
La Feria del Libro abrió sus puertas para olvidar la crisis
Crisis, inflación, recesión, altos costos, derrumbe de las ventas, son los términos que más se escuchan y que parecieran indicar que estamos en una reunión de economistas o un foro empresarial. En realidad, se trata de la apertura de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la reunión anual de literatura más grande del habla hispana, que abrió sus puertas al público en general en el tradicional predio de La Rural, en Palermo. Hasta el 13 de mayo el mercado editorial y su razón de ser, los lectores, buscarán dejar de lado los densos nubarrones negros de la economía para enfocarse en el brillo, la emoción y la sorpresa que se esconde en cada página de un libro.
Economis estará presente en Buenos Aires para cubrir el día de Misiones en la Feria (el 2 de mayo) y toda la actividad de este gran evento cultural argentino.
Nafta al fuego
Desde hace años que el mercado editorial viene en crisis. Primero fue el incipiente proceso inflacionario que comenzó a despuntar a fines del gobierno de Cristina Kirchner, luego, las dificultades para acceder al papel, a causa de las restricciones para su importación y el oligopolio que existe en su producción local. Pese a estas luces de alarma, el 2015 cerró con el récord de 60 millones de ejemplares vendidos, una cifra que hoy asoma como un paraíso al que parece imposible regresar.
Del 2016 para acá aquellos síntomas se transformaron en una enfermedad crónica, intensificada por las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri, las consecuencias de la pandemia de Covid y la pérdida de valor adquisitivo durante los años de Alberto Fernández y el ajuste voraz de la motosierra del actual gobierno, que adoptó dos medidas de fuerte impacto negativo para el sector. Por un lado, el intento de derogar la Ley del Libro, una herramienta de autorregulación que es defendida por la casi totalidad de los actores del mundo editorial. Por otro lado, la cancelación de la compra ya en proceso por parte del Estado de 14 millones de ejemplares, algo así como el 30% de la totalidad de las ventas anuales para el sector. El resultado de estos cuatro meses de Milei en el gobierno es de una caída del 40% en las ventas en librerías.
Consultado por Economis, Juan Pampín, presidente de la Cámara Argentino del Libro, comenta que “las políticas de este Gobierno están impactando de muy mala forma. Los libros no son un bien de primera necesidad, eso hace que quede muy relegado el consumo. Uno se tiene que encargar de la comida, del alquiler, de los impuestos, de los servicios y el libro queda relegado. Es muy difícil que la gente pueda comprarlos. En el último año hemos bajado un 25% la producción de libros”.
Conocedor del mercado editorial como pocos, reconoce que la crisis viene de hace años: “Del 2016 al 2023, enfatiza, bajamos la tirada promedio de 2900 a 1700 ejemplares, casi un 40% menos”. Además, Pampín defiende la Ley 25.542, la denominada ley del libro: “Entendemos que esta ley nos ayuda, nos iguala y evita que los grandes depredadores del mercado consuman aún más los espacios. No es que no queremos competir, sí queremos competir desde otro lado que no sea solo a través del precio. No hay necesidad de romper algo que funciona. En Inglaterra, cuando se quitó la ley de precios fijos, en un lapso muy chico de tiempo desaparecieron el 30% de las librerías independientes y no queremos eso para nuestro país”.
En sintonía, Hernán Brienza, historiador con varios libros en su haber, como “El loco Dorrego” y “El éxodo jujeño”, entre otros, expresa que “las políticas neoliberales y de ajuste lo primero que hacen es hacer que la gente deje de gastar en aquello que no está entre las necesidades básicas. Yo creo que la cultura es una necesidad básica, pero estas políticas van en contra de las editoriales pequeñas, por los altos costos para producir un libro, los precios de los libros, que son inalcanzables para la gente común. Eso hace que todo sea más difícil, tanto para los autores como para las editoriales pequeñas”.
Director de Milena Caserola e integrante del stand colectivo “Todo libro es político”, Matías Reck es coprotagonista de la intervención pública más interesante de los últimos tiempos: el anuncio de la creación de un ministerio del Libro, noticia que hasta el propio presidente de la Nación debió salir a desmentir. Reck nos explica que la idea fue intervenir el stand, para lo cual “este año pensamos la realidad desde la perspectiva burocrática y del Estado, que cierra ministerios, y nosotros abrimos un ministerio que tiene muchos temas por tratar, como el precio del papel, el tema de la distribución de libros y otras propuestas utópicas y hasta humorísticas, como para pasar este momento de grave crisis, no solo para el sector del libro, sino para el país y el mundo, que está en guerra. Este ministerio debería recibir todo el presupuesto que reciben los ministerios que compran armas o aviones de combate, porque el libro es una herramienta mucho más poderosa para conseguir bienestar social”.
En el diagnóstico coincide Vanesa O’Toole, escritora, editora y correctora, que lidera el sello Thelema, que reconoce que “la situación está en un momento muy complicado”, pero acota una mirada interesante sobre la cotidianeidad de estas editoriales más pequeñas: “Como independiente siempre estuve en un momento complicado. La situación nos afecta, claro, pero es como que estamos navegando en esta situación desde hace mucho tiempo. Siempre tenemos que buscar nuevas estrategias. Ahora estamos trabajando mucho bajo demanda”. ¿Cómo es eso de trabajar bajo demanda? Pues que el lector compre el libro que quiera del catálogo y la editorial imprime solo ese libro y se lo hace llegar a domicilio al comprador.
Pese a todo, la fiesta de la Feria
Por las próximas semanas miles de personas pasarán por los stands de la feria y disfrutarán de las más de 1000 actividades programadas. Durante ese tiempo todos olvidarán la crisis para disfrutar del brillo del evento cultural más grande de la Argentina. Brienza reconoce que para él “la feria siempre me pareció una fiesta. Siempre celebré que haya una especie de shopping del elemento que es fundamental en mi vida. Por lo tanto, un lugar en donde venden libros que, si bien no es una biblioteca, se parece mucho, porque hay muchos libros para hurgar, para ver, para comprar, para conocer las novedades, conocer editoriales”.
Gerardo Aranda, de la editorial misionera Raymond, describe que “la feria es una oportunidad y una experiencia de profesionalización para editores y autores, pero no soluciona la cuestión del mercado interno. Nuestros libros han estado en la feria, más que nada por los autores. Se va a la feria por la experiencia más que por una salida económica”. El editor, conocido en el ambiente con el seudónimo de Guano, revela que el proyecto era que el grupo Poesía de miércoles fuera un espacio de experimentación y producción literaria y que Raymond publicara a estos autores.
“En más de diez años publicamos a muchos de estos autores. También brindamos el servicio editorial a autores diversos, como la corrección, diseño, encuadernación e impresión, ISBN, etc. Con el equipamiento que tenemos y la propuesta de trabajo podemos competir en precio con el trabajo que hacen editoriales en Buenos Aires”, explica.
En el doble rol de escritora y editora, O’Toole valora la experiencia de estar en la cita anual: “La feria siempre fue muy importante”, afirma. “Es un sueño en el que todo escritor quiere estar. Yo lo pude cumplir como escritora y también lo hago como editora, porque tengo autores nuevos para promocionar y la feria es una oportunidad para promocionarlos. Hay mucho para leer y la feria es la gran ventana para que los autores puedan mostrar lo que hacen”.
En el caso de Reck, destaca las jornadas profesionales, que siempre se realizan los dos días previos a la apertura al público del evento. “Las jornadas son muy importantes, dice, por las conexiones que hacemos con editoriales y libreros de todo el país y la región. Así tenemos la posibilidad de encontrarnos cara a cara. La feria son 20 días en donde tenemos todo nuestro catálogo expuesto para encontrarnos con nuestros lectores, mucho más este año, que tenemos una propuesta que es encaminarnos hacia los festejos de los 20 años, que es el año que viene. Entre esta feria y la que viene intentaremos consolidar el catálogo, con más de 500 títulos bajo el sello de Milena Caserola”.
Por último, Pampín comparte esta mirada casi de enamoramiento por el evento y nos comenta que “la Feria del Libro nuevamente se prepara con lo mejor de sus brillos para presentarle a su público. Es un encuentro del público con los libros. Nosotros necesitamos y queremos una gran feria del libro. Lamentablemente las expectativas económicas no son las mejores, pero somos positivos seriales y esperamos una gran feria. Nos estamos preparando con nuestras mejores armas y esperamos que funcione positivamente y que esté llena de gente, porque es muy importante para todos”.