Dejaron la selva de cemento para invertir en la selva misionera

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No siempre resulta fácil “barajar” y dar de nuevo, dejar la casa de siempre, los amigos y emigrar a nuevos destinos para empezar una nueva vida. Acostumbrarse a la idiosincrasia, a la cultura de otro lugar, conocer gente nueva y alejarse de los propios es una aventura arriesgada y pocos se animan a recorrerla.

Eduardo Rao y Patricia Introcaso, un poco saben de esto. Con más de 30 años juntos en Mar Azul y algunas temporadas en ciudades cariocas, decidieron dejar toda una vida en la costa atlántica, para internarse en la selva, en el corazón de Corpus Christi, para escribir una nueva página en su hoja de ruta. Ellos están al frente de la posada Los Azahares, el primer hospedaje turístico del lugar.

Como mencionan sus propietarios, se trata de un lugar tranquilo, para relajarse y disfrutar de la naturaleza. El complejo cuenta con dos suits, una para dos y otra para tres personas y una cabaña para cuatro huéspedes. Cada alojamiento cuenta con servicios de luz, agua corriente y cable, además de un frigobar, una pava eléctrica y otras comodidades para descansar unos días y desconectarse de la rutina laboral o estudiantil.

Eduardo aparenta menos años de los que tiene y habla con la confianza de quien nada debe. Oriundo del barrio de La Boca, Capital Federal, conoció a Patricia en Villa Gesell y, luego de criar a sus hijas, viajar por diferentes partes del planeta, decidió, junto a su pareja, radicarse en Misiones, un punto medio entre sus dos lugares en el mundo: Buenos Aires donde se encuentra su familia y Brasil, donde están las playas que más les gustan.

Sin embargo, lo que terminó de cautivarlos y empujarlos a instalarse en Misiones, fue la tranquilidad y hospitalidad. “Estábamos en la casa de una amiga acá y vimos como un pibe bajaba de la bicicleta, la dejaba frente a la puerta con su calzado y entraba sin preocuparse, por si se la iban a llevar, eso en otra parte del mundo no pasa”, recuerda aún maravillado Eduardo.

Vendieron sus propiedades y se instalaron en Corpus Christi, antes de la pandemia, donde decidieron instalar un restaurant. La pandemia los obligó a cerrar este emprendimiento y decidieron apostar por otro plan más ambicioso: ser la primera posada, dentro de la ex capital provincial.

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“Vendí la casa de la esquina, donde tenía el restaurante y construí en la que vivimos ahora, además de las suites y la cabaña”, explicó Eduardo, quien confiesa no ser ingeniero, ni obrero pero que si “se dio maña”, para construir con sus manos las casitas, preparar el terreno y hasta hacer la pileta con sus propias manos.

“Quería primero de esas de plástico, que van enterradas y sólo la instalación, me salía lo mismo que la pileta y mandar a hacer una de material me salía más caro todavía; lo hice yo mismo y gasté un tercio de lo que me pidieron y en menos tiempo”, destacó, orgulloso.

Los tres hospedajes están distribuidos en el terreno compartido con la casa de los propietarios, conectados por un pintoresco camino de piedras y con una amplia variedad de plantas frutales y árboles nativos, todos debidamente señalizados.

Alrededor del predio, los cierra un mural ornamentado con pinturas alegóricas a la cultura mbya guaraní, que fue muy importante dentro de la historia de la región, como lo fue la reducción de Corpus Christi, donde hubo mayor población, según infirieron los historiadores y arqueólogos.

En sus cinco años en la Provincia, Eduardo y Patricia supieron acomodarse al lugar, los vecinos ya los conocen y entienden que su emprendimiento es un aporte al sector turístico del municipio y de la zona. “Hace poco se inauguró el museo de las reducciones jesuíticas, también tenemos el club de pesca, el balneario Curupaytí, además de tener relativamente cerca a las Reducciones de San Ignacio para un lado, los Saltos de Tabay de Jardín América por el otro lado. Misiones es relativamente chica y se puede llegar a cualquier punto, en auto, mientras se hace base acá”, señaló Patricia.

Esta buena relación con los vecinos también les permite hacer alianzas estratégicas para realizar otras actividades que, tal vez en otro momento, eran difíciles de pensar. “Tenemos un vecino que tiene caballos y hablamos para realizar paseos por senderos, otro tiene kayaks, con los que se puede ir a remar en los arroyos que tenemos en la zona, la gente de Paraguay también cruza por el puerto y se puede pasar también”, explicó Eduardo.

Patricia, por su parte, advierte que es también una posibilidad para conocer otros rincones de la Provincia y que están más alejados del circuito comercial o más conocidos. “Misiones es hermosa, la gente amable, el verde que hay acá, no se encuentra en otro lado, además hay saltos, arroyos, muchos lugares para visitar y conocer”, recalcó.

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En cuanto a lo gastronómico, la pareja tiene una amplia experiencia en el rubro, por lo que, además del desayuno que ya está incluido en el servicio, tienen la opción de agregar cena, previo aviso con ellos, quienes les ofrecerán cuatro platos para elegir.

“La idea es que nos digan durante el día si van a querer cenar, les preparamos algo de lo que tenemos programado o vemos otra cosa, si fuese necesario, la idea es que el visitante se sienta cómodo, como en su casa, pero relajado”, advirtió Patricia que reiteró con especial énfasis la palabra descanso. “Nada de venir a joder con el celular, descansar es la idea, hay tele para mirar, libros para leer en cada alojamiento”, agregó.

Eduardo mencionó varias veces la palabra “nómade”, para describir a su matrimonio, pero en cada ocasión que lo repetía, se convencía menos. “Vivimos, hicimos lo que queríamos hacer y, creemos, que este sería también nuestro retiro, por eso la propuesta más tranquila, que sea nuestra jubilación donde podamos descansar juntos a quienes nos visitan”, reflexionó finalmente Eduardo, que no descarta la posibilidad de, en un futuro incierto, vender todo y volver a emigrar.

“Por el momento, los primeros días de octubre estamos por abrir esto, una propuesta nueva, la primera (y única por el momento) posada de Corpus Christi. Ojalá que se abran muchas otras más, quiere decir que la cosa funciona, que hay actividad y, sobre todo, trabajo para todos acá, que es lo que todos queremos”, finalizó.

La posada está ubicada a tres cuadras de la avenida principal, a dos del destacamento policial y contará con señalización en el acceso principal para que los visitantes e interesados en ir, los encuentren. Los precios estarán entre los $6.000 a $8.000 pesos por noche y las reservas se podrán realizar al número celular: +54 9 11 2453-4160.

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