El FMI destroza las proyecciones oficiales y proyecta para 2019 otra caída de 1,6 por ciento en la economía argentina
Argentina supera los peores vaticinios. A finales de julio, el Fondo Monetario Internacional admitió que el 2% de crecimiento del PIB que había anticipado a inicios de año alcanzaría apenas el 0,4%. Menos de tres meses después, aquellas malas noticias pecaron de optimistas. Según las previsiones de otoño que el Fondo ha presentado en Bali, Indonesia, la economía argentina caerá este año el 2,6% y otro 1,6 en 2019, para cuando el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, había pronosticado un “crecimiento negativo” de cero por ciento. .
En julio, el Fondo ya había otorgado a Argentina un rescate financiero de 50.000 millones de dólares. Las expectativas de los técnicos del organismo sobre el éxito del plan de ajuste impulsado por Mauricio Macri, comprometido a reducir el déficit fiscal a cero para el año que viene, y de la política monetaria para sostener la depreciación del peso resultaron al menos exageradas. El propio Fondo sostiene que “en Argentina, el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, sumado al escándalo de corrupción interna y la persistente incertidumbre en torno al éxito del plan de estabilización en el que se basa el programa con el FMI, han contribuido a la volatilidad de los mercados financieros”.
“Después de crecer un 2,9% en 2017, se espera que Argentina se contraiga en un 2,6% en 2018, una gran revisión a la baja en relación con el pronóstico del FMI de abril de 2018 (…) Se espera que la economía se contraiga en un 1,6% adicional en 2019. Se espera un crecimiento del 3,2% a mediano plazo bajo la implementación constante de las reformas y el retorno de la confianza”, resume el informe del FMI en el capítulo dedicado al país sudamericano.
El ajuste fiscal está pasando la factura al crecimiento y todo puede ser aún peor. El corsé monetario se ha achicado desde la semana pasada, cuando el nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, decidió “secar” de pesos el mercado para controlar la inflación, la otra cara de la pérdida del valor del peso.
La inflación ha sido la batalla más dura de Macri. En diciembre del año pasado, vaticinó una subida del IPC de 15%, pero las previsiones pronto se hicieron añicos. En este punto, el FMI es incluso más optimista que la Casa Rosada: prevé para este año una subida de precios del 31%, contra el 42% que espera el Gobierno. Evidencia de ello es la disparada de las tasas de interés.
El Banco Central ha pagado más de 70% para volver atractivos a los inversores unos nuevos bonos en pesos que llamó Leliq, el arma con que el Gobierno espera neutralizar la huida de la moneda local hacia el dólar.
El informe del FMI se concentra en el impacto que ha tenido el cambio de escenario internacional en las economías emergentes. Pero pone en evidencia la evidente vulnerabilidad de Argentina, dependiente del crédito en divisas.
Si se deja afuera la anomalía venezolana, Argentina será el único país sudamericano que no crecerá este año. Brasil, en proceso de recuperación de la peor crisis de su historia, cerrará 2018 con una subida del 1,4% del PIB, pese a las turbulencias políticas de un año electoral. Ecuador, el segundo con crecimiento más bajo, lo hará al 1%. El país sudamericano que más crecerá será Paraguay, con un 4,4%, seguido de cerca por Bolivia, con el 4,3%, y Chile, con un 4%. En 2019, Argentina será una vez más la excepción regional, con el único registro negativo.