Coronavirus y dengue: también es la economía, estúpido

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El avance del coronavirus, que culminó en la declaración de cuarentena obligatoria en todo el territorio nacional, configura sin dudas una de las crisis sanitarias más importantes que ha vivido la Argentina moderna. La problemática se agrava además en un contexto donde, a la par, también debe contenerse el avance del dengue, que acecha en todo el país y, sobre todo, en provincias como Misiones por su posición fronteriza. 

Previo a la llegada del Covid-19 al país, la agenda política del gobierno nacional estaba concentrada casi exclusivamente en la cuestión económica: una fuerte necesidad de reactivar el consumo y la obra pública, crear empleo genuino, y culminar de la mejor manera posible el proceso de negociación de la deuda pública. 

Pero marzo fue el mes en el que la agenda política cambió, por necesidad y por urgencia, y comenzó a centrarse exclusivamente en la cuestión sanitaria, con la toma de medidas (de tardío inicio) progresivas, llegando a su máximo punto el jueves 19 de marzo con la declaración de cuarentena obligatoria. 

En paralelo a la toma de decisiones de tipo sanitarias sociales, el frente económico sigue abierto, con una importancia que no debe ser para nada despreciable. Entiéndase: la primera prioridad de la Argentina de hoy es salvar vidas, evitar contagios y lograr erradicar la presencia del virus en el país. Pero, al mismo tiempo que intentamos eso, la economía sigue su marcha, y si no se la cuida, puede tener efectos devastadores en una Argentina que ya está debilitada. Por eso, lo primordial hoy es la salud, pero también es la economía, estúpido.

Los aspectos donde la economía argentina se verá resentida en este contexto son diversos: por un lado, el comercio exterior. Considerando que nuestro país tiene como principales socios exportadores a países como Estados Unidos, China y los pertenecientes a la Unión Europea, que equivalen a aproximadamente el 30% de las exportaciones, el cierre de las fronteras en dichos lugares ya está afectando las ventas, a lo que se suma además que el precio internacional de ciertos commodities vienen en caída en los últimos días. 

El turismo, actividad clave también para el ingreso de divisas en el país y la movilización de la actividad económica, ya sufrió un duro golpe. 

A la par, los precios de los bonos argentinos expresados en dólares también sufren descensos considerables, con paridades que se mueven entre el 23% (PARA) y el 27,8% (AY24). Esto, sumado a un escenario de importante alza del riesgo país que superó los cuatro mil básicos en la semana. 

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Todo lo mencionado anteriormente hace que ciertos estudios privados ya hablen de una mayor caída del producto bruto interno nacional para este año, estimada en cerca del 2%. 

En el plano internacional, la situación es igual o aún más grave. La crisis pandémica generó que las principales bolsas del mundo hayan vivido los momentos más volátiles de, por lo menos los últimos veinte años, con excepción del crash del 2008. En este marco, algunas instituciones han tomado medidas relevantes como, por ejemplo, la Reserva Federal norteamericana, que bajó su tasa de interés e inyectó liquidez por más 700.000 millones de dólares, una medida sólo comparable a lo ocurrido en 2008.

Por su parte, países como España o Italia, entre otras cosas, determinaron la moratoria hipotecaria, es decir, no pagar las hipotecas durante un periodo de tiempo previamente establecido, o el no pago de servicios públicos esenciales (como luz y agua), como en el caso francés en particular. 

El mundo se enfrenta a una situación de doble crisis: sanitaria y económica, un desafío totalmente nuevo para los estados modernos, que pone en jaque a industrias de gran peso en la actividad económica mundial, y ello repercute en el ciudadano de a pie: solo por tomar un ejemplo, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo calculó que las pérdidas estimadas para el sector será de aproximadamente 113.000 millones de dólares. 

El mundo financiero, como ya mencionamos antes, también se ve sacudido: el Standard & Poor´s 500, uno de los índices bursátiles más importantes de Estados Unidos y considerado el más representativo de la situación real del mercado, tuvo en marzo su quinta mayor caída en bolsa (-11,5%) desde la segunda Guerra Mundial. El MSCI World (el índice antiguamente conocido como Morgan Stanley) cayó un 11,1%.  Estas pérdidas se estiman en cerca de 10 billones de dólares.

¿Cuál es el principal aspecto de la crisis económica que va de la mano de la sanitaria? En este caso, el problema económico es, en realidad, el de la reducción de oferta: por medidas de aislamiento y cuarenta, se deja de producir. Ante esto, toda medida que tienda a estimular (o asegurar) el gasto, puede tener como consecuencia más grave un aumento del nivel de precios, pero a la vez, garantiza en el momento de mayor crisis el acceso de la población a bienes y servicios de primera necesidad. 

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¿Qué estamos haciendo en la Argentina?

Las medidas tomadas por el Gobierno nacional y algunas provincias, en materia económica ligada a la crisis sanitaria, tiene que ver con lo expresado anteriormente: garantizar liquidez, por un lado, y por el otro, abastecimiento suficiente de productos de primera necesidad. 

Si pensamos en el ingreso de las personas, poco y nada se ha hecho para los no asalariados. Un sector de la población, cuentapropistas y profesionales que trabajan de manera autónoma, han expresado por diversos canales la situación perjudicial para su economía personal que traen las medidas tomadas por el Presidente Alberto Fernández. 

Desde el punto de vista de las empresas, particularmente de las pymes, un parate en la producción y venta generarán un importante rojo en las cuentas que se traducen a la dificultad o incapacidad para afrontar pagos de salarios. 

Ante esto, es fundamental que el próximo paso del Gobierno Nacional, de la mano de los gobiernos provinciales, sea atender esta situación. Nadie duda, ni mucho menos pone en tela de juicio, que la prioridad número uno en este contexto es la de atender la crisis sanitaria, pero no se puede desligar del aspecto económico. 

En esta misma línea, las cuentas públicas también se verán seriamente resentidas, pero se observará el golpe en mayor medida en abril, producto de la baja de la recaudación. 

Hasta el 20 de marzo inclusive, la provincia de Misiones captó de recursos tributarios de origen nacional un total de $2.674,3 millones un (para nada despreciable) 73,6% más que en el mismo período de 2019. 

Este incremento está explicado por aumentos relevantes en impuestos a Bienes Personales (+521,2%), a los Combustibles (116%), IVA (85,8%) y Monotributo (72,7%). Estos tres últimos en particular, dada que surgen del consumo, no podrán sostener ese mismo comportamiento en las últimas semanas de marzo ni en abril, que impactará de lleno en los recursos del estado nacional y en la coparticipación a las provincias (y por ende a sus municipios).

El desafío de eliminar el Covid-19 de la Argentina nos tiene a todos como protagonistas imprescindibles. De nada servirá un gobierno con decisiones efectivas si la ciudadanía no hace su aporte. Pero a la par, ese mismo gobierno no puede descuidar su frente económico, porque en caso de hacerlo, sus consecuencias serán todavía más duras para los argentinos, particularmente para los sectores más desprotegidos.

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