Un mal mes, pero un buen semestre para el cemento en Misiones

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En junio, después de trece meses consecutivos de registrar alzas interanuales, el consumo de cemento tuvo una caída en Misiones: el volumen total de consumo fue de 18.574 toneladas, y el retroceso contra el mismo mes del año anterior fue de 6,4%. 

Sin embargo, si se analizan los datos acumulados del primer semestre, el resultado es altamente positivo: Misiones termina con un alza del 34,5%, ubicándose en el puesto número diez de mayores alzas en el ámbito nacional, segunda en el NEA y en el Norte Grande. 

Los resultados de junio dan señales de alerta: en primer lugar, se trata del cuarto mes consecutivo en el que el consumo cae visto mes-a-mes. El año había arrancado flojo con un consumo de 18.405 toneladas en enero (el menor desde mayo de 2020), pero fue recuperándose hasta alcanzar los 24.381 en marzo, pico en lo que va del año. Pero el trimestre abril-junio tuvo retrocesos sostenidos, hasta volver a perforar el piso de las 20 mil toneladas en junio, y ubicarse apenas por encima del nivel mínimo observado en enero. 

En ese marco, el desempeño misionero está fuertemente influenciado por el tipo de envase: el cemento en bolsa muestra un desempeño algo más débil (de hecho, en junio también registró su primera caída interanual en trece meses), mientras que el cemento a granel sigue creciendo en importantes niveles. 

¿Cuál es la diferencia en relación a su impacto sobre el resultado global? El volumen de cada uno. El cemento en bolsa continúa concentrando, en promedio, más del 80% del consumo total en la provincia, mientras que el cemento a granel lo hace en apenas un promedio del 20%. 

Por ende, una caída relativamente leve de la bolsa impacta, en el consumo global, de manera mucho más profunda que un alza considerable en el consumo a granel. 

¿A qué se atribuye este comportamiento? Hay diversos factores que juegan en conjunto. En primer lugar, el acelerado crecimiento de consumo de cemento que tuvo Misiones a la salida del ASPO: tras la estrepitosa caída de abril 2020, cuando tocó un piso de consumo de apenas once mil toneladas, creció sostenidamente hasta llegar a noviembre a las 29 mil toneladas: +158% en apenas ocho meses. 

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Este veloz crecimiento estuvo impulsado, sobre todo, por los privados: pequeñas y medianas obras (vinculadas sobre todo a la refacción), que fue tomada en muchos casos como formas de inversión o vuelco de ahorros, ante la imposibilidad de concretar otros proyectos por la pandemia. 

En todo ese período, el cemento en bolsa fue el gran protagonista, alcanzado picos de crecimiento del 62,1% en ese mes de noviembre, solo superado luego por lo ocurrido en marzo y abril de este año, pero esas subas son menos trascendentes, pese al mayor valor, por tratarse de una comparación contra dos meses casi frenados.

A su vez, el cemento a granel estuvo mucho más contenido: ya en 2019 mostró un contenido más tirando hacia la baja, y comenzó a recuperarse de manera sostenida recién este año, empujado en este caso por la obra pública, que cobró particular velocidad a partir del segundo trimestre de este año. 

Por otra parte, otro factor clave que juega un rol fundamental son los precios: el valor de los materiales de construcción tuvo un incremento del 60% interanual a mayo de este año, según datos oficiales; y en ese marco, el cemento creció a un ritmo promedio del 65% anual. Pero de la mano de eso, hay otro problema: según una encuesta privada, más del 80% de las constructoras consultadas afirmó tener problemas para conseguir cemento. Es decir, un cierto desabastecimiento (que ya se había experimentado meses previos) que está vinculado más a la expectativa (particularmente, tipo de cambio) que a factores de producción.

Si bien estos dos factores mencionados aplican para todas las provincias, lo cierto es que pegaron de manera distinta en los territorios, y por ello es que los resultados de junio son considerablemente heterogéneos. A nivel interanual, el total nacional de consumo de cemento creció 20,5%, lo que podría hacernos pensar que el desempeño misionero fue realmente negativo. Sin embargo, al ver el ranking de provincias, vemos que hay solo tres jurisdicciones que crecieron por encima de ese nivel: CABA, PBA y Chaco. En las dos provincias, se entiende el fuerte alza por dos factores: en primer lugar, la base de comparación (estas dos jurisdicciones tardaron mucho más en salir del pozo de la pandemia que otras provincias, por lo cual entre abril y julio seguían operando con fuertes restricciones), y el caso chaqueño está explicado, sobre todo, por avance de obra pública (con importante inversión nacional) y algunos programas de urbanización de barrios cerrados en el área metropolitana que avanzan a ritmo sostenido.

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El resto de las provincias tuvieron comportamientos distintos (con subas de hasta el 17% y caídas de hasta el 48%), pero es el resultado mencionado previamente el que nos obliga a ver caso por caso: si solo tres jurisdicciones crecieron por encima de la media nacional, y de esas, dos son los distritos más importantes del país en tamaño, entonces significa que el promedio nacional está arrastrado por ella, y no por el conjunto. 
Por último, y volviendo a lo que dio inicio a esta columna, la foto del mal mes de junio no debe opacar la película del buen semestre que ha mostrado Misiones. Un dato más importante aún: las 125.312 toneladas de consumo del primer semestre son mayores a las del 2020 y a las del 2019, como también a las del primer semestre del 2017, quedando solo por debajo del 2018. Por ende, hay un proceso de crecimiento que es muy importante y que sin dudas debe volver a agarrar ritmo alcista para hacer crecer aún más el sector.

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