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A Pastori le duele la memoria

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El diputado nacional por la UCR Misiones, Luis Pastori, decidió bloquearme en la red social twitter, herramienta de silenciamiento de la que gozamos todos los que utilizamos ese medio de comunicación. El bloqueo no responde al deseo del legislador de impedir que este historiador vea su perfil, ni es una represalia por alguna falta de respeto de mi parte, tan solo procura eludir la lectura de los mensajes que solía enviarle en respuesta a los suyos. En palabras más sencillas, a Pastori le duele la memoria.
Durante la campaña electoral del 2013, desde el programa radial Mate Cocido, expusimos que el por entonces candidato a diputado Pastori, había sido funcionario de la dictadura cívico-militar en la municipalidad de Montecarlo. Desde aquel día, no he dejado de recordarle su paso por el gobierno más genocida y corrupto de la historia nacional. ¿Será que ese recuerdo lo incomoda? ¿Será que le molesta que cuando él habla campante por los medios de la supuesta corrupción K, le recuerden que él fue parte de aquel gobierno de asesinos y ladrones descarados? ¿Será que a Pastori le duele la memoria?
Luis Mario Pastori fue secretario de Hacienda y Finanzas de la municipalidad de Montecarlo desde, por lo menos, enero de 1979 hasta el 10 de diciembre de 1983, el día del regreso de la democracia. En términos jerárquicos, era el segundo del intendente local, Carlos Lechleiter, y la firma de ambos figura en una decena de ordenanzas municipales que obran en el Archivo General de Gobernación, en Posadas. Debido al centralismo administrativo imperante en la época, todas las ordenanzas municipales debían ser refrendadas por decreto del interventor militar de la provincia, por lo que dichos documentos se han resguardado en la casa de Gobierno capitalina.
Lechleiter fue designado por decreto N° 100, de enero de 1979 (ver imagen 1) como intendente de Montecarlo y Pastori se sumó a la gestión como el segundo en el municipio, con firma en los proyectos de ordenanza (ver imágenes 2, 3 y 4). De esta forma, al ahora diputado nacional fue funcionario de la dictadura que dejó 30.000 desaparecidos en el país, durante casi cinco años. En todo ese tiempo, no se preocupó ni por la corrupción, ni por el terrorismo de Estado, ni siquiera por Félix Escobar, el joven montecarlense secuestrado y asesinado por el gobierno que Pastori integraba. La mamá de Félix, Adolfina Villanueva, buscó incansablemente a su hijo, hasta que en el 2012 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó sus restos en una fosa común en el cementerio de La Plata.
Desde el mismo momento de su desaparición, Adolfina buscó a su hijo como lo hicieron miles de madres argentinas. En esos años del terror, Adolfina vendió su televisor, su máquina de coser y unos anillos de oro que tenía para poder viajar a Buenos Aires y La Plata. Nunca, jamás, recibió alguna ayuda del municipio o de Pastori. Esa historia la conozco bien, no me la contó nadie ni tuve que leerla en algún libro de historia. Adolfina paraba en mi casa en Buenos Aires y mi madre la acompañó a hospitales, comisarias, regimientos e, incluso, a las primeras rondas de las Madres de Plaza de Mayo.
Ahora bien, cabe preguntarse qué se pretende con estas líneas. Acaso se plantea que Luis Mario Pastori fue responsable de los secuestros, las torturas, las violaciones, los vejámenes y los desaparecidos. No, él no fue responsable. Es más, según diversos testimonios actuales, su paso por la municipalidad de Montecarlo es recordada con simpatía por los contemporáneos. Pero no se trata de eso. El debate es mucho más profundo.
En un extraordinario libro sobre el rol de la justicia durante la dictadura cívico-militar, Juan Pablo Bohoslavsky concluye que si bien la gran mayoría de los integrantes de la justicia (jueces, fiscales, abogados) no tuvo responsabilidad directa en el genocidio, sí fueron cómplices necesarios para que ello ocurriera. Su continuidad al frente de sus roles judiciales fue una legitimación para el gobierno y su barbarie asesina. Lo mismo se puede plantear para los cientos de dirigentes de la UCR, del partido Demócrata Progresista, del MID e, incluso del Justicialismo, que fueron intendentes o funcionarios de algún municipio. Como para que quede claro: por gente como Pastori, que miró para otro lado y le dio institucionalidad a una feroz dictadura, es que en este país hubo 30.000 desaparecidos.
Por eso don Luis, no hay problema. Ud. me puede bloquear en twitter, dejar de saludar cuando me cruce por la calle, quejarse ante los conocidos mutuos por la impertinencia de este historiador o simplemente ningunearme, que tiene el derecho de hacerlo. Eso sí, lo que nunca logrará, es que no tengamos memoria, esa partecita del alma que a Ud. tanto le duele.
 
 

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1 thought on “A Pastori le duele la memoria

  1. Excelente nota Pablo. El tribuno republicano seguramente se sentirá incómodo. Lo que más irrita es el doble estándar.

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