Cuba libre o libertaria
El gobierno nacional argentino desempolvó una vieja disputa de los años de la Guerra Fría, al poner en discusión la situación del famoso embargo de Estados Unidos sobre Cuba. La situación, que ya lleva más de 60 años, parecía cosa del pasado pero el giro ideológico del gobierno argentino con Milei a la cabeza demuestra una vez más su férrea decisión de alineamientos y rupturas de índole internacional.
¿Qué es el embargo sobre Cuba?
En tres etapas (1958, 1960 y 1962) Estados Unidos decidió comenzar un proceso de cepo sobre el comercio internacional de la isla cubana, es decir, no permitir que comercien libremente. La gota que rebalsó el vaso fue la decisión de adoptar el marxismo leninismo como doctrina política, económica y filosófica, rompiendo lazos en su totalidad con Washington, en una relación que ya venía desgastada desde el régimen de Fulgencio Batista.
Este embargo no es otra cosa que el impedimento absoluto de exportaciones e importaciones en Cuba. Cuando arrancó esta problemática no parecía dilema mayor, debido a que en un contexto de mundo bipolar, el comercio con la Unión Soviética hacía que el cimbronazo no sea tan fuerte. Con el correr de las décadas, el debilitamiento de la economía interna soviética se fue evidenciando en el comercio internacional y trajo aparejado el desmejoramiento de la situación de Cuba, siendo la década de los 80’s una situación de quiebre. Lo peor, sin embargo, vendría con la caída y desintegración de la Unión Soviética en 1991 y el arribo de la globalización. Ese triunfo estadounidense sólo sirvió para profundizar una crisis que tenía rehenes a los propios cubanos.
Durante muchísimo tiempo se discutió sobre la eficacia o necesidad de mantener este embargo. El trasfondo era meramente ideológico. En plena Guerra Fría, tener a un país tan cercano en términos geográficos como Cuba, donde había triunfado una revolución de corte socialista, era una amenaza para el entramado geopolítico planteado por Washington.
En su momento, la epopeya encabezada por Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos, fue una situación políticamente poética. La isla que fue liberada de los españoles gracias a Estados Unidos, con una serie de gobiernos corruptos y con el broche de oro de la dictadura tiránica de Fulgencio Batista, se levantó contra quienes pregonaron su historia reciente. Además, la Revolución Cubana significó que Estados Unidos comenzó a tener un apéndice de su enemigo en el patio de la casa. Ideológicamente, Cuba se transformó en un emblema latinoamericano de la Guerra Fría.
Hoy en día la situación es muy distinta. Ya no están los Castro, los Guevara ni los Cienfuegos. La utopía revolucionaria es algo que quedó en los libros cuando ve el sometimiento al cual está acostumbrado el pueblo cubano. Más allá de que todo revolucionario se transforma en un tirano con el tiempo, el embargo fue un determinante primordial para el empobrecimiento de Cuba, a tal punto de no permitir la compra de medicamentos o insumos sanitarios. El embargo que funciona hasta el día de hoy sigue ocasionando los problemas de desabastecimiento a los cuales estamos acostumbrados a ver en redes sociales o en medios de comunicación. Así como el comunismo ya es cosa del pasado, el embargo sobre Cuba también lo es.
El voto de la discordia
La ex canciller Mondino votó a favor del fin del embargo sobre Cuba y empezó el escándalo. La mayoría de los países del mundo votan, en el plenario de Naciones Unidas, por el cese de esta medida, aunque claro, Estados Unidos ignora por completo esto. Es una situación hasta casi protocolar.
Todo estalló cuando se tomó la medida de echar a Mondino por esto, y ahí está el meollo de la cuestión. El alineamiento argentino en términos internacionales es total y efectivo, algo que en la política exterior argentina no se había visto con tanta rudeza en mucho tiempo. El alineamiento de Milei con Estados Unidos es tan fuerte que hasta un voto sobre el fin del embargo de Cuba es cuestión de vida o muerte política.
Asimismo, Argentina rompió una suerte de tradición. La situación del embargo comienza por una aprobación contundente de nuestro país y casi toda América Latina en 1962. La presión de Estados Unidos era tal que votaron a favor del embargo al principio. En 1973, con la figura de Cámpora, principalmente, se rompe esta decisión y comienzan a votar en contra del embargo. Durante la última dictadura cívico militar en nuestro país pasa algo curioso, Cuba decide apoyar la causa Malvinas para Argentina, siendo un gesto que mantuvieron durante el tiempo en Naciones Unidas. El gobierno de Menem, por su parte, tuvo idas y vueltas y algunas rispideces pero no pasó a mayores. El kirchnerismo reforzó los lazos con Cuba y Macri no pasó de una simple prédica contra el comunismo. En síntesis, la historia argentina marcó un entendimiento contra el embargo de Estados Unidos desde 1973, situación que sufrió la motosierra de Milei y donde la cortesía diplomática quedó de lado.
Pareciera ser que el presidente argentino es “más papista que el Papa”, dicho esto porque ni siquiera a los estadounidenses parece molestarles que el embargo se levante, de hecho, muchísimos habitantes de ese país ya crecieron en un mundo sin Guerra Fría.
Lo de Milei es una demostración de la exageración de toma de decisión para reconfortar al otro o para pertenecer a un sitio. Es el equivalente a quién se banca todo tipo de “burlas” o destratos para pertenecer a un círculo social determinado. Y no, Cuba no mueve ni por asomo la brújula ideológica o económica de Argentina. Es un país productor de azúcar principalmente, en donde el comunismo y la corrupción dejaron una cara muy pálida, sumado a un embargo agobiante. Es decir, no necesita que los bastardeen más.
Milei hizo de la diplomacia una simple prédica de su alineamiento y un paso más en su batalla cultural. La lucha contra un comunismo ya prácticamente inexistente es parte de su modelo discursivo que a tantas personas captó en las redes sociales, inclusive cuando parece que es la lucha contra un fantasma. Hoy es el rechazo al levantamiento del embargo y ayer fue la preocupación absoluta por la guerra entre Israel y Hamás, y así con cada acontecimiento internacional en donde la nueva Argentina de Milei busca demostrar que pertenece a un sitio donde realmente no está: la alta política global.