En el centro de la ciudad de Posadas, frente a la Plaza 9 de Julio, en el espacio perimetralmente opuesto a la catedral, se encuentra una de las más concurridas tiendas de ropa de la capital provincial. Se trata de Galver que, en el mes de mayo, cumple 70 años de su fundación en Buenos Aires, por lo que celebra su aniversario con importantes descuentos.

La firma, fundada por José García Reguera, desembarcó en Posadas en el año 1972 y, desde entonces, se convirtió casi en un patrimonio de la ciudad, donde cientos de personas diariamente concurren a comprar indumentaria formal, uniformes escolares y, con la llegada del otoño y las bajas temperaturas, abrigos y frazadas.

Darío Tapia, subgerente de la firma en Posadas, explicó a Economis que se trata de una celebración muy importante ya que, a pesar de contar con sucursales en las ciudades más importantes del país, continúa con la filosofía de empresa familiar y respeta el legado de su fundador de ser “escuela” para comerciantes del rubro.

“Yo empecé como pasante, practicante hace diez años y ahora soy subgerente de una sucursal, es algo que promueve la empresa que sigue siendo dirigida por la misma familia”, indicó el encargado oriundo de Catamarca quien, al llegar la oportunidad de ascender a un mejor cargo no dudó en trasladarse a Misiones.

“Cuando algún gerente o directivo se jubila en la empresa, que con los años que tiene ya fueron varios, la empresa no pone un cartel que se busca a alguien para ese cargo. Se le ofrece el cargo a alguno de los trabajadores con mayor experiencia si le interesa el puesto para ascenderlo”, indicó Tapia.

51 años vigentes

La sucursal de Galver de la capital misionera sobrevivió a los vaivenes económicos que atravesó el País y la Provincia, sin cerrar sus puertas. Con subas y bajas en ventas, mantuvieron un grueso de fieles clientes. “Muchas familias visten a sus hijos para ir a la escuela, como sus padres lo vistieron a ellos y también eligen sus prendas por la calidad de lo que vendemos y eso hace que nos sigan eligiendo”, reflexionó Tapia.

La pandemia sirvió de empuje para levantar las ventas, en un contexto donde la actividad económica empezaba a desmejorar en el país. “Tuvimos quince días cerrados y sin facturar un sólo peso, pero luego, gracias a las fronteras cerradas, pudimos captar más clientes y recuperarnos. De esta manera evitamos el cierre definitivo de una sucursal que es histórica para la empresa”, alegó.

A pesar de la apertura del puente internacional, por motivos de tipo de cambio, comodidad, muchos clientes optaron por continuar sus compras en el histórico punto de ventas céntrico. “Nosotros no vendemos chupines o ropa que está a la moda, vendemos indumentaria clásica y oxford, por lo que el vecino de la ciudad ya sabe qué buscar y acá lo encuentra, que es precio y calidad”, finalizó Tapia.

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