La yerba y el federalismo: la agenda política sigue siendo centralista

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Aunque no en niveles como quizás sea deseable, la cuestión del federalismo estuvo presente en la campaña electoral nacional, ayudada por el mayor protagonismo que muchos gobernadores han tenido, territorio adentro pero también territorio fuera, principalmente en el reclamo puntual de políticas de desarrollo locales. Mucho de esto tiene que ver con el aporte que hizo el Consejo Regional del Norte Grande al debate federal, visibilizando la necesidad de cortar con la mirada centrista de la política nacional. En forma individual hubo algunas provincias que también realizaron aportes concretos. Misiones es claramente una de ellas. 

¿De qué hablamos cuando decimos auténtico federalismo? Hay en esta pregunta muchas respuestas. En primer lugar, el reconocimiento de las provincias como formadoras del Estado nacional y no al revés. Seguido de esto, la necesidad de descentralizar política, económica y operativamente el desarrollo de políticas. Tercero, poner en valor las realidades locales que requieren de soluciones puntuales; y cuarto, el involucramiento de actores nacionales en la discusión local. 

El centralismo político argentino es histórico pero, a criterio personal, se acentúa con el hiperpresidencialismo argentino, que en cierto modo consolidó y robusteció la figura Ambacentrista como única opción de relevancia en la agenda nacional. Sí, es cierto que cerca del 40% de la población vive en el AMBA y ello genera una fuerte mirada hacia ese territorio; pero no es cierto que la única opción de desarrollo pase por allí. 

Si hoy existen polos productivos centralizados en la Pampa Húmeda es porque la política así lo hizo: puertos, desarrollo de vías de comunicación, infraestructura logística, legislación y otros tantos elementos se centran allí obligando al resto del país a sumirse a ese centro. Pero el interior tiene mucho por aportar a partir de elementos que siempre pudo haber aportado, pero careció de opciones.

La campaña de cara a las PASO desnudó cuáles son los frentes con una inclinación federal real, cuales tienen inclinación federal ficticia y cuáles no la tienen. En este sentido, nuevamente Misiones hizo un enorme aporte a este blanqueamiento de posturas. ¿Cómo? Veamos.

No puede pensarse a la economía misionera sin pensar en la yerba mate. De manera directa e indirecta este producto tan misionero y tan argentino, cada vez más instalado en el mundo, emplea a cerca de 40 mil personas en la Provincia y desde la tierra colorada se exporta más del 80% del total vendido al mundo de la yerba. 

En los años 90, con la desregulación de este mercado, el sector yerbatero vivió una de las crisis más importantes que se tenga registro, empobreciendo la actividad pero, a la par, empobreciendo a muchas localidades donde la yerba es el eje de la actividad económica. 

No se trata solo de cosecha y producción: un producto como la yerba tiene una cadena compleja y extensa que repercute en todos los sectores de la economía: producción, comercialización, logística, innovación, tecnología. 

Las diferentes variantes del producto que se están realizando en el último tiempo, con miras en particular a la exportación, complejizan aún más la cadena. Esa complejización implica, en el mediano y largo plazo, mayor empleo, mayor valor agregado, mayor valor del producto, más exportaciones, etc.

Durante la década de los ´90, la producción de yerba mate entró en crisis afectada por la desregularización y la disolución de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) que trajo como consecuencias la caída de los precios de la yerba canchada y la hoja verde, situación que produjo una fuerte reacción de los productores yerbateros, tractorazo mediante, que lograron finalmente la sanción de la Ley 25.564 que crea el Instituto Nacional de la Yerba Mate, promulgada el 14 de marzo del 2002.

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Hecha la síntesis histórica, ¿a qué viene? En los últimos años el Gobierno de Misiones tuvo como una de las principales banderas de lucha la defensa del INYM entendiendo a éste como el actor necesario e imprescindible para el desarrollo de la actividad, de los productores y de la producción, evitando (o intentando evitar) que los sectores más concentrados de la actividad impongan su tamaño y posición en desmedro de la chacra misionera. 

Una muestra de esto se dio en abril de este año cuando la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación laudó en 107 pesos el kilo de hoja verde de yerba mate y en $ 406,6 peso el kilo de yerba canchada, con sumas para mayo y junio a $ 112 la hoja verde y $ 425,6 la canchada; y otro incremento desde julio a septiembre a $ 120 y $ 456 respectivamente. 

Este laudo fue posible, en parte, por un fuerte trabajo del Gobierno misionero para alcanzar esos valores. El propio gobernador Oscar Herrera Ahuad calificó en la oportunidad que fue un laudo “histórico y justo” y afirmó que “cuando la estructura de costos es real y la transmisión del sector político interesado en esto, en este caso el Gobierno de la Provincia, de defender y de cuidar toda la cadena yerbatera hace que quienes son los interlocutores válidos en donde se dirimen estas cuestiones, podamos tener un precio acorde a lo que es la estructura de costos”. 

En términos de costos, decía Herrera Ahuad, justamente, este laudo fue importante por su base: desde septiembre 2022 a abril 2023, el precio de la hoja verde no se movió (era de $ 70), perjudicando de manera directa al agricultor de la chacra porque cobró el mismo valor en todo ese período, pero el paquete de yerba mate si incrementó su precio. Por ello, el laudo logrado fue directamente beneficioso para el sistema productivo misionero

En síntesis, la postura de las autoridades misioneras siempre tendió a favorecer al producto de la chacra, algo posible por dos cosas fundamentales: la voluntad política (y el entendimiento de la importancia que tiene el sector para la provincia) y la regulación vigente que permite justamente que exista una mesa formal de discusión para el sector. 

Esta postura del Gobierno provincial de defender el producto insignia de los misioneros tiene resultados, más allá del laudo: en lo que va del 2023 “la yerba está en su mejor momento con el consumo interno más alto de los últimos cinco años y el mejor nivel de exportaciones desde 2020, el año récord”, recuerda Juan Carlos Arguello en Economis.

Pero en la otra vereda, no se concibe de la misma manera la situación. En una declaración más tribunera que estudiada, al precandidato Horacio Rodríguez Larreta no se le ocurrió mejor idea que, en la propia Misiones, decir que “el tema de la yerba, el tema del precio sostén, toda esa parafernalia de un Gobierno metiéndose: desregulación”. Esto provocó una ola de reacciones por parte de productores que manifestaron que, de ir en esa línea, no solo corre riesgo el papel del INYM sino también, y sobre todo, el de miles de personas que desempeñan tareas en el sector.

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Las declaraciones de Rodríguez Larreta son, en el “mejor de los casos”, una nueva muestra de falta de conocimiento de las cuestiones federales. Se repiten discursos globales sin conocer el contexto, las reacciones específicas de los involucrados y las consecuencias que traería esa aplicación

La presencia de Gerardo Morales en la fórmula con Larreta podía suponer que iba a traerle a ese precandidato el aire federal que le faltaba. Morales en Jujuy, en términos generales, realizó una buena gestión con claros avances en políticas productivas y de desarrollo propias de su provincia. Prueba de ello es el Parque Cauchari y el desarrollo del litio y la minería. 

Morales entiende perfectamente la necesidad de contar con políticas nacionales que acompañen las potenciales provinciales, y sobre todo en el norte. Pero su presencia no alcanzó (o no buscó hacerlo) para que uno de los principales competidores para la presidencia de la Nación entienda que el federalismo no es solo una cuestión de recursos. 

La situación puntual de la yerba es solo una muestra de un pensamiento que sigue centrado en el AMBA y no logra entender que no hay desarrollo posible de la Argentina sin desarrollo de las provincias. 

Aunque Larreta fue el protagonista de este episodio, no es el único. Si bien todos prometen “más federalismo” (expresión vacía de contenido, además) Bulrrich no habló de manera puntual del asunto; en la agenda de Milei las provincias no existen y Massa navega entre las ambigüedades de su narrativa federal y su papel como uno de los ministros más ajustadores a las provincias que tuvo la Argentina en los últimos años. 

A primera vista, Massa parece ser el único en entender las demandas puntuales de las provincias y lo comprobó con Misiones, ganándose el respaldo de la Renovación, pero aún con ello no es garantía de lograr un real desarrollo federal porque, en el fondo, sigue con los vicios del centralismo que son sistémicos y no personales.

Si entendemos al federalismo desde una visión integral de programas de desarrollo y no solo de recursos, entonces Massa corre con ventaja. Si añadimos la cuestión de recursos, se complica un poco más. 

Quienes vivimos, sentimos y amamos nuestros provincialismos, entendiendo a éste como el sentirse provinciano, entendemos que la Argentina está lejos de lograr ser el país que decimos (y anhelamos) ser. También entendemos que las provincias tenemos mucho más para aportar que lo que suele decirse en Buenos Aires; y también sabemos que necesitamos impulsos para explotar esa potencialidad. ¿Será el 2024? Gane quien gane las elecciones generales, será difícil.

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