Maximiliano Jaques: “El mascotismo es otro negocio ilegal de los cazadores: monos, loros y coatíes son las principales víctimas”
Los animales silvestres no son mascotas. Su tenencia implica violar la normativa vigente. Sin embargo, en Misiones los casos de mascotismo persisten, aunque más por causa de personas dedicadas al tráfico de fauna silvestre que a una cuestión de índole cultural. Es un tema que también aborda la campaña “En Misiones NO se caza”, que lleva adelante el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables.
Por una cría mono caí, por ejemplo, piden 100 mil pesos. Ofrecen loros y cotorras a través de las redes sociales. Incluso en 2022, un poblador de San Vicente puso en venta un Margay (Leopardus wiedii). A cambio aceptaba dinero y una moto. Se trata del felino silvestre más trepador de la Argentina, agilidad que le permite alcanzar sitios inaccesibles para otros cazadores en busca de roedores, comadrejas y aves. Son nocturnos y durante el día descansan protegidos en huecos de árboles o entre las ramas. El animal en cuestión fue rescatado por la Dirección de Defensa del Medio Ambiente de la Policía provincial.
Precisamente, el Director de DMA, comisario Maximiliano Jaques, brindó algunos detalles de la problemática. “En 2023 se trabajó fuerte en relación al mascotismo. Este año notamos que las denuncias se redujeron notablemente. Creemos que tiene relación con la toma de conciencia por parte de los ciudadanos. Y en esto tiene que ver la fuerte presencia que tuvimos como institución, muchas veces trabajando con otros organismos, para abordar los casos”, indicó.
Jaques reconoció que el grueso de los operativos para el rescate de los animales cautivos tuvo lugar en las ciudades más grandes de Misiones: Posadas, Eldorado y Oberá. Mencionó que de estas tres, Posadas y sus localidades cercanas, como Garupá y Candelaria, fueron los puntos más calientes.
“Generalmente, las personas accedieron voluntariamente a entregar los animales. En muchos casos, no podían mantenerlos. Sucedió, por ejemplo, con algunos tenedores de guacamayos, que no podían costearles la dieta”, precisó el comisario.
Dijo que los ejemplares más encontrados en estos operativos fueron monos caí, loros habladores, coatíes y guacamayos.
Jaques apuntó que en alguna ocasión hasta tuvieron que pedir una orden judicial para obligar a unos ciudadanos a que entregaran los guacamayos que tenían en su poder. “Lamentablemente, cuando volvimos con la orden, ya habían hecho desaparecer a las aves”, recordó.
Defensa del Medio Ambiente trabaja con otras fuerzas y con el Ministerio de Ecología, que luego sigue la evolución y destino de los animales recuperados. Muchos de ellos van al centro de rehabilitación del Parque Ecológico El Puma de Candelaria.
El mascotismo impide al animal reinsertarse en su hábitat. Ocurre que ya no desarrolla la habilidad para conseguir el alimento ni defenderse. Son contados los casos en que pueden regresar a la naturaleza.
“Las personas que tienen en casa fauna autóctona difícilmente admiten el origen real del ejemplar. Muchos hablan de regalos de familiares. Pero sabemos que el tráfico ilegal está detrás. El grueso de los animales rescatados viene del Norte provincial”, indicó el comisario.
La DDMA rescató coatíes en Garupá y Candelaria. Además, descubrió mediante patrullajes en redes sociales que ofrecían aves silvestres y las recuperó.
“Hay gente que, consciente de la infracción, avisa de la presunta aparición casual de fauna silvestre en su propiedad. Luego se determina que se trata de animales mascotizados”, comentó.
El trabajo de concientización constante del Ministerio de Ecología y los operativos de la Policía, a través de la dependencia que conduce Jaques, tuvo su incidencia en la disminución de casos. Sin embargo, el mascotismo continúa en pie y es preciso combatirlo día a día.
Defensa del Medio Ambiente recibe denuncias, incluso anónimas, a través de sus cuentas en Facebook y en Instagram. También vía 911.