Rosamonte, reinversión permanente en la producción de calidad
A lo lejos en el camino un pequeño venado pasea indiferente. Se sabe seguro pese al intenso movimiento a pocos metros, en la ruta y hacia dentro, en la inmensa chacra donde la actividad es plena, entre yerba mate, té, seis mil cabezas de ganado, forestación y piscicultura. No es el único animal silvestre que se encuentra en el lugar. Carpinchos, pájaros de todo tipo disfrutan de la armonía que se percibe al cruzar el portón de acceso. La naturaleza es cada vez más protagonista dentro de la firma Rosamonte.
Los yerbales de la emblemática marca apostoleña están certificados por Rainforest como agrosustentable, lo mismo que el té. La cría de pacúes se hace también con alimento balanceado hecho en casa y cuidados ambientales, que van desde el embrión hasta la calidad del agua.
Las lagunas en las que se crían los peces son enormes: 250 hectáreas de agua en distintas piletas de acuerdo al tamaño y peso de los ejemplares. En realidad, la cría empieza en los laboratorios propios, después pasan a una incubadora y recién a las piletas para el proceso de engorde, que dura unos18 meses, hasta llegar a la faena en el frigorífico. Son 800 toneladas anuales de pacú que se destinan al mercado interno, aunque la demanda supera a la oferta, por lo que se evalúa hacer más lagunas de cría.
La marca hace tiempo que dejó de ser “yerbatera”, tal como fue concebida. Es toda una cadena agroalimentaria, que, sin embargo, produce en armonía con el entorno: “Todo lo que se pueda no tocar, se deja”, explican. Rosamonte está presente en toda la Argentina y la marca se exporta a Chile, Perú, Brasil, Estados Unidos y otros países de América, Europa, Asia y África. Pero a diferencia de otras firmas yerbateras, lo que va al exterior, es marca Rosamonte. Nada a granel.
José y Martín Hreñuk son parte de la nueva generación yerbatera. Reciben a Economis en el despacho central de la empresa, en Apóstoles. Ha sido un año complejo, aseguran, pero en el que la firma no ha frenado sus inversiones.
Rosamonte tiene un enorme impacto en Apóstoles y la zona sur. Y los primos, con sus respectivos hermanos son conscientes de sostener ese legado heredado de padres y abuelos.
La yerba propia cubre solo 900 hectáreas. El resto se compra a productores de toda la zona, lo que genera un inconmensurable movimiento económico. Lo mismo sucede con la ganadería. Se crían seis mil cabezas propias y otras de productores de la zona, que acceden así a la mejor tecnología y alimentos balanceados de primera calidad. El empleo directo alcanza a casi 700 personas, pero el efecto multiplicador es mucho mayor. “Apostamos a los jóvenes locales, queremos que puedan pensar su vida con Rosamonte. Elegimos a profesionales que si no son de acá, estén radicados en Apóstoles”, explica José. En la fiesta de fin de año se entregaron placas a más de cien trabajadores con 25 años en la firma o ya jubilados.
Para la cosecha de yerba tienen trabajadores propios y otros contratados. El trabajo manual convive con cuatro cosechadoras mecanizadas. Así como la yerba está certificada, el proceso hasta que llega a la góndola también lo está. El secadero y el molino tienen certificaciones de Buenas Prácticas de Manufactura.
La búsqueda permanente es la excelencia. Y nuevos mercados. Advierten que el de la yerba es inelástico y por lo tanto, para ganar terreno, se debe apostar a bebidas o infusiones. “El mate con bombilla es muy nuestro. Difícil de exportar”, coinciden.
¿Cuál es el balance del año, con la sequía, la salida de la crisis sanitaria?
“Para nosotros creo que el arranque de la pandemia fue difícil”, responde Martín.
“Confuso, sobre todo”, coincide José.
“De cómo había que hacer los protocolos, la gente sobre todo que estaba temerosa también, era normal por ahí el desfase de lo que estaba pasando en Buenos Aires, de lo que estaba pasando acá en Misiones, era todo muy difícil. Al ser una empresa esencial seguimos trabajando y nunca se paró. Tuvimos un porcentaje de contagios, como todos, pero siempre trabajando, tomando los recaudos. Cuando llegó acá ya estábamos en pleno proceso productivo, en lo que era el tema de la yerba, la piscicultura, el té, había que continuar. Con todos los problemas que todos tuvimos. Pero también pienso que algunos beneficios hubo, se digitalizó mucho. Eso ayudó también a la parte administrativa, con el tema de los bancos, de los impuestos, el tema de manejos”, detalla Martín.
“Las reuniones virtuales, que se programaban siguen estando, hoy las reuniones presenciales son muy pocas”, completa José.
Hay un compromiso de la marca Rosamonte con la comunidad, para cuidar la economía, no solamente de la empresa, sino de toda la zona.
“Sí creo que es así, Apóstoles, siempre decimos, que el pueblo grande, ya es una ciudad. Siempre tratamos de tener contacto para ver cómo podemos acompañar”, señala Martín.
A la salida de la pandemia le sobrevino una sequía que preocupó a todo el sector. “Toda nuestra producción está basada en la lluvia. Empeoró mucho el verano pasado, pero ya hace 3, 4 años veníamos viendo un déficit de lluvias y eso nos pegaba de lleno en la piscicultura también, por último fue la yerba. No solo nosotros, sino también a los productores de la zona. Y se dio en un momento en que la la actividad andaba muy bien y los productores salieron a hacer muchas plantaciones, por lo que con la sequía que tuvimos, la gente estaba todo el día circulando con agua, tratando de regar un poco, de salvar un poco lo que se había plantado. En abril o mayo, cuando empezó la lluvia de vuelta, realmente fue increíble como la planta de yerba se recuperó. En principio se hablaba de números más drásticos, con faltante de hoja verde, pero cerramos un año dentro de todo bien, un número más abajo en lo que es cosecha. Pero cerramos bien”, describe Martín.
“La caída fue de un 5% por ciento, en un principio se hablaba de un 40, un 50%”, añade José.
¿Y el año económico, más allá de la sequía y demás, la economía de la Argentina cómo los afecta a ustedes, en el negocio?
Se repitió un poco lo que se estuvo dando en los últimos tiempos. Nosotros estamos en todo el país con nuestros productos. zonas en las que anduvieron bien, otras no tan bien, pero en Misiones fue un paraíso en comparación con otras provincias, porque el consumo cayó, porque era normal, pero creo que fue uno de los pocos lugares donde se mantuvo. Igual eso sería a nivel comercial. También participamos con planes del Gobierno, ahora estamos con Precios Justos, que estamos arrancando, notamos que los últimos meses el consumo cayó un poco, pero estamos tratando de recuperar y que el año que viene se vuelva todo a la normalidad.
¿Les vendría bien un “dólar yerba” para la exportación?
Martín: A nosotros, Hreñuk, , no tenemos tanto mercado externo. Sí creo que a todos, por ahí la filosofía que tenemos nosotros es que a todos nos tiene que ir bien en el rubro. Porque si al productor no le cierran los números, no quiere invertir en el yerbal, si nosotros no conseguimos ser más competitivos con ese dólar, también no lleva a invertir poco en el mercado externo, así que creo que es un conjunto y que todo va de la mano, a todos nos tiene que ir bien en el mercado. Sí creo que el dólar tiene que ser un poco más competitivo, habría que buscarle un número.
Esa es la filosofía, que crezca toda la zona…
Martín: Nosotros como familia, siempre decimos que somos una empresa grande, pero seguimos manejando todo en una familia, con todos los primos. También hablamos de Apóstoles, por la cantidad de productores, pequeños colonos que nos entregan su yerba, participamos de una parte social. Ahora en diciembre en época de las fiestas nosotros no abrimos el secadero porque está brotando la yerba , pero ayudamos a la gente. Al productor que estuvo entregando durante el año y años anteriores, tratamos de hacer una compra anticipada, para que tenga sus fondos para las fiestas, siempre estamos por temas de salud. Siempre fue esa la idea y vamos a continuar. Como empresa no tenemos grandes plantaciones, por nuestro volumen de negocios, nuestra producción propia es muy chica, entonces necesitamos de los colonos, de los productores, así que si funciona para uno, que funcione para todos. Nosotros tenemos nuestra propia cadena de supermercados, Dos Mil supermercados, las estaciones de servicios, tenemos las otras actividades, la ganadería, es decir son todas actividades que confluyen en el consumo de la zona, de la ciudad y a todos nos tiene que ir bien.
¿Por donde creen que pasa el futuro de la yerba, de Rosamonte en particular, pero del agronegocio, hacia donde tienen que ir?
Martín: El cambio climático. Hoy lo que está pasando en Estados Unidos, con la ola polar que están sufriendo, nosotros con nuestras sequías es como que está todo muy, o con mucha agua, o poca agua, mucho frío, o mucho calor. Nosotros con nuestra producción, no estamos preparados. Así que creo que hay que ir pensando en la producción sustentable, todo lo que es trabajar en eso, eso lleva a inversiones. Hoy estamos con el proyecto, que el año que viene deberíamos estar cosechando plantaciones orgánicas, pero eso lleva a que tiene otros costos, otra mano de obra, otra elaboración.
José: Pero tiene un mercado, en Europa el consumidor está dispuesto a pagar esa diferencia y lo que pasa en Europa, 10 ó 15 años se replica en el resto del mundo.
Martín: Pero vamos a tener que cambiar todo. Nosotros tenemos un departamento de control de incendios, tenemos gente que se capacita constantemente porque hay focos de incendios en nuestras propiedades, pero acá en Apóstoles también damos una mano por la sequía.
José: Hicimos reservorios de aguas grandes de 3, 4 millones de litros con descargas rápidas, o sea, nuestro camión, un camión de bomberos, en 3, 4 minutos puede cargar 10, 15 mil litros. Todo natural, de vertientes. Los productores en la chacra, si no están haciendo, van a tener que hacer sus reservorios de agua, que dicen cosechar agua, porque si a un vecino se le prende fuego, se prende fuego todo. Hay que estar atentos.
Y el mercado de la yerba, que no se mueve mucho, ¿cómo captar mercados, o cómo meterse en los lugares para ganar de nuevo espacios?
Martín: Gran pregunta. A nivel mundial el consumo está creciendo, se conoce mucho. Lo que pasó ahora, de los jugadores consumiendo en el Mundial, Messi o el inglés, creo que hay que aprovechar esa publicidad que tuvimos afuera. Pero también está el tema de la bombilla. La bombilla es un caso cultural, que en algunos casos es un impedimento. Habría que trabajar alguna bebida, gaseosa, otro tipo de infusiones, cápsulas, se habla mucho el tema de la yerba mate en la salud, en la belleza.
José: Se está dando a conocer las propiedades de la yerba mate, que no es poca cosa.
¿Y Rosamonte se anima a meterse ahí, a investigar el mercado, o hay que esperar?
Martín: Hay que meterse, pero todas son inversiones. Estamos trabajando en buscar soluciones, en ser más eficientes nosotros. Porque todo este crecimiento del mercado externo, te lleva a que uno sea más eficiente, con las certificaciones, porque si no, no vendes. Hay mercados que son muy estrictos, cadenas de supermercados multinacionales que te piden certificados, hasta tenemos que trabajar con nuestros proveedores. España ahora empezó a cobrar un impuesto al plástico, donde hay que presentar qué cantidad de plástico se usa, si es reciclable. Así que entre todo tenemos que trabajar hacia un mercado nuevo, si uno quiere crecer, si no te adaptás hay lugares donde no podés entregar y vas perdiendo mercados.
José: El mercado internacional del té pedía certificados. Pero hoy si no está certificado no te compran.
¿Eso va a llegar un momento a la yerba?
Martín: Todo tiende a eso. Creo que en el mercado interno no está en la posibilidad de pagar ese diferencial, pero afuera sí.
¿La inflación cómo los afecta?
Martín: Creo que, a todos, el tema de la inflación, arrancando con el consumidor, creo que se siente. Hay gente que juega con la parte financiera, antes por ahí los comerciantes compraban mercaderías para estoquearse para tener otras ganancias, hoy eso se está yendo a la parte financiera. Hay un montón de cuestiones en los insumos, hoy hay insumos que se están comprando en dólares, pero a veces no sabes a qué tipo de dólar tenés que reponer, entonces a la hora de costear, uno no sabe a qué precio está vendiendo. Nosotros tenemos el caso de que también estamos creciendo en la parte comercial con una marca de alimentos balanceados, PipiCucu, donde el insumo maíz es el más importante, y cada semana está subiendo. Eso hay que trasladarlo, hay clientes que entienden, otros que no, hay algunos que se demoran y después el aumento es mayor. Es el jueguito que hacen algunos, pero también eso es algo que a nosotros nos cuesta, porque hay que costear y trasladar, lastimosamente.
Pero, sin embargo, ustedes siguen invirtiendo…
José: Sí, en lo más urgente, como la máquina empaquetadora. Ahora viene la segunda, son cosas que teníamos que sí o sí teníamos que cambiar.
Martín: La inversión es para ser más eficientes, bajar un poco de costos, hacer cosas nuevas, tratar de buscarle la vuelta, tratar de recuperar la piscicultura, estamos construyendo más estanques para aumentar la producción. Tenemos un proyecto que vamos a ver si lo realizamos en el frigorífico de hacer un procesado, un rebozado, con lo que nosotros sacamos del espinado del pacú, para tratar de sacar más valor agregado por ese lado y recuperar un poco. Así en todos los sectores, tratar de ser más eficientes.
¿La ganadería en qué orden está, en el orden de prioridades?
Martín: Nosotros siempre fuimos ganaderos, realmente años atrás se invertía en comprar tierras, después se hacía lo que era la ganadería tradicional que era invernada, después en una época tuvimos cría, cabañas, después hicimos feedlot. Hoy, adecuándonos al mercado y a la zona nos reinventamos un poco y volvimos a la ganadería tradicional. También lo que estamos haciendo y tenemos un buen número, es con el tema de los búfalos, vemos como otra actividad en lo que es ganadería, animales que casi no tienen sanidad, te dan un ternero al año, con costo casi cero, en pastizales bajos, se adaptan muy bien, así que también estamos con eso, estamos con un plantel de madres para ir creciendo año a año en eso también.