
Milei promete mayor superávit y el FMI exige más ajuste: cómo se distribuye el recorte fiscal
El nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló por primera vez los lineamientos fiscales para 2025, en ausencia de un Presupuesto aprobado. Según la “letra chica” del programa, el Gobierno deberá aplicar un ajuste del 0,5% del PBI, concentrado mayormente en la eliminación de subsidios al consumo, que explicarán el 46% del esfuerzo fiscal. Aunque el presidente Javier Milei prometió un superávit primario aún mayor, el informe expone limitaciones estructurales que condicionarán las políticas tributarias y sociales en los próximos años.
FMI y motosierra: el ajuste 2025 recaerá en subsidios y consumo, según el nuevo acuerdo
Un ajuste menor que en 2024, pero con fuerte impacto social
El documento aprobado por el directorio del FMI detalla por primera vez el esquema oficial de ingresos y gastos para 2025, tras la decisión del Ejecutivo de prorrogar el Presupuesto 2023. En este marco, el Gobierno apunta a un superávit primario de 1,3% del PBI, aunque el presidente Milei proyectó públicamente alcanzar el 1,6%. De concretarse, implicaría un ajuste adicional del 0,3%, llevando el esfuerzo total al 0,8% del PBI para este año.
En términos relativos, se trataría de un recorte menor al aplicado en 2024 (1,8% del PBI), pero no menos exigente en su composición: el 46% del ajuste previsto provendrá de los consumidores, a través del desmantelamiento de los subsidios a la energía y el transporte.
Ingresos fiscales en caída y compensaciones acotadas
El FMI anticipa una caída de ingresos equivalente al 1,3% del PBI respecto al año pasado, explicada principalmente por:
- Eliminación del Impuesto PAIS: -1,1% del PBI
- Pérdida de ingresos por efecto de la devaluación 2023: -0,2%
- Rebajas impositivas ya vigentes: -0,2%
Como contrapartida, se prevé una compensación parcial mediante:
- Reforma fiscal: +0,2% del PBI
- Aumento del impuesto a los combustibles: +0,3%
- Retenciones (efecto base): +0,2%
- Reducción temporaria de retenciones: -0,1%
En total, se proyecta que los nuevos ingresos aporten 0,4% del PBI, lo que no alcanza para cubrir el deterioro global de la recaudación.
El corazón del ajuste está en el gasto: recorte de subsidios y moderación del gasto social
Del lado del gasto público, el ajuste neto será de 0,8% del PBI, concentrado principalmente en:
- 0,6% por eliminación de subsidios
- 0,2% por mejoras en el gasto social, mediante mayor focalización
Al mismo tiempo, habrá presiones compensatorias, como una suba del gasto previsional y social, que, según el FMI, se balancearán con mejoras en los ingresos previsionales. Aun así, se anticipa un déficit adicional de 0,3% del PBI por otros gastos no especificados y caída de ingresos no fiscales.
Sin margen para bajar impuestos: la deuda condiciona el sendero fiscal
Un análisis del CEPA advierte que el ajuste se intensificará en los próximos años, subiendo a 2,2% del PBI en 2026 y 2,5% en 2027. Sin embargo, este esfuerzo no se traducirá en superávit financiero inmediato, ya que se destinará a cubrir el creciente pago de intereses de deuda.
Recién en 2027, el Gobierno podría alcanzar un superávit financiero del 0,4% del PBI, lo que implica que no habrá espacio fiscal en el corto plazo para implementar rebajas impositivas significativas, pese al discurso oficial que promueve una reforma tributaria pro-inversión.
¿De dónde saldrá el superávit extra prometido por Milei?
La promesa del presidente de llevar el superávit primario al 1,6% del PBI abre interrogantes sobre las fuentes de financiamiento adicionales. Analistas señalan que la licuación del bono a jubilados de $70.000, en un contexto de alta inflación tras la devaluación, podría recortar el gasto previsional en términos reales. A su vez, una posible reducción del gasto tributario aportaría recursos extra.
Sin embargo, la magnitud del esfuerzo requerido y la debilidad del ingreso real obligan a sostener la motosierra sobre el gasto corriente, particularmente sobre subsidios y programas sociales, mientras se navega un sendero fiscal estrecho, monitoreado por el FMI.