El Ministerio de Capital (in)Humano

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Al asumir su mandato, el presidente Javier Milei reformó íntegramente la estructura ministerial. Tras sus objetivos de liberar a la sociedad del peso y la intervención del Estado y de bajar sus gastos, afectó de manera radical las áreas sociales, educativas y de investigación científica.

Aunque con diferentes denominaciones, quedó en pie el aparato represivo y la capacidad estatal de reorientar la redistribución de la riqueza en favor de las corporaciones empresarias que lo respaldan.

Esa afectación de las áreas sociales resultó en la degradación de ministerios y la reunificación, como secretarías, en un superministerio denominado Capital Humano. Bajo esa pretenciosa denominación se agrupan las áreas de Niñez, Adolescencia y Familia, de Educación (en sus tres niveles), de Trabajo y de Cultura. Se sumaron también las funciones atinentes a Mujeres, Género y Diversidad. Inicialmente, se incluyó al área de Salud, aunque luego ésta se mantuvo como ministerio. Para la pobre actuación en la materia, puesta más en evidencia con la epidemia de dengue, bien podría evitarse los gastos en salarios de su burocracia política.

El mismo 10 de diciembre de 2023 asumió como ministra de Capital Humano Sandra Viviana Pettovello,cuyo único antecedente en la materia es su cercanía política-ideológica con el presidente, pues no se le conoce producción o actuación en el campo de la política social.

De su perfil en las redes y en Linkedin se sabe que Pettovello nació en la ciudad de Buenos Aires hace 56 años, que estudió periodismo en la Universidad de Belgrano y que se autodefine señalando que “Mis intereses a través de los años confluyen en tres ejes: vocación de servicio, la comunicación y el estudio del ser humano y su comportamiento”.  

En 1987, a los 19 años de edad, se afilió a la Unión de Centro Democrático (UCEDE) y llegó a ser vicepresidenta de ese partido conservador fundado por el militar e ingeniero Álvaro Alsogaray. En 2021 se afilió al partido La Libertad Avanza, liderado por Javier Milei.

Respecto de sus funciones como ministra, confesó: “Yo funciono como una coordinadora, porque vos imaginate que yo no puedo tener experticia en estas 4 áreas. Yo busco los problemas, los traigo y los reparto en gente altamente capacitada”.  Por cierto, no debería “buscar” los problemas; lo correcto sería que su gobierno deje de generarlos y amplificar los ya existentes, con medidas antisociales que degradan la condición humana.

Para cumplir con el mandato de eliminar el déficit fiscal y disminuir los gastos del ministerio, entre sus primeras disposiciones, Pettovello se decidió por una (in)humana medida: suspendió la provisión de alimentos a los comederos y merenderos populares en todo el país.

Inadmisiblemente se abandonó la entrega de comida a los comedores populares, los cuales, además, debieron receptar una creciente demanda de la población en virtud del aumento desmedido de los precios de los alimentos, a la par de la licuación del monto, en términos reales, de las jubilaciones y de los salarios de los trabajadores formales e informales.

Cuando muchos de los damnificados se presentaron en el lugar donde instaló su despacho la ministra (en la Casa Patria Grande, sita en la esquina de Carlos Pellegrini y Juncal), Pettovello, en una muestra de “gran” empatía y sensibilidad, les manifestó “Chicos: los que tienen hambre vengan de a uno que los voy a anotar uno por uno y no a los referentes. Les voy a anotar el DNI, el nombre, de dónde son y van a recibir la ayuda individualmente”. Luego se sentó en la vereda del edificio, en una mesita y dos sillitas, para anotar a la gente, pero sin éxito.

Hasta periodistas tan afines a su ideología como Jorge Lanata y Eduardo Feinmann se manifestaron críticamente sobre el proceder de Pettovello.  Lanata, en su programa de Radio Mitre del 2 de febrero, expresó que “La ministra salió a la calle a buscar gente que tuviera hambre y no se inscribió nadie”. Por su parte Feinmann, en su programa “Alguien tiene que decirlo”, también de Radio Mitre (6 de febrero), denunció a la ministra por la falta de alimentos en los comedores, reclamándole enfáticamente que “compren comida”.

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA), presidida por el monseñor Oscar Ojea, reclamó firmemente a la ministra Pettrovello  para que asegure la provisión de alimentos a los comedores, señalando que en Argentina a “cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien”. Remarcando que “la comida no puede ser una variable de ajuste” y que “Ante una crisis (como la actual) no son suficientes los paradigmas tecnocráticos, sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos; es necesaria la comunidad”. El organismo de la Iglesia católica planteó claramente que “se debe facilitar a las personas, las comunidades y al pueblo aquello que se necesita para ayudar a los más frágiles”.

Aunque cabe recordar que Milei había afirmado que Pettovello era la única que “tenía la billetera abierta”, haciendo referencia a la absoluta autonomía de ella para disponer de recursos, su cruel accionar, en plena concordancia con el gobierno, es exactamente todo lo contrario a lo requerido por la Conferencia Episcopal.

Previo a su asunción como ministra, Pettovello fue entrevistada por Eduardo Feinmann en La Nación+, donde afirmó: “Los planes sociales no se pueden tocar por un largo rato. La idea es eliminar a los intermediarios (en referencia a los movimientos sociales) que lo que hacen es esclavizar a las personas”.

Sin embargo, en febrero de este año, la ministra firmó un convenio con la ONG Cooperadora para la Nutrición Infantil (CONIN) que preside el médico ultramontano Abel Albino, aunque no trascendió el monto de dinero transferido a esta organización ni el destino que tuvieron esos fondos.

También en febrero, Pettovello y el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, firmaron otro convenio de asistencia alimentaria con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (ACIERA) por 177 millones de pesos.

La neuquina Nadia Márquez, activa militante de La Libertad Avanza, diputada nacional, es la hija del pastor Hugo Márquez, integrante del Consejo Directivo de ACIERA. Asimismo, Christian Hooft, que conduce ACIERA, fue quien elevó una oración en representación de las iglesias evangélicas durante la ceremonia interreligiosa en la Catedral porteña en la asunción de Milei. Resulta sugestiva la evidente relación del partido La Libertad Avanza con ACIERA, esta organización de las iglesias evangélicas que recibió del Estado nacional 177 millones de pesos.

Pettovello se propuso eliminar la intermediación en la distribución de los planes sociales, pero como se advierte, de lo que se trata es del reemplazo de los movimientos sociales por otros intermediarios: la ONG de Abel Albino y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas.

Para la ministra libertaria, los movimientos sociales esclavizan a las personas. Pero la ONG CONIN de Albino y ACIERA de las iglesias evangélicas, serían organizaciones desinteresadas y sin ideología.

La ideología retrógrada y carente de cualquier sustento que no sean los prejuicios de Abel Albino se verifica en varias de sus afirmaciones, las cuales no tienen desperdicio. Por ejemplo: “la homosexualidad es un problema”; “la masturbación es una adicción y genera angustia”; “el sexo es una maravilla que tenemos para contribuir a la obra de Dios, no para divertirse”; “la mujer debe esforzarse para ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral”; “el preservativo no protege del sida porque el virus atraviesa hasta la porcelana”.

Ya en abril 2020, Carolina Stanley -la ministra de Desarrollo Social del gobierno de Mauricio Macri- había suscripto otro convenio con Albino, por medio del cual se le transfirió a la ONG 100 millones de pesos.

Además de los subsidios millonarios que reciben este tipo de organizaciones, lo realmente grave es el perfil ideológico que irradian e inculcan en los niños y niñas y en sus familias, generando culpas, distorsiones y desinformación.

Indudablemente, este nuevo ministerio de aparatosa denominación de CAPITAL HUMANO, de humano concretamente no tiene prácticamente nada. Rimbombantes y supuestamente novedosos nombres para diversas reparticiones del Estado que precisamente se proponen “destruir” y que fatalmente están concretando con éxito, en perjuicio de la mayoría de la población.

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Martín Menem, el filántropo

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L@s trabajadores sociales algo sabemos sobre la filantropía, sobre los filántropos y, lo que es peor, también sobre los que se disfrazan de filántropos.

Martín Alexis Menem, nacido en La Rioja hace 48 años, es un abogado graduado en la Universidad de Belgrano en 1997. Desde los 15 años vive en la ciudad de Buenos Aires. Es el fundador de “Gentech”, una empresa de importación de suplementos dietarios, que es proveedora de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Martín “Es riojano de nacimiento, pero hace 30 años que no vive en La Rioja. Hace solamente dos períodos que está habilitado para votar y sólo votó en las elecciones en las que fue candidato”, manifestó la diputada riojana Gabriela Pedralli en AM750

Es hijo del ex senador Eduardo Menem (hermano de Carlos Saúl Menem) y de la asistente social Susana Cristina Valente (graduada en la Universidad de Buenos Aires en 1968). Es sobrino del ex presidente Carlos Menem.

Se inició en política en 2021, en el partido de Javier Milei, “La Libertad Avanza”. Fue diputado provincial de La Rioja entre 2021 y 2023. Desde el 10 de diciembre de 2023 es diputado nacional, desempeñándose como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, por lo cual ocupa el tercer puesto en la línea de sucesión presidencial.

En el diario “Perfil” del 4/5/2023 se consigna que Refiriéndose a Milei, Menem dice que lo conoce hace mucho tiempo y tiene con él “una linda amistad”. “Yo le presenté en persona a Carlos en 2019”.

Y con gran densidad intelectual pontificó que “El modelo de la libertad es el sentido común, la naturaleza del ser humano. El socialismo nos quiere imponer una manera que la naturaleza del ser humano rechaza”.

Dialogando con el periodista Jonatan Viale en TN (26/3/24) el diputado Menem expresó que Javier Milei “está generando una revolución no solo a nivel regional sino en todo el mundo”. Más allá de la exageración, esto parece cierto, pero resulta que se trata de una revolución reaccionaria y antinacional, es decir contra los derechos sociales y de las personas, contra la sociedad y contra la Patria toda. Como si fuera una suerte de agente extranjero, aunque con documento nacional argentino.

Es un gran defensor de la presidencia de su tío Carlos. Entrevistado por Infobae en julio de 2022 afirmó que “Javier Milei es quien mejor representa las ideas de Carlos Menem”, agregando que es “el político que mejor representa las ideas del menemismo”. Bueno, faltaba más que nos confesara semejante trágica asociación. De ahí que -como dirían los jóvenes actuales- con el autodenominado anarcocapitalista Milei, que profundiza la reaccionaria gestión de la presidencia de Menem, la Argentina está “en el horno”.

En La Rioja la diputada provincial Lourdes Ortiz publicó en su Instagram una advertencia sobre Martín Menem (acompañando una foto con la banca del diputado vacía): “¿Ahora entienden porque sortea su sueldo? NO lo trabaja”. Menem, de La Libertad Avanza, no va a trabajar”.

El 26 de marzo, el exitoso empresario Martín sorteó en vivo su primer sueldo como diputado nacional, correspondiente al mes de diciembre de 2023. Imitó lo que había hecho en el pasado, cuando era diputado, su subjefe (el presidente de la Nación Javier Milei), ya que el “Jefe” es la hermana Karina Milei, según declaraciones del propio presidente.

El gobierno de Milei y Menem no envía comida a los comedores populares, impone masivos despidos sin miramientos, cierra muchísimas unidades de ANSES en el país (entre tantas otras barbaridades), pero ellos dos inhumanamente se hacen los bondadosos filántropos repartiendo migajas por la vía de un sorteo mensual de sus sueldos con un solo beneficiario en toda la Argentina,, aunque con un gran impacto publicitario. Este es el típico comportamiento de los populistas de derecha. Nada que ver con la concepción de derechos y justicia social para todos los habitantes, es decir con carácter universal.

Eso sí, el “generoso” Martín no se olvida de sus familiares. Por Resolución 0235/24, de fecha 31 de enero (aunque a partir del 10/12/23) designó a Federico Sharif Menem (sobrino de Carlos Menem) en el cargo de Director General de la Secretaría Privada de la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación.

En los Considerandos de la Resolución se explicita “Que el personal propuesto para acceder a dicho cargo reúne la idoneidad y experiencias necesarias”. En consecuencia, Federico Sharif Menem, a los 22 años de edad, se hizo acreedor de dicho cargo que “reúne idoneidad y experiencias”, con un sueldo mensual de más de 2 millones pesos. La designación se hizo pública recién el 1° de marzo de 2024.

La rimbombante publicidad de estas acciones individuales, de tinte filantrópico (tal como hicieron Milei y Martín Menem), tiende a mejorar la imagen pública de los donantes, induciendo a la población a creer que se trata de personas de “buen corazón”, solidarias y fraternas, que comparten su dinero para ayudar a los más desfavorecidos por el propio modelo económico que ellos mismos representan e impulsan, en este caso desde el mismo Estado que demonizan y quieren destruir.

Las actividades benéficas, filantrópicas, de los sectores pudientes de distintas sociedades no constituyen una práctica exclusiva del neoliberalismo o del mileismo actual. Representan la ideología enraizada de quienes conciben como “normal” la existencia de sociedades polarizadas entre los que poseen riqueza y los que no, entre ricos y pobres, entre portadores de derechos y carentes de derechos.

Y la “bondad” filantrópica, usualmente muy escasa además, aparece como una compleja autogratificación, que “ennoblece” al que ayuda, que lo aleja tal vez del “infierno”, que “naturaliza” la diferenciación social, que “tranquiliza” la conciencia.

Frente a estas acciones oportunistas que, de normalizarse llevaría a que únicamente los ricos puedan dedicarse a la política, a gobernar y a legislar, resulta necesario recordar que siempre los filántropos necesitaron más a los pobres, que los pobres a los filántropos.

En síntesis, las dadivosas y bien promocionadas contribuciones de los donantes Milei y Martín Menem, representan fielmente la concepción que poseen quienes actualmente nos gobiernan, acerca de un proyecto político que con absoluta crueldad restringe derechos para las mayorías, hundiendo el presente y el futuro de la Nación.

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De Alsogaray a Milei

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Los diversos personajes que pusieron en práctica políticas neoliberales en Argentina, recurrentemente se dirigieron a la sociedad con promesas y mentiras, varias a la par de solicitar comprensión, resignación, confianza, paciencia, esperanza acerca de un futuro mejor. 

Veamos algunos ejemplos. Álvaro Alsogaray fue un político, militar y economista, gran impulsor del neoliberalismo, y funcionario de Estado en distintas oportunidades y cargos. Fue el fundador de partidos políticos como Partido Cívico Independiente (en 1956), Nueva Fuerza (en 1972) y Unión del Centro Democrático (en 1982). Padre de María Julia Alsogaray, reconocida funcionaria del presidente Carlos Saúl Menem, interventora y responsable de la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel).

En junio de 1959, siendo ministro de Economía del presidente Arturo Frondizi, Álvaro Alsogaray requirió a los ciudadanos una perversa espera en los siguientes términos: “Las medidas en curso permiten que podamos lanzar una nueva fórmula: HAY QUE PASAR EL INVIERNO”. Pasado el invierno que proponía Alsogaray, todo continuó peor para el pueblo.

Carlos Menem, en la campaña proselitista de 1989, proclamaba enfáticamente “Síganme, no los voy a defraudar, mientras prometía: “Voy a gobernar para los niños pobres que tienen hambre y los niños ricos que tienen tristeza”. A la vez, la promesa del “Salariazo y la reactivación productiva” y la incorporación de Argentina al “primer mundo” constituyeron otros de los engaños significativos del ideario neoliberal. 

En 1989 -durante los primeros meses de su primer gobierno, cuando la hiperinflación hacía estragos- Menem propaló su famoso “Estamos mal, pero vamos bien”.

Apelando a un estilo mesiánico y engañoso, recitaba: “Julio César les decía a sus hombres: ‘No temáis, vais con César y su estrella’. Yo les digo a ustedes: ‘No temáis, vais con Carlos Menem y su estrella”. 

En diciembre de 1990, Menem -que con Domingo Cavallo profundizó el proyecto neoliberal desplegado por la dictadura cívico-militar de 1976- en un discurso dirigido a los ex habitantes del “Albergue Warnes” de Capital Federal, afirmó: “Ustedes son los que más sufren y los que menos reclaman. Y así se puede gobernar, realmente”.

Continuando con las rimbombantes promesas incumplidas, durante la campaña electoral de 1995, expresó: “Para la mitad de mi próximo mandato, venceremos al desempleo”.

Gabriela Michetti, la vicepresidenta de Macri, se dirigió a los tucumanos en 2016, pidiéndoles que “sepan aguantar hasta que dentro de dos, tres o cinco años podamos salir adelante”. Mientras a algunos se les propone aguantar y sufrir, otros gozan obscenamente. Ese mismo año, aseguró que “El segundo semestre es el momento en el cual aparece la luz del túnel. Empezás a ver que la inflación cae, que la mano de obra de la construcción empieza a contratarse”.

Mauricio Macri, el inigualable (hasta ahora) promesero y mentiroso serial es el autor de las siguientes afirmaciones: “Tendremos pobreza cero”; “No vamos a devaluar”; “En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias”; “Vamos a generar más de 2 millones de puestos de trabajo”; “Nosotros creemos que hay que expandir la economía; no vamos a hacer ajustes”; “En el primer mes de gobierno van a llover las inversiones”;  “Reducir la inflación es la cosa más fácil para mi gobierno”; “No vamos a echar a nadie”; “No voy a usar el Estado para provecho personal”;  Prometió abrir 1.000 Centros de Primera Infancia en todo el país y amplió su promesa a 4.000 Centros antes de que finalice su mandato en 2019; “Les propongo a los argentinos que nos unamos en el esfuerzo de construcción”; “Vamos a continuar con los avances en el CONICET”; “Va a continuar el Fútbol para Todos”. No hace falta recordar que nada de eso se cumplió y aumentó la pobreza y se desbocó la inflación.

El pasado 1º de marzo, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el presidente JAVIER MILEI expresó: “Les pido paciencia y confianza, porque por más oscura que sea la noche, siempre sale el sol por la mañana”. Lo que cabe precisar sobre esta petición es para qué se pide “paciencia y confianza”. Si es para continuar y profundizar la “revolución antinacional” en marcha, seguramente no contará con la anuencia de la mitad de la ciudadanía.

Un interrogante clave se nos presenta en primera instancia: ¿A usted, lector/ lectora, le genera confianza un mesiánico ultraconservador que recibe “mensajes de las fuerzas del cielo” y de su perro muerto, al igual que aquel emperador romano Calígula con su caballo, al que consideraba su principal asesor? ¿Y cree usted que habrá que tener paciencia ante la implementación de este proyecto de destrucción nacional, mientras el retroceso y el sufrimiento son gravísimos, además del  extraviado perfil psiquiátrico que caracteriza a sus líderes?

La vieja y ahora repetida receta del inhumano neoliberalismo para los sectores populares es: aguantar las necesidades, resignar la idea de derechos, tener esperanza falsa, facilitar que los gobiernen los poderosos y confiar en que “no los van a defraudar”.

En síntesis, que los sectores populares no reclamen nada de la sociedad y del Estado, que no perturben la parte del sistema “moderno” y que disfruten libremente de su miseria.

Los neoliberales reclaman cínicamente la libertad sólo para la defensa del “dios mercado” y la destrucción del Estado. Desde Alsogaray hasta Milei (con el vital soporte de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de la dictadura, y Domingo Cavallo), la barbarie neoliberal socava la vigencia de un país soberano, de un país justo, de un país verdaderamente libre e igualitario.

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Acerca de la “casta” política

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Resulta evidente que los comportamientos de muchos políticos son verdaderamente aberrantes y contribuyen al debilitamiento de la democracia como sistema y a la pérdida de credibilidad de los representantes públicos del interés colectivo.

Si los “representantes del pueblo” violentan -¡y de qué modo en tantas ocasiones!- el mandato recibido para defender el bien común, la desconfianza ciudadana se instala y crece la desvalorización de la política como alternativa idónea para regular y articular intereses diversos y para evitar el predominio de algunos sectores sociales sobre otros.

Pero a los “méritos” propios de muchos de esos malos políticos, se suma una vasta y significativa prédica que atravesó la conciencia de gran parte de la población, focalizando la desgracia del país sólo en el accionar de los políticos y liberando de hecho y simétricamente de responsabilidad a otros actores sociales.

De este modo, los empresarios, los banqueros, los organismos internacionales, los medios de comunicación, etc., aparecen casi como impolutos y carentes de todo tipo de responsabilidad en la degradación del funcionamiento general de la sociedad.

La gran proliferación de cuestionamientos, de diatribas, de mofas, hacia la “casta política”, no guarda relación con la insuficiente impugnación hacia otros actores que tienen “méritos” similares.

En muchas oportunidades aparece con absoluta claridad que, detrás de la crítica y de la desvalorización de los políticos y de la política, está el mercado (y los mercaderes) como alternativa supletoria y eventualmente eficiente para conducir los destinos de la Nación.

En ese sentido, la década de los 90 y el más reciente macrismo asociaron -con éxito fatal- la farandulización y degradación de la política con el endiosamiento del mercado como posibilidad redentora de los problemas nacionales. Precisamente, este tipo de política y este tipo de mercado construyeron una alianza efectiva que condujo al país al retroceso más profundo de toda su historia.

En los últimos años se ha profundizado con mayor intensidad la prédica antiestatista, generando la aceptación de ideologías ultraliberales y conservadoras, por parte de vastos sectores de la población, principalmente jóvenes.

Convendrá, entonces, auscultar cuidadosamente qué consecuencias puede tener la sistemática desvalorización de la política y qué tipo de intención subyace y prevalece en las extendidas críticas que identifican a los políticos casi como los únicos responsables de todos los males.

Despotricar, ingenua o interesadamente, sólo contra los políticos y la política (con su consiguiente desgaste), puede abrir el camino, nuevamente, a desgraciadas experiencias guiadas por los sectores de mayor concentración y poder económico e instrumentadas por actores autoritarios.

La revalorización de la política (también por los políticos), en el sentido de profundo servicio y representación cabal de los intereses del conjunto de la población, resulta imprescindible para garantizar el resurgimiento del país. De la crisis se podrá salir con más política y no con menos.

* Norberto Alayón es profesor titular consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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La educación como negocio

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“La educación tendría que ser un negocio. Y no es mala palabra. Es el mercado pudiendo asignar los recursos a las necesidades (…) Si no se trata como negocio y se trata como un derecho, sonaste.”

Lo afirmó en un reportaje reciente Alberto Benegas Lynch (h), apodado “Bertie”, uno de los principales asesores económicos de Javier Milei, el personaje que representa objetivamente los intereses políticos de Mauricio Macri, quien lo apoya (y tal vez conduzca) para ser presidente de la Argentina. Benegas Lynch es el economista que Milei alaba como “prócer”, mentor también de la propuesta de eliminación del Banco Central, de la venta de órganos y de la oposición al aborto, candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza.

Bertie agregó, con convicción, que el proyecto de Milei contempla eliminar completamente el presupuesto de la Universidad de Buenos Aires. “Todo el presupuesto al sistema educativo estatal se lo sacás y se lo das a la demanda para que elija. Entonces lo ponés en competencia. Les cambiaste la cabeza y la forma de encarar la cuestión”.

Continuó afirmando: “La pregunta que incomoda, porque pisa callos, es cuántos egresados tenés respecto al presupuesto. Porque en definitiva si sos una universidad o hacés un negocio, también tenés que ver cuántas ventas tenés. Hay gente que se altera si vos ponés la cuestión de ventas, pero es un negocio. Debería ser un negocio”.

Otra concepción (diametralmente distinta), que es la que suscribimos, destaca que la educación, como la salud, es un bien público que no debe quedar sometida a la cruda lógica del mercado, ni tampoco a los intereses particulares de determinados grupos.

Las universidades privadas -en su enorme mayoría- representan los intereses particulares de grupos religiosos, de grupos ideológico-políticos o directamente de grupos empresariales.

A su vez, la universidad pública estatal está obligada a orientarse por el interés de la sociedad en su conjunto, de donde deriva su carácter universalista y, por ende, esencialmente democrático. El necesario sustento económico estatal a la educación universitaria se justifica por la obligación que le cabe al Estado de responder a los intereses de la Nación y de la comunidad que la conforma.

La tracción que ejercen los grupos privados para que el Estado proteja sus intereses específicos (en desmedro de los del conjunto) no es nueva. Pero ahora, en la época de la barbarie neoliberal, el avance sobre la anhelada rentabilidad de la educación mercantil se muestra extremadamente voraz y a cara descubierta.

En febrero de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, la educadora Adriana Puigróss recordaba que la fundación neoliberal FIEL (asesora de la dictadura de 1976) era entonces consultora del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) fue fundada en 1964 por la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Cámara Argentina de Comercio, la Sociedad Rural Argentina y la Unión Industrial Argentina y dice ser, según su propia página web, “una institución independiente y apolítica”. Su consejo académico está integrado por Ricardo López Murphy, Manuel Solanet, Mario Teijeiro y Miguel Kiguel.

López Murphy, exponente del ala derecha del radicalismo, funcionario de la dictadura cívico-militar, ministro de Fernando de la Rúa, diputado nacional de Juntos por el Cambio, de ortodoxia liberal inconmovible, cercano ahora a “libertarios” profundamente individualistas y conservadores como José Luis Espert y especialmente como Javier Milei, es un representante genuino del papel que cumplen fundaciones como FIEL, aunque quieran disimular su indudable accionar político.

En evidente confrontación con la educación estatal, esta organización destaca -desde hace tiempo- que “un elemento esencial de una competencia justa es que las instituciones privadas y estatales enfrenten condiciones similares. Una política esencial para ello es la eliminación de subsidios a las universidades nacionales y la instauración de un sistema de préstamos y becas disponibles tanto para estudiantes de instituciones privadas como de las públicas. Existe también otro privilegio de las universidades estatales que debe ser removido: la ausencia de un costo de alquiler sobre las propiedades usufructuadas por las universidades públicas”. Como se puede observar, toda una declaración de férreas posiciones de esta institución que se define como “apolítica”.

La falacia de estos argumentos radica en que colocan en el mismo plano a instituciones de diferente naturaleza. Las empresas educativas, como cualquier empresa, compiten en el mercado; mientras que la universidad pública es una institución cuyo fin es contribuir al desarrollo social y moral de la sociedad. La universidad no presta un servicio a individuos particulares; aporta al mejoramiento de la comunidad que conforma la Nación. Al mismo tiempo, las condiciones de acceso a la educación superior comunes para todos (cualquiera sea la capacidad adquisitiva de cada uno) tiende a favorecer la igualdad, no sólo en el ingreso, sino también en la convivencia cotidiana.

Una propuesta que reduce la sociedad y la política a la mera competencia en el mercado es una expresión reduccionista y empobrecida, aún de los principios más básicos de la democracia moderna y tiende a afectar la calidad de la participación social y política.

Lo que se evidencia tras las propuestas “mileistas” de eliminación del presupuesto universitario y del conjunto de la educación es la renovada presión de ciertos grupos económicos y políticos para que el Estado resigne la defensa de los intereses del conjunto a favor de intereses sectoriales.

A pesar del avance del fundamentalismo neoliberal, aún no se han podido apropiar del llamado “negocio de la educación”. Este es el principal objetivo de los embates contra la universidad pública. Lisa y llanamente, aspiran a transformar la educación en mercancía. Por eso hoy atacan tan fuertemente el financiamiento estatal de la educación.

Resistirse ante este nuevo ataque a la educación a cargo del Estado constituye una contribución profundamente democrática, tendiente a la realización de una sociedad más plena e igualitaria.

* Norberto Alayón es profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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