Raiza: soberanía hortícola a través de la hidroponia

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El crecimiento de la producción hortícola en Misiones avanza a paso firme y la tecnificación del sector pasó de ser un anhelo a una necesidad y una realidad. Además del cultivo en suelo, productores de diferentes sectores de la provincia optaron por un sistema que, hasta hace unos años, era poco conocido en la región y que apuesta a abastecer la demanda de hortalizas que se consumen en la región y que mayoritariamente se importaba de otras partes del país.

Ivana Matvichuk y Hugo Herrera, son una pareja de jóvenes emprendedores que decidió apostar por este camino del cultivo hidropónico a través de su propuesta, Raiza (un acrónimo de Raíz y la letra A correspondiente a Argentina). Según manifiesta Hugo, Raiza es mucho más que una empresa que vende hortalizas a través de esta técnica: “Es un concepto de elaboración de alimentos de origen vegetal, a través de un sistema estudiado meticulosamente, para su inserción al mercado”.

Raiza tiene sus orígenes en Candelaria, donde Hugo e Ivana, ambos diseñadores gráficos, decidieron dar un giro a su vida laboral como empleados en relación de dependencia. Su gusto por la creación de un producto propio y el interés de fomentar la producción de alimentos saludables, sumado a situaciones familiares que atravesaban en ese momento, los llevó a erigir su propio camino laboral, lejos del Ilustrator y el Corel Draw, más cercano a lechugas, fertilizantes y sistemas de riego para la producción.

Jóvenes, entusiastas y autodidactas, empezaron a estudiar cuales eran las opciones para empezar a emprender y terminaron seducidos por un sistema de siembra poco conocido en la provincia, pero muy efectivo y que les permitiría armar las bases de lo que hoy es Raiza. “Vimos que este tipo de cultivo se hacía poco en Misiones y que el 60% de las hortalizas que se consumían venía de afuera”, explicó el joven emprendedor que no deja de mencionar que, detrás de cada gran idea innovadora, hay un riesgo del mismo tamaño que afrontar.

El camino no fue sencillo y pasar del diseño, a la producción hortícola fue un desafío que llevó meses de preparación, capacitaciones en Brasil, Paraguay, Buenos Aires y Mendoza. “Arrancamos con una producción pequeña en casa, que no alcanzaba siquiera para comercializar, fue equivocarnos y aprender hasta largarnos al piletazo de generar a escala”. Producción a escala será otro concepto recurrente de Hugo, durante su recorrido en este rubro que, hasta hace un tiempo atrás, le resultaba desconocido.

La producción hidropónica cuenta con varias ventajas por sobre el cultivo en suelo. Con una buena cubierta, brinda la posibilidad de aumentar la cantidad y periodicidad de las cosechas, el agua utilizada a través del circuito cerrado es un 80% menor, el cuidado amerita menos esfuerzo físico y el producto final tiene una duración mayor que una hortaliza extraída del suelo.

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No obstante, así como cuenta con estas ventajas, también exige cuidados constantes en el sistema de riego, el mantenimiento estructural de los invernaderos, las mesas donde se alojan los canales de siembra y, sobre todo, el uso del fertilizante, que suple los nutrientes que aporta la tierra y que en este sistema es el principal ausente. Sumado a esto, el producto, que debe importarse, sufrió una suba del 81% en los últimos ocho meses, algo que afecta fuertemente al costo, pero que no pueden traducirlo directamente al precio final en venta, debido al contexto económico que atraviesa la sociedad.

Con alrededor de 1.200 metros cuadrados de superficie cultivada, en la actualidad Raiza produce alrededor de 10.000 plantas al mes, entre cuatro variedades de lechuga: manteca, hoja de roble, morada y crespa, como así también rúcula. Tanto la lechuga hoja de roble, como la morada, fueron apuestas de Hugo e Ivanna de insertar un producto que no se conseguía en la región, pero que en otras partes funcionan muy bien. “Son apuestas que uno hace, que puede funcionar bien o puede ser un frentazo en la pared, algo que nos pasó con achicoria y la lechuga morada, que por algo no se consumía acá”, explicó Hugo.

Con una idea de producción integral, desde Raiza se encargan desde el cultivo, siembra, empaque, distribución y logística. Una decisión basada no sólo desde el vista de punto económico, si no también en el control de calidad del producto, garantizar que la fidelidad que representa su marca sea íntegra desde el despacho de los viveros ubicados en Candelaria, hasta la góndola donde el consumidor final se servirá para llevarlo a su mesa.

“Esto es un producto de valor agregado y hay que meterle mucho trabajo, de cómo comercializarlo y que llame la atención”, explica Hugo que, de marca y marketing, algo entiende por su pasado oficio. “Hay muchos hilos finitos que mantienen este tipo de producción y todo debe funcionar bien, porque donde se desprende uno, tenés pérdidas muy grande y, a veces, irreparables”, agregó, en justificación por su obsesión de estar sobre todo el proceso.

“Comercializamos un producto que tiene un packaging, hacemos nuestra propia logística y al prescindir de intermediador con el comerciante, podemos manejar algunos costos”. Esta decisión los llevó a trabajar directamente con supermercados y verdulerías de Posadas y Candelaria, a pesar del escepticismo inicial de esta clientela que venía de experiencias frustradas con otros proveedores. “La mayoría de los productores hortícolas vienen de lejos y deben viajar entre 100 a 150 kilómetros para traer sus productos y no son regulares, esto generó desconfianza en los comerciantes que pensaban que nosotros no cumpliríamos, por lo que tuvimos que ganarnos esa confianza a base de trabajo y regularidad en las entregas”, explicó.

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Una de las bondades de sus productos, es la textura y durabilidad que es muy diferente a la cultivada en el suelo y que, al vender las hortalizas con la raíz en un empaque que simula una pequeña maceta, permite una mayor conservación. “Producimos todo el año, una ventaja que nos da trabajar bajo cubierta, pero no todo el año es similar, es un desafío, por ejemplo, en otoño- invierno el consumo de las hortalizas de hojas baja”.

Medallones vegetales

“Cuando arrancamos el negocio, más allá de la hidroponia, vimos un abanico de cosas, como la producción primaria y alimentos a base de vegetales”, manifestó Hugo. Explicó que su principal objetivo, al iniciar Raiza, fue trabajar en un concepto, una marca que se relacione directamente a la producción hortícola y a la elaboración de alimentos a base de plantas.

Por ello, una vez estabilizada la producción de hidroponia, decidieron arrancar con la producción de medallones vegetales, totalmente veganos y libres de gluten, como aglutinante. Para esto, contaron con la colaboración de un ingeniero en alimentos, Mauro Matvichuk, también de la familia y quien los asesoró para desarrollar una producción a escala de este nuevo producto.

Como antecedente, tomaron en cuenta los productos ya existentes en el mercado y decidieron ir en el camino contrario. “La mayoría de los medallones se producen de manera más artesanal, a menor escala y, como agravante, el sabor y la textura no convencen del todo, predomina la soja y hay un leve dejo del sabor del vegetal que supuestamente es”, analizó Hugo.

Por este motivo, decidieron iniciar con la realización de encuestas, entrevistas, pruebas de degustación junto al público objetivo. “Algo muy frecuente en este tipo de productos es que se desarmen en la sartén y es algo que nosotros buscamos que no pase. De esta manera, le encontramos la vuelta al producto, lo elaboramos a escala y los instalamos en el mercado, con los clientes con los que ya trabajamos”.

Para la elaboración de estos medallones se utiliza materia prima de la zona, algo que quieren impulsar en su proyecto y en su concepto de negocio. La producción arrancó con unos 450 kilogramos mensuales de alimento y las variedades de medallones son: zapallo y choclo; porotos mum; acelga y zanahoria y de remolacha. “Nosotros producimos medallones que tienen el sabor que dicen ser, que se sienta bien el detalle de lo que tiene”, finalizó.

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