Gigantes de la selva
Para llegar hay que recorrer unos 24 kilómetros por caminos de tierra desde el acceso al costado de la ruta nacional 12. El paisaje va mutando entre forestaciones y tierra preparada para nuevas plantaciones. Hasta que el monte impone su presencia. Dos majestuosos tucanes aparecen dispuestos a dar la bienvenida al reducido grupo de visitantes que rompe la aparente calma de la selva. Al lugar se llega únicamente en camionetas 4×4 y no está abierto al turismo. Solo ingresan biólogos, científicos o fotógrafos de naturaleza, que deben tramitar un permiso especial.
La reserva San Jorge, de Arauco, es la más grande del sector privado en Misiones. Son 16.500 hectáreas de selva en un alto grado de conservación, que albergan ejemplares únicos y el mítico yaguareté, guardián y predador principal del monte, donde comparten espacio con pumas, carpinchos y tapires.
Los guardaparques Sergio Palavecino y Darío Moraes De Lima explican, emocionados, que el monte está igual que cuando Alvar Núñez Cabeza de Vaca anduvo por el lugar. Los árboles, gigantes silenciosos, lo reafirman: tienen entre 500 y 700 años de edad según los análisis de dendrocronología en el lugar.
A cada pocos pasos se encuentra un ejemplar de Palo Rosa, imponente monumento natural que en este lugar reúne una característica única. Son los ejemplares más altos de la selva paranaense y le sacan varias cabezas a sus vecinos cercanos del Parque Nacional Iguazú. Incluso en otros países donde hay registros de la misma especie, no consiguen tanta altura como en esta reserva, donde alcanzan unos 35 o 40 metros. A sus pies, otra singularidad. Donde hay un Palo Rosa, hay un palmito. Crecen juntos. Uno al lado del otro. El Palo Rosa, es también apodado el “yaguareté de los árboles”, por su alto valor en la biodiversidad y señal de que la selva está en buen estado. El yaguareté también está presente y sus huellas se ven marcadas en algunos troncos. Hay alimento abundante y su rugido siempre se escucha. Son sus dominios.
El paso del tiempo es, sin embargo, inexorable y se hace sentir en los gigantes caídos que permiten apreciar dimensiones y se convierten lentamente en nuevos elementos del entorno. El ciclo de la vida.
También hay abundancia de Cedro, Guayubira, Cancharaba y Loro negro, entre otras especies. Son el testimonio vivo de la exuberante naturaleza que aún queda en pie en Misiones, que conserva el 7 por ciento del bosque atlántico original.
La reserva logró conservar en pie esos árboles centenarios pese al cambio de administraciones. Alto Paraná -ahora Arauco- compró la tierra de la familia Pérez Companc y mantuvo intacto lo que estaba destinado a la conservación. El monte se encuentra en un lugar clave, para la conexión de bosques.
“Frente a la actual realidad del planeta, en Arauco buscamos triplicar nuestros esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático, revertir la pérdida de biodiversidad y enfrentar la contaminación de nuestro planeta. En Argentina, Arauco conserva casi la mitad de su patrimonio como bosque nativo. Sabemos de la importancia de proteger la biodiversidad para mantener el bienestar de nuestro planeta y sus habitantes. Gracias a ella, los ecosistemas logran ser funcionales, encargándose de proporcionar las necesidades básicas para la vida, mejorar el ciclo hidrológico y la calidad del agua, y contribuyendo significativamente a la captura y almacenamiento de CO2”, señalaron a Economis desde la compañía de capitales chilenos.
“En armonía con lo anterior, nuestro manejo forestal sustentable permite que mantengamos operaciones que garanticen la preservación de la biodiversidad, productividad, capacidad regenerativa y vitalidad de los bosques, jugando un rol crucial en la lucha contra el Cambio Climático”, remarcaron.
San Jorge fue declarada Reserva Forestal Privada en 1999. Se trata de un predio de 16.500 hectáreas que guarda selva paranaense con altos grados de conservación y biodiversidad. Integra las más de 110.000 hectáreas de monte nativo y áreas de alto valor de conservación ambiental, un bloque fundamental de selva nativa que permite la conectividad entre dos grandes reservas de la zona norte de Misiones: el Parque Nacional Iguazú y el Parque Provincial Urugua-í, cuyo arroyo central corre a poca distancia.
Esta área presenta gran cantidad de especies de flora y fauna, destacándose una elevada diversidad de orquídeas, árboles y especies vegetales con propiedades farmacológicas. También hay especies endémicas, helechos, líquenes y hongos. En animales se observa una abundancia significativa de aves, con varias especies endémicas y en peligro de extinción. También se identifica la presencia de mamíferos destacándose entre ellos el yaguareté y el tapir (especies declaradas monumento naturales).
Asimismo, dentro de esta área se encuentran una variada gama de paisajes y ecosistemas como zonas de bajos y bañados, áreas de alta cobertura de bosque.
La protección del ambiente es clave. Además de Palavecino y Moraes De Lima, hay otros seis guardafaunas dedicados exclusivamente a la reserva. En total, son 50 las personas vinculadas al control y vigilancia para la conservación y protección de incendios. Hay un fuerte sentido de pertenencia y amor por el monte. Palavecino es en realidad un analista de sistema transformado en guardaparque. Nació en Wanda y siente un fuerte vínculo con el monte. Moraes De Lima es de San Antonio y conoce palmo a palmo cada metro de la selva que le toca cuidar.
El rol de los guardaparques es fundamental en la preservación. Arauco tiene sólo en Misiones 118.942 hectáreas de bosque nativo. La reserva San Jorge es la más grande. Pero hay otras de alto valor de conservación: el predio Los Palmitos tiene 10.200 hectáreas, el Predio Valle del Arroyo Alegría otras 9.200 y entre Piray y San Pedro se conservan otras 19 mil hectáreas.