El nuevo Macri (con fluor)
Olas de Cambiemos sobre el peronismo en el ensayo de orquesta de las PASO.
Palabras previas
Ensayo de orquesta
La victoria no da los derechos que la derrota extravía.
Enternece el deseo colectivo de los macristas fascinados por la idea artificial de contar con “el nuevo Macri”.
Más “firme y seguro”. Como si el Mauricio Macri anterior hubiera sido un ser distraído, indeciso y vacilante.
Ni aquel Macri, el de antes del ensayo de las PASO, era relativamente malo, ni este Macri, posterior a las PASO, resulta imbatible como Popeye.
Llamativamente contradictorio es que los macristas, sobre todo los que detestan al peronismo y planteen superarlo, de pronto celebren a Macri por sus actos marcados de atributos peronistas.
Por las “escenas de peronismo explícito”. Como el catastrófico desplazamiento del camarista Freiler. O el despido adolescente de los dos funcionarios vinculados al sindicalismo. Un capricho de estadista enojado por ver al “compañero Lingieri” en el palco de protesta. Para algarabía de Jorgito Triacca que se queda con dos canales por donde circula la espiritualidad.
Pero lo que enternece, en el fondo, es que se lo quiera ver a Mauricio renovado. Por la consagración en las PASO.
Ensayo general de orquesta para la filarmónica electoral que va a transcurrir en octubre.
Para Oximoron, “El nuevo Macri (con fluor)” aún no ganó, que se sepa, nada.
Bernardo Maldonado-Kohen
Director Consultora Oximoron
——————————————————————————————————————————
Por haber ganado en el ensayo de orquesta de Salta, Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, asoma como el transitoriamente más beneficiado. Dispuesto a pisar como Bucéfalo, en la liga tácita de los gobernadores.
Trátase de la banda del poder federal. Banda que suele armarse sobre todo cuando los presidentes no son peronistas.
Como Mauricio Macri, Presidente del Tercer Gobierno Radical, nutrido por los radicales ausentes que contemplan desde la ventana.
Pertenecen a la extendida agrupación “La Ñata contra el Vidrio”.
Fernando De la Rúa, El Traicionado, presidente del Segundo Gobierno Radical, debió consentir las reuniones semanales de la Banda, en el Consejo Federal de Inversiones.
Por haberlas frecuentado, Néstor Kirchner, El Furia, las prohibió de raíz y sin piedad.
Incluso le molestaba (al Furia) que los gobernadores se contactaran telefónicamente entre ellos. Gracias a los invalorables enchufes de Avenida de los Incas, que se transmitían a la Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo, Kirchner solía reprenderlos:
“Dejá de quejarte por teléfono, no hablés pavadas con… no me hagas enojar”.
Peronismo del norte
Pero también ganó Juan Luis Manzur, en el ensayo de orquesta de Tucumán. Como previsiblemente ganó Gildo Insfrán, en Formosa, y Domingo Peppo en Chaco. Para configurar el peronismo que se fortalece desde el norte, aunque la versión le moleste al agresivo Fernando Iglesias, emblema del neo-gorilismo que decora y envuelve al “nuevo Macri, con fluor”.
En el norte, la excepción radical es Jujuy, donde manda Gerardo Morales, El Milagrito.
Coexiste territorialmente El Milagrito con fuertes alianzas. Por ejemplo en Santiago del Estero se consolida el radicalismo peronizado de Gerardo Zamora, El Neo Juárez. En sociedad conyugal con Claudia Abdala, Sherezade.
O en Misiones, con el sincronizado entendimiento de los radicales Passalaqua y Closs, que se reportan mansamente a la conducción invariable de Carlos Rovira, Napoleón, mucho más rovirista que peronista.
Más abajo, el cuadro geográfico se complementa con la permeabilidad hegemónica de Luis Béder Herrera, El Diablo, al que para salir airoso del ensayo le basta con aludir a la memoria de Carlos Menem.
En Catamarca se consolida también la señora Lucía Corpacchi Saadi, mientras se afianza Sergio Uñac, en San Juan.
En la otra punta brota el auspicioso deseo de conquistar Corrientes, a través de otra fórmula peronista-radical que exhibe la conjunción del deporte, la regata, con la gran comedia. Espinola y Nito Artaza.
Panorama complejo y parejo
Hacia el centro, el panorama se torna más complejo y -en simultáneo- parejo. El ensayo ofrece la confirmación de Cambiemos en Mendoza. Y marca las efectivas sorpresas en Córdoba, La Pampa, Estado Libre Asociado de San Luis y Neuquén.
Es donde los ascendentes bisoños del PRO, los que pregonan la religión del “nuevo Macri”, supieron aprovechar la onda expansiva desde los dos polos de Buenos Aires. El Maxi Quiosco de la Capital, con el afiatado ensayo de la señora Elisa Carrió, La Demoledora,
junto al dueño Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. Y el polo de la provincia inviable de Buenos Aires. Donde se signa también el acierto estratégico de haber nacionalizado los ensayos provinciales.
Los bisoños vencieron en el ensayo de orquesta a los experimentados. Juan Schiaretti padeció en Córdoba la paliza de Héctor Baldassi, El Soplapito, o el pendex Maquieira se las ingenió para aplastarlo a Verna. Como Claudio Poggi, el Alcibiades del Estado Libre Asociado de San Luis, iba a repetir el mito ante Los Rodríguez Saa, Los Barros Schelotto.
(Alcibiades fue aquel estratega de Atenas que, por haber sido maltratado, volvió al frente de las tropas de Esparta).
La ola macrista lo taparía también al novel Gustavo Bordet, en el ensayo de Entre Ríos. Pero la ola no le alcanzó para tapar Santa Fe, donde Agustín Rossi, El Chivo, pudo asociarse al tardío triunfo en el ensayo de La Doctora, en la provincia inviable (tema de otro informe Oximoron).
Victoria artificial en el ensayo que se la iban a reconocer sólo después de quince días. Y de siete interminables horas televisivas de tergiversaciones que celebraban un éxito trucho, entre globos, agradecimientos y lágrimas emocionantes que elevaban el onanismo hacia lo alto del pináculo más ridículo.
Manos con chispas
Para Oximoron, la lectura menos superficial del ensayo de orquesta de las PASO muestra que el macrismo, como movimiento, ya tiene incuestionable presencia nacional.
Y que los grandes medios de comunicación, a su total servicio, se entusiasman con la publicitaria idea de tener el nuevo Macri. Con otro envase que sirva para seducir al consumidor.
Muestra, además, Oximoron, que los gobernadores del peronismo en adelante deben superar, más allá de las elecciones de octubre, el problema de La Doctora. Transformado, a pesar de todo, en un enigma. Para discutir pero nunca para ignorar.
Como si el muestrario de las opciones, que se les abren en la rotonda, fueran por lo menos tres:
Confrontar (para desplazarla). Bancarla (mediante un acuerdo imposible). O postrarse.
Como los peronistas innumerables supieron postrarse, con relativa indignidad, hasta el penúltimo minuto de gobierno del 2015.
Cuando las manos producían chispas al aplaudir a La Doctora. Cuando competían, entre ellos, por la intensidad de la aprobación.