Esta industria es una de las más avanzadas tecnológicamente en el mundo, y depende de las telecomunicaciones para facilitar sus procesos

La digitalización permite optimizar el uso de equipamientos críticos mediante sensores conectados a la nube. Mejorar el mantenimiento predictivo, aumentar la eficiencia operativa, reducir pérdidas por fugas o robos, mejorar la seguridad, crear nuevos modelos de negocio basados en datos y análisis avanzado, son las ventajas que aporta la digitalización de esta industria.

Todos los sectores productivos están atravesando una profunda transformación digital, y el sector del Oil & gas no es la excepción. De hecho, desde la consultora Mordor Intelligence estima que este proceso implicará en esta industria inversiones por 72.23 mil millones de dólares a nivel mundial este año, y que la cifra ascenderá a 124.94 mil millones de dólares para 2030, ya que las inversiones irán en aumento.

Más allá de la automatización, las nuevas tecnologías están redefiniendo la forma en que se exploran, producen y gestionan los recursos, con impactos directos en la eficiencia operativa, la sostenibilidad y la toma de decisiones estratégicas.

Tecnologías clave que están marcando el cambio

Una de las principales innovaciones es la implementación de sensores y sistemas de monitoreo en tiempo real. Estos dispositivos permiten supervisar constantemente el estado de los equipos e infraestructuras críticas, lo que reduce el riesgo de fallas inesperadas y optimiza las tareas de mantenimiento preventivo. En tal sentido, lo más habitual es instalar sensores de presión, de temperatura, de caudal, de nivel y de detección de gases. Según Intellisoft, IoT en el mercado del petróleo y el gas podría alcanzar los 27.700 millones de dólares en 2032, con una CAGR del 9,7%.

El uso de inteligencia artificial también viene en aumento, y el análisis predictivo en base a estos algoritmos ya es clave dentro de estas organizaciones. Para ello, se utilizan grandes volúmenes de datos históricos y actuales para anticipar fallas mecánicas, fugas o cuellos de botella operativos, permitiendo una gestión proactiva que minimiza riesgos y pérdidas.

La robótica también está ganando terreno para realizar tareas de inspección en zonas de difícil acceso o ambientes peligrosos, lo que mejora significativamente la seguridad del personal y reduce los tiempos de intervención.

La computación de borde (edge computing) permite procesar datos directamente en el lugar donde se generan, lo que acelera la toma de decisiones en campo, especialmente en ubicaciones remotas donde la conectividad es limitada o intermitente, que es donde la industria de Oil & Gas tiene sus operaciones. Gracias a esta tecnología, las empresas logran mayor soberanía de datos y de operación, y además cuentan con la opción de hacerlo de forma independiente, desconectados de la nube pública, pero sin perder las posibilidades de innovación que ofrece la nube.

Una de las principales tendencias que se consolida en el sector es la integración de plataformas digitales unificadas que permiten centralizar la operación, el análisis y la toma de decisiones en tiempo real desde cualquier parte del mundo. A esto se suma el creciente interés por adoptar gemelos digitales (digital twins), que replican virtualmente instalaciones, pozos o infraestructuras completas para simular escenarios, anticipar fallas y optimizar el rendimiento antes de ejecutar cambios en el entorno físico. Por otro lado, la ciberseguridad industrial se posiciona como una prioridad estratégica, ya que el aumento en la conectividad expone a las compañías a riesgos crecientes que deben ser gestionados desde el diseño de cada solución tecnológica.

La industria de Oil & Gas es una de las más avanzadas tecnológicamente en el mundo, y depende de las telecomunicaciones para facilitar sus procesos y llevar adelante todo lo vinculado con comunicación, colaboración y control eficientes en todas sus operaciones e instalaciones. Las necesidades de telecomunicaciones en esta industria son diversas, debido a las distintas condiciones operativas, ubicaciones geográficas y fuentes de datos tanto dentro como fuera de la red operativa.

En este contexto, las telecomunicaciones, no son un soporte sino un habilitador estratégico del cambio: sin conectividad robusta, segura y adaptable, ninguna de estas tecnologías, desde IoT hasta edge computing o inteligencia artificial, podría desplegar su verdadero potencial. La capacidad de transmitir datos en tiempo real, operar de forma remota y garantizar la continuidad de servicio en entornos extremos convierte a las redes de comunicación en el verdadero sistema nervioso digital de toda la industria de Oil & Gas.

La transformación digital ya no es una iniciativa puntual, sino una hoja de ruta transversal que redefine el negocio energético hacia una operación más inteligente, segura y sostenible.