¿Será necesario regular el ingreso de capitales para evitar la apreciación cambiaria?
El dólar se mantiene estable seis semanas y nuevamente se instala la idea de que está atrasado. Vuelven las preguntas de siempre: ¿Se puede sostener? ¿Hasta cuándo? ¿Qué capacidad de fuego tiene el Banco Central?
A principios de 2018 se generaba el mismo debate: el dólar a $20 nos parecía bajo y cuando llegó a $40 creímos que era demasiado elevado. Hoy nos encontramos nuevamente en el punto de partida.
El dilema no es si coyunturalmente el dólar está caro o barato sino cómo solucionar el problema de fondo: necesitamos más dólares de los que generamos en el corto plazo.
Desarrollos como el de Vaca Muerta, en Neuquén, tienen la potencialidad de generar los dólares necesarios para sostener un eventual nuevo ciclo de crecimiento. Sin embargo, ésta no es una solución de corto plazo y tampoco resuelve la patología financiera argentina. En este contexto, es imperioso buscar alternativas que resuelvan el principal problema actual, necesitamos más dólares de los que generamos en el corto plazo.
La idea en detalle
Para tener una magnitud del problema, en los últimos 12 meses se fugaron US$23.000 millones,22% del PBI, casi uno de cada dos dólares que ingresaron por exportaciones de bienes. Durante el primer mandato de Cristina Kirchner los flujos financieros y de capital sumaron en promedio 7 puntos del PBI por año, en su segundo mandato, cepo mediante, cayeron a la mitad.
Si bien es probable que un segundo gobierno de Macri cuente con un acceso fluido a los mercados de crédito, generando una nueva ola de optimismo y un nuevo ingreso de capitales financieros. Cambios en el humor de los mercados puede derivar en una reversión de estos flujos, con un final ya conocido. Por este motivo, es que creemos que será necesaria alguna regulación de los ingresos y egresos de capitales, suavizando así los impactos reales asociados a los vaivenes financieros internacionales.
La cotización del peso argentino se mueve en el mismo sendero que las restantes monedas emergentes, pero con el agravante de partir de una inflación más alta y un nivel de dolarización sin precedentes en los otros países. Este grado de exposición, conjuntamente al alto nivel de apertura en la cuenta capital, nos hace extremadamente frágiles al movimiento especulativo de capitales.
Existen experiencia de países emergentes, con similitudes al caso argentino, que han adoptado estas medidas, Chile, Bolivia, Colombia, Perú y Brasil son sólo algunos ejemplos.
Por otro lado, el cepo no es una solución factible porque no elimina la presión a la salida de divisas, y a la vez impide el ingreso. Pero la apertura financiera actual es una ingenuidad. Se deben implementar regulaciones al ingreso de capitales que moderen los efectos de la apreciación, en especial a los que buscan retornos por carry trade.
A modo de conclusión
Desde Analytica sostenemos que para el nuevo gobierno debe ser prioridad acotar el fenómeno de la dolarización. Dada la pesada carga de vencimientos de deuda y la demanda estructural de dólares por fuga, es necesario orientar recursos fiscales y financieros hacia los sectores exportadores garantizando a la vez estabilidad cambiaria.
Para evitar grandes saltos devaluatorios que castiguen los ingresos de los argentinos, el tipo de cambio deberá seguir de cerca la evolución de la inflación. Además, será necesario reevaluar el esquema de tarifas de los servicios públicos, cuyos costos no están íntegramente en dólares.
Finalmente, el magro rebote de la actividad que estamos observando se basa en el atraso cambiario y cierta moderación inflacionaria. Pero no será sustentable si no se encuentra una solución al problema del equilibrio externo, que probablemente deberá buscarse a partir de la regulación al flujo de capitales.