Padre Gerva, el sacerdote 3.0

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Con un look descontracturado, camisa remangada y atento al whatsapp, Gervacio Silva es la viva imagen de un “millennial” que se mezcla con la juventud, interactúa, se disfraza, juega con sus seguidores o hasta da una clase sobre como pelar una mandioca por video.  Su imagen, no es la de un acartonado sacerdote. El Padre Gerva, como se lo conoce a través de sus cuentas de Facebook, Twitter o Instagram, es de la nueva escuela en una Iglesia Católica que está en pleno aggiornamiento desde la llegada del Papa Francisco a Roma.

Con 35 años y siete como sacerdote, se sale del molde pero mantiene en alta la fe y trata de transmitirla de un modo que llegue a todos. Y para eso, la tecnología es una aliada.

En una entrevista con Economis, Gervacio habla de todo. Opinó del cambio en la Iglesia tras la llegada del Papa Francisco, de las nuevas tecnologías como lenguaje para llegar con el mensaje a los más jóvenes, de pobreza y de política, un tema por el que a veces es criticado al exponer públicamente sus ideas.

No sé si este fue el mejor cambio, pero el país necesitaba un cambio. Como lo va a necesitar dentro de tres años. La pobreza es innegable”, define.

El padre Gerva prefiere mantenerse lejos de la solemnidad y opta por usar las redes sociales para comunicarse con sus fieles. Admite que muchos le piden abiertamente que no opine de la realidad del país. Recordó sus años como estudiante de Bromatología y cuenta que la primera en enterarse de su decisión de servir a Dios fue su ex novia.

¿Qué cambios notó en estos siete años como sacerdote, en la Iglesia, en el comportamiento de los jóvenes?

La gente siente con la llegada del Papa Francisco, una Iglesia más cercana. Más madre que institución. La gente capta la imagen que quiere mostrar Francisco, al menos acá en la Argentina se escucha una persona que habla nuestro lenguaje, más identificado con Latinoamérica y uno lo siente más cercano, no es tan catedrático como era Benedicto VI, a quien respeto, porque para mí es un hombre santo. De hecho creo que su decisión de renunciar representó una revolución para la historia de la Iglesia.

Yo no puedo hablar con los jóvenes si no conozco la música que escuchan, si no conozco los términos que usan para comunicarse entre ellos

¿Y en los jóvenes, qué cambios observa en su relación con la Iglesia más en un mundo tan inmerso en la tecnología?

La tecnología es una manera de acercar la Iglesia a los jóvenes, aprovechar esas herramientas, las redes sociales, los medios de comunicación, pero también la posibilidad de hablar el mismo lenguaje, mostrarles la imagen de un Dios que no los condena, que no castiga. A mí me toca acompañar la Pastoral de la juventud y la universitaria, entonces tengo mucho contacto con ellos. Yo no puedo hablar con los jóvenes si no conozco la música que escuchan, si no conozco los términos que usan para comunicarse entre ellos, si no tengo una mirada comprensiva y sin juzgarlos. Hay que embarrarse, hay que ir al lugar donde se encuentra el otro y conocerlo.

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¿Nota un mayor entusiasmo de los fieles hacia la Iglesia Católica?

Sí, se nota. El ser humano de por sí es un ser religioso que busca un contacto con un ser supremo porque está en la esencia del hombre. Ahora bien, a veces al buscarlo en algunas instituciones siente que esas instituciones no lo comprenden, los deja de lado y a veces en la Iglesia caímos en eso también. Pero en esta etapa se entiende que la Iglesia es la casa de todos. El otro día estaba dando misa en la Iglesia Cura Brochero de Itaembé Guazú y había como cinco perros adentro y una señora me pregunta, “¿Padre, corro a los perros? Y le dije, no, si no están haciendo nada. Y después en la misa le digo a la gente que a veces en la Iglesia tratamos al otro como a los perros. Si una persona logra entrar, estamos atentos a que no moleste, si se mueve demasiado ya queremos que se vaya, y mi deseo es que tengamos una Iglesia en la que ni a los perros se los corra.

 

Yo no soy ni kirchnerista ni macrista ni nada, entiendo que políticamente nos hacía falta un cambio para cambiar de aire. Cuando el poder queda fijo en una sola persona, se complica.

El Padre Gerva observa que la sociedad muchas veces quiere “un cura que no sea  humano”, que solo hable de religión, que no hable de política, que no se involucre, que no salga a compartir con amigos. “Yo ocupo mucho las redes sociales, y a veces hago publicaciones del Evangelio y todo el mundo me dice “qué lindo Padre”. Pero cuando hago algún comentario político, porque también soy un hombre político, soy un ciudadano,  ahí aparecen los que me dicen, “callate, vos sos cura, no tenés que hablar de esas cosas, dedíquese al Evangelio, Padre”.

 

¿Y la realidad lo incomoda, lo que ocurre en el país?

Hay una pobreza que es innegable, hay gente que la está pasando muy mal, y eso está presente. A mí lo que me saca es la gente que hace bandera del pobre, que nunca se preocupó por el pobre y hoy lo usa. El oportunista. Con respecto a la realidad política, yo no soy de ningún partido, pero creo que hacía falta un cambio de gobierno como seguramente dentro de tres años hará falta otro cambio. La gente que se eterniza en el poder termina ejerciendo el despotismo. No digo que este sea el mejor cambio, pero es un cambio que necesitábamos como lo vamos a necesitar en un par de años.  Yo no soy ni kirchnerista ni macrista ni nada, entiendo que políticamente nos hacía falta un cambio para cambiar de aire. Cuando el poder queda fijo en una sola persona, se complica.

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En redes sociales se lo puede ver en fiestas con amigos o su familia, en peñas porque disfruta del folklore. “Al boliche no voy pero no iba desde antes de ser sacerdote, sí a las peñas, me gusta mucho la música y tengo amigos que son folkloristas”, aclara.

¿Qué interrogantes le plantean los jóvenes?

Depende mucho de la edad. Los adolescentes no se plantean muchas cosas. Son como una juventud líquida que les cuesta proyectar, les cuesta preguntarse, casi no proyectan. Ahora, los que están en la facultad sí, ellos se preocupan mucho por el trabajo. Buscan estudiar algo que les posibilite tener un buen trabajo para asegurarse el futuro. Puede ser por la idea del consumo que hay, entonces buscan trabajar en algo que les posibilite responder a esa necesidad de consumo en lugar de algo que los haga feliz.

 

 

Yo tenía novia, toda mi vida proyectada, y un día empecé a sentir ganas de ser cura, un sentimiento con el que racionalmente no estaba de acuerdo y se lo decía a Jesús en mi oración: Aguántame, porque yo no quiero ser cura

 

¿Cómo elige ser sacerdote, cómo llega a esa decisión?

Creo que no elegí yo, y no es teórico lo que digo. Estaba estudiando una licenciatura en bromatología en Gualeguaychú y siempre que pasaba para ir a la facultad a medio camino estaba la Catedral y entraba. Todos los días. Yo tenía novia, toda mi vida proyectada, y un día empecé a sentir ganas de ser cura, un sentimiento con el que racionalmente no estaba de acuerdo y se lo decía a Jesús en mi oración: “Aguántame, porque yo no quiero ser cura”… y así estuve seis meses luchando con mi pensamiento. Hasta que un día no aguanté más y con la primera persona que hablé fue con la chica que era mi novia. “Me parece que esto no va, porque quiero ser cura le dije”. Y ella la pasó mal. Hoy somos grandes amigos. Después de eso me voy a hablar con un cura de Gauleguaychú y me daba vergüenza y le dije padre yo quiero… y me dice en principio no hagas nada, no tomes ninguna decisión. ¡Uhh, ya tomé una decisión le dije, ya dejé a mi novia!. Y me retó porque podía ser una confusión. Así es que vine a estudiar acá. Y entré convencido de que no sería feliz de otra manera, y no haría feliz a otro. Siempre bromeo con que yo siendo cura hice feliz a una mujer. A la que dejé.

Finalmente, asegura que en esta Semana Santa además del consumo, y el turismo hay un momento para la reflexión.

“Esta semana es especial para contemplar el amor que Dios nos tiene, independientemente de si creemos o no en él, o si rezamos o no rezamos, Dios te ama. Tenemos una posibilidad especial para contemplar ese amor infinito que no tiene límites, que es incondicional y que lo llevó a Jesús a dar la vida por vos”.

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