“La destructiva política fiscal y monetaria de Argentina empobreció al país”

El Banco Central de Argentina tendrá que devaluar el peso, pero no se debe a la victoria de Javier Milei en las primarias presidenciales. El Banco Central de Argentina y el gobierno peronista han estado devaluando el peso y hundiendo la moneda durante años.

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Por Daniel Lacalle – El Banco Central de Argentina tuvo que devaluar el peso, pero no se debe a la victoria de Javier Milei en las primarias presidenciales. El Banco Central de Argentina y el gobierno peronista han estado devaluando el peso y hundiendo la moneda durante años.

Debió devaluarse porque el Banco Central se ha quedado sin reservas y tiene más del 12% del PIB en deuda remunerada, una bomba de tiempo.

La tasa no oficial del peso se cotiza a 720 por dólar estadounidense (21c Agosto de 2023), que es casi una brecha del 100% con respecto a la tasa oficial, lo que muestra la magnitud del agujero monetario que enfrenta la próxima administración.

Argentina no enfrenta una amenaza “antisistema” o de “extrema derecha”. Ya tienen un gobierno de extrema izquierda y antisistema.

Las políticas monetarias y fiscales extractivas y confiscatorias del socialismo del siglo XXI defendidas por el peronista Fernández de Kirchner. La llamada política monetaria “inclusiva”, como la denominó Axel Kicilloff, ex ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner.

La política peronista de máximo intervencionismo e irresponsabilidad fiscal y monetaria ha destruido a la Argentina y ha dejado al banco central sin reservas.

El peso ha perdido más del 90% de su valor frente al dólar estadounidense desde que Alberto Fernández asumió el cargo, y la inflación en Argentina ya supera el 110% anualizado, con el 39% de la población viviendo en la pobreza.

En los años de los gobiernos del “socialismo del siglo XXI” de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, un aumento completamente descontrolado de la base monetaria borró la moneda local.

El gobierno de centroderecha Macri, que asumió brevemente el cargo entre Kirchner y Fernández, cometió el error de pensar que las medidas graduales y blandas podrían frenar la espiral inflacionaria, especialmente porque no consideró la evidencia de la bomba de tiempo dejada por Fernández de Kirchner en futuros compromisos de emisión monetaria a través de deuda a corto plazo a tasas muy altas acumuladas en el banco central (el Leliq, Lebac, y Pases).

Esta deuda remunerada del Banco Central creció en 22 mil millones de dólares estadounidenses equivalentes durante los años de Cristina Fernández de Kirchner. El gobierno de Macri lo llevó a 26 mil millones de dólares.

Estas emisiones de deuda “remunerada” del banco central son futuros aumentos de la base monetaria y una inflación garantizada.

El gobierno de Alberto Fernández ha dejado una bomba de relojería de Leliq y Pases que superan el 12% del PIB. Por lo tanto, se garantiza una devaluación gigantesca del peso, ya que los pasivos del banco central exceden sus reservas varias veces. Es por eso que el banco central debe devaluar.

Según datos publicados por el Banco Central de la República Argentina en agosto de 2023, Argentina ha llevado a cabo el mayor experimento monetario de la región, solo superado por Venezuela.

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La Base Monetaria aumentó un 46,2% anual, un 117,2% en dos años y un 172% en tres años.

Sin embargo, la base monetaria, incluidos los depósitos y el mencionado Leliq, se ha disparado un 392,6% en tres años. Este desastre es el legado dejado por el gobierno de Fernández.

El peronismo abrazó el “socialismo del siglo XXI” e implementó las “pinzas cambiarias” más dañinas (cepo cambiario) que drenan las reservas de los sectores exportadores y los obligan a convertir sus dólares a tipos de cambio ficticios.

Este es un robo patrocinado por el estado que ha destruido la entrada de nuevas reservas al país. En lugar de maximizar las reservas, esta política detuvo el crecimiento de las exportaciones.

Con la reciente creación del llamado “dólar soja”, una tasa artificial para que los productores agrícolas liquiden sus divisas, en Argentina hay más de diez tipos de cambio.

¿Cómo puede un país tener diez tipos de cambio contra una moneda? La respuesta es simple. Todos esos tipos de cambio impuestos por el gobierno son formas de expropiación de la riqueza para confiscar los dólares de los exportadores y ciudadanos a un ritmo poco realista.

El gobierno expropia a los receptores de dólares estadounidenses con un cambio contra el peso que el propio gobierno no encontraría en ninguna transacción en el mercado abierto.

Esta locura monetaria financia un gasto político descontrolado, ya que el Estado argentino no puede financiarse a través de la deuda ya que no hay confianza en su solvencia como emisor ya que ha incumplido en varias ocasiones.

No existe una demanda local o global real de pesos, ya que los inversionistas y los ciudadanos saben que el gobierno continuará imprimiendo moneda sin control.

En Argentina, en el 57% de las provincias, el empleo estatal es mayor que el empleo privado.

El estado aumenta el gasto público más que los ingresos fiscales y la inflación, financiándolo imprimiendo más pesos, lo que crea más pobreza y mayor inflación.

Mientras tanto, la tributación implementada por los gobiernos peronistas es una de las más confiscatorias de la región, alcanzando el 106% de sus ganancias para una Pequeña y Mediana Empresa que paga todos sus impuestos, según el informe Doing Business.

Por lo tanto, el gobierno promete enormes subsidios en una moneda que constantemente pierde valor y se presenta como la solución al problema creado por sus propias políticas fiscales y monetarias.

El peronismo “regala” dinero que se imprime masivamente y no tiene valor. El resultado, dieciocho millones de ciudadanos pobres.

Muchos grandes economistas argentinos han analizado en detalle la importancia de dolarizar para acabar con esta espiral de incentivos perversos que lleva al gobierno a hacer más dependientes a los ciudadanos emitiendo una moneda sin valor ni demanda.

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Desde Nicolás Cachanosky hasta Steve Hanke y muchos otros, nos recuerdan que Ecuador, Panamá o El Salvador dolarizaron con éxito.

El problema de Argentina no es la dolarización, sino la evidencia de que tienen una moneda inviable y fallida. Argentina ya está dolarizada en gran parte porque los ciudadanos están huyendo de la moneda local.

¿Por qué el peso es una moneda sin valor? Porque el gobierno y el Banco Central han estado implementando su propia Teoría Monetaria Moderna bajo la idea de que los problemas del país se pueden resolver emitiendo más moneda.

Después de años de destrucción monetaria, la demanda mundial y nacional del peso está en mínimos históricos.

El peso es, nuevamente en 2023, una de las peores monedas del mundo frente al dólar estadounidense, mientras que el aumento de la base monetaria del banco central de Argentina es un loco 46% en lo que va de año. Y algunas personas se preguntan por qué la inflación es superior al 100%.

No, Argentina no se enfrenta a un abismo si Milei se convierte en presidente. Argentina, un país rico con un enorme potencial, ya está en el abismo.

Al igual que el chavismo en Venezuela, los gobiernos peronistas han destruido la moneda y el tejido productivo para impulsar el gasto político y convertir al país en un páramo económico donde los salarios y ahorros de los ciudadanos son confiscados a través de altos impuestos directos e indirectos, así como el impuesto inflacionario.

Milei quiere poner fin a esta locura monetaria y fiscal con políticas que no sean radicales sino lógicas. Detener la insana monetización del gasto público, poner fin a las peligrosas medidas inflacionarias del banco central, dolarizar, recortar el gasto político excesivo, reducir los impuestos, abrir la economía y permitir que el libre comercio y la inversión fluyan de regreso a Argentina.

Algo está muy mal en el mundo desarrollado cuando algunos consideran a Milei un radical peligroso y no dicen nada sobre el radicalismo implementado en los años Fernández-Kirchner.

Argentina debe implementar políticas fiscales y monetarias serias para alcanzar su enorme potencial. Las propuestas de Milei no son antisistema, son prológicas.

El problema de Argentina no es Milei. El problema es que han implementado punto por punto las políticas fiscales y monetarias que muchos partidos “progresistas” exigen.

Daniel Lacalle Doctor Economista y Gestor de Fondos. Autor de los bestsellers “Life In The Financial Markets” y “The Energy World Is Flat”, así como de “Escape From the Central Bank Trap”. Colaborador frecuente de CNBC, Bloomberg, CNN, Hedgeye, Epoch Times, Mises Institute, BBN Times, Wall Street Journal, El Español, A3 Media y 13TV. Posee el CIIA (Certified International Investment Analyst) y másteres en Investigación Económica e IESE.

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