Mientras Trump promete un muro, el peso mexicano se fortalece
¿Pueden adivinar qué divisa ha subido más desde la toma de posesión de Donald Trump como presidente?
Voy a darles una pista: se relaciona con un “gran gran muro” a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos.
De todas las monedas importantes, el peso mexicano es la que se ha fortalecido más desde el 20 de enero, el día en que Trump se convirtió en presidente. En su discurso inaugural, Trump se comprometió a: “Recuperar nuestros trabajos y recuperar nuestras fronteras”, haciendo alusión a México. Desde entonces, el peso mexicano ha experimentado un alza de más del 15 por ciento.
Lo más sorprendente es que, durante la campaña presidencial estadounidense, la suerte del peso en los mercados estuvo vinculada a la fortuna política de Trump. La conexión no ha sido perfecta, pero su relación ha sido cercana y muy incómoda, y ahora ha dado un giro inesperado.
Es necesario recordar que, en la noche de la sorprendente victoria electoral de Trump, el peso experimentó de inmediato una terrible caída, pues se desplomó 12 por ciento con respecto al dólar. Ese desplazamiento coincidió con los patrones observados a lo largo de la campaña presidencial. Cuando mejoraban las probabilidades de Trump, caían los pronósticos del peso. Cada vez que Trump alzaba el tono de sus promesas de construir un muro en la frontera mexicana, expulsar a los bad hombres o aplicar medidas severas para controlar la inmigración, el peso se depreciaba.
Por eso resultan tan interesantes los datos de los mercados de divisas. El peso no batalla en absoluto ahora; por el contrario, está muy fortalecido.
Desde la toma de posesión de Trump, comparado con una canasta de monedas de todo el mundo, el peso mostró el mejor desempeño, con un alza del 15,2 por ciento, según Bloomberg. Desde principios de año ocupó el segundo lugar, con un alza de cerca del 7,3 por ciento, en comparación con el 7,5 por ciento del rand sudafricano.
Quizá el peso todavía sea un reflejo de la presidencia de Trump. De ser así, es posible que los tipos de cambio nos quieran decir que las políticas del gobierno de Trump ya no se consideran tan dañinas para México ni para otros mercados emergentes.
Existen varias explicaciones posibles para esta situación.
Para empezar, ahora que algunos miembros importantes de la administración de Trump ya ocupan puestos específicos y comienzan a trabajar, las declaraciones de quienes en realidad diseñan políticas son menos inquietantes que las del mismo presidente.
Aunque el gobierno insiste en que desea renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Peter Navarro, el principal asesor comercial de Trump, afirmó el 15 de marzo que Estados Unidos y México pueden “crear una potencia regional que beneficie a ambos países”, según Bloomberg. Y Wilbur Ross, el nuevo secretario de Comercio, hizo la siguiente declaración en una entrevista para la CNBC: “Creo que si tanto nosotros como los mexicanos elaboramos un tratado comercial muy sensato, el peso mexicano podría experimentar una gran recuperación”.
No habrá un nuevo tratado comercial pronto; apenas se han dado los primeros pasos en el proceso de una posible renegociación del TLCAN. Pero el hecho es que el peso ha comenzado a recuperarse. Su tipo de cambio se ubica alrededor de 18,8 pesos por dólar, a una distancia considerable del rango en que se encontraba justo antes de la elección de Trump.
También los funcionarios mexicanos han respaldado al peso. El 23 de marzo, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, informó a Bloomberg que pese a su buen desempeño el peso todavía está hasta un diez por ciento por debajo de su valor, aunque “existen dudas significativas, pues no sabemos con exactitud cómo serán las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos”. Asimismo, Carstens recalcó que tanto el banco como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público seguirán haciendo lo posible por estabilizar al peso. El banco central ha aumentado las tasas de interés en las últimas cuatro reuniones al 6,25 por ciento.
Otras monedas de mercados emergentes han mostrado un buen desempeño desde principios de año; si bien el aumento del peso mexicano fue el más notorio, no se trata de un caso aislado. El won surcoreano, el dólar taiwanés y el real brasileño han experimentado aumentos considerables, a pesar de que la Reserva Federal de Estados Unidos ha aumentado las tasas de interés, una medida que puede haber creado incertidumbre en los mercados de divisas.
Entre las monedas de los mercados emergentes, el peso mexicano es la moneda más negociada y su volatilidad se debe en parte a la marea alta que experimentan todos esos intercambios. Otro factor que beneficia al peso es el simple regreso al promedio, pues llevaba mucho tiempo debilitado, incluso antes de su infortunado encuentro con Trump, así que ya era hora de un alza. Algunos analistas pronostican que es probable que el peso mexicano siga mejorando durante algún tiempo.
Por supuesto, existe otra posibilidad intrigante: es posible que la fuerza del peso refleje una confusión evidente en el gobierno de Trump, una situación que podría revertirse con facilidad.
Durante la temporada de campaña, por ejemplo, también subió el peso. Ocurrió en momentos en que Trump parecía debilitarse. En la noche del 26 de septiembre, por ejemplo, cuando Hillary Clinton obtuvo un resultado particularmente bueno en un debate y Trump no lució muy bien, remontó el valor del peso, al igual que el índice Standard & Poor 500 para futuros. El consenso generalizado fue interpretar esos movimientos como una evaluación de las posibilidades de Trump en las elecciones presidenciales.
Quizá ahora estén votando los mercados financieros. Sin embargo, por lo menos en un aspecto, las finanzas no son como la política: los mercados votan una y otra vez, miles de veces cada día, así que la tendencia al alza del peso no será eterna.