El mensaje

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Por estas horas, la atención política en Misiones estará centrada en las palabras del gobernador Hugo Passalacqua en la Legislatura provincial. La apertura de las sesiones de la Cámara marcará, simbólicamente, el inicio de un año político, que culminará en las elecciones de octubre.

Por eso, el mensaje del Gobernador cobra mayor trascendencia. Y cada línea será interpretada también con la vara de la política.

El mensaje de Estado será un repaso de las acciones del Gobierno durante el último año y una ratificación del rumbo.  La diferenciación se da en los hechos. Passalacqua no admite correrse de la senda trazada en materia fiscal ni hacer retroceder la presencia del Estado como equilibrador de las desigualdades del mercado.  

El aporte desde el Estado al crecimiento productivo a través de la Banca de Fomento o los créditos para el sector yerbatero, son algunas de las herramientas que serán destacadas.

También habrá, de acuerdo a los voceros, algunas “perlas” políticas, destinadas a la dirigencia y la militancia que estará escuchando afuera. “La Renovación es distinta al espacio político de la Nación”, advirtió desde San Ignacio el Gobernador en un encuentro rodeado de intendentes. El mensaje fue claro. En la política, diferencias marcadas. En la gestión de cara a la sociedad, que no haya distinción de camisetas, una premisa que, al menos en el discurso, es sostenida por los enviados del presidente Mauricio Macri.

Nosotros somos distintos, todos somos distintos, aspiramos a una cosa de contacto con la gente, de contacto mismo, de besarle, acariciar, mirarle a las pupilas, a los ojos, saber su esperanza, su desesperanza”, subrayó Passalacqua.

Habrá que diferenciar bien aquello que obedece a la gestión de lo que responde a la política.   

Una marca registrada que permite tomar distancia es el manejo de los recursos del Estado. Misiones es una de las pocas provincias que no se ha endeudado en los últimos años, que sostuvo un crecimiento moderado incluso en los peores momentos de la crisis y que ha cuidado los recursos en cada momento. Por ejemplo, es uno de los pocos Estados en que la plantilla de empleados estatales no aumentó significativamente. Apenas 0,4 por ciento durante el año pasado, contra un 25 por ciento que aumentó la estructura del Estado nacional durante el mismo período de gestión de Macri.

La política de desendeudamiento es elogiada incluso por la Nación. Paradoja de los tiempos, las ofertas de endeudamiento llegan desde el sector privado y hasta del Gobierno nacional, que alienta a las provincias a imitar su propia gestión bajo la lógica de que “es injusto que las obras sean pagadas por las generaciones presentes y no por las futuras”.  El contraste salta a la vista. Aquí se pagó deuda heredada.

Esa coherencia sostenida en el tiempo es la que permitió la transformación de Misiones desde los últimos lugares en indicadores sociales a ser una de las de mayor crecimiento porcentual. El misionerismo se fortaleció con esa línea.

Por contraste, los vaivenes de la política nacional no permiten siquiera una categorización determinante.

El presidente Mauricio Macri y su equipo se esmeraron en buscar congraciarse con Hillary Clinton y hasta comprometieron la diplomacia que debe ir siempre por la avenida del medio. Después de que la canciller Susana Malcorra considerara que Donald Trump refleja un proceso de cierre y xenofobia”, el presidente Mauricio Macri celebró cada uno de los “elogios” con los que lo llenó su viejo amigo de negocios, ahora inquilino de la White House.

Sin embargo, la foto puede ser peligrosa. A cambio de hablar de limones, Trump colocó a la Argentina en una incómoda situación geopolítica al mencionar el conflicto con Corea del Norte, que sigue en una escalada amenazante.

El acercamiento con el platinado presidente trae a la memoria las relaciones carnales entre Carlos Menem y Estados Unidos, entonces gobernado por George Bush padre, que derivó en el envío de naves al Golfo Pérsico o el voto argentino en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas contra Cuba. Las consecuencias de adoptar sin chistar las políticas económicas dictadas por el consenso de Washington, son parte dolorosa de la historia reciente.

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Macri volvió con una colección de fotos y varios elogios en la mochila. Pero no hubo un resultado concreto que se pueda exhibir como trofeo. La reapertura de la importación de limones quedó en veremos y es un negocio pequeño en relación con los problemas de la economía argentina. Concentrada en Tucumán, la exportación de limones es un negocio de que en 2016 vendió 467 millones de dólares en diversos mercados internacionales y 61 millones de dólares en jugo a Estados Unidos. Misiones, apenas se exporta el diez por ciento de lo que se produce y el año pasado, en el primer semestre, se facturaron apenas 2.710.416,95 dólares. Según la cooperativa tabacalera de Alem, el potencial exportador es de 200 toneladas a 900 dólares. En la Argentina se producen 1,5 millón de toneladas por año.

Parece ser muy poca ganancia para tamaña exposición que, incluso, contradice el propio discurso económico de Macri, quien asumió con la idea de “abrirse al mundo” y de pronto se regocija por los elogios de Trump, quien llegó al Gobierno prometiendo lo contrario y que en sus primeros cien días de gestión, llegó a amenazar empresas para que inviertan dentro ý no fuera de su país. ¿Por qué alentaría una lluvia de inversiones en Argentina?

Está claro que el Presidente argentino debe lidiar con un contexto internacional que no es el más favorable. Sin embargo, las medidas económicas no alientan un desarrollo interno, sino, por el contrario, el ingreso de divisas golondrinas, atraídas por el acceso a ganancias de corto plazo sin ningún tipo de trabas. Sobran dólares. Pero se invierten en el sistema financiero, que ofrece ganancias siderales con tasas altas por encima de la inflación y con un rendimiento que los mismos dólares no tienen en ninguna otra parte del planeta.

En paralelo, la inflación no baja y los principales sectores de la economía sufren una agonía que lleva más de un año, con tímidas reacciones que no alcanzan para respirar aliviados.

La consultora Economía & Regiones, fundada por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, es lapidaria con los pronósticos: advirtió que el déficit será el tercero más alto de la historia, sólo superado en el Rodrigazo y el “pico” de Alfonsín. 

La consultora evaluó que “sin una corrección de los problemas fiscales de fondo, Argentina tiene bajas probabilidades de volver al sendero de crecimiento y por el contrario, tiene chances de seguir atrapado en la dinámica de estancamiento de los últimos años con un PBI sin crecimiento en el análisis punta a punta”. Por caso, en Misiones se perdieron más de seis mil empleos registrados durante el 2016.

Es cierto que el déficit bajó más que la meta fijada. Alcanzó los 41.344 millones, 10 por ciento por debajo del mismo período del año anterior. Esto se explicó por una brecha de casi 20 puntos porcentuales entre el crecimiento de los recursos totales (+48%) y el gasto primario (+29%).

Pero la significativa mejora de los ingresos obedeció a los recursos (multas) que aportó el blanqueo en su último mes de vigencia: en marzo, se obtuvieron $ 28.000 millones (casi 20% de los impuestos) por este concepto. Cabe señalar que buena parte de los ingresos contabilizados por el pago del sinceramiento no fue saldado en efectivo: la multa se congelaba en 10% durante el primer trimestre de 2017 si se cancelaba con Bonar 2017 y Global 2017. 

De cualquier modo, Macri cree que ganará las elecciones. Lo dijo en Estados Unidos y lo repite en cada oportunidad. El Presidente está convencido de que pese a la economía que no arranca, el contraste con el pasado le garantizará el respaldo de la sociedad. O al menos de su núcleo de votantes. Sostenerlo será un triunfo. Crecer, un batacazo.

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Las encuestas que maneja el grupo Cambiemos sostienen que hay una paridad en Buenos Aires polarizando con el kirchnerismo. En esa provincia, el oficialismo desafía al electorado: ofrece como candidato a senador a Esteban Bullrich, el ministro de Educación que ninguneó el conflicto con los docentes por la apertura de las paritarias federales. El neurólogo Facundo Manes, para quien Argentina padece una “tragedia educativa”, será candidato a diputado nacional.

Las chances del oficialismo se acrecientan, casualmente, si la candidata opositora es Cristina Fernández. La ex presidenta es, en si misma, la que mejor mide, con un promedio que va entre el 27 y 30 por ciento, por encima de cualquier otro opositor. Sergio Massa se quedó lejos con un 22 por ciento.

Sin embargo, si el peronismo logra la unidad, en una eventual suma de Cristina y Florencio Randazzo, quien ya definió a Macri como “el enemigo”, se superaría el 35 por ciento alejando a Cambiemos, señala una encuesta de Julio Aurelio.

“Seguramente muchos de ustedes sienten la vergüenza que siento yo cuando vemos que gobiernan estos muchachos, que tienen cero responsabilidad social y que, en realidad, gobiernan por responsabilidad nuestra”, señaló Randazzo, quien no descartó la unidad.

Pero los datos de Aurelio que entusiasman a Cambiemos son los generales. Cambiemos gana en la suma de Buenos Aires, Capital, Mendoza, Córdoba, Jujuy y puede imponerse en Santa Fe.

“Podemos hacer una muy buena elección si somos inteligentes e incluimos a todos”, precisó el diputado nacional Luis Pastori, uno de los confirmados para buscar la reelección por Cambiemos. El radical quiere a Alex Ziegler dentro de la alianza. El otro diputado nacional quiere encabezar alguna lista, pero los espacios no son tantos. En el PRO lo quieren afuera y su presidente, Humberto Schiavoni, ratificó que Cambiemos está formado por el PRO, la UCR y FE. El resto, si se quieren sumar, a la cola. Ziegler no quiere irse a la fila, pero admitió que no tiene margen para intentar una nueva aventura por fuera. Muchos lo dan afuera. Otros todavía creen que puede ser candidato en Misiones. Pero Cambiemos tiene claro que la prioridad son los cargos nacionales, que quiere llenar con quienes hayan probado ser leales a un proyecto. Ziegler reclama, en última instancia, ir a primarias abiertas, el mismo mecanismo que pide Martín Lousteau en Capital, aunque no forma parte formal de la sociedad.

Avancemos. Así se denomina el nuevo armado opositor en Misiones, que nuclea a los camioneros massistas Adolfo y Alejandro Velázquez, a los radicales de Vanguardia, María Losada y Hugo Escalada y a Trabajo y Progreso, liderado por Claudio Wipplinger. Se espera sumar Héctor “Cacho” Bárbaro y su partido, pero posiblemente juegue en soledad. Avancemos es el único espacio consolidado que se juega a una doble oposición. Los une el espanto al macrismo y sus críticas a la Renovación. Sin embargo, tendrá también una impronta “misionerista”. Por eso prefirieron despegarse de nombres que liguen al frente al massismo porque el objetivo es trazar un objetivo de largo plazo.  

En Misiones el oficialismo comenzó a calentar motores. El mensaje de Passalacqua a los intendentes fue claro: “Somos todos la Renovación”. Es decir, ninguno puede hacerse el distraído y no trabajar en su municipio. Lo mismo corre para los funcionarios. Por eso, todos los ministros estarán involucrados en la campaña y varios ya largaron sus agrupaciones esta semana. El ministro de Desarrollo Social, Lisandro Benmaor, el presidente del IPS, Carlos Arce, el subsecretario de Turismo, Fabio Zapelli picaron en punta. Varios más presentarán en sociedad sus propias agrupaciones en los próximos días.

El mensaje de este 1 de Mayo, en coincidencia con el día del Trabajador, será el de la necesidad de defender las conquistas y lo logrado en Misiones en los últimos años. La unidad es clave para marcar distancias.  

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