Persecuciones políticas: feroz metodología recurrente de oligarcas y otros apátridas en la historia Argentina

Escribe Carlos Andrés Ortiz

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La Historia es la base imprescindible para analizar con los debidos fundamentos todos los hechos cruciales que van marcando nuestra realidad. Es el caso en lo referente a persecuciones políticas, para lo cual una breve reseña histórica es más que ilustrativa; pero para mayores precisiones cito mi libro Tormentosa Argentina, disponible en mi blog. 

Las persecuciones perpetradas con ferocidad inaudita, siempre “justificadas moralmente” bajo la moralina de baja estofa de voceros de menor fuste o de personeros del establishment, han sido las herramientas de constante utilización, por parte de los sucesivos mandamases de los sectores del unitarismo recalcitrante y excluyente, después redenominados liberales, neoliberales y libertarios; ahora autoasumidos como “republicanos” u otras huecas denominaciones que pretenden tapar sus reales posturas antinacionales y anacrónicamente feudalistas. 

Recordemos que los golpistas excluyentes y oligárquicos, siempre adujeron actuar para “defender la libertad y la democracia” … grosero oxímoron que fingen desconocer. Las minorías fuertemente clasistas e incluso racistas, usualmente perpetran sus desmanes con los apoyos anteriormente de los “socialistas” pro oligárquicos o europeístas, y desde hace décadas con el respaldo de los nulos pensantes milicos (militares antinacionales) de mentalidad procesera (con las neuronas obturadas por masivos procesos de colonización cultural); y en los últimos años por variopintas “progresías”, estas últimas siempre siguiendo libretos dictados para dividirnos, desde las potencias centrales que operan para imponer antes el colonialismo semi encubierto, y hoy la globalización salvaje. 

Esas persecuciones ocasionaron ataques al buen nombre y honor, encarcelamientos, exilios obligados, y en muchos casos la muerte, de muchos argentinos correctos y patriotas, que con sus acciones se pusieron claramente en la vereda de Lo Nacional y Popular. Persecuciones perpetradas como clara vengatividad de los personeros de la antipatria y de la egoísta y excluyente oligarquía, cultora de un anacrónico y muy egoísta feudalismo campero, en cuyo esquema el “patrón de estancia” pretende operar como un todopoderoso señor feudal, como lo hicieron en el medio siglo largo mitrista y en la década infame de los ’30 del siglo XX. 

La maledicencia fue y es metodología recurrente, como lo hizo el taimado Rivadavia contra San Martín, y muchos más que lo padecieron, entre ellos el gran General Ingeniero Enrique Mosconi, alma mater de YPF; Juan Manuel de Rosas; Yrigoyen; Perón y tantos más. 

Fue también maledicencia la “historia al cuento” redactada por el nefasto Bartolomé Mitre, impulsor de asesinatos masivos de federales y del genocidio del hermano pueblo paraguayo. 

Lo mismo los sibilinos difusores de malicias a favor de “la década infame”, “la fusiladora”, “los proceseros” y otros gobiernos antinacionales, para lo cual utilizaron a mercenarios de la comunicación y a operadores de “los servicios” cooptados por la antipatria. 

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La violencia de esas persecuciones recurrentemente perpetró asesinatos o “muertes dudosas” (como la de Mariano Moreno en alta mar, cuando iba en importante misión diplomática, en los albores de la Patria); en fusilamientos instigados tras las sombras, como el perpetrado por el “espada sin cabeza” Lavalle contra Dorrego, bajo las sibilinas presiones de los rivadavianos; los degüellos masivos de “los coroneles de Mitre” para aniquilar a los caudillos y al gauchaje patriota y federal, mientras el sanguinario Sarmiento instigaba y aplaudía; ya en el siglo XX los fusilamientos de la Patagonia Rebelde para ahogar justos reclamos elementales de pauperizados trabajadores; las fuertes represiones en el caso de los obreros de Talleres Vasena; la feroz represión a los reclamos de colonos criollos y gringos en la Masacre de Oberá (Misiones); llegando a tanto el odio irracional al pueblo, que no dudaron en perpetrar matanzas masivas, de las que incluso se jactan, como el bombardeo de Plaza de Mayo, los fusilamientos acaecidos en José León Suárez, en la Penitenciaría Nacional y otros lugares; y más cerca en el tiempo, las feroces represiones jalonadas de muertes, en las puebladas que fueron consecuencia de la crisis terminal de 2001. 

Por supuesto, no se deben omitir “los años de plomo”, de las guerrillas surgidas como oposición a los desmanes de “la fusiladora” y sus continuadores en los años ’60, y sus previsibles acciones represivas, degenerando todo en una casi virtual guerra civil, tal como había precisado el intelectual canadiense – británico Harry S. Ferns, como requisito imprescindible para destrozar todos los notables avances logrados por el peronismo. 

De diversos modos, los anglosajones echaron leña al fuego en ambos bandos en pugna, para que, en medio del aquelarre y violencia generalizada, haya sido imposible oponerse a la instalación forzosa del destructivo neoliberalismo…y los pocos que, sin estar en medio de la violencia desatada, intentaron oponerse al desguace socio económico, en muchos casos lo pagaron con sus vidas, como el Mayor (Tte. Cnel. Post Mortem) Bernardo Alberte, el gremialista Oscar Smith, y otros. 

También han sido recurrentes los encarcelamientos sin juicio previo y sin demostración de delito alguno, como lo hicieron con el anciano presidente Hipólito Yrigoyen; con el General Ingeniero Alonso Baldrich, colaborador de Mosconi en la formación y desarrollo de YPF (encarcelamiento vengativo por haber sido patriotas y no doblegarse ante las presiones de las petroleras anglosajonas, de lo cual por poco se salvó el mismo Mosconi); con el presidente Arturo Frondizi, por molestar al establishment por sus políticas de autoabastecimiento petrolero y fuerte desarrollo industrial; con los muchos presos sin causa en la feroz “revolución fusiladora”; con diversos exfuncionarios destacados del frondizismo, tanto de nivel nacional como provinciales (menciono respetuosamente, a mis comprovincianos el abogado y notable intelectual Julián Francisco Freaza, que fuera alto funcionario nacional y uno de los propulsores de la provincialización del entonces Territorio Nacional de Misiones; y el luchador Aldo Contristano, impulsor del desarrollo provincial; ambos injustamente encarcelados por venganza política); sin olvidar el largo presidio del patriota Dr. Julio Carlos González, exsecretario legal y técnico de Perón y de su sucesora – también presa política y torturada; lo mismo los aberrantes “encarcelamientos preventivos” perpetrados en el macrismo, sin demostración de prueba ni debido juicio previo, como se hizo con Julio De Vido, Amado Boudou, Oscar Thomas y otros, y como todo indica es en la persecución a Milagro Sala. 

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En muchos casos, obligaron al exilio forzoso a destacados patriotas, como San Martín, Rosas, Perón, el Dr. Ramón Carrillo y muchos más. 

Y arrogándose potestades de exclusión a quienes puedan molestar a las acciones y negociados de gobiernos antinacionales, esas minorías odiadoras y apátridas tienen predilección por la aberrante figura pseudo jurídica de la proscripción política, como lo hicieron con vengativo odio contra Perón, y ahora quieren exhumar el mismo cargo contra CFK, con la misma carga de odio y enfermizo resentimiento nada inocente. 

Claro está que así como antes, las descaradas presiones sobre el pretendido “patio trasero” de anglosajones y europeos occidentales, operaban usando a los uniformados previamente “ablandados” mediante severos adoctrinamientos antinacionales, (que dejaron de lado la soberanía para entronizar “la defensa del sistema“); en golpes de Estado cargados de violencias explícitas (justificadas “para defender al “mundo libre, occidental y cristiano) -que no es ni libre, ni occidental ni menos cristiano-; en los últimos años perfeccionaron el algo más sutil intervencionismo mediante la guerra judicial (lawfare), en operativos conjuntos de “servicios” colonizados, poderosos conglomerados comunicacionales, políticos de probada ideología cipaya (antinacional), y sectores influyentes del Poder Judicial cooptados y totalmente alineados con los grupos de poder oligárquicos y apátridas, a su vez subordinados a los mandatos de centros de poder transnacional. Así como lograron proscribir a Perón por largos 18 años, ahora buscan proscribir de por vida a Cristina Fernández de Kirchner, e incluso acarician la idea de un magnicidio, de la hoy por hoy más clara heredera y continuadora de la Doctrina Nacional del Justicialismo.

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