Argentina registró en junio un superávit comercial cercano a los u$s1.000 millones, el más alto de 2025, impulsado por el repunte de las exportaciones de energía. Sin embargo, el saldo acumulado del primer semestre cayó 74% frente a 2024, reflejando un deterioro estructural de la balanza comercial.

Exportaciones de energía impulsan el superávit comercial más alto del año, pero el saldo semestral se desploma. Las exportaciones crecieron 10,8% en junio y superaron los u$s7.200 millones

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que las exportaciones argentinas alcanzaron los u$s7.275 millones en junio, marcando un aumento interanual del 10,8% y una suba mensual del 4,4%. En términos de cantidades, el salto fue del 8%, apuntalado por el fuerte desempeño del sector energético, que registró un incremento del 70% en sus ventas externas, en especial de petróleo.

Este repunte permitió alcanzar un superávit comercial mensual de casi u$s1.000 millones, el más elevado en lo que va del año, y compensó parcialmente la floja performance de mayo.

Primer semestre con saldo positivo, pero muy por debajo de 2024

Pese al buen desempeño de junio, el superávit acumulado del primer semestre fue de u$s2.788 millones, lo que representa una caída del 74% frente al mismo período de 2024, cuando se había alcanzado un resultado de u$s10.742 millones.

El deterioro se explica por el fuerte crecimiento de las importaciones, principalmente desde Brasil y China, y por un desempeño moderado de las exportaciones agroindustriales.

Según la consultora LCG, el desbalance se profundizó en los sectores no vinculados al agro ni a la energía, con un notable incremento del déficit en manufacturas industriales.

¿Hubo adelanto de exportaciones por las retenciones?

El economista Federico Bernini (IIEP-UBA) advirtió que parte del salto exportador en junio podría estar vinculado a un efecto de “anticipo” frente al restablecimiento de retenciones que comenzó a regir en julio. No obstante, relativizó su impacto, ya que el crecimiento se dio sobre todo en sectores no alcanzados por el tributo, como combustibles y energía, y en manufacturas industriales, donde sobresalió una duplicación de envíos de oro por el alza de su precio internacional.

“Muchas Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) se presentaron a fin de mes, pero aún no se reflejan en los datos despachados”, explicó Bernini, remarcando que los datos de comercio exterior del INDEC se basan en embarques físicos, no en registros aduaneros.

Importaciones: leve baja mensual, pero fuerte alza interanual

En paralelo, las importaciones totalizaron u$s6.370 millones en junio, cayendo 1,2% respecto de mayo, en lo que fue el segundo retroceso mensual consecutivo. Sin embargo, en términos interanuales se observó un fuerte incremento del 35,9%, que se amplía al 53,2% en cantidades.

Para Gustavo Perego (Abeceb), este comportamiento responde a tres factores principales:

1. Adelantamiento de operaciones en el primer trimestre ante expectativas de salida del cepo.
2. Política monetaria contractiva que restringe el circulante y frena la demanda.
3. Mejora en la competitividad cambiaria, con un peso más fuerte frente a monedas regionales.

Desde LCG, en cambio, interpretaron que la caída mensual de las importaciones podría asociarse a una actividad económica todavía alicaída, destacando que junio marcó el nivel más bajo del año en compras externas.

La industria automotriz lidera las importaciones

Entre los rubros con mayores aumentos interanuales, la industria automotriz se destacó con variaciones de tres cifras, en un contexto de creciente apertura comercial. Esto llevó a una mayor participación de vehículos importados en el mercado local, consolidando una tendencia que impacta en el perfil de la balanza comercial.

Mirada estructural: estancamiento exportador y fragilidad externa

A pesar del buen resultado mensual, Daniel Schteingart (Fundar) alertó sobre el estancamiento crónico de las exportaciones argentinas: “Desde 2008, las cantidades exportadas no crecen. Difícil pensar la magra macroeconomía sin esta restricción externa”, afirmó.

Este diagnóstico cobra relevancia en un contexto donde la generación genuina de dólares sigue siendo el principal cuello de botella para la recuperación sostenida del país.

El dato de junio ofrece una señal positiva para la macroeconomía, pero también expone los límites de un rebote acotado. La sostenibilidad del superávit dependerá de si el país logra expandir su base exportadora más allá de los picos puntuales en energía, en un entorno de mayor apertura comercial y presión importadora creciente.

Con un segundo semestre cargado de incertidumbre política y externa, el foco estará puesto en la evolución de los precios internacionales, la recuperación del agro y la efectividad del nuevo esquema cambiario para sostener el equilibrio externo sin frenar la actividad.