La mejor publicidad del mundo: un guacamayo libre posa en el cartel del Parque Nacional Iberá

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Si lo hubieran planeado, no hubiese salido tan bien. Antes de ser liberada en el programa de reintroducción de especies, una guacamaya roja posó en el cartel del flamante Parque Nacional del Iberá, creado en noviembre del año pasado.

“Si lo hubiéramos intentado durante cien años, no podríamos haber creado este loco momento esta semana: una guacamaya en entrenamiento para ser liberada completamente en la naturaleza, aterriza en el nuevo cartel del Parque Ibera que fue donado a la Argentina hace nueve meses”, conto Kristine Tompkins, la viuda de Douglas, el filántropo que compró las tierras en el Iberá para convertirlas en una reserva natural e iniciar el proceso de reintroducción de especies que tiene al yaguareté como objetivo mayor.

 

Hace más de 190 años fue el último registro de un guacamayo volando libre por los cielos de Argentina. Por sus plumas rojas, la caza furtiva y la deforestación, se había extinguido y sólo había ejemplares en algunos zoológicos del país. La reintroducción del guacamayo no sólo tiene un impacto en la fauna, sino que esperan que sirva para la recuperación de especies de árboles frutales a través de la propagación de las semillas con sus excrementos. Se alimentan de ubajay, mburucuyá, pitanga y aguaí, entre otras frutas silvestres.

“Si yo puedo contribuir a la conservación de la belleza, de la biodiversidad y dejar espacios de paisajes para los siglos que vienen, estoy muy feliz –explica. Como decía Doug, es el precio de alquiler a pagar por vivir en este planeta”. Al mando de Conservation Land Trust (CLT), la ONG que también financia programas de protección de la vida silvestre, restaura paisajes y reintroduce especies extintas, entre otras acciones, hoy ama su presente, pese a la tristeza de haber perdido a su aliado y compañero, con quien se casó en 1993.

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El futuro Parque Nacional Iberá crece a la par de las expectativas que genera en los 13 municipios de influencia que rodean a los Esteros. Después de Cambyretá, será San Nicolás, muy cerca de San Miguel. Aunque la reserva  en ese lugar tiene 19 mil hectáreas, se donarán también otros terrenos, que suman en total 90 mil. Se trata del núcleo más grande que se cedió hasta ahora. Mientras, la comunidad sanmigueleña se prepara para la exponencial demanda de turismo que promete el lugar.

Según anticiparon al diario Época, desde Conservation Land Trust (CLT), la fundación que creó Douglas Tompkins para fomentar los proyectos de conservación y reintroducción de especies, el traspaso al Estado nacional sería en noviembre. Justo a un año de la primera de las cuatro donaciones previstas para conformar el Parque Nacional Iberá.

En noviembre del año pasado, en coincidencia con el Día de los Parques Nacionales, Cambyretá (el portal norte a los Esteros, cerca de Villa Olvari e Ituzaingó) fue el primer núcleo que CLT traspasó para el proyecto. Y con ese acto, la Administración nacional se hizo cargo del lugar y de quienes, hasta ese momento, habían sido personal de la fundación de Tompkins, que se convirtieron en guardaparques nacionales.

Ahora será el turno de San Nicolás y con solo cuatro meses por delante,  la comunidad sanmigueleña redobla energía para “estar preparada para recibir a los visitantes”.

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