Puede la tecnología aumentar la transparencia de la compensación de carbono
Avances tecnológicos buscan aumentar la confiabilidad de los mercados de carbono, pero las auditorías siguen siendo cruciales.
Por Catherine Early de Dialogo Chino – Avances tecnológicos buscan aumentar la confiabilidad de los mercados de carbono, pero las auditorías siguen siendo cruciales.
os mecanismos de compensación de carbono tienen un problema de reputación. El concepto básico ―que una reducción de las emisiones de carbono o un aumento del almacenamiento de carbono puede compensar las emisiones que se producen en otro lugar― suena verosímil, pero los sucesivos escándalos han perjudicado al mercado durante años. Se ha acusado a los reguladores de proporcionar dinero a proyectos que no lo necesitaban, de no reducir emisiones de carbono, de provocar un aumento de emisiones en otro lugar y de perjudicar a las comunidades locales o a la biodiversidad.
Se está trabajando mucho para rectificar esta situación. Por ejemplo, este año se publicará una serie de normas y guías para definir las mejores prácticas y mejorar la credibilidad en el uso de los créditos de carbono por parte de empresas. A finales de junio, la Iniciativa para la Integridad de los Mercados Voluntarios de Carbono (VCMI por sus siglas en inglés) publicó un código de buenas prácticas para las empresas que utilizan créditos de carbono en el marco de sus compromisos para alcanzar las cero emisiones netas de carbono.
El monitoreo marca el camino
Muchos creen que las nuevas tecnologías para digitalizar el monitoreo, el reporte y la verificación (MRV) de las compensaciones podrían ser una forma de mejorar los mecanismos. Se trata de un proceso en varias etapas que se utiliza para medir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero reducidas o absorbidas por una actividad concreta, como la reforestación, a lo largo de un periodo de tiempo. Los resultados se comunican a un tercero para que los verifique y pueda emitir créditos de carbono para su comercialización en los mercados internacionales de carbono o para que las empresas los utilicen para alcanzar sus objetivos de emisiones netas cero.
En la actualidad, las técnicas convencionales de MRV implican procesos manuales que consumen mucho tiempo y la captura de datos analógicos mediante auditorías presenciales. Ya se utilizan algunas tecnologías digitales, como los programas informáticos de inventario de gases de efecto invernadero, la teledetección y los sistemas de posicionamiento por satélite. Pero sólo representan alrededor del 10% del proceso, según un informe de un grupo de trabajo sobre el tema creado por Gold Standard, un programa de certificación de créditos de carbono.
El MRV digital utilizaría diversas tecnologías ―como satélites y drones, inteligencia artificial, encriptación blockchain y “sensores inteligentes” (que pueden analizar datos además registrarlos)― para automatizar la recopilación, el análisis y la validación de datos, y proporcionar datos fiables y coherentes de manera rápida. Esto, a su vez, reducirá los costos y el tiempo asociados a la emisión de nuevos créditos de carbono.
Un ejemplo presentado en la cumbre climática COP27 del año pasado es CTrees, una organización sin ánimo de lucro que afirma ser el primer sistema mundial para calcular con precisión la cantidad de carbono de cada árbol del planeta. Abarca tanto las emisiones como las absorciones de carbono de todo tipo de bosques, con una resolución de una hectárea, equivalente a poco más de un campo de fútbol.
La plataforma se basa en datos satelitales basados en inteligencia artificial y ofrece información casi en tiempo real a los compradores, promotores de proyectos y reguladores de los mercados de carbono, así como a los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.
CTrees está dirigida por el Dr. Sassan Saatchi, científico del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, y un equipo de científicos e ingenieros de datos de Estados Unidos, Brasil, Dinamarca y Francia. Sustentada por una combinación de filantropía e ingresos procedentes del suministro de productos de datos a organizaciones sin ánimo de lucro asociadas, se basa en más de 20 años de investigación y desarrollo por parte de universidades y agencias espaciales de todo el mundo.
A principios de este año, CTrees empezó a proporcionar datos operativos para las evaluaciones de proyectos de carbono forestal. El hecho de que el conjunto de datos sea mundial permite rastrear problemas que llevan años en los mercados de carbono, como las denominadas “fugas”, es decir, cuando una política o un proyecto diseñado para proteger un bosque determinado provoca el desplazamiento de la deforestación a otra región, explica Saatchi.
“Nuestro conjunto de datos lo observa todo: se puede ver fácilmente si la deforestación ha aumentado en la zona, o a 100 km, o incluso en otra jurisdicción u otro país. Los científicos sociales y los economistas pueden utilizar los datos para comprender realmente dónde se están produciendo las fugas”.
A finales de este año, CTrees lanzará un sistema gratuito de alertas mundiales sobre cambios en el uso del suelo que notificará actividades como la deforestación o la degradación cada dos semanas, y pasará a hacerlo una vez por semana a partir de 2024. Esto permitirá una intervención más rápida de los gobiernos, explica Saatchi, ya que las agregaciones anuales de emisiones y absorciones de carbono proporcionarán a los responsables políticos información que podrán utilizar para evaluar si sus programas están generando los resultados previstos.
La plataforma CTrees puede integrar nuevos datos y avance científicos a medida que estén disponibles, por ejemplo, de la misión NISAR, un proyecto conjunto de observación de la Tierra entre la NASA y la Organización de Investigación Espacial de la India que se lanzará el año que viene. La tecnología de radar utilizada en esta misión tomará imágenes de casi todas las masas terrestres y de hielo de la Tierra entre cuatro y seis veces al mes. La información sobre el volumen y la biomasa de los bosques será lo suficientemente detallada como para revelar cambios a escala humana. La tecnología reducirá a la mitad la incertidumbre asociada a la medición de la variabilidad de los cambios en la biomasa forestal, afirma Saatchi.
Reunir datos dispares
Otra nueva plataforma digital, de Climate Action Data Trust (CAD Trust), pretende vincular, agregar y armonizar los datos de los principales registros de carbono, que pueden estar gestionados por gobiernos o empresas privadas. Estos registros hacen un seguimiento de los proyectos de carbono, emiten créditos y registran la propiedad de las compensaciones asignando a cada una un número de serie con el fin de mitigar el riesgo de doble contabilidad, es decir, cuando dos organizaciones reclaman la misma tonelada de carbono eliminada.
Según Yuvaraj Dinesh Babu, director ejecutivo de CAD Trust, hasta que la inicitativa se ponga en marcha en el tercer trimestre de este año, todo aquel que quiera comparar los registros de un mismo crédito deberá hacerlo manualmente. Esto llevará más tiempo a medida que más países creen registros y empiecen a comercializar créditos tras la adopción de normas sobre el comercio internacional de carbono en las negociaciones de la ONU sobre el clima, señala.
La plataforma de CAD Trust proporcionará un lugar centralizado, donde cualquiera podrá comprobar que los créditos no se contabilizan dos veces y, al funcionar con tecnología blockchain, todas las acciones que los registros realicen en ella serán auditables, afirma Babu.
Con el tiempo, Babu espera que todos los registros nacionales de carbono estén conectados a través de la plataforma. Una vez esto suceda, podría utilizarse para mostrar los logros de los países en relación con sus estrategias climáticas nacionales en el proceso de evaluación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, una parte clave del Acuerdo de París a través de la cual los países evalúan lo que se ha logrado en relación con los objetivos climáticos internacionales, para ayudar a informar la acción futura.
Otra plataforma que nuclea los registros de carbono, AlliedOffsets, también pretende facilitar y agilizar la búsqueda de información diversa, como a qué proyectos de compensación ha comprado créditos una empresa concreta, si ha comprado el volumen que dice haber comprado y la calidad de cada proyecto.
“Nos dimos cuenta de la opacidad de todo el sector [y] de lo deficiente que era la recopilación de información, y empezamos a hacernos preguntas como por qué este crédito cuesta 2 dólares y otro 50, cuando supuestamente son para lo mismo: una tonelada de carbono. Parece una locura”, afirma Lars Kroijer, fundador y director de la empresa.
“Agrupamos todas las empresas de calificación, los intermediarios y las fuentes de noticias para que cualquiera pueda encontrar todo en un solo lugar, ya sea un comprador, un intermediario, un promotor de proyectos o un académico”, dice Kroijer. “Si alguien quiere encontrar todos los proyectos de soluciones basadas en la naturaleza de la India, yo podría responder a esa pregunta en tres minutos. Antes, no sé por dónde empezaría; podía tardar meses”.
Normalización de las reglas
En vista de esta situación, organismos de certificación de compensaciones como Gold Standard y Verra, así como otras organizaciones interesadas en los mercados de carbono como el Banco Mundial, se han apresurado a evaluar, poner a prueba y elaborar guías, tecnologías y normas sobre el MRV digital.
Verra, que pretende ser el mayor programa de créditos de carbono del mundo, está probando una plataforma digital de MRV que mide el carbono forestal mediante teledetección, proporcionada por la empresa de tecnología climática Pachama.
Verra afirma que no emitirá créditos utilizando los datos proporcionados por el proyecto piloto, sino que comparará el sistema digital con su enfoque actual en términos de precisión, y evaluará si ―y cómo― podría utilizar los datos. A finales de este año elaborará un documento con sus conclusiones para consultarlo con las partes interesadas.
Benktesh Sharma, director de soluciones tecnológicas de Verra, explica que los métodos actuales de MRV implican que los informes que envían quienes llevan a cabo un proyecto para que éste sea auditado son incoherentes. “Tienen su propia interpretación de cómo utilizar las metodologías para llegar a estimaciones de reducción de gases de efecto invernadero”, afirma. “Pero el MRV digital nos dará un enfoque estandarizado para manejar estos datos, y podremos comprobar su calidad fácilmente”.
“El cambio de mentalidad consistirá en pasar de tener que lidiar con varios documentos a trabajar con una interfaz digital. Y los usuarios no tendrán que crear un documento PDF o imprimir un documento y cargarlo en el sistema”, añade. “Los datos pasarán de una máquina a otra”.
En teoría, los sistemas digitales permitirán comprobar la calidad de los datos de un proyecto concreto, como su ubicación y cómo fue creado. La información incompleta o incorrecta se comunicará a Verra, según Rishi Das, responsable de tecnologías para soluciones climáticas naturales de la empresa, que afirma que esto debería filtrar de su sistema cualquier proyecto deficiente. Sin embargo, si se sospecha de malas prácticas en algún proyecto para el que Verra haya concedido créditos, será mucho más fácil examinar la información digital en lugar de revisar los documentos en PDF facilitados por los mismos proyectos, afirma.
La demanda de compensaciones de calidad en el mercado voluntario del carbono supera a la oferta, añade Sharma, y actualmente se tardan muchos años desde que se inicia un proyecto de compensación hasta que se emiten los créditos. Un proceso digital más eficiente podría reducir drásticamente este plazo, lo que significaría que los proyectos de reducción de carbono podrían ampliarse mucho más rápidamente, afirma.
¿Cuáles son los inconvenientes?
El MRV digital podría ahorrar mucho tiempo, evitar errores humanos y mejorar la transparencia en general, proporcionando a más empresas e inversores confianza en los mercados voluntarios de carbono, reconoce Ana Carolina Szklo, directora técnica de mercados y normas de la iniciativa VCMI. Pero ve algunas desventajas en el MRV digital.
“El MRV digital, como el monitoreo de los bosques por satélite, es caro, así que tenemos que tener cuidado de no excluir a las empresas y a los países en desarrollo que no disponen de recursos para promover e implementar estos sistemas de tecnología moderna”, afirma.
Añade que la tecnología no resuelve todos los problemas, sino que sólo señala posibles cuestiones que habría que investigar con una visita física al lugar. Por ejemplo, en Brasil, algunas imágenes de proyectos forestales han captado otros cambios de uso del suelo. Una imagen de satélite por sí sola no puede demostrar si el propietario del proyecto lo hizo deliberadamente o si el fuego pudo propagarse accidentalmente desde una zona vecina, explica Szklo.
Los auditores humanos también deben seguir desempeñando un papel en los sistemas MRV, ya que su análisis de los datos es muy importante, subraya Szklo. “No estoy segura de que estemos preparados para entregar todo eso a las máquinas y la tecnología, y no tener ninguna capacidad cerebral humana que realmente haga el análisis detrás de todos los datos”.
Cumplir los objetivos de reducción de emisiones no es sólo cuestión de matemáticas, agrega. Algunos de los elementos que hay que tener en cuenta son subjetivos, como la necesidad de que las empresas cuenten con estructuras sólidas de gobernanza para poder tomar decisiones acertadas sobre en qué proyectos de los mercados de carbono invertir.
“Lleva tiempo procesar y difundir la tecnología para garantizar que sea confiable, de modo que los inversores puedan aportar recursos y el sector privado pueda ejecutar los proyectos”, dice Szklo, y añade que muchas de estas tecnologías tienen que pasar por una fase piloto.
Kroijer es optimista y cree que el MRV digital puede ser parte de la solución para superar el escepticismo ante los mercados de carbono. “Es fácil subirse a un estrado y gritar, pero las soluciones al cambio climático a veces son técnicas, y hay que trabajar en ellas durante mucho tiempo”, afirma.
Catherine Early corresponsal de Dialogo Chino