La faena bovina en Misiones creció un 7,5 por ciento en 2017
Según datos de Senasa y el Ministerio de Agroindustria, la provincia llegó a los 430 mil cabezas de ganado, y la faena creció un 7,5 por ciento durante el año 2017. La producción de carne misionera solo satisface el 25 por ciento de la demanda de la provincia.
Desde la Sociedad Rural Misiones, Gabriel Muzzachiodi explicó a Economis que en la provincia hay 17 plantas de faena, de las cuales 4 concentran el 76 por ciento de las operaciones. El 50 por ciento de la faena corresponde a la categoría “Vacas”.
El ganadero destacó que durante el primer bimestre del 2018 se mantiene la tendencia alcista en el sector.
El productor destacó que las Exposiciones de Montecarlo, Fachinal y Andresito, revitalizan el debate sobre la genética del rodeo vacuno misionero y las perspectivas de autoabastecimiento de carne. Sin embargo remarca que aún falta mucho para poder lograr este objetivo.
La ganadería se asienta sobre 4 pilares: sanidad, nutrición, genética y manejo. El factor genético es el único acumulativo, si incorporamos reproductores de buena genética, generación tras generación se podrá ir incrementando el merito genético del rodeo misionero. La sanidad, nutrición y manejo, son factores muy importantes y de repetición. Deben ser previstos y ajustarse a un programa. Para alcanzar niveles de eficiencia/productividad y rentabilidad satisfactorios la gestión del negocio no debe descuidar ninguno de estos factores.
Los Departamentos de mayor crecimiento (hasta octubre de 2017) son los del Alto Uruguay (San Pedro, Guaraní, 25 de Mayo y Gral. Belgrano); los que más disminuyeron el stock son los de la zona sur (Capital y Candelaria).
Un estudio del productor Muzzachiodi muestra que si el stock se mantiene en aproximadamente 430/440 mil cabezas y la producción ronda los 84/86 mil terneros, es posible concluir que esa cantidad de cabezas es el aporte que la sector primario transfiere al sector industrial, que termina en la góndola de carnicerías y supermercados misioneros.
Una parte de las terneras son reposición de vientres descartes, las cuales se convierten en oferta de vacas gordas. Y los machos se faenan como novillitos/novillos. Si estimamos un rendimiento en gancho de 200 kgs. de carne por res, la producción de carne misionera asciende a unas 17 mil toneladas.
Al no haber datos sobre el consumo aparente de carne vacuna de los misioneros, si traspolamos el dato nacional 57 kgs. cápita/año, la demanda de carne asciende a 68.400 toneladas. Quiere decir entonces, que la producción local satisface solamente el 25% de la demanda total de carne vacuna.
El productor consideró que debe hacerse un diagnostico del consumo y de la producción para “diseñar políticas de desarrollo de la ganadería”.
Para Muzzachiodi “necesitamos pasar a la etapa de fortalecimiento, consolidación y crecimiento de la ganadería, con mayor eficiencia y productividad. Los recursos estatales de financiamiento, como el Plan Alimento, el Plan Ganadero y otros, no alcanzan por si solos. Es menester pensar a más largo plazo, con objetivos y metas que emerjan como resultado de la aplicación de conocimiento, rigor técnico y compromiso político. La voluntad debería estar puesta al servicio de concretar la hoja de ruta por la que deberíamos transitar los próximos 15 años”.
Que pasa a nivel país
En cuanto a los datos a nivel macro según un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) sobre las tendencias de consumo de la carne muestran que casi el 95% de los argentinos consume carne vacuna. No obstante, si se analiza la composición del mercado desde el punto de vista del marketing -con datos serios y profundos, cuali-cuantitativos- nadie “tiene la vaca atada”.
¿Por qué? Bueno, en principio porque si se “desposta” esa torta del 95% de consumidores nos encontramos, apelando al uso de categorizaciones de análisis de mercado, con los siguientes resultados: 43,4% de “fanáticos”, 39,6% de “mercenarios”, 11,8% de “rehenes” y 5,2% de “terroristas”.
Si bien la categoría “fanáticos” es bastante obvia y fácil de interpretar, de acuerdo a Adrián Bifaretti, Jefe de Promoción Interna del IPCVA y encargado de procesar los resultados de los diferentes estudios de la entidad, los “mercenarios” son aquellos que pueden abandonar el consumo de carne por cuestiones de precio, en tanto que los “rehenes” son los que no dejan la carne porque no saben cómo sustituirla y los “terroristas” son los que ya reemplazaron la carne vacuna y no piensan volver a consumirla.
Las perspectivas para la faena y la producción de carne bovina a nivel país según el IPCVA correspondientes al primer trimestre del año 2018, estarán en buena parte determinadas por la evolución reciente de la actividad de los establecimientos de engorde a corral. En el cuarto trimestre del año 2017, de acuerdo a datos de SENASA, ingresaron a los Establecimientos de Engorde a Corral (EEC) aproximadamente 1 millón de cabezas de ganado bovino, una cantidad significativamente superior, (+29%), a los 0,78 millones ingresados entre octubre y diciembre de 2016. Por otra parte, los egresos de EEC del cuarto trimestre del año 2017 fueron significativamente superiores a los correspondientes al período octubre – diciembre de 2016: en el cuarto trimestre de 2017 salieron de los corrales 1,18 millones de bovinos, unos 208 mil más que los 967 mil correspondientes al mismo período del año 2016.
La oferta de hacienda proveniente de establecimientos de engorde a corral durante el verano de 2018 responderá al ritmo de ingresos observado en el final del tercer y en el cuarto trimestre del año 2017. En el período ingresaron a los corrales más de 1,33 millones de cabezas, un número significativamente superior, (+14%), a lo observado para el cuatrimestre septiembre – diciembre de 2016, cuando habían ingresado a los corrales poco más de 1,17 millones de bovinos; aunque se ubica un, (-22%), por debajo de los más de 1,7 millones de bovinos ingresados a los corrales en el cuatrimestre mayo – agosto de 2017.
En síntesis, el primer trimestre del año 2018, tendrá una oferta de hacienda liviana proveniente de feedlots superior a la del mismo periodo del año anterior; además, la oferta de novillos debería mantenerse estable o levemente decreciente, mientras que la oferta de vacas debería ubicarse en valores cercanos o superiores a los registros del primer trimestre de 2017. Por lo tanto, el nivel de actividad de la industria frigorífica debería resultar leve a moderadamente superior, al observado entre enero y marzo de 2017.
Sin embargo el clima está jugando una mala pasada a todo el sector agroindustrial. Según datos de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) la sequía ya impacta en la ganadería y puede dejar pérdidas por u$s 2150 millones. El déficit hídrico se siente con fuerza para casi 70% del área. Los ganaderos adelantan ventas y con los tamberos sufren el alza de precios de los granos
“El déficit de lluvia de los últimos meses ya genera impactos negativos importantes en la producción agropecuaria, que podrían agravarse aún más si no llueve en los próximos días”, expuso la entidad, en línea con las advertencias que se vienen realizando desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y las entidades gremiales del campo.