia blanda.

Alimentación saludable toda la vida, para envejecer bien

Tal como puntualizó la Dra. Fuente, para sobrevivir, los seres humanos tenemos que hacer dos cosas: respirar oxígeno y nutrirnos con alimentos y agua. Son el combustible que nos permite vivir, crecer y desarrollarnos.

Siguiendo las leyes del Dr. Escudero, el padre de la nutrición en nuestro país, la alimentación, durante toda la vida, debe ser suficiente, completa, armónica y adecuada, prestando atención a qué representan esas características en cada una de las etapas de la vida.

Búsqueda del embarazo: los cuidados comienzan al programar la búsqueda de un hijo, atendiendo el estado nutricional de la madre y suplementando con ácido fólico para prevenir defectos en el cierre del tubo neural del niño.

Gestación: en el vientre materno, la alimentación de la madre debe procurar un desarrollo adecuado del bebé. El hierro y el calcio son imprescindibles en esta etapa. Al igual que evitar los tóxicos: alcohol y tabaco.

Nacimiento: la leche materna es el alimento por excelencia, porque provee al niño todo lo que necesita para nutrirse adecuadamente y para continuar desarrollando su sistema inmunológico.

Infancia: en los primeros años de vida, se debe cuidar que el aporte calórico sea el adecuado para la edad y es la etapa en la que se van forjando patrones alimentarios que tienden a afianzarse por el resto de la vida. Para prevenir el desarrollo de enfermedades complejas, es necesario prestar atención a la cocción de las carnes, la limpieza de vegetales crudos y la contaminación cruzada en los procesos de cocción.

Adolescencia: es de gran importancia el aporte de los nutrientes necesarios para cubrir el significativo crecimiento en peso y talla. Además, la educación en hábitos de vida saludable protege a los jóvenes de las modas alimentarias, el sedentarismo y los hábitos tóxicos.

Adultez: el aporte calórico debe estar acorde a la actividad laboral y la realización de ejercicio físico, dado lo marcadamente sedentaria que se va tornando la vida moderna. También es pertinente atender la ingesta de sodio y su impacto en el riesgo cardiovascular.

Tercera edad: pueden aparecer trastornos en la masticación, en la deglución y en la digestión, que afectan las costumbres de alimentarse de los adultos mayores. Se reducen el apetito y la sed, pero sigue siendo necesario el aporte de nutrientes a través de una alimentación variada y equilibrada, que impacta enormemente en el estado general de salud.

La Dra. Fuente mencionó que la malnutrición en esta etapa de la vida “puede ocasionar alteraciones en la respuesta inmune y propiciar la aparición de condiciones como gripe, neumonía y sus complicaciones, que ponen en riesgo la vida del individuo”.

“Tenemos un solo cuerpo y los hábitos nutricionales que incorporemos y perpetuemos impactarán en el pronóstico de cómo responderá nuestro organismo en las próximas décadas”, concluyó la Dra. Carrera.

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