Vamos a Loreto
Escribe Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el domingo 33o durante el año [14 de noviembre de 2021]
Falta una semana para la peregrinación al Santuario de Loreto. Como realizamos desde hace varios años, el tercer domingo de noviembre, o sea el próximo domingo 21, celebraremos el día de los Santos Mártires de las Misiones, con la peregrinación, la Misa central a las 9 horas y las distintas actividades que se han organizado en Loreto. Por esta razón suspendemos todas las Misas del domingo por la mañana significando el acontecimiento que celebramos. Muchos peregrinos irán a pie saliendo de distintos lugares prefijados de la provincia. En Posadas saldrán desde la Parroquia de Fátima el sábado por la tarde, así como desde Alem, y desde Jardín América. También irán en peregrinación centenares de ciclistas y en otras movilidades.
Desde Loreto profundizaremos nuestra memoria y lo vivido en la evangelización de la Iglesia en nuestra región de Misiones. La memoria nos permite ganar en identidad y en consistencia para encarar los desafíos pastorales de nuestra época.
En esta celebración recordamos la epopeya, muchas veces olvidada, que vivieron estos pueblos. En Loreto se concentra la historia, la grandeza y los sufrimientos de un pueblo que vivió el crecimiento y también la muerte y esclavitud provocada por los bandeirantes portugueses, obligándolos a huir de la región del Guayrá, y a vivir la proeza de bajar por el Paraná de la mano del tan querido P. Antonio Ruiz de Montoya, con miles de indígenas con quienes realizaron la refundación de dichas reducciones en las actuales Loreto y San Ignacio.
En nuestro Santuario también tenemos especialmente presente al P. Antonio Ruiz de Montoya, tan querido por sus hijos y hermanos indígenas quienes dieron fiel cumplimiento a su pedido de que sus restos, descansen en Loreto.
Este domingo celebramos la V Jornada Mundial de los pobres, instituida por el Papa Francisco, que este año lleva por lema: «A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7).
En su mensaje para esta jornada, el Papa nos dice que: «El Evangelio de Cristo impulsa a estar especialmente atentos a los pobres y pide reconocer las múltiples y demasiadas formas de desorden moral y social que generan siempre nuevas formas de pobreza. Parece que se está imponiendo la idea de que los pobres no sólo son responsables de su condición, sino que constituyen una carga intolerable para un sistema económico que pone en el centro los intereses de algunas categorías privilegiadas. Un mercado que ignora o selecciona los principios éticos crea condiciones inhumanas que se abaten sobre las personas que ya viven en condiciones precarias. Se asiste así a la creación de trampas siempre nuevas de indigencia y exclusión, producidas por actores económicos y financieros sin escrúpulos, carentes de sentido humanitario y de responsabilidad social. El año pasado, además, se añadió otra plaga que produjo ulteriormente más pobres: la pandemia. Esta sigue tocando a las puertas de millones de personas y, cuando no trae consigo el sufrimiento y la muerte, es de todas maneras portadora de pobreza».
«Los pobres están entre nosotros. Qué evangélico sería si pudiéramos decir con toda verdad: también nosotros somos pobres». Y solo los pobres y sencillos pueden expresar la sed profunda de Dios que se hace patente en algunas manifestaciones de la piedad popular. La peregrinación, la visita a los santuarios, son una expresión clara de fe de nuestra gente. El Documento de Aparecida nos dice que «allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia el Santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El
amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual» (DA 259).
Este domingo también participaremos de las elecciones legislativas. En la Eucaristía rezaremos por nuestra Patria y pediremos al Señor que aquellos que resulten elegidos y todos nosotros, ciudadanos de esta hermosa Nación, podamos trabajar incansablemente por el bien común, preocupándonos especialmente por los pobres y más desprotegidos.
Les envío un saludo cercano y ¡hasta el próximo domingo! Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas.