Como si algo le faltara a nuestro país —o como si se tratase de una potencia con peso internacional—, una pequeña nación africana le pidió ayuda a Argentina. Este tipo de gestos suelen dirigirse a Estados Unidos, Rusia o China, pero rara vez a una nación del sur global como la nuestra. Sin embargo, la amabilidad diplomática de Annobón, una isla africana que tendió la mano a la tierra de Maradona, Messi, el mate y el dulce de leche, sorprendió a propios y extraños.
Una nueva nación en África
Annobón es una pequeña isla ubicada en el Golfo de Guinea. Según el censo de 2015, cuenta con poco más de 5.000 habitantes. Se estima que esa cifra pudo haber aumentado ligeramente en la última década, salvo por el delicado contexto que atraviesa.
En 2022, su historia dio un giro tan virulento como previsible: tras años de represión, abandono y discriminación por parte del gobierno central de Guinea Ecuatorial, Annobón declaró unilateralmente su independencia. El nuevo gobierno, autoproclamado, mantuvo como presidente a Nando Palas Bahê y como primer ministro a Orlando Cartagena Lagar.
La respuesta no se hizo esperar. Teodoro Obiang, quien gobierna con puño de hierro Guinea Ecuatorial desde 1979, impuso un virtual bloqueo. Desde 2024, la isla enfrenta una crisis humanitaria: carece de energía eléctrica, agua potable y servicios básicos de comunicación como internet y telefonía. A esto se suma su dependencia casi total de la pesca y la agricultura de subsistencia.
En busca de respaldo, Annobón recurrió a organismos internacionales como las Naciones Unidas y se incorporó a la Organización de Naciones y Pueblos No Representados, con escasos resultados positivos. Fue entonces cuando miraron hacia la historia… y hacia Argentina.
Annobón y Argentina, unidos por el pasado
El primer ministro de Annobón, Orlando Cartagena Lagar, dirigió un pedido abierto de apoyo diplomático a Argentina, lo que despertó interpretaciones exageradas sobre una posible anexión, algo que, de concretarse, sería erróneo y contraproducente. La isla busca un reconocimiento simbólico a su proceso de independencia y la posibilidad de establecer lazos de cooperación humanitaria y diplomática. Tal vez sea también una jugada de marketing geopolítico, aprovechando el eco internacional que suele generar Argentina.
Pero detrás del gesto hay un dato curioso: Annobón fue parte del Virreinato del Río de la Plata. En 1778, mediante el Tratado de El Pardo, Portugal transfirió la isla a España en un intercambio de territorios que buscaba reducir tensiones en Sudamérica. Desde entonces, Annobón fue administrada por la Corona española, con sede organizativa en Buenos Aires.
La isla funcionaba como punto estratégico en el traslado de esclavos. Tras la independencia argentina en 1816, volvió a estar bajo control español hasta que, en 1968, fue incorporada al territorio de Guinea Ecuatorial, como parte de los procesos de descolonización en África.
¿Provincia argentina o delirio geopolítico?
Más allá de las bromas y memes que circularon en redes sociales, la postura argentina —si se atiende su coherencia histórica y diplomática— debería ser clara: Annobón no será una provincia ni será reconocida como Estado independiente. Las razones son evidentes.
Apoyar la independencia de Annobón debilitaría la posición argentina en el reclamo por las Islas Malvinas. Aceptar el principio de autodeterminación sin considerar la integridad territorial de los Estados abriría una grieta en la estrategia diplomática frente al Reino Unido, que utiliza ese mismo argumento para justificar su control sobre el archipiélago.
Además, respaldar a Annobón podría generar tensiones con el continente africano. Desde votos desfavorables a la Argentina en las Naciones Unidas hasta el estímulo de movimientos independentistas en otras regiones, las consecuencias diplomáticas podrían ser considerables.
Por otro lado, la posibilidad de que Argentina se transforme en un país tricontinental —con presencia en América, la Antártida y, eventualmente, África— resulta atractiva desde el punto de vista simbólico. Pero es irreal: implicaría asumir enormes costos económicos y logísticos, desde defensa y salud hasta educación y administración territorial.
Pese a todo, el gesto de Annobón tiene un valor anecdótico y simbólico notable. Refleja un vínculo histórico olvidado, una mirada inesperada hacia nuestro país y, quizás, un reconocimiento a la trayectoria diplomática argentina. En tiempos de aislamiento y repliegue global, que una nación africana pida ayuda a Argentina no deja de ser un pequeño recordatorio de que seguimos estando en el mapa.
África posee todos los elementos necesarios para consolidarse como uno de los futuros líderes globales de la industria de la moda, afirmó un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, dijo al presentar el informe que “la industria de la moda en África está despegando con fuerza y este informe pone de manifiesto su potencial para seguir prosperando”.
“El sector presenta un gran potencial para la economía, la inserción de los jóvenes, el empoderamiento de las mujeres y la difusión de la cultura africana a escala mundial”, agregó Azoulay.
Un primer elemento es que África es un importante productor de materias primas, con 37 de los 54 países del continente dedicados a la producción de algodón.
Además, es un destacado exportador de textiles con un valor de 15 500 millones de dólares anuales y un importador de tejidos, ropa y calzado con un valor de 23 100 millones de dólares al año.
En el continente se observa una tendencia creciente hacia el consumo de moda “Made in África” (hecho en África), especialmente entre la población joven -los menores de 25 años representan 50 % de la población total- y entre la creciente clase media, que ya abarca más de 35 % de la población en algunos países.
Esa tendencia está generando nuevos mercados de consumo. También se observa un crecimiento muy rápido del sector digital, lo cual favorece el comercio dentro del continente, así como la aparición de jóvenes talentos.
El valor de mercado de la ropa y el calzado solo en África subsahariana se estimó en 31 000 millones de dólares en 2020, y seguirá creciendo cada año.
La cifra incluye la venta al por menor de artículos de moda importados que podrían ser sustituidos por producción local y amplificar aún más el potencial del sector para generar empleo e ingresos sostenibles.
En África se organizan cada año 32 Semanas de la Moda. Actualmente se realiza una en Lagos, la megalópolis nigeriana con 24 millones de habitantes.
Según el reporte, esas semanas son “un claro testimonio del abundante talento presente en el continente en áreas como la alta costura, la artesanía y la confección”.
El estudio de la Unesco recoge estimados de que en los próximos 10 años aumente en 42 % la demanda de artículos de alta costura de origen africano.
Para apuntalar ese desarrollo “es esencial que los diseñadores, profesionales y toda la infraestructura de producción y distribución reciban un mayor apoyo por parte de las autoridades gubernamentales”, apuntó Azoulay.
Cuatro desafíos deben abordar los gobiernos y responsables de la toma de decisiones, y el primero de ellos es reforzar la protección jurídica de los creadores y los profesionales, en materia de propiedad intelectual, remuneración, condiciones de trabajo, derechos sociales y capacidad de organizarse en sindicatos.
La Unesco informó que ya está ayudando a 23 países africanos para que mejoren la situación de los artistas por vía legislativa y reglamentaria.
Un segundo desafío es invertir en las pequeñas y medianas empresas que, en la actualidad, constituyen 90 % de las del sector de la moda en África.
Ellas están extendidas por todo el continente y son las principales garantes de la diversidad de las prácticas y las expresiones culturales. Además, generan empleos y son un importante motor para los jóvenes que quieren entrar en el sector.
Además, el reciente crecimiento del comercio electrónico en África, que aumentó de 13 % en 2017 a 28 % en 2021, ha acelerado el desarrollo del sector de la moda, facilitando el acceso de las marcas a una base mucho más amplia de consumidores locales y mercados internacionales.
Luego, se deben establecer normas medioambientales ejemplares. A pesar de que la industria de la moda es una de las más contaminantes, África tiene la capacidad de hacer un mayor uso de materiales locales, innovar con tejidos sostenibles y concienciar a la población sobre tendencias de consumo sostenibles.
Por otro lado, la ropa de segunda mano es un mercado global muy dinámico, contribuyendo con un tercio de las importaciones mundiales. Sin embargo, enfrenta un desafío importante en cuanto a la falta de opciones de reciclaje, ya que 40 % de estas prendas terminan en vertederos, ríos e incluso en océanos.
También se deben mejorar la transmisión de conocimientos y la formación. África cuenta con técnicas textiles y conocimientos tradicionales únicos en el mundo, algunos de los cuales ya se encuentran protegidos por la Unesco.
El informe insta a los países a desarrollar programas de formación para que estas prácticas se transmitan de generación en generación y sigan inspirando a los jóvenes creadores.
Al mismo tiempo, la Unesco hace un llamado a incrementar la oferta de formaciones en profesiones clave, como control de calidad, derecho comercial y mercadeo, así como a ampliar la capacitación en nuevas tecnologías, tales como la impresión 3D y el comercio electrónico.
Finalmente, la Unesco subraya que, además de su valor económico, el sector de la moda también posee una rica importancia cultural, tanto desde el punto de vista de las habilidades tradicionales como de la creatividad contemporánea.
Viajar a África es una experiencia que te invita a descubrir un continente de contrastes, donde la naturaleza y la tradición se entrelazan en un baile eterno. Desde las vastas sabanas hasta las vibrantes ciudades, África te espera con una aventura única en cada rincón.
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Pero antes de embarcarte en esta travesía, es esencial que estés bien preparado para enfrentar los desafíos que puedan surgir en el camino.
Preparativos previos: más vale prevenir
Antes de hacer las valijas, hay algunos requisitos para viajar a África que no podés pasar por alto. Uno de los primeros pasos es informarte sobre las vacunas para viajar a África que necesitarás. Es crucial que consultes con tu médico y te asegures de estar al día con las vacunas recomendadas, como la de la fiebre amarilla, hepatitis A y B, entre otras.
Asistencia al viajero: un respaldo imprescindible
La asistencia al viajero para viajar a África es algo que no podés dejar de lado. Un buen seguro médico te brindará la tranquilidad necesaria para disfrutar de tu viaje sin preocupaciones. Además, la asistencia al viajero te proporcionará apoyo en caso de emergencias médicas, pérdida de equipaje o cualquier otro inconveniente que pueda surgir.
Descubriendo destinos únicos
África es un continente que te sorprenderá con su diversidad cultural y natural. Cada rincón de este vasto territorio tiene algo especial que ofrecer, permitiéndote sumergirte en tradiciones ancestrales y maravillas naturales que te dejarán sin aliento. A continuación, podés ver algunos destinos que no podés dejar de visitar en tu aventura africana.
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Egipto: un viaje al pasado
Egipto es una puerta al pasado, donde cada piedra cuenta una historia milenaria. Las majestuosas pirámides de Giza y la esfinge son solo el comienzo de lo que podés descubrir en esta tierra de faraones.
El recorrido por el río Nilo te llevará a templos antiguos como el de Luxor y Karnak, mientras que en la vibrante ciudad de El Cairo, podés explorar bazares llenos de color y sabor.
Marruecos: encanto y misterio
Perderse en los mercados de Marrakech es una experiencia que despierta todos los sentidos. Los aromas de las especias, los colores de las telas y la amabilidad de su gente te envolverán en una atmósfera única. Podés explorar la histórica ciudad de Fez o aventurarte en el desierto del Sahara para vivir una experiencia inolvidable bajo las estrellas.
Tanzania: la llamada de la naturaleza
La adrenalina de un safari en el Serengeti es una experiencia que te conecta con la naturaleza de una manera única.
Observar a los animales en su hábitat natural, con la inmensidad de la sabana como telón de fondo, es algo que te marcará para siempre. Además, podés visitar el cráter de Ngorongoro o relajarte en las paradisíacas playas de Zanzíbar.
Sudáfrica: un mundo en un país
Sudáfrica es un destino que lo tiene todo: desde la emocionante vida salvaje en el Parque Nacional Kruger hasta la historia y cultura en Ciudad del Cabo y Johannesburgo. La Ruta Jardín te llevará por paisajes costeros de ensueño, mientras que los viñedos de Stellenbosch son el lugar perfecto para los amantes del buen vino.
Kenia: donde la tierra se encuentra con el cielo
Kenia es otro destino imperdible para los amantes de la vida salvaje. Un safari en la Reserva Nacional de Masai Mara te permitirá ver de cerca a los “Cinco Grandes” de África, mientras que el Lago Nakuru te sorprenderá con su población de flamencos. Además, podés aprender sobre las tradiciones de los masáis y disfrutar de las playas de Mombasa.
Consejos prácticos para una experiencia inolvidable
Es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para viajar a África. Por ejemplo, siempre es aconsejable llevar ropa cómoda y adecuada para las diferentes actividades que planeás realizar. Además, nunca está de más tener un kit de primeros auxilios a mano y seguir las indicaciones de los guías locales para evitar situaciones de riesgo.
Enfrentando lo inesperado
A pesar de todos los preparativos, viajar a África puede presentar desafíos inesperados. Por eso, es vital mantener una actitud positiva y estar abierto a adaptarse a las circunstancias. Con la preparación adecuada y una mente abierta, podrás disfrutar de todo lo que este magnífico continente tiene para ofrecer.
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Una aventura que enriquece
Viajar a África es más que un simple viaje, es una oportunidad para expandir tus horizontes y descubrir nuevas culturas. Con los consejos y la información proporcionada, estás un paso más cerca de embarcarte en una aventura que seguramente te cambiará la vida.
Por Andrew Higgins, New York Times. Delirante de hambre, un creyente que llevó a su familia a vivir con un culto cristiano apocalíptico en un paraje remoto en el sureste de Kenia le envió un angustiado mensaje de texto a su hermana menor hace dos semanas. Aunque le rogaba que lo ayudara a escapar, todavía seguía bajo el control del predicador que lo había atraído hasta ese lugar, tras prometerle que sería salvado a través de la muerte por inanición.
“Respóndeme rápido, porque no tengo mucho tiempo. Hermana, el fin de los tiempos ha llegado y la gente está siendo crucificada”, le dijo Solomon Muendo, un exvendedor ambulante, a su hermana. “Arrepiéntete para que no te quedes atrás. Amén”.
Muendo, de 35 años, había estado viviendo en el bosque Shakahola desde 2021, cuando, al igual que cientos de otros creyentes, abandonó su hogar y se mudó allí con su esposa y sus dos hijos pequeños.
Habían acatado el llamado de Paul Nthenge Mackenzie, un extaxista convertido en televangelista quien, al declarar que el mundo estaba a punto de acabarse, comenzó a promocionar entre sus seguidores a Shakahola como un santuario cristiano evangélico para el inminente apocalipsis.
Sin embargo, en vez de un refugio, la propiedad de 320 hectáreas es un terreno baldío quemado por el sol lleno de matorrales y árboles raquíticos, que se ha convertido en una espantosa escena del crimen, salpicada de tumbas poco profundas de creyentes que decidieron morirse de hambre o, como Mackenzie preferiría, se crucificaron a sí mismos para poder encontrarse con Jesús.
Hasta hace un par de semanas, 179 cuerpos habían sido exhumados y trasladados a la morgue de un hospital en la ciudad costera de Malindi, a unos 160 kilómetros al este de Shakahola, para ser identificados y practicarles las autopsias. Los principales patólogos del gobierno informaron hace dos semanas que, si bien el hambre causó muchas muertes, algunos de los cuerpos mostraban señales de muerte por asfixia, estrangulamiento o golpizas. A algunos les habían extirpado órganos, según una declaración jurada de la policía.
Cientos de personas más siguen desaparecidas, quizás enterradas en tumbas que no se han descubierto. Otros deambulan por la propiedad sin comida como Muendo, cuya esposa e hijos están desaparecidos, contó su hermana.
La horrible magnitud de lo que los medios de comunicación de Kenia han calificado como la “masacre de Shakahola” ha dejado al gobierno intentando explicar cómo, en un país que se cuenta entre las naciones más modernas y estables de África, las fuerzas del orden público tardaron tanto tiempo en descubrir los macabros sucesos en una extensión de tierra ubicada entre dos populares destinos turísticos, el Parque Nacional Tsavo y la costa del océano Índico.
Personal de seguridad transportaba a una persona rescatada del bosque Shakahola en abril.Credit…Yasuyoshi Chiba/Agence France-Presse — Getty Images
El hecho de que tantas personas ignoraran el instinto humano más básico de supervivencia y eligieran morir ayunando ha planteado preguntas delicadas sobre los límites de la libertad religiosa, un derecho consagrado en la Constitución de Kenia.
El cristianismo evangélico —y los predicadores independientes— han ganado popularidad en toda África. Es parte de un auge religioso en el continente que contrasta con la rápida secularización de antiguas potencias coloniales como el Reino Unido, el cual gobernó Kenia hasta 1963. Cerca de la mitad de los kenianos son evangélicos, una proporción mucho mayor que en Estados Unidos.
A diferencia de las iglesias católica romana o anglicana, que se rigen por jerarquías y reglas, muchas iglesias evangélicas están dirigidas por predicadores independientes que no tienen supervisión.
El presidente de Kenia, William Ruto, un ferviente creyente cuya esposa es predicadora evangélica, se ha mostrado cauteloso a la hora de imponer restricciones a las actividades religiosas, aunque hace un par de semanas le pidió a un grupo de líderes eclesiásticos y expertos legales que propusieran formas de regular el caótico sector religioso de Kenia.
Para Victor Kaudo, un activista de derechos humanos en Malindi que visitó Shakahola en marzo, la libertad otorgada a predicadores como Mackenzie ha ido demasiado lejos. Kaudo, notificado por los desertores del culto, encontró creyentes demacrados que, aunque estaban al borde de la muerte, lo maldijeron y calificaron de “enemigo de Jesús” cuando trató de ayudarlos.
Una mujer hambrienta, con la cabeza rapada por orden de los líderes de la secta, se agitó furiosamente en el piso cuando Kaudo se le acercó y le ofreció sustento, según muestra un video que grabó.
“Quería que estas personas hambrientas sobrevivieran, pero querían morir y conocer a Jesús”, recordó Kaudo. “¿Qué hacemos? ¿Acaso la libertad de culto prevalece sobre el derecho a la vida?”
Mackenzie le ha dicho a los investigadores que nunca ordenó a sus seguidores que no comieran y que simplemente predicaba sobre las agonías de los últimos tiempos profetizadas en el libro de Apocalipsis, el último del Nuevo Testamento. Fue arrestado en abril, puesto en libertad y luego lo volvieron a detener. Está bajo investigación por acusaciones de asesinato, terrorismo y otros delitos. Su abogado se negó a comentar.
Durante su breve aparición ante un tribunal en Mombasa este mes, Mackenzie, de 50 años, vestido con una chaqueta rosa, mostró una actitud alegre mientras saludaba imperiosamente desde el interior de una jaula de metal para llamar la atención del magistrado. El magistrado lo ignoró y extendió su detención.
Paul Nthenge Mackenzie en un tribunal de Mombasa, en el sureste de Kenia.Credit…Simon Maina/Agence France-Presse — Getty Images
‘Era una iglesia normal al principio’
El viaje de Mackenzie de taxista pobre a líder de una secta con su propio canal de televisión comenzó en 2002 en un patio de piedra frente a una escuela primaria católica en Malindi. La propiedad pertenecía a Ruth Kahindi, quien conoció a Mackenzie en una iglesia bautista cercana y lo invitó a predicar en su casa.
Juntos formaron su propia iglesia, Good News International, utilizando la casa de Kahindi como sede.
“Era una iglesia normal al principio”, recordó la hija de Kahindi, Naomi, quien recuerda a Mackenzie como un poderoso orador que inicialmente se apegó al mensaje evangélico estándar de salvación a través de la fe exclusiva en Cristo y la Biblia como la máxima autoridad espiritual.
Después de varios años de estrecha colaboración, Kahindi se separó de Mackenzie alrededor de 2008, dijo la hija, luego de que el predicador se volviera cada vez más apocalíptico en sus sermones.
También hubo disputas por dinero, dijo la hija de Kahindi, quien agregó que se sospechaba que Mackenzie se embolsaba los diezmos.
En respuesta, Mackenzie “comenzó a acusar a mi madre de brujería”, dijo Naomi.
Al no poder usar la casa de Kahindi para predicar, Mackenzie, quien ya no estaba en situación de pobreza extrema, construyó un gran salón de oración de hormigón en un terreno que había comprado en Furunzi, a las afueras de Malindi, y la declaró como el nuevo hogar de la iglesia Good News International. Se comenzó a correr la voz de sus advertencias sobre la próxima batalla del Armagedón.
Aunque estaba amargamente distanciado de Kahindi, se llevó consigo a una de sus hijas, Mary, quien se había casado con uno de los seguidores más fervientes de Mackenzie, Smart Mwakalama, extrabajador de limpieza de hoteles.
Mwakalama también está bajo arresto. Su esposa, Mary, y sus seis hijos han desaparecido y se teme que estén entre los muertos sepultados en Shakahola.
Según Naomi, Mackenzie “es un demonio” que ha “destruido demasiadas vidas”.
Entre otros afectados por la tragedia se encuentra Priscilla Riziki, una aldeana en situación de pobreza que le presentó a su hija mayor, Lorine, los sermones de Mackenzie hace una década. Atormentada por la culpa y el dolor, visita la morgue de Malindi todos los días para buscar a su hija y sus tres nietos, quienes se mudaron al retiro de Mackenzie en 2021.
“La única esperanza que me queda es ver a mi hija, viva o muerta”, dijo Riziki.
Priscilla Riziki sosteniendo una foto de su hija Lorine Menza, de 25 años, de quien no se sabe nada desde marzo.Credit…Sarah Waiswa para The New York Times
Un grupo de residentes enojados, algunos de ellos familiares desconsolados de miembros desaparecidos de la secta, saquearon la antigua iglesia de Mackenzie hace dos semanas, derribaron su puerta rosa y destrozaron el muro que la rodeaba.
“La gente está muy enojada y culpa a Mackenzie, pero yo culpo al gobierno”, afirmó Damaris Muteti, miembro de una iglesia evangélica rival y predicadora itinerante, mientras examinaba los escombros.
“Mackenzie es un buen hombre, pero el diablo lo usó”, aseguró. “Algo salió mal”.
Fosas comunes en el bosque de Shakahola, donde se han exhumado 145 cuerpos.Credit…Yasuyoshi Chiba/Agence France-Presse — Getty Images
Vendiendo terrenos ajenos
Un vendedor de maní llamado Titus Katana, quien se unió a la iglesia Good News en 2015 y ascendió hasta convertirse en pastor adjunto, dijo que al principio sentía una gran admiración por Mackenzie y sus sermones. “Cambió debido a sus falsas profecías” sobre el fin del mundo, dijo Katana. “Su principal interés comenzó a ser ganar dinero, no predicar al mundo”.
Recuerda que, para 2017, Mackenzie había comenzado a decirles a los fieles que no fueran al médico ni enviaran a sus hijos a la escuela. Estableció su propia escuela paga, no registrada, en su iglesia. También afirmaba tener poderes divinos de curación, por los cuales también comenzó a cobrar.
“Me dijo que había recibido una revelación de Dios” acerca de que la educación y la medicina eran pecaminosas, recordó Katana. “Todo lo malo empezó con eso”.
Ya para ese momento, Mackenzie había expandido su alcance mucho más allá de la costa de Kenia gracias a su establecimiento de Times TV, un canal evangélico que transmitía sus sermones cada vez más apasionados a través de internet y en toda África. Entre los desaparecidos en Shakahola hay un ciudadano nigeriano y una azafata de Kenia.
Elizabeth Syombua, la hermana del hombre que actualmente se está muriendo de hambre en el paraje remoto, contó que ella y su hermano solían quedar fascinados con las transmisiones de televisión de Mackenzie. “Te vuelves adicta a lo que dice”, dijo y recordó cómo solía salir corriendo a casa desde su trabajo en una fábrica de costura de Mombasa para poder verlo por televisión junto a su hermano.
“Es como un espíritu maligno con un extraño poder para atraer a la gente a su trampa”, dijo.
Sin embargo, la creciente popularidad de Mackenzie también atrajo la atención de las autoridades.
Mackenzie fue arrestado en octubre de 2017 por cuatro cargos, entre ellos la radicalización y la promoción de creencias extremistas, delitos que en el pasado se habían formulado principalmente contra musulmanes responsables de una serie de ataques terroristas en Kenia. Mackenzie se declaró inocente y fue absuelto.
Fue detenido nuevamente en 2019 y lo dejaron en libertad bajo fianza. Intensificó su confrontación con el gobierno, denunciando la introducción de números de identificación nacional para los ciudadanos como “la marca de la bestia”, y como una señal más del inminente apocalipsis.
Con la amenaza de nuevas acusaciones, Mackenzie sorprendió a sus seguidores en 2019 al anunciar que cerraría la iglesia, vendería su propiedad y se retiraría al bosque Shakahola. Invitó a sus seguidores para que se le unieran y compraran pequeñas parcelas en lo que dijo que sería una nueva Tierra Santa.
Recepción de cuerpos exhumados en una morgue en Malindi, el mes pasadoCredit…Monicah Mwangi/Reuters
Los niños serían los primeros en fallecer
Katana, su antiguo predicador adjunto, contó que había comprado casi media hectárea por 3000 chelines kenianos, que en ese entonces valían alrededor de 30 dólares. Era un precio bajo pero, aún así, era una ventaja para Mackenzie porque no era el dueño legal de los terrenos que estaba vendiendo.
La llegada de la pandemia de COVID-19 a Kenia en 2020 aumentó el atractivo de la oferta de tierras de Mackenzie y, para muchos, reivindicó su viejo mensaje de que el mundo estaba llegando a su fin.
Según Katana, Mackenzie, cada vez más obsesionado con el apocalipsis, emitió “nuevas instrucciones” en enero a los cientos de personas que se habían mudado a Shakahola, propiedad que el televangelista dividió en distritos con nombres bíblicos como Jericó y Jerusalén.
Mackenzie, quien se presentaba como una figura similar a Cristo, vivía en una sección a la que llamó Galilea, por el área de Palestina donde Jesús vivió la mayor parte de su vida.
Las instrucciones, contó Katana, presentaban un plan metódico para el suicidio masivo a través de la inanición. Los primeros en perecer serían los niños, quienes debían “ayunar bajo el sol para morir más rápido”, dijo Katana, recordando las palabras del pastor. En marzo y abril, sería el turno de las mujeres, seguidas de los hombres.
Titus Katana dijo que en un principio sentía gran admiración por Mackenzie, pero “cambió debido a sus falsas profecías”.Credit…Sarah Waiswa para The New York Times
Según Katana, Mackenzie afirmó que se mantendría con vida para ayudar a guiar a sus seguidores a “encontrarse con Jesús” a través de la inanición, pero que una vez que terminara este trabajo, él también moriría de hambre antes de la llegada de lo que dijo que sería el inminente fin del mundo.
En un video publicado en línea en marzo, Mackenzie dijo que había “escuchado la voz de Cristo decirme que ‘el trabajo que te encomendé para predicar los mensajes de los últimos tiempos durante nueve años ha llegado a su fin’”.
Katana dijo que ya para ese momento había roto relaciones con Mackenzie y que no se encontraba en Shakahola cuando comenzó el programa suicida, pero que se enteró por los creyentes que estaban allí. Katana fue a la policía para denunciar que los “niños se están muriendo” en el bosque.
“Nunca tomaron ninguna medida hasta que fue demasiado tarde”, dijo.
En abril, Muendo, el exvendedor ambulante que se había mudado a Shakahola en 2021 con su familia, llamó por teléfono a su hermana en Mombasa y le dijo que “vamos a comenzar un ayuno para poder ir a ver a Cristo en el Gólgota”, una referencia al lugar de la crucifixión de Jesús en la Biblia.
“Le dije: ‘Estoy orando por ti, pero te necesitamos, así que no te crucifiques’”, contó la hermana, Syombua.
Muendo, según su hermana, le pidió que entendiera que no tenía más remedio que “llegar hasta el final”.
“Él estaba feliz, porque pensó que moriría pronto por Jesús”, dijo la hermana.
En cuanto a Mackenzie, agregó Syombua, “es un asesino”.
Ropa encontrada en el bosque de Shakahola.Credit…Yasuyoshi Chiba/Agence France-Presse — Getty Images
Simon Marks colaboró en este reportaje desde Nairobi, Kenia.
Andrew Higgins es el jefe del buró para Europa central y oriental con sede en Varsovia. Anteriormente fue corresponsal y jefe de buró en Moscú de el Times, formó parte del equipo que recibió el Premio Pulitzer de Periodismo Internacional en 2017 y lideró un equipo que ganó el mismo premio en 1999 mientras era jefe del buró en Moscú de The Wall Street Journal.
El dolor es colectivo cuando las imágenes de las crisis migratorias y alimentarias en este continente terminan ocupando lugar en noticias rutilantes. Sin embargo, parece tan natural el vaciamiento africano que nadie se cuestiona la actualidad de esta región.
Actualmente, África tiene 54 países, cada uno con sus particularidades étnicas, religiosas, sociales y culturales, aunque, en gran medida con un factor en común: pobreza. Justamente, según el Índice de Pobreza Multidimensional, el top ten de los países más afectados económicamente está en el continente africano, se trata de Níger, República Centroafricana, Chad, Sudán del Sur, Burundi, Mali, Eritrea, Burkina Faso, Sierra Leona, Mozambique y República Democrática del Congo. Salvo algún caso particular, como el de Sudáfrica, esta parte del mundo tiene la penosa condición de crisis total.
Exceptuando las causas geográficas o que dan cuenta de situaciones que, sin decisión política, pueden ser incontrolables por el ser humano, el resto se resignifica en la historia. En principio, la expansión ultramarina llevó a cabo un shock de dominio de naciones europeas sobre las africanas. Ya a finales del siglo XIX, el viejo continente se dividió África tal y como si fuese una torta de cumpleaños, mediante la Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885.
Esa partición tuvo como ejes dominantes a Gran Bretaña y Francia, principalmente. Ya en el siglo XX, hay tres grandes conceptos históricos que hacen de África un verdadero desmán: panafricanismo (construcción de un entramado político que tenga la cuestión continental como primaria), panislamismo (construcción de una mancomunidad de naciones que adopten al Islam como su religión oficial y mayoritaria) y el panarabismo (intento de unión que responda a los lazos culturales, lingüísticos y de herencia en común con el mundo árabe). El problema de estas tres tendencias es que África tiene países árabes, musulmanes y, obviamente, africanos. Algunos comparten todas estas características, otros solo dos y los que solamente son africanos por definición. Este fue el gran problema de la descolonización.
Pero pese a todo esto, hay un verdadero culpable al cual no se le puede escapar y que tiene incidencia casi en cualquier etapa de la historia: Occidente. Sea en el rol de Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos, la piedra angular del poder occidental siempre fue el principal causante del daño en África. En la modernidad, la extracción de metales preciosos y la esclavitud, hoy en día recursos como el coltán son los que mantienen tantas bases militares en el continente africano.
El hecho de que el Tío Sam haya pisoteado sin desdén el crecimiento exponencial de diversas naciones africanas, solamente propició a un empobrecimiento generalizado de toda la zona, situación que trasciende cualquier barrera geográfica. Ya sea aplicando medidas económicas restrictivas en cuanto a la producción, como imponiendo regímenes políticos autoritarios que defiendan los intereses de Washington en África, sacando del mapa cualquier intento de rebelión que pueda poner en tensión a las ganancias de los peces gordos occidentales. Y cuando un líder se posicionó, le hicieron la vida imposible hasta pregonar intentos de desestabilización e inclusive asesinatos a sangre fría como el de Gadafi en Libia en 2011.
No es un tema menor el de las dictaduras y regímenes satélites que propicia Estados Unidos en esas zonas del mundo, terminando con toda intentona guerrillera y básicamente financiando a líderes déspotas que sólo acrecientan más la brecha de extrema pobreza que se extiende de manera endémica en un continente al que le sobran recursos, que, siendo bien administrados, serían de gran utilidad para el crecimiento y desarrollo económico.
Por otra parte, y hablando de potencias, Rusia y China también tienen su cuota de participación. De hecho, cada apoyo de Putin a una facción política en África, es motivo de más de un dolor de cabeza en la Casa Blanca, y si hablamos de China, el gigante rojo también utiliza un modus operandi similar al de Estados Unidos, aunque con la cuota de inmensas inversiones económicas en los frentes extractivos, principalmente del tan valioso coltán.
Este mineral es tan importante que es el recurso principal en la creación de smartphones, así que básicamente, cada vez que compartas un meme, lo haces mediante un dispositivo que funciona a fuerza de la sangre del trabajo casi esclavo en África, impuesto por los mega – poderosos del mundo.
Las consecuencias de este vaciamiento son evidentes: los africanos, sean del país que sean, huyen hacia Europa y Asia. Son contingentes humanos que cruzan grandes extensiones marítimas y territoriales, arriesgando su vida para que sus pequeños hijos tengan un mejor porvenir económico. Asimismo, los que se quedan padecen las impericias de la clase política y del imperialismo galopante. La falta de estructuras es algo normal, aunque aún peor es la nula inversión en recursos para obtener agua potable, por ejemplo. Esto produce una pésima alimentación, y lo que es peor aún, la propagación de enfermedades que terminan siendo letales. Hasta aquí, hay crisis migratorias, crisis alimentarias y crisis sanitarias, pero hay un agregado aún más siniestro.
Las guerrillas y movimientos armados (religiosos o políticos) siembran el terror en diversos países. Lastimosamente, Somalia se transformó en un país en donde los “piratas” y los “yihadistas” conviven entre delincuencia y atentados. Los que terminan pagando siempre son los inocentes. Ni hablar de genocidios brutales como el de Ruanda en 1994. Tan cruel como esto es la actual práctica de la ablación del clítoris en niñas que se extiende en lugares como Gambia, Mauritania y Djibouti, entre otros. Esta horrenda práctica tiene un fuerte condimento cultural y religioso.
En síntesis, ¿Quién o quiénes son los grandes culpables? La respuesta es fácil: el poder occidental y los líderes corruptos aspiracionistas. Esta sensación de entreguismo africano es tan grave que solo aumenta la desigualdad. Aunque en este mundo multipolar naciente, podrían tener un mejor pasar. Putin deslizó que el futuro del mundo está en África. Solo resta esperar para analizar entrelineas como se da esa recomposición de una región del mundo, históricamente bastardeada por Estados Unidos y Occidente.