Retroalimentación de Prompts, ¿Razonamiento Artificial?

Escribe Camilo Furlan

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Sin duda alguna, los avances en el rubro de la inteligencia artificial vienen arrasando con todas las expectativas que se le hayan podido implantar en su momento, por lo que semana tras semana nos sorprende con una revolución completamente deslumbrante. Hasta no hace mucho tiempo, los avances y revoluciones tecnológicos, artísticos, económicos y demás, eran algo que se disponía a lo largo de años e incluso décadas de ardua investigación y sacrificio científico. Hoy, la velocidad con la que las mas sorprendentes novedades en torno a logros tecnológicos, es exponencial, lo que implica que cuando creías saberlo absolutamente todo sobre un rubro vinculado a ésta, la IA ya estaría a años luz de distancia.

Bien sabemos de la existencia de Inteligencias artificiales con las cuales podemos interactuar de diversas maneras, la más novedosa y popular es la herramienta “ChatGPT”, mediante la cual podemos obtener increíbles respuestas para con tareas con respecto a ordenes concretas. Por ejemplo, pidiéndole que genere un artículo o nota periodística como ésta, y lo haría de manera extremadamente profesional, probablemente mejor que el más experto y experimentado periodista o escritor. Todo esto y aún más, simplemente a partir de órdenes concretas y correcciones a gusto sobre la marcha, por lo que en cualquier momento podrías pedirle que se explaye más en esta temática o aquella otra, o que elimine tal parte y agregue esta otra.

Por esto mismo, en un artículo anterior profundicé en la idea de que por más inteligente y capaz que sea una IA, siempre dependería de una o mas ordenes que encarrilasen su estrategia para cumplir con un objetivo u otro. Enfatizando la idea de que cualquier avance vinculado a el aprendizaje automático tendería a depender de un Usuario que razone e interprete los resultados y reformule su “Prompt” (El texto o petición realizada a la Inteligencia artificial), por lo que jamás superaría el umbral de ser una herramienta, una muy eficiente y dinámica herramienta que serviría como “extensión” del desempeño de habilidades siempre humanas.

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Por motivos recién descritos, claro está que esta afirmación no tardaría en quedar en la mismísima prehistoria. Tan solo días después de haber escrito aquel artículo, me topé con lo que refutaría mis creencias hasta aquel entonces, y abriría un basto y extenso mundo de posibilidades innumerables. Bien sabemos que los códigos que componen a ChatGPT son “OpenSource”, es decir, que cualquier persona con mínimos conocimientos en programación puede descargarlos y modificar lo que quiera sin ningún limite ni restricción. Gracias a esto, un desarrollador que no estaba entre las filas de OpenAI (Fundadora de ChatGPT), propondría la idea de un sistema capaz de retroalimentarse con Prompts en función de las necesidades creadas en el curso que llevaría a cumplir con la orden inicial generada por el Usuario.

En otras palabras, este algoritmo interactúa consigo mismo (Reflexiona) sobre los distintos obstáculos que se le presentasen, aprendiendo de sus propios errores y de sus interacciones con la práctica. Dotándose de una especie de razonamiento, capacidad que torna sus capacidades extremadamente más útiles de lo que ya son de por sí mismas, insinuando que consideremos estar tratando con un verdadero tipo de inteligencia artificial. A esta variante se le asignó el nombre de AutoGPT, un mecanismo de extensión que vincularía a ChatGPT-3 y ChatGPT-4, dotándose de interpretación tanto de texto como de imagen.

Además, AutoGPT tiene acceso constante y directo a internet, superando al mismísimo ChatGPT convencional que solo tiene acceso al mismo en tanto a sucesos previos al año 2021. Pero, fuera de estas cualidades meramente técnicas, ¿Es este algoritmo inteligente, tal y como un ser humano? La respuesta a esta pregunta puede verse afectada por el simple hecho de que no sabemos muy bien que es eso a lo que llamamos inteligencia, por lo que no somos jueces muy justos como para decidir si algo es o no inteligente. En últimas, desde un punto de vista estrictamente literal, este algoritmo no tiene aún un razonamiento cognitivo comparable con el humano, ni tampoco está cerca de cumplir con los estándares regidos por la hipotética (Inteligencia Artificial General) que es un tema muy amplio, en el cual no voy a profundizar.

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Lo interesante es que, aún teniendo tantas limitaciones en tantos aspectos, es una herramienta increíblemente versátil y eficiente, capaz de resolver problemas y devolver resultados que dejan boquiabierto a cualquier profesional. Amenazando miles de puestos de trabajo, perfeccionando otros y creando nuevos, ampliando las fronteras de la educación y los estándares que deberá cumplir un puesto de trabajo en las siguientes generaciones de empleos. Obligándonos a preguntarnos… ¿Qué avances habrá logrado la industria de la inteligencia artificial en unos meses? ¿Y en diez años? ¿Serán necesarios los humanos en la tan ansiada “humanidad del futuro”?

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