Los beneficios de elegir una carrera en sistemas o programación
En Argentina y en el mundo las carreras vinculadas a la programación, la informática y la ingeniería en sistemas están más en auge que nunca. Esto responde a que el presente que vivimos está marcado por el desarrollo tecnológico, el cual avanza a un paso tan acelerado que genera más demanda que profesionales disponibles para satisfacerla.
En Argentina y en el mundo las carreras vinculadas a la programación, la informática y la ingeniería en sistemas están más en auge que nunca. Esto responde a que el presente que vivimos está marcado por el desarrollo tecnológico, el cual avanza a un paso tan acelerado que genera más demanda que profesionales disponibles para satisfacerla.
Si bien actualmente se promueve la importancia de que más jóvenes opten por este tipo de carreras, quienes no están familiarizados con el modo en el que se trabaja en la industria, suelen desconocer la amplia variedad de beneficios que tiene desempeñarse en el rubro.
Para empezar, es una profesión universal. Es decir, no requiere validación de título en otros países, por lo que puede ejercerse en cualquier lugar del mundo. A su vez, las herramientas necesarias son solo una computadora y buena conexión a internet, haciendo que sea ideal para ejercer aplicando un esquema de trabajo tradicional, pero también uno híbrido o remoto. De hecho, ya es común ver profesionales que combinan su pasión por viajar con la flexibilidad del teletrabajo, pudiendo desempeñarse laboralmente desde cualquier ciudad en la que se encuentren.
Otro beneficio importante es que se trata de un ámbito con pleno empleo. En Argentina, la industria del conocimiento creció ininterrumpidamente desde el año 2000, originando una necesidad permanente de expertos en software. Tal es así que los asalariados del sector están entre el 5% de los que más ganan dentro de la masa de trabajadores privados. Estos datos se desprenden del último reporte del Observatorio Permanente de la Industria del Software y Servicios Informáticos (OPSSI) de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI).
Una ventaja adicional de ejercer este tipo de profesiones desde Argentina, es la posición geográfica que ocupa en el mundo, ya que comparte huso horario con las naciones que más desarrollo y profesionales requieren, como Estados Unidos y Canadá, entre otros. Además, la cultura e idiosincrasia no difiere tanto de la suya, haciendo que la sinergia entre empresas, clientes y desarrolladores sea más fácil de alcanzar.
Asimismo, la creciente demanda mundial por perfiles IT de Argentina responde a la excelente y accesible oferta de formación académica con la que cuenta el país, con instituciones como la Universidad Tecnológica Nacional a la cabeza.
“Los profesionales de nuestro país se destacan no solo por su excelente formación sino por su creatividad y constante búsqueda de soluciones innovadoras. En los 24 años que llevo en el rubro, puedo afirmar que los equipos que cuentan con expertos formados aquí siempre se ven beneficiados por estos atributos”, explicó Francisco Teot, COO de Wakapi, empresa mendocina que desde hace 16 años ofrece soluciones de software al mundo.
Actualmente, al existir tanta competencia por reclutar perfiles con experiencia y buen nivel de inglés, el rubro tecnológico tuvo que ponerse a la vanguardia en programas de beneficios para conservar al talento.
“Para nosotros, el desarrollo profesional de los Wakapers es prioridad. Esto lo hacemos a través de un programa de carrera personalizado, guiado por nuestras Business Partners, quienes promueven el crecimiento profesional y también la sinergia entre los equipos de trabajo. Además, ofrecemos: capacitaciones in situ en las últimas tecnologías y herramientas; la opción de asistir a clases de inglés grupales o mentoreo individual; acceso a plataformas online de aprendizaje; dinámicas de grupo para mejorar las competencias blandas, que son llevadas adelante por nuestros profesionales de Recursos Humanos, y consultoría técnica profesional de nuestro equipo de expertos”, concluyó Teot.