Se certificó la exportación de más de 9 mil toneladas de tabaco desde Misiones

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Además de la fiscalización, el Senasa capacita a empresas para impulsar el envío de ese producto a nuevos mercados.

En lo que va de 2024 el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) certificó 9.953 toneladas de tabaco que fueron exportadas en distintos formatos desde la provincia de Misiones.

Del total certificado por agentes del Centro Regional Corrientes-Misiones del Senasa6.194 toneladas corresponden a tabaco despalillado y 1.043 toneladas a palo de tabaco, el resto fueron envíos de hoja seca y desperdicio de tabaco, entre otros formatos. Los principales países de destino del tabaco misionero son: Indonesia, Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y Uruguay.

Capacitación

En este marco, y con el fin de impulsar la exportación de tabaco de productores misioneros, el Senasa realizó una reunión informativa con técnicos y administrativos de la empresa Bonpland Leaf S.A. (BLASA) que inició gestiones para el envío del producto a China.

Allí, los profesionales del Centro Regional Corrientes-Misiones del Senasa explicaron a sus interlocutores la relevancia del Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa) como base para la trazabilidad en productos agropecuarios y los capacitaron en el uso del sistema Servicios en Línea del organismo para verificar si un productor cuenta con el citado registro, su estado y los productos declarados. Este recurso facilita a los técnicos la verificación de datos necesarios para cumplir con los requisitos de exportación.

Además, se abordaron los procedimientos para actualizar georreferenciaciones y polígonos en el Sistema de Registros, lo cual mejora la precisión de los datos y contribuye a la trazabilidad de los productos. Este aspecto refuerza la importancia de contar con información territorial exacta y actualizada sobre los productores.

En relación con nuevas inscripciones, los asistentes recibieron capacitación sobre la “carga previa” de datos personales y productivos de los productores. Una vez firmada, esta precarga se envía a la oficina local correspondiente, agilizando el proceso de inscripción y la interacción de los productores con Senasa.

Estas actividades reflejan el compromiso del Senasa con la eficiencia y transparencia en los procesos de exportación, garantizando el cumplimiento de los estándares internacionales de calidad y trazabilidad del producto a exportar.

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El arroz argentino es reconocido en el mundo por su calidad industrial y culinaria

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Con 10 variedades inscriptas por el INTA, el cereal llega a Latinoamérica, Europa y Asia para ser utilizado por los programas de mejoramiento en la región. El trabajo de un equipo de investigación del INTA Concepción del Uruguay -Entre Ríos- permitió que, en los últimos 15 años, los rendimientos aumenten y que la calidad mejore. Un reciente estudio determinó que la investigación y el desarrollo de tecnología generó un impacto económico que asciende a US$1926 millones.

El arroz, además de ser el tercer cereal más sembrado y el de mayor consumo humano en el mundo, es una de las especies vegetales más estudiadas por ser una planta con genoma pequeño y simple, de hecho, fue la primera especie cultivada de la cual se describió la secuencia completa del genoma -publicado en 2001-. En este sentido, desde hace más de 30 años el Programa de Mejoramiento Genético de Arroz del INTA se enfoca en la obtención de nuevas variedades y en el desarrollo de tecnologías que mejoren la producción.

A finales de la década de los ochenta, el programa readecuó sus objetivos hacia variedades con buen rendimiento y con buena calidad culinaria e industrial. En ese momento, el escenario se caracterizaba por el uso predominante de genética extranjera: variedades con alto potencial de rendimiento agrícola, pero con deficiencias en la calidad del grano.

“Esta limitación impedía al arroz argentino competir y acceder a mercados de alto valor”, explicó José Colazo -investigador del INTA Concepción del Uruguay- quien recordó que, en cuanto a lo productivo, no existía una herramienta selectiva para controlar la principal maleza del cultivo, el arroz rojo. “Una vez que esta maleza invadía un lote, resultaba muy difícil erradicarla, lo que generaba pérdidas significativas en el rendimiento”. Y agregó: “Frente a esta situación, el programa planteó una estrategia orientada al desarrollo de variedades nacionales con un alto potencial de rendimiento, resistencia a herbicida y una excelente calidad de grano, lo que diferenciaría al arroz argentino a nivel mundial”.

El desarrollo de cada una de las 10 variedades le permitió al programa de mejoramiento genético y al INTA ganar confianza -de que iban por buen camino- y ganar socios para llegar a nuevos mercados. Fue así que, en la actualidad, el cereal argentino llega a países de Latinoamérica, Europa y Asia.

Desde 2004, se registraron seis variedades de arroz tipo grano largo fino: Camba INTA PROARROZ, PUITA INTA CL, GURI INTA CL, ÑU POTY INTA CL, MEMBY PORA, y ANGIRU INTA CL. Además, también hemos registrado una variedad tipo doble carolina, KIRA INTA. “Actualmente, estamos en proceso de inscribir un cultivar tipo largo fino aromático (INTAMati), uno arbóreo (ArborINTA) destinado a la cocina mediterránea, y un cultivar corto japonés (KoshINTA), diseñado para platos orientales como el sushi”, resaltó Colazo.

En investigación, la tecnología Clearfield en arroz, desarrollada por INTA para el control de arroz rojo, ha trascendido las variedades creadas por la institución y ahora forma parte de las variedades de arroz más difundidas en América Latina. Además, esta tecnología es utilizada en los principales programas de mejoramiento de la región, consolidándose como una herramienta esencial para el control efectivo de malezas en los sistemas de producción.

Un estudio de la Universidad de Arkansas -Estados Unidos- determinó que las variedades de arroz INTA han generado una ganancia genética de 59 kilos por hectárea al año en rendimiento agrícola y un impacto económico que asciende a US$1926 millones. “Esto se refiere a que la contribución económica de un pequeño programa de mejoramiento de arroz puede ser considerable si las variedades son aceptadas y adoptadas por los agricultores y representa un alto retorno a la investigación y ciencia en el sector público”, indicó Colazo.

Álvaro Durand -profesor de economía agrícola en la Universidad de Arkansas, Estados Unidos-, explicó: “El impacto económico se midió tomando en cuenta la ganancia genética promedio de cada variedad lanzada por el programa de INTA, el área sembrada con cada variedad en Argentina, Brasil, y Uruguay, y el precio promedio al productor”.

El impacto económico desde el 2007 al 2023 es de US $2069 millones (en términos reales al valor del dólar en 2023). La ganancia de producción atribuida al programa de mejoramiento es de 5,94 millones de toneladas (base cascara). “La estimación de la ganancia promedio de rendimiento y de calidad molinera del programa se realizó en base a varios modelos de regresión con efectos fijos de panel y errores estándar robustos en clústeres por año y localidad”, detalló Durand.

El estudio se realizó con base en 466 observaciones de rendimientos y calidad molinera provenientes de los ensayos comparativos de rendimiento desde el 1991 al 2022.

El esfuerzo tiene recompensa

Los principales logros del programa de mejoramiento se reflejan en la amplia adopción de la genética del INTA, no solo en Argentina, sino también a nivel mundial. Este éxito ha sido posible gracias a un equipo interdisciplinario de investigadores y técnicos especializados en el mejoramiento genético del arroz, que se apoya en el desarrollo de tecnologías innovadoras y una sólida articulación con el sector arrocero nacional.

Mariano Durand -investigador del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos- destacó que “el desarrollo de cultivares de arroz es un proceso que, en promedio, puede llevar alrededor de 10 años debido a las múltiples etapas de selección y evaluación. Para acortar estos tiempos y acelerar la obtención de cultivares mejorados, es fundamental utilizar metodologías de selección precisas e incorporar nuevas tecnologías”.

Para la selección de caracteres asociados a la calidad industrial y culinaria, en el programa de mejoramiento del INTA se trabaja con tecnología de visión computacional que permite ser efectivo en la caracterización de los materiales.

También, aclaró Durand, “el uso de bioensayos permite evaluar rápidamente la respuesta de los genotipos a diversas condiciones iniciales de crecimiento, como las bajas temperaturas y la tolerancia a herbicidas. Asimismo, la selección asistida por marcadores moleculares. Esta herramienta nos permite fijar caracteres deseables en etapas tempranas del proceso de mejoramiento”.

Recientemente, el equipo del INTA comenzó a trabajar con edición génica. “Consiste en una técnica biotecnológica que permite realizar modificaciones precisas en el ADN de un organismo. Esta nueva técnica de mejoramiento facilitará el desarrollo de cultivares con características específicas de manera más eficiente. Todas estas metodologías mencionadas optimizan los recursos y reducen el tiempo requerido para el desarrollo variedades”, adelantó Durand.

Últimos desarrollos

Durante los últimos años, los desafíos del programa se centran en la generación de materiales resistentes al patógeno Pyricularia oryzae, agente causal del quemado del arroz, y en la incorporación de nuevas fuentes de resistencia a herbicidas. Todo esto, sin resignar los altos rendimientos y excelente calidad logrados en el pasado que caracterizan a las variedades INTA. “En este sentido, estamos en la etapa final de evaluación de una línea identificada como Cr 1329, que combina alta productividad, calidad y resistencia al quemado del arroz”, mencionó Durand.

Por otra parte, en el programa están trabajando con nuevas fuentes de resistencia a herbicidas con modo de acción diferente a la tecnología Clearfield. Es el caso de la tecnología Provisia, propiedad de la empresa BASF, y la tecnología SUR-15, desarrollada en el programa. “Para ambas fuentes, contamos con materiales avanzados de alto potencial de rendimiento y calidad de grano. Tanto la rotación de cultivos como así también la rotación tecnológica de un mismo cultivo son estrategias claves para el control efectivo de malezas y la prevención de resistencias. En un futuro, estas tecnologías se sumarán al sistema de producción, brindando a los productores herramientas clave para mejorar el manejo del cultivo y contribuyendo a la sostenibilidad del sistema arrocero”, explicó el investigador.

En 2022, se inscribió el cultivar Angirû INTA CL, el cual se destaca por su alto potencial de rendimiento y excelente calidad industrial. Este material estará disponible para los productores en la campaña 24/25, sumándose a la paleta de opciones de variedades Clearfield.

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Según CAME las exportaciones de yerba, té y foresto industria crecieron y solo el tabaco se retrajo en volumen

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En septiembre, las exportaciones de las economías regionales alcanzaron los USD 8.649 millones, el monto más alto desde enero 2023.

De acuerdo con el Monitor de Exportaciones de las Economías Regionales (MEER) elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), septiembre terminó con un incremento en las exportaciones de las economías regionales del 29,1% en dólares y 26,5% en toneladas, lo que representa una suba interanual de USD 1.948,8 millones en el total exportado y de 1,5 millones de toneladas en el volumen comercializado. El precio promedio de exportación de las economías regionales argentinas se ubicó en USD 1.230 dólares.

El sector demuestra así un gran poder de recuperación, tras haber sufrido tres sequías seguidas y heladas tempranas que afectaron los niveles de producción.

Además, durante el período analizado se presentó una alta volatilidad de los precios internacionales, como así también aperturas de nuevos mercados para colocar los diversos productos de las economías regionales.

Variación acumulada interanual de las exportaciones regionales. Acumulado últimos 12 meses

Con este incremento, las exportaciones regionales alcanzaron los USD 8.649 millones exportados en el período octubre 2023-septiembre 2024, habiendo importado USD 791 millones, lo que arroja un superávit comercial de USD 7.858 millones.

NEA: la región del noreste argentino, compuesta por las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, exportó por un total de USD 509,7 millones. Chaco, con un total exportado de USD 232,4 millones, fue la provincia con mayores ventas al exterior de la región. El NEA experimentó un aumento en sus exportaciones durante el período analizado del 31,2%, representando un 5,9% del total exportado por
el país.
El complejo foresto-industrial, con una exportación de USD 241,2 millones, fue el más representativo de la región (un 47,3% del total comercializado).

Exportaciones por ingresos y por volumen

Foresto-industrial: En dólares, se registraron operaciones por un total de USD 450,7 millones, marcando un aumento del 37% con respecto al período comparado.
En términos de volumen, con un total de 1.434.452 toneladas exportadas, se registra un aumento del 169,5%, siendo así el complejo con mayor volumen exportado y el tercero con mayor crecimiento en este aspecto.
En cuanto a la relación precio/tonelada, se observa una disminución del 49,2%, la mayor caída de todos los complejos analizados, estableciendo un precio promedio de USD 314.

Tealero: En dólares, se registraron operaciones por un total de USD 75 millones, lo que representa un aumento del 44,7% en comparación al período comprendido entre los meses de octubre 2022 – septiembre 2023.
En volumen, con un aumento del 30%, se exportaron 60.357 toneladas.
En cuanto a la relación precio/tonelada, se observa un aumento del 11,3%, estableciendo un precio promedio de USD 1.243.

Yerbatero: En dólares, se registraron operaciones por un total de USD 106,9 millones, lo que representa un aumento del 21,9% con respecto al período comparado.
En volumen, se alcanzaron las 43.707 toneladas exportadas, marcando un aumento del 18,1%.
En cuanto a la relación precio/tonelada, el complejo presentó una suba del 3,2%, estableciendo un precio promedio de USD 2.446.

Tabacalero: En dólares, se registraron operaciones por un total de USD 347,4 millones, lo que representa un aumento en este aspecto del 13,4%.
En volumen, se alcanzaron las 65.966 toneladas exportadas, marcando una caída del 11,3%.
En la relación entre ambos se observa un aumento del 27,8%, estableciendo un precio promedio por tonelada de USD 5.266, obteniendo así el tercer mayor precio por tonelada de los complejos analizados.

Para acceder al informe técnico completo, haga clic aquí.

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Tres mujeres misioneras ganadoras de los permios Lía Encalada

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La ciudad de Santa Fe fue el escenario del 1° Foro Internacional de Género y Ruralidad, un espacio donde mujeres rurales de todo el país se reunieron para debatir sobre sus roles y los desafíos en el ámbito rural. En este prestigioso encuentro, Misiones tuvo una destacada participación, con más de 30 mujeres rurales postuladas a los premios Lía Encalada, reconocimiento pone en valor el rol de las mujeres en el desarrollo rural.

Dentro del marco del Foro, 3 mujeres misioneras fueron ganadoras en distintas categorías, subrayando la relevancia de la provincia en la agenda rural nacional. Claudia Fernández, de la localidad de Andresito, fue premiada en la categoría de Salud; Adriana Yáñez, productora de Leandro N. Alem, recibió el reconocimiento en el rubro de Valor Agregado; y Cristina Da Silva, de El Soberbio, fue distinguida en la categoría de Cooperativismo.

Este evento, organizado por la Asociación Civil Mujeres de la Ruralidad Argentina, tiene como objetivo visibilizar el trabajo de las mujeres rurales y su contribución al desarrollo de políticas que promuevan la equidad de género en el ámbito rural. Las 17 categorías de los premios abarcaron sectores clave como la agricultura, la educación rural, la comunicación, el valor agregado, el cooperativismo y las economías regionales, mostrando la diversidad y la importancia del trabajo femenino en estas áreas.

Sobre la importancia de este encuentro, Adriana Yáñez, premiada por su aporte en la generación de valor agregado, expresó que “este reconocimiento no es solo para mí, sino para todas las mujeres que día a día trabajamos en el campo, buscando mejorar nuestras producciones. Es un honor representar a Misiones en este escenario nacional”.

Por su parte, Adriane Iappe quien recibió el premio en nombre de Cristina Da Silva, destacó que “el cooperativismo es una herramienta fundamental para el desarrollo de nuestras comunidades rurales. Este premio es un reconocimiento al esfuerzo colectivo y al compromiso de muchas mujeres que creen en el trabajo en equipo como motor de cambio”.

La participación de las mujeres misioneras en los premios Lía Encalada demuestra su capacidad para liderar en diferentes áreas y contribuye a fortalecer el rol de la mujer en la ruralidad a nivel nacional. Este tipo de encuentros no solo permiten poner en valor el trabajo diario de las mujeres rurales, sino que también facilitan el intercambio de experiencias y la creación de redes de apoyo para continuar avanzando en la equidad de género dentro de este ámbito. El hecho de que Misiones esté representada en diversas categorías subraya la relevancia de la provincia en el contexto de la ruralidad y el compromiso de sus mujeres con el desarrollo sostenible y equitativo.

Del encuentro participaron autoridades nacionales y provinciales. Por Misiones, estuvo presente el ministro del Agro y la Producción, Facundo López Sartori; la subsecretaria de Desarrollo Vegetal, Luciana Imbrogno; la directora de Comunicación y coordinadora del gabinete de género, Josefina Pividori y la directora de Economía Agraria, Arabela Soler.

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Conservar el maíz nativo versus los transgénicos y las patentes: aporte de México en la COP16

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Escribe Patricia Ramírez / Inter Press Service – Una de las metas de México en la 16 Conferencia de las Partes (COP16) sobre Biodiversidad, que acoge la ciudad colombiana de Cali, se relaciona con mantener la trazabilidad de los organismos genéticamente modificados. Un debate que involucra desde el maíz nativo hasta la protección de los recursos genéticos de los países desarrollados.

Lejos de esta ciudad colombiana, un surco de apenas cinco centímetros parte la tierra y abre un camino. Un grupo de semillas se depositan a una distancia proporcional y el campesino las cubre de nuevo con la tierra. Entre los dos y tres meses siguientes crecerá la milpa, después saldrá la mazorca. El maíz será blanco, amarillo, rosa, rojo, morado, azul o negro; todo depende de la semilla escogida por el agricultor, así como del clima, la región y la técnica. 

Cultivar maíz en México es una actividad primaria de la que dependen miles de personas.

El gobierno federal estima que un mexicano consume un promedio de 196,4 kilos por persona al año, principalmente blanco y en tortilla. Más allá de la gastronomía, la economía y la seguridad alimentaria, también es cultura e historia. Si en el país existen más de 60 variedades de maíces nativos es porque la selección de semillas proviene de un conocimiento de la agricultura de los pueblos originarios que se ha heredado por generaciones. 

El problema es que las alteraciones climáticas, los monocultivos de la industria y la modificación genética mediante la introducción del maíz transgénico son factores que ponen en riesgo esta diversidad. 

¿Qué ha hecho México?

Para acudir a la COP16, que se desarrolla en Cali desde el lunes 21 y hasta el 1 de noviembre,  la delegación mexicana elaboró un plan de 48 metas con miras a 2030 para lograr la conservación. Una de ellas se enfoca en la trazabilidad de los organismos genéticamente modificados, centrada únicamente en identificar dónde está el maíz transgénico. 

El objetivo principal es rastrear todo su recorrido por la cadena de suministro para mantenerlo fuera de los sistemas agrícolas y el consumo entre la población. Un punto que se relaciona con una de las conversaciones más relevantes para los Estados parte en esta COP16 de Biodiversidad: los recursos genéticos.

Agricultor en las milpas. Imagen: Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural

Un tema de la COP16

Para entender lo que ocurre en la COP16 es necesario echar un vistazo dos años atrás a la COP15, en Canadá, cuando surgió el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica con cuatro objetivos para 2050 y 23 metas para 2030 enfocados en conservar la biodiversidad del mundo.

Para llegar a la COP16 los países se comprometieron a elaborar sus metas basadas en el Marco Mundial para que cada país tuviera un plan de acción completo. Sin embargo, de las 196 naciones, solo 35 presentaron dichos planes, lo que representa apenas 17 % del total. México forma parte de este exiguo porcentaje.

“Creo que habrá una llamada de atención al relativamente poco cumplimiento de los países con el compromiso de subir las metas”, explicó unos días antes de la COP16 en una entrevista Andrea Cruz Angón, directora de Cooperación en Biodiversidad, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Para México se trató de una labor de casi dos mil horas con más de 200 servidores y servidoras públicas. Una de ellas es Adelita San Vicente Tello, directora general de recursos naturales y biodiversidad, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Sermanat).

San Vicente Tello no solo ha sido parte de este proceso, también tiene experiencia en la investigación sobre el maíz nativo y participó en los decretos que prohibieron el maíz transgénico en el recién concluido sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-octubre 2024). Uno en diciembre de 2020 y otro en febrero de 2023.

Estos dos decretos presidenciales prohíben el uso de la semilla de transgénicos para las siembras agrícolas. “Esta prohibición evita que el maíz transgénico contamine a los maíces nativos de México y ponga en riesgo su biodiversidad”, señaló el gobierno en un comunicado oficial.

“Desde el primer decreto vimos que la trazabilidad es un tema complejo porque los cargamentos de maíz que llegan a México se dispersan y no sabemos realmente a dónde está llegando el maíz genéticamente modificado. Se importa y tiene su permiso de autorización por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, pero no sabemos su seguimiento”, explicó San Vicente Tello en una entrevista.

Con los decretos de prohibición, se estableció un etiquetado de esa Comisión que indica que el maíz transgénico importado no debe destinarse para consumo humano. Entre los problemas estudiados con los transgénicos está la contaminación genética de la biodiversidad. Un discurso que ha sido negado por Estados Unidos, país del que México importa maíz transgénico, y algunos especialistas.

La nueva presidenta del país, Claudia Sheibaum, también ha seguido la política del sexenio anterior. Desde el inicio de su mandato incluyó en el número 62 de sus 100 compromisos que la soberanía alimentaria sería un eje de la política para el campo.

“Garantizaremos la autosuficiencia del maíz blanco libre de transgénicos, desde la producción hasta el consumo”, señaló en la toma de posesión el 1 de octubre.

Distribución del maíz nativo mexicano. Infografía: Leticia Luna Tlatelpa / Conabio

La postura de México 

En los primeros días de la COP16, la delegación mexicana estuvo presente en conversaciones relacionadas con el financiamiento climático, la conservación de los bosques y los mecanismos de participación de los pueblos indígenas, de acuerdo con información compartida por Sermanat y Conabio mediante sus redes sociales. 

Para esta publicación se pidió más información a ambas dependencias respecto a las metas de trazabilidad. Al cierre de edición, no hubo respuesta.

Sin embargo, la directora San Vicente Tello, de Sermanat, apuntó que uno de los grandes debates de la COP16 de Biodiversidad se relaciona con los sistemas de secuencia digitales (DSI, en inglés) de los recursos genéticos, que son conjunto de datos que almacenan y transmiten información del ADN de la diversidad biológica sin que sea necesario el acceso físico. 

Para la funcionaria, este es “el oro verde de las tecnologías en ascenso”.

“Lo que está debate en la COP es si esas secuencias van a tener un mecanismo de Acceso a Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa de los Beneficios (ABS) porque esos bancos genéticos son libres, están abiertos a países desarrollados que acceden a la secuencia digital y, no es que de ahí puedan generar vida, pero sí se obtiene información muy valiosa con la posibilidad de patentar esa información”, indicó San Vicente Tello.

La investigadora trabajó en la meta 13 relacionada con el acceso a recursos genéticos de la biodiversidad, que tiene sus antecedentes en el Protocolo de Nagoya, mismo que busca impulsar la soberanía de los países sobre sus recursos genéticos para propiciar la conservación y no los intereses particulares de terceros.

“México ha donado al mundo muchos recursos genéticos, es la base de muchas tecnologías y queremos que se reconozca… Hay una postura muy clara en términos de que como país megadiverso se requiere trazabilidad, saber de dónde se sacó esa secuencia y, en la medida de lo posible, establecer condiciones ABS de participación justa y equitativa”, agregó San Vicente. 

Diversidad de maíces nativos. Imagen: Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural

Las voces de las comunidades campesinas 

Mientras la COP16 de Biodiversidad ocurre, al occidente de México, en Jalisco, uno de los principales estados productores, más de 100 familias rurales que integran la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias (Rasa) se preparan para el intercambio libre de semillas de maíz que organizan cada noviembre desde hace 20 años.

Uno de sus principales impulsores es Jaime Morales, pequeño agricultor ecológico e investigador de la red.

“Nosotros desde el principio apostamos por el intercambio libre de semillas. Tenemos un centro de formación en Ixtlahuacán de los Membrillos con un fondo de semillas locales que lo hemos ido mejorando. Conservamos semillas locales de maíz”, explicó Morales.

Para estas comunidades de campesinos el conservar la diversidad del maíz no es nuevo. Han estado listos desde antes de los decretos y las negociaciones entre países. Y consideran que hablar de conservación en la agricultura tiene otras preguntas sobre la regulación de las industrias agrícolas y sus impactos ambientales. Un tema que aún está pendiente en los diálogos internacionales.

“Lo que me parece mucho más grave es el avance de los grandes cultivos agroindustriales como el aguacate, el agave o los invernaderos de frutos rojos porque están acabando con la agricultura del maíz. No importa si el maíz es híbrido o nativo, (las grandes industrias) están acabando con todo tipo de agricultura porque llegan, ocupan, rentan las tierras por 20 años…”, señaló Morales.

Sin embargo, para Morales, la defensa del maíz nativo no será posible si recae sólo en los agricultores. Para lograrlo es necesaria la participación de los consumidores. “La contaminación de la agrobiodiversidad del maíz en México también es un asunto de los consumidores y lo tienen que pelear ellos”, apunta el agricultor investigador de RASA.

En un país donde el consumo promedio de maíz es de 196,4 kilos per cápita al año, la conversación deberá trascender la COP16 de Biodiversidad.

Este artículo se elaboró con apoyo de  Climate Tracker América Latina y la colaboración de FES Transformación.

Patricia Ramírez
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